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Educación pública
J. Rogero y D. Turienzo: “La educación pública es hoy uno de los últimos bastiones de la democracia”
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La educación no es solo un espacio de transmisión de conocimientos, sino un motor de transformación social, un derecho fundamental que permite a las personas desarrollar el pensamiento crítico, participar activamente en la sociedad y construir colectivamente un futuro más justo. Para que este proceso sea accesible a todas las personas, la educación pública es irreemplazable: garantiza la equidad, el acceso universal y la diversidad como base del aprendizaje.
Sin embargo, en los últimos años, ha sido objeto de una campaña de desprestigio que distorsiona su realidad y pone en duda su valor. Con el objetivo de desmontar los mitos más extendidos, los investigadores Jesús Rogero y Daniel Turienzo han escrito Educafakes, un libro que analiza con rigor cómo ciertas narrativas buscan socavar la confianza en el sistema educativo público y promover modelos privados y concertados como la alternativa que garantiza el éxito educativo.
En este cuestionario, que coincide con la presentación del libro en el espacio La Enredadera, en Mérida, los autores profundizan en los principales bulos que circulan sobre la educación pública, explican las razones que hay detrás de su difusión y proponen soluciones para fortalecer un sistema educativo que garantice igualdad de oportunidades para todos.
Educación
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Raúl Gijón: En el discurso mediático y político, a menudo se repiten clichés sobre la baja calidad de la educación pública. ¿Cuáles son los mitos más comunes sobre la educación pública que se analizan en Educafakes? ¿Podéis explicarnos datos concretos que desmienten estas creencias?
Jesús Rogero y Daniel Turienzo: Tal vez los tres mitos que más daño hacen a las escuela pública son los que tienen que ver con 1) el nivel educativo 2) la comparación entre redes y 3) la idea de exigencia. Existen muchas personas que pregonan la idea de que el nivel educativo ha caído sobremanera y que nos encaminamos hacia la debacle. Este análisis no es compatible con la mayoría de indicadores que muestran que hoy en día estudian más niños y niñas, lo hacen durante más años y como consecuencia las competencias de la sociedad en su conjunto son mayores. Por ejemplo, el abandono educativo temprano ha pasado del 31% al 13%, y las competencias en pruebas como PISA se han mantenido estables, aún habiendo incorporado mucho alumnado que antes no salía en la foto. Este mito, además de dificultar un análisis más ajustado y pormenorizado, transmite inseguridad a las familias que tratan de buscar fuera de la escuela pública y a través de vías individualistas garantizar que sus hijas e hijos adquieran una sólida formación.
La mayoría de indicadores muestran que hoy en día estudian más niños y niñas, lo hacen durante más años y como consecuencia las competencias de la sociedad en su conjunto son mayores
En segundo lugar, hay varios mitos asumidos por una parte de la población que considera la escuela concertada más eficaz o de más calidad por generar mejores resultados. Sin embargo, pruebas como TIMSS nos dicen que estas diferencias desaparecen una vez se descuenta el efecto del nivel socioeconómico. Pensemos en este sentido que, por ejemplo, la escuela pública acoge al 77,3 % del alumnado extranjero, a pesar de que escolariza al 67 % del total del alumnado, mientras que la concertada acoge al 15,4 % de los extranjeros, mientras escolariza al 24,8 % del total del alumnado. Por último, hay quien afirma que los centros privados exigen más a su alumnado. Después de analizar diferentes hipótesis en las que se podría traducir la idea de exigencia, tales como la cantidad de deberes, la diferencia en las notas del Bachillerato y la prueba de acceso a la universidad, o la probabilidad de superar curso con las mismas competencias, no encontramos ninguna evidencia en este sentido. Más bien al contrario: los datos apuntan a que la educación pública es más exigente.
RG: El libro menciona que muchas críticas a la educación pública responden a intereses políticos o económicos. Queremos profundizar en este punto. ¿Qué intenciones ocultas creen que están detrás de las campañas de desprestigio hacia la educación pública?
JR y DT: Está claro que existen diferentes motivaciones, aunque la verdad es que no nos hemos parado a considerarlas y clasificarlas. Una motivación evidente es la de aquellas personas o grupos que obtienen un beneficio directo por el deterioro de la imagen de la escuela pública. En este caso creemos que existen lobbies con intereses económicos y políticos en la educación que trabajan por definir un imaginario concreto. En segundo término existen docentes que, aunque con buenas intenciones, tratan de denunciar las carencias o necesidades de la escuela y la educación española, y a la postre terminan ofreciendo una imágen pobre y poco ajustada de la escuela pública. Y finalmente, aunque seguro que existen más grupos y motivaciones, es posible que haya personas que bien porque han tomado ciertas decisiones con sus hijos e hijas o porque quieren “justificar” sus propias biografías, terminan cuestionando la educación pública para defender la escuela privada o privada concertada.
RG: Uno de los datos que más puede sorprender es el de la buena salud de los resultados académicos que ofrece la escuela pública. Aunque los estudios muestran que la educación pública ofrece resultados equiparables o mejores, la percepción social parece estar sesgada. ¿Por qué creen que persiste la percepción de que la educación privada o concertada es mejor que la pública, incluso cuando los datos indican lo contrario?
JR y DT: Tiene que ver con el hecho de que la escuela privada de facto selecciona a su alumnado. Al ser un alumnado menos vulnerable se observan en términos absolutos unos resultados mejores, no porque los procesos educativos o formativos lo sean, sino por la relación que existe entre los resultados académicos y el nivel socioeconómico y cultural de las familias.
RG: Uno de los grandes debates que se ha planteado históricamente en los grupos en los que he participado y que tenían como objetivo defender la escuela pública es si, para defenderla, lo primero que hay que hacer es desmantelar la concertada o, más bien, fortalecer la escuela pública. ¿Qué posición tenéis vosotros respecto a esta dualidad: por dónde empezamos?
JR y DT: Ambas posturas no son excluyentes. De hecho, es necesario reforzar la escuela pública al tiempo que se equilibran las consecuencias de la caída demográfica. En este sentido, hasta ahora ante la reducción del alumnado se ha optado por el cierre de unidades y centros públicos, tal y como se ha visto por ejemplo en Andalucía y Madrid. Una propuesta viable pasaría por invertir esta tendencia y concentrar la caída demográfica en los centros concertados, garantizando un sistema público con una menor dependencia de instituciones privadas. Por otra parte, es necesario reforzar el control sobre los centros concertados de tal forma que los que tienen una menor vocación de servicio público se clausuren o pasen a la red privada. Al mismo tiempo es necesario reforzar la escuela pública garantizando plazas suficientes en niveles como la FP o la Educación Infantil 0-3, mejorar los sistemas de atención a la diversidad, implementar políticas contra la segregación escolar, reforzar las transiciones, dotar de estabilidad al profesorado, reforzar las plantillas docentes etc.
El aumento que ha experimentado la red concertada no correlaciona ni con la evolución general del gasto educativo ni con la inversión en la red pública. Este efecto se produce principalmente por las decisiones políticas de algunas comunidades autónomas
RG: La equidad es uno de los valores fundamentales de la educación pública, pero queremos que desarrolléis este argumento con ejemplos concretos. ¿Qué ventajas ofrece la educación pública frente a la concertada en términos de equidad y calidad educativa? Existe un factor clave en esta conversación que es la composición de los centros. La escuela pública acoge a un alumnado más diverso en términos de nivel socioeconómico, origen nacional, étnico, ruralidad o diversidad funcional. Una escuela que segrega y que plantea barreras para el acceso (y progreso) del alumnado no puede ser de calidad. Además, cuando hablamos de calidad de la educación no podemos perder de vista para qué sirve el sistema educativo, cuáles son las tareas que tiene encomendadas, y preguntarnos qué red puede servir mejor a esos fines como la convivencia, la cohesión social etc.
JR y DT: Aunque debe seguir mejorando, la educación pública es la propia de un sistema plenamente democrático: garantiza el derecho a la educación en todo el territorio, incorpora y respeta la diversidad de todo tipo, incluyendo la religiosa, no responde a intereses privados, tiene mayor control público y fomenta la participación de la comunidad educativa. La existencia y, sobre todo, el gran peso de la educación concertada en nuestro país refleja que la educación española no ha completado la transición a la democracia.
RG: La coexistencia de redes plantea debates sobre la distribución de recursos y su impacto en la equidad educativa. El artículo 109.4 de la LOMLOE establece que las Administraciones educativas deberán tener en cuenta las consignaciones presupuestarias existentes y el principio de economía y eficiencia en el uso de los recursos públicos. ¿Qué papel juega la financiación pública en el éxito o fracaso de la doble red (pública y concertada)?
JR y DT: Si observamos la inversión educativa en las últimas décadas vemos que el aumento que ha experimentado la red concertada no correlaciona ni con la evolución general del gasto educativo ni con la inversión en la red pública. Este efecto se produce principalmente por las decisiones políticas de algunas comunidades autónomas de apostar por la escuela concertada. Al mismo tiempo que aumentaba la financiación a la concertada se sucedían los informes que alertaban tanto del cobro ilegal de cuotas como del aumento de segregación entre redes.
RG: El modelo de doble red ha sido señalado como el principal factor de segregación social en el sistema educativo español. En vuestra opinión, ¿cómo afecta el modelo de la doble red a la cohesión social y a la igualdad de oportunidades?
JR y DT: El otro día un informe internacional señalaba que “La provisión pública ofrece un mayor control, flexibilidad y eficacia para ofrecer educación universal de calidad y garantizar el derecho a la educación para todos”. La escuela es uno de los lugares privilegiados para que los que son diferentes convivan. Es una función esencial de la educación pública en una democracia.
RG: Ahora, imaginad que asumís responsabilidades en el Ministerio de Educación. Queremos saber qué acciones concretas se considerarían prioritarias para fortalecer la educación pública en España. ¿Cuáles serían las tres medidas más urgentes que debería adoptar el Ministerio de Educación para mejorar la educación pública?
JR y DT: Habría que analizar las medidas concretas más efectivas en un contexto como el español, en el que las competencias están transferidas y el margen de maniobra del Ministerio es el que es. En cualquier caso, deberían ir dirigidas, primero, a proveer recursos suficientes para garantizar el derecho a la educación de todo el alumnado; y aquí habría que hablar de reducir las ratios máximas en general y en determinados contextos, de garantizar horas de coordinación y formación permanente al profesorado, entre otras cuestiones. En segundo lugar, medidas como las mencionadas antes para aumentar el peso de la educación pública. Y en tercer lugar, actuaciones contundentes para combatir la segregación escolar, tanto entre redes como dentro de la red pública y concertada.
La educación pública es [...] un obstáculo para quienes empujan la ola antidemocrática que tanta fuerza ha cobrado en los últimos años. Y, además, es un negocio jugoso que esos mismos sectores no quieren dejar escapar
RG: En España, las competencias educativas están descentralizadas, lo que genera diferencias significativas entre comunidades. ¿Qué opináis sobre el peso que tienen las comunidades autónomas en la gestión educativa y cómo afecta esto a la equidad entre territorios?
JR y DT: La gestión descentralizada es lógica en un país como el nuestro y es necesaria para garantizar que el sistema educativo se adapte a las diferentes realidades de las comunidades autónomas en términos lingüísticos, culturales, históricos, etc. Sin embargo, sí creemos que debería existir unos mínimos comunes en todo el Estado. El problema surge cuando esos mínimos se marcan en las leyes orgánicas y hay gobiernos regionales que no los respetan.
RG: Teniendo en cuenta la situación política internacional, los cambios políticos y sociales pueden tener un impacto significativo en el rumbo de la educación pública. ¿Qué expectativas tienen sobre el futuro de la educación pública en los próximos 10-15 años, considerando la situación política actual?
JR y DT: Nos gustaría ser optimistas, pero la educación pública es hoy uno de los últimos bastiones de la democracia, la cultura y la libertad entendidas en sentido profundo. Es, por tanto, un obstáculo para quienes empujan la ola antidemocrática que tanta fuerza ha cobrado en los últimos años. Y además es un negocio jugoso que esos mismos sectores no quieren dejar escapar. Por ello, hay que defender la escuela pública con uñas y dientes.