We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Elecciones autonómicas
Castilla y León se prepara para una lucha de bloques voto a voto y con fuerte impacto nacional
“Hay muchos escaños al límite, en barrera”, dice uno de los jefes de campaña de uno de los partidos que se juegan todo en la recta final de las elecciones de Castilla y León. Lo que este dirigente comenta a El Salto se viene palpando en las encuestas y en los giros de estrategia estos días en algunas formaciones. Es que unos comicios en los que la derecha parecía tenerlo todo atado se han transformado en una batalla cuerpo a cuerpo con resultados impredecibles y que provocarán consecuencias nada menores en el mapa político nacional.
Casi dos millones y medio de habitantes repartidos en nueve provincias en la comunidad autónoma más grande y demográficamente menos densa del Estado. Siempre eclipsada mediática y políticamente por la metrópoli madrileña, Castilla y León tiene este fin de semana su momento de protagonismo con las autonómicas anticipadas para elegir un ejecutivo de la Junta debido al quiebre de la coalición de gobierno PP-Ciudadanos.
Génova promovió estas elecciones anticipadas y se ocupó de filtrar en su momento que iban a ser usadas como un disparador de buenas noticias para la derecha española
A diferencia de lo ocurrido en Madrid, el gobierno regional que emerja durará cuatro años, es decir, se desmarca de las autonómicas de mayo del año que viene, sumándose al club de Euskadi, Catalunya, Andalucía, Galicia y la Comunitat Valenciana. Quien gobierne necesita obtener la confianza de 41 de los 81 escaños del Parlamento ubicado en Valladolid. ¿Pero cómo se llega a este 13-F?
Un búmeran o un callejón
No son tiempos fáciles para el líder de la oposición de España. De los exabruptos o fake news sobre las macrogranjas, el vino y la remolacha (que han nutrido de memes y sarcasmo las redes sociales de las últimas semanas) a las encuestas que fueron empeorando las perspectivas de su candidato a la reelección, Alfonso Fernández Mañueco, son todos goles en contra para Pablo Casado.
Génova promovió estas elecciones anticipadas y se ocupó de filtrar en su momento que iban a ser usadas como un disparador de buenas noticias para la derecha española y borrar del disco rígido de su electorado el “efecto Ayuso”. Pero lo que parecía un paseo se ha convertido en una pesada cuesta arriba.
La organización Hazte Oír hizo pública esta semana su queja porque el candidato de Abascal en Castilla y León se negó a responder preguntas sobre valores y políticas previstas
El escenario se ha complicado por varios motivos. El derrumbe de sus aliados naturales, Ciudadanos, es de tal magnitud (perderá como mínimo dos tercios de sus escaños), que para gobernar el PP estará obligado a pactar con la extrema derecha, que según todas las encuestas pasará de dos escaños a cerca de 10 (oscila entre 8 y 13 según cuál sondeo). Para peor, Mañueco obtuvo 29 procuradores en 2019 y ahora oscilaría entre los 25 y 30, por lo que el adelanto electoral no habría sido tan buen negocio.
La decisión de Génova se convertiría así en un búmeran que provoca un innecesario dolor de cabeza político al Partido Popular en momentos en que viene del papelón ocurrido en el pleno de la reforma laboral y su voto por error. En las encuestas para las generales tampoco registran motivos para mucha alegría y siempre se ven obligados a pactar con Vox.
Y es justo Vox, en este contexto complejo, que le regala sobre el fin de campaña otro problema a Casado. Según anticipó El País, Santiago Abascal tiene decidido cambiar de estrategia y por primera vez exigirle al PP entrar al gobierno y conformar una coalición en la Junta, en caso que el voto positivo sea necesario.
En Vox confirmaron el histórico giro: “Sí, si los resultados acompañan, está en consideración entrar en la Junta”. Sería la primera vez desde que la derecha radical obtuvo representación parlamentaria que pedirían formar parte de una coalición en un Ejecutivo. Hasta ahora no lo pidieron ni en la Junta de Andalucía (primer pacto de investidura) ni en la Comunidad de Madrid ni en Murcia ni en ninguna de las capitales.
Esto pondría a Casado en un callejón de difícil escapatoria: cogobernar con la ultraderecha, con todo lo que ello implica para sus socios en Bruselas y su impacto negativo para el votante de centro en las generales, o perder la Junta, que el PP gobierna hace casi tres décadas. Una gran coalición con el PSOE en su cabeza no es una opción, a pesar que es lo que algunas voces potentes del conservadurismo español sugieren activamente, como Cayetana Álvarez de Toledo.
Con el problema Rusia al acecho en la geopolítica europea y la necesidad de sosiego en la pospandemia, los partidos hermanados al PP en Bruselas no verían con buenos ojos ese pacto. Casado, de hecho, se ha cuidado de aclarar siempre que son solamente acuerdos de investidura sin cogobierno. Cuatro años de acecho constante de Vox para correr las líneas rojas del consenso conservador en la Junta podrían ser una pesadilla, mirando como ejemplo sus exigencias en el Ayuntamiento de Madrid.
Vox también, para peor, recibe presiones desde colectivos ultraconservadores. La organización Hazte Oír hizo pública esta semana su queja porque el candidato de Abascal en Castilla y León se negó a responder preguntas sobre valores y políticas previstas y hasta los acusó de ser “una derechita cobarde”. No es momento de tibiezas y los extremos pujan por la radicalización. Nada fácil a la hora de pactar.
Fuentes de España Vaciada respondieron a El Salto que son optimistas para alcanzar el grupo parlamentario con cinco procuradores
A la vista de las encuestas, el PP de Mañueco elevó la presencia en campaña de Isabel Díaz Ayuso, que volvió a demostrar por qué es hoy la figura más aglutinante de la derecha española. En la misma semana que se desmarcó en la Asamblea de Madrid con declaraciones que bordeaban la xenofobia de Rocío Monasterio sobre las bandas latinas (y que llevó a que la aplaudieran los grupos de las izquierdas), también disparó munición gruesa contra Sánchez apelando a barbaridades como decir que por culpa del PSOE “en unos años ETA gobernará el País Vasco”.
Además, sin timidez ni corrección política pareció querer allanar el camino a Mañueco y señaló: “Prefiero pactar con el partido de Ortega Lara que con aquellos que pactaron con los que le secuestraron”. Otra joya de la semana que pasó fue: “Mi abuelo nunca me habló de la guerra civil, me quería libre de odio”. No escatimó en frases con tal de intentar ponerle un techo a Vox y captarle algún escaño de último momento.
En la margen izquierda, las noticias fueron alentadoras en los últimos días, no tanto por los resultados que se pronostican sino porque parece que serán mejor de lo que se preveía cuando se convocaron las elecciones. El PSOE, ganador en 2019, pasaría de 35 escaños a oscilar entre los 26 y 30. Unidas Podemos crecería de dos a entre tres y cuatro. Los socialistas gobiernan cinco de las nueve capitales (incluida la ciudad mas grande, Valladolid) y confían en el voto útil a su candidato Luis Tudanca por temor a un gobierno con Vox.
Elecciones autonómicas
El PP y Vox no alcanzan la mayoría en el CIS previo a las elecciones de Castilla y León
Con su filtración en la recta final, la ultraderecha parece haber querido más asfixiar a Casado aunque eso sea ayudar al PSOE antes que sumar una mayoría. No puede olvidarse que un triunfo inesperado de la izquierda en un bastión conservador sería un duro golpe a la cúpula del PP, dos elementos muy funcionales a la estrategia de sorpasso al partido alfa de la derecha.
La España Vaciada y los regionalistas
Castilla y León no escapa a la tendencia general de fragmentación y atomización política. Desde el bipartidismo clásico con participación minoritaria de IU en los últimos años se han añadido, además de Podemos, Cs y Vox, las formaciones regionales Unión del Pueblo Leonés (soberanistas moderados parecidos a la ex CiU), Por Avila (escisión del PP local) y la última incorporación: la España Vaciada, que como se explicó en El Salto en diciembre pasado, participará en cinco de las nueve provincias pero su filial más exitosa, Soria Ya, acudirá con esa marca electoral. Fuentes de ese partido lo justificaron en que el colectivo soriano lleva 21 años de anclaje territorial.
Soria Ya arrasará en esa provincia (la menos densamente poblada de la UE junto con Laponia) y está previsto que obtenga el primer lugar con alrededor del 43 por ciento de los votos, un éxito que recuerda al de Teruel Existe en 2019. Fuentes de España Vaciada respondieron a El Salto que son optimistas para alcanzar el grupo parlamentario con cinco procuradores: a los dos sorianos creen que pueden sumar uno o dos por Burgos, uno por Salamanca y otro en Valladolid y Palencia. “El último escaño de Valladolid se consigue con 17.000 votos y allí viven muchos castellanoleoneses de otras provincias que empatizan con la causa de la despoblación”, afirmaron.
Hay mucho en juego por el impacto nacional que podría tener el arrebatarle al PP un bastión. Y también, convertir de facto a España Vaciada en el jugador del desempate
Además, responden no tener “relación estrecha y sólo diálogo” con los otros partidos regionalistas. De hecho, León Ruge, formación de esa provincia, no tiene muchas expectativas porque el voto regionalista se lo lleva UPL, quien mejoraría su performance subiendo de uno a dos escaños, pero seguro mantendrá uno. Pende de un hilo la suerte del único escaño de Por Avila, con malas perspectivas.
En el mejor de los escenarios para ellos, España Vaciada y UPL podrían sumar siete escaños y es probable que el líder regional de Cs y exvicepresidente de la Junta, Francisco Igea, pueda retener su asiento en el Parlamento. La suma nada despreciable de ocho (el diez por ciento del hemiciclo) es la que le da oxígeno a la izquierda y sería el factor de desempate entre los bloques. Es improbable (aunque nunca imposible, claro) que España Vaciada y los leoneses le dieran su apoyo a una coalición que contenga a Vox, que desprecia los regionalismos y busca competir con el voto de la ruralidad.
La movilización del electorado será clave para el PSOE y Unidas Podemos, que en los últimos días han puesto en escena a Sánchez y Yolanda Díaz, ambos figuras centrales de los cierres de campaña. Lo que necesita la izquierda es que PP y Vox sumen solo 40 escaños. A falta de uno, para Mañueco y sus socios comenzará un frenético proceso de negociaciones.
Hay mucho en juego por el impacto nacional que podría tener el arrebatarle al PP un bastión. Y también, convertir de facto a España Vaciada en el jugador del desempate. Es decir, un nuevo actor en ese rol que hasta ahora, en el Congreso, sólo ostenta el soberanismo con sus casi cuarenta diputados (ERC, PNV, Bildu, JxCat, BNG y Compromís). Caso contrario, será el laboratorio de ver un PP luchando por no caer en las garras de la ultraderecha con todas las consecuencias que eso puede tener en el electorado más moderado. Este domingo no habrá lugar para el aburrimiento.