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El final del verano es buen momento para refrescar temas de fondo y, quizás, amargarle un poquito la siesta —pero solo un poco— a la lectora desprevenida. ¿También ahora? ¿Por qué no? Mientras el interés humano y la geopolítica sigan acaparando las portadas, tendrá sentido recordar realidades invisibilizadas. Un conflicto cercano y acentuado desde finales de 2007 son las condiciones de vida de la tercera edad. Especialmente en nuestro envejecido territorio, donde el mix de la pirámide demográfica actual, los bajos índices de natalidad y la crisis económica están abocando a ese segmento poblacional a un escenario explosivo. Faltan diagnósticos claros de un sector en aumento al que el esquema neoliberal sitúa —sin querer pecar de cinismo, pero a mode d’emploi o de manual de instrucciones— entre dos modos socialmente funcionales.
Uno sería el modo on: los mayores activos. Personas que, tras una vida de cotización o trabajo doméstico, se han convertido, en mayor o menor grado, en el sostén de numerosas familias en crisis... y que con sus pensiones apoyan, alimentan y dan cobijo a hijos y nietas. La derivada veraniega aumenta las exigencias de la conciliación con el cuidado de los nietos, mientras las progenitoras se van de vacaciones. Todo ello intensifica el síndrome de la abuela esclava: una anciana agotada que atiende a su entorno antes que a ella misma.
En el otro extremo estaría el modo off: los mayores desactivados. Una vez que han agotado su segunda vida útil como cuidadores a destajo es posible que acaben arrumbados en alguna residencia (si la pensión y las hipotecas inversas lo permiten: las tarifas mensuales oscilan entre 2.000 y 3.000 euros) o solos en su propia casa (si la pensión media/baja es más útil socializada con los descendientes). Enterrados en vida bajo una devastadora soledad; tomando el sol en una galería, atados a su silla de ruedas u olvidados. ¿Cuántos mueren solos?
En torno a 11.000 personas mayores de 75 años viven solas en Nafarroa. Hay 116 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Según proyecciones del INE, en los próximos 15 años la población de mayores constituirá el 25% en la Comunidad Foral. En la CAV la tasa de envejecimiento todavía es mayor, y respecto al Estado español, en poco más de quince años, la generación nacida entre 1958 y 1977 doblará el número de mayores, que hoy se cifra en nueve millones. De la explotación al abandono. ¿Y las administraciones públicas? Servicios sociales insuficientes y Días del Mayor. El problema es que los mecanismos de defensa psicológicos y económicos que han permitido a las clases medias de la posguerra y del baby-boom gestionar ese desclasamiento de sus mayores... son difícilmente replicables por la generación-x y los millenials.
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Quita y pone gobiernos.
Tiene más conciencia de clase que sus vastagos.
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Son cada día más numerosos, importantes y decisivos.
Son el futuro.