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Series
La madre del cable
La madre como concepto primario de la estabilidad del hogar, en el espejo televisivo de Netflix.
La madre como concepto primario de la estabilidad del hogar, de la unión de todos sus miembros, de la felicidad final de una mujer, sigue estando presente en el ideario común de la sociedad, y como tal las series de televisión hacen de espejo de la misma.
Si hay que elegir una serie para analizar cómo se ha tratado la misma, una buena elección sería Las chicas del cable. ¿Por qué? Pues ya que la han definido como una serie feminista y de respuesta social, nada mejor que la serie española para intentar ver cómo se aborda este tema. Para ello tenemos dos modelos muy visibles, pero a la vez contrapuestos.
Por un lado Lidia y por el otro doña Carmen
Para analizar la figura de Lidia en la serie debemos partir de que ella es el hilo conductor, la desencadenante de las tragedias y la heroína en algunos aspectos. En la primera temporada encarna la redención del personaje malvado, egoísta, que solo piensa en la venganza y en su propia supervivencia, que debe aprender las lecciones de la vida, que se redime a través del amor, ya sea a sus amigas como a un hombre.
No hace de su lucha y su individualidad un signo de lucha de la mujer, sino que al revés, su independencia la abandona por el amor, y al final es castigada teniendo que traicionar a su gran amor (la mujer causa la caída en desgracia del hombre que confía en ella, y rompe el hogares, conjunto de tópicos de la mujer caída en desgracia).
Esa traición hacia el hombre que la ama, y que todo lo abandona por ella, esa imagen de mujer de hielo, de 'femme fatale', será rota en la segunda temporada, cuando se prosigue el camino a la salvación de la mujer fatal, ese prototipo tan repetido en la ficción televisiva y cinematográfica. ¿Y cuál es la salvación para una mujer, para expiar todos sus pecados? La respuesta es que no hay mejor camino hacia la salvación de una mujer que la maternidad.
La maternidad de Lidia hace que el personaje se desprenda de todos los males y todos los malos atributos con los que comienza, y ahora se convierte en el personaje que todo lo puede y quiere hacer por su hijo, la maternidad como la superlatividad de ellas. Dispuesta a abandonarlo todo, a jugársela, a enfrentarse al mundo por su hijo, pero esta vez tendrá el apoyo social.
La serie, lejos de mostrar a la madre luchadora, trabajadora que quiere mantener a su hijo y puede triunfar laboralmente, y que fiel reflejo de la sociedad de aquellos años, debe pelear por sus derechos como mujer y trabajadora; presenta la idea de que una vez concebido, y dando igual las circunstancias que rodeen a ese embarazo, es algo casi sacrosanto, y a pesar de todo lo sucedido, él es padre y tiene derechos sobre el niño, y ella dispuesta a perdonar cualquier traición.
Pero los productores de la serie, queriendo mostrar ese final de cuento de hadas, deciden seguir rizando el rizo de madre abnegada, y en la tercera temporada lo dará todo y más para luchar por recuperar a su hija. No se pone en duda que cualquier medio que se utilice para su fin sea válido, la venganza, que en la primera temporada se ponía en tela de juicio, ahora es bendecida. Por tanto, de ese papel, va evolucionando hacia la perfecta mujer de clase alta de la época, la madre que vive por y para sus hijos.
En tanto en el otro lado tenemos a doña Carmen, que encarna en este el papel de la madre castrante, que no deja respirar a sus hijos, y que, incapaz de creer que sus hijos avanzan en su vida sin tener que pedir su bendición, continúa moviendo los hilos, creando una vida que cree que es la mejor para ellos. No acepta a las dos parejas de sus hijos, porque siente que se los roban, es incapaz de dejarles tomar una decisión y se entromete en cada acción que realizan, hasta en sus proyectos empresariales como se puede ver a lo largo de la serie.
Por ello, llega a ser la idea contraria a la “maternidad” como bondad y comprensión, y por tanto, el personaje que al pervertir la idea de la el ser el malo de la película, o en este caso, la serie. Así, Las chicas del cable nos traen a la palestra esta idea, que mientras hacen un retrato de la lucha feminista y de la mujer maltratada, a la vez cristalizan algunos tópicos.