Culturas
El fanzine en Extremadura: desde sus inicios hasta finales de los 80

No se vendían ni en kioscos ni en librerías. Los fanzines, de espaldas siempre a la cultura oficial, recorrían diversos caminos desde que salían de la multicopista o fotocopiadora hasta que cumplían su labor transgresora, a través de canales de distribución que iban desde su exposición en tiendas de discos o garitos de la noche hasta la venta directa ambulante en conciertos, recitales poéticos, festivales, etc. Sus inicios y éxito en España acompañaron el paso de la dictadura a la democracia, un subproducto ajeno al mercado y al mercadeo intelectual —libre, anónimo, sin Depósito Legal— que devino producto o marca de consumo, con ISBN registrado y derechos de autor, cuyo alcance se suele situar entre mediados de los años 70 y finales de los 80 del pasado siglo, época dorada de la contracultura o del underground, llámeselo como se quiera, términos que beben del movimiento Dada de Tristan Tzara, quien a principios del siglo XX proclamó en uno de sus manifiestos:

“Toda obra pictórica o plástica es inútil; que sea un monstruo que asuste a los espíritus serviles, y no dulzona para exornar los refectorios de animales con hábitos humanos, ilustraciones de esta triste fábula de la humanidad” ¹.

Los años bárbaros: el punk en Extremadura

Chema Álvarez Rodríguez

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Música

Música Los años bárbaros: el punk en Extremadura

Chema Álvarez Rodríguez

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Un recorrido necesario por la escena punk extremeña de los 80 y primeros 90. Años bárbaros en una periferia que supo, también, ser rabiosa.

Durante más de una década, los fanzines cumplieron ese objetivo dadaísta y fueron alimento de toda una generación, mayoritariamente joven o muy joven, que encontraba en ellos un tratamiento mordaz de la información que los grandes medios de prensa y revistas políticamente correctos no ofrecían, una generación que hoy ya pinta canas. Extremadura no fue ajena a aquella revolucionaria experiencia.

En noviembre de 1975 Franco la había diñado en la cama, pero muerto el perro no se acabó la rabia. Los cadáveres exquisitos que le acompañaron en su agonía final, orquestada por su yerno, echaron el muerto al hoyo y corrieron a maquillar su mácula de fascistas para seguir en el bollo. El establishment, que más que nuevo era renovado, limpió las linotipias del país y sacó atractivas cabeceras de periódicos en la España progre que empezaba a amanecer. Frente a la prensa “oficial” de una transición domesticada, surgieron revistas que rompían el molde cultural y copiaban, en parte, el comic underground norteamericano, con Robert Crumb a la cabeza.

Una de las pioneras, aparecida en 1973, fue El Rrollo enmascarado, elaborada por iconos del comic (que pasó a llamarse comix español) como, entre otros, Nazario Luque (el de Anarkoma y Purita braga de jierro) y Javier Mariscal (el de Cobi, la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992). A esta publicación le seguirían otras pioneras, ya catalogadas como fanzines², tales como los publicados por Los Tebeos del Rollo o La Banda de Moebius, que tan pronto publicaba (y reeditaba) los manifiestos anónimos de la CAZ (la Comuna Antinacionalista Zamorana, cuya autoría siempre se atribuyó a Agustín García Calvo) como los libros de Xaime Noguerol, Fernando Márquez El Zurdo, Eduardo Haro Ibars, Javier Sandoval, Emilio Sola y otros. En este núcleo inicial se encuentra el germen de la Movida, antes de que se convirtiera en una marca y una coartada para la instrumentalización de la cultura joven en tiempos de gobierno socialista, y al final, como afirma Jordi Costa, textura y carne para un turismo de nostalgia³.

En Extremadura las cosas comenzaron también pronto. Aunque en el libro de Mercedes Pulido Cordero y Tomás Nogales Flores sobre las publicaciones extremeñas entre 1808 y 1988 se dice que el fanzine Rita (del que después se hablará y cuyo primer número salió a la calle en marzo de 1984) “seguramente fue el primer fanzine que apareció en Cáceres”⁴, lo cierto es que seis años antes de esta publicación señera apareció, en abril de 1978, el “Extra Libertad de Expresión” del Cáceres Libertario, segunda publicación del órgano de la Federación Local de la CNT-AIT de Cáceres, cuyo primer número había salido dos meses antes, en febrero de 1978⁵.

El Extra Libertad de Expresión del Cáceres Libertario, publicado en abril de 1978, cumple todos los requisitos para ser considerado un fanzine, tal vez uno de los primeros que se publicaron en Extremadura. Su confección respondía al “háztelo tú mismo”

Este extra del Cáceres Libertario, de 12 páginas, en cuya portada aparecía una máscara con una tachadura en la boca y un poema en su interior, estaba dedicado “a todos aquellos que han luchado en defensa de la Libertad de Expresión”, pero muy especialmente a Juan Lázaro Moscatel, compañero del sindicato y vecino de Montánchez que había sido condenado a 7.900 pesetas de multa y tres días de prisión “por difundir un poema en el cual denunciaba la pasividad con que las autoridades locales tratan asuntos de interés social”. El extra publicaba tanto la sentencia, dictada el 25 de febrero de 1978, como la poesía condenada, en la que Juan Lázaro reclamaba la construcción para Montánchez de un hospital y un hogar de ancianos, con versos donde decía:

“Me da pena mi pueblo/ que no prospera…/ hay mucho calavera,/ chupatinta y bujarrón/ que vive del cuento/ del Ayuntamiento/ como el cura del sermón”.

La sentencia establecía que la publicación de Juan Lázaro suponía “una notoria falta de respeto y consideración y un ataque a la moral y buenas costumbres”, así como señalaba la rebeldía de su autor al negarse a desvelar dónde estaba y de quién era la multicopista con la que se habían reproducido los 60 ejemplares que se habían repartido. En consecuencia, la sentencia fue firme y se aplicaron diversos artículos del Código Penal vigente, condenándolo por una falta de orden público a pagar la multa, las costas del proceso y los tres días de prisión que ya cumplió al ser detenido. Se daba la circunstancia (denunciada como contradicción y arbitrariedad en el Cáceres Libertario) de que el juez que lo juzgó, José Galán Flórez, juez del distrito de Montánchez, era el mismo que aparecía cuestionado en los versos de Lázaro, especialmente cuando proclamaban:

“Pide el pueblo/ un Hogar de ancianos/ también un Hospital/ y el alcalde no quiere/ saber nada de ná,/ el juez se hace el andana/ el cura el confundío/ los concejales se van de campo/ y entre unos y otros…/ ¡vaya lío!”.

A partir del inicio de los ochenta se produce una fenomenal eclosión de publicaciones que alcanzaría su esplendor a mediados de la década. Brotan fanzines como setas. En Mérida hubo un foco cultural muy importante y duradero en torno al pub Alcandoria

El Extra Libertad de Expresión del Cáceres Libertario, publicado en abril de 1978, cumple todos los requisitos para ser considerado un fanzine, tal vez uno de los primeros que se publicaron en Extremadura. Su confección respondía al “háztelo tú mismo” y revela el uso de la multicopista, la máquina que, junto a la vietnamita⁵, sobreviviría a la clandestinidad franquista en la elaboración de propaganda; no dispone de Depósito Legal ni de ningún otro registro de la propiedad intelectual; su contenido es claramente contestatario, pues reproduce el poema condenado junto a otros muchos poemas y artículos sobre la libertad de expresión que cuestionan el orden vigente; no existe autoría de los textos y todos rezuman un carácter libertario; aparecen diversas ilustraciones de carácter cómico, burlón, provocativo; y, por último, aunque no por ello menos importante, es efímero, como corresponde a los auténticos fanzines: solo se publicó un primer número en febrero y este segundo del extra de abril de 1978. El fanzine había llegado a Extremadura.

No fue el único fanzine de carácter libertario publicado en aquel año de 1978. En ese mismo mes de abril salió también en Mérida a la calle Revolución Social, un cuadernillo de 12 páginas, con redacción en la calle Holguín, donde estaba la sede confederal, en cuya portada figuraban las letras del título con tinta roja y negra, sobreimpresionadas sobre la reproducción de los ejemplares gracias a una multicopista que, según cuenta Javier de Torres, por entonces ya afiliado al sindicato, les llegó a través de un compañero que trabajaba en el ferrocarril. En este número de Revolución Social (el único que se publicó y cuyo ejemplar hemos encontrado en el archivo de Ámsterdam)⁷ se denunciaba la represión a la libertad de expresión y se publicaban artículos como una “Oda en prosa a Martín Villa”, a la sazón ministro de Interior con el gobierno del momento de la UCD, que comenzaba:

“Este monigote, anegado en yugos y flechas, brazos en alto, de congestionada mueca cara al sol, con la conciencia cargada de… torturas, obeso de la porra, la bala de goma, las rejas y los muros, pretende ser el defensor de las libertades…¡¡ondia!!”.

Este ciclo inicial de fanzines libertarios, donde se mezclaba un nutrido contenido sindical con una expresión cultural anónima y rompedora, ajena a los circuitos de la intelectualidad “oficial” que empezaba a codearse con los aspirantes al Gobierno, se cerraría con la publicación en Villanueva de la Serena de Serena Libre, un periódico-fanzine publicado por la CNT de la comarca de la Serena en 1981, poco después del golpe de estado, en cuya elaboración participaba Fernando Ventura, histórico ácrata que anduvo por estas tierras en compañía de la muy bien recordada Marisol Caldito, militantes pioneros en la reconstrucción de la CNT en Extremadura. Hasta mediados de los 80 no volverían a aparecer publicaciones de carácter netamente anarquista, ya completamente fanzinerosas y de un contenido mucho menos sindical, de las que hablaremos cuando toque.

Poco a poco los fanzines fueron convirtiéndose en un batiburrillo de contenidos a cada cual más dispar. A las cuestiones políticas y revolucionarías se unieron contenidos musicales, literarios, multiexpresivos, desplazando el apartado político-ideológico hasta anularlo por completo. En su lugar, sin desmerecer, aparecieron otros que pretendían transmitir descaro e informalidad frente a las normas socialmente aceptadas, inspirándose en cierto nihilismo. La censura abandonó la tijera, reemplazada a veces por una autocensura que evitaba tocar ciertos temas, a pesar del desparrame sexual y verborreico que se publicaba, todo ello en paralelo a otras publicaciones, propias del comix, que copó los kioscos y horas de lectura adolescente, con títulos pioneros como El Víbora, Totem, Cairo, Vértigo, Blue Jeans, 1984, El Jueves (la revista que sale los miércoles), etc.

En febrero de 1979 se publicó en Cáceres el primer número de El Gayinero, Revista Universitaria, impulsada por pilares de la Universidad de Extremadura, como Ricardo Senabre y Juan Manuel Rozas. Duró solo tres números, el último publicado en enero de 1980. Cada ejemplar, en formato fanzine, contaba con unas 30 páginas y en su confección participaba gente ligada a la que sería Facultad de Filosofía y Letras en Cáceres: José Luis Bernal Salgado, Diego Gálvez, Miguel Romero, Francisco J. Martín… Entre sus contenidos hay artículos de denuncia, crítica al CAP (Curso de Adaptación Pedagógica, de acceso para la enseñanza), sobre la sexualidad y la revolución en el psicoanálisis, acerca de Dámaso Alonso, Juan Ramón, Jesús Alviz, etc. Se imprimía en Gráficas Paule de Cáceres.

En Cáceres aparecen un conjunto de fanzines ligados a la incipiente “Movida” cacereña y que se gestan en torno a los bares

A partir del inicio de los años 80 se produce una fenomenal eclosión de publicaciones que alcanzaría su esplendor a mediados de la década. Brotan fanzines como setas. En Mérida hubo un foco cultural muy importante y duradero en torno al pub Alcandoria. En ese pub se celebró en 1981 la exposición “Lo experimental en lo poético”, de la que nacería la idea de crear una publicación⁸. Así nació la Hoja Parroquial de Alcandoria, catalogada entre el fanzine y la revista literaria, de la que se publicaron 28 números entre julio de 1981 y junio de 1984, con una tirada media de 500 ejemplares por número. Cada número correspondía a una letra del alfabeto español e iba acompañado de algún “regalo” al estilo del poema objeto. Su principal artífice fue el poeta Antonio Gómez García y en ella publicaron nombres de la literatura extremeña como Álvaro Valverde, Bernardo Víctor Carande, Rosa María Lencero, Elena Corbacho, Manuel Pacheco, Victoria Carande, José María Escudero, Pura Martínez, Manuel Pecellín… Los trabajos no solían llevar firma. El nombre de los colaboradores figuraba al final del ejemplar, sin identificar la autoría de cada texto. Su distribución era gratuita.

Aquí Radio Libre Extremadura: la historia extremeña de las radios libres de los 80

Chema Álvarez Rodríguez

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Radios libres

Aquí Radio Libre Extremadura: la historia extremeña de las radios libres de los 80

Chema Álvarez Rodríguez

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Tras el viaje por el punk extremeño y por los viejos fanzines del suroeste, llega otro repaso imprescindible a las ondas disidentes, a las radios libres y combativas de los 80.

Aparte de sus colaboraciones en revistas eminentemente literarias de aquella época, Antonio Gómez auspició la colección Arco Iris, un conjunto de siete cajitas organizadas según los siete colores del arco iris, conteniendo cada una siete cuadernillos de siete poetas distintos, con un trozo de lana que permitía extraerlos de la caja. De aparición bimensual, la primera caja salió en mayo de 1985. Colaboraron autores y autoras como Carmelo Ribas, Ángel Campos Pámpano, Álvaro Valverde, Cristina Joandó Sindel, Rafael Menor, Elías Moro y Fernando de Todos los Santos León (caja verde). De este último y de su cuadernillo azul Al Límite son los siguientes versos:

Asígname tu rezo
de consuelo.
Quítate las bragas
y bésame
amor.

En el viaje experimental de aquellos años, destaca también la publicación editada por la Universidad Popular de Mérida La trompetilla del pregonero, un periódico mural de grandes dimensiones que se exponía en las paredes de la calle John Lennon. Sólo se editaron dos números, correspondientes a los meses de noviembre y diciembre de 1984, con contenidos del colectivo Anti-OTAN, Radio Libélula, cómics de Luis Naranjo, poesías de Antonio Gómez y Luis Álvarez Lencero.

Ligado también al Alcandoria salió en 1985 ¡HOLO! La revista más cutre para el lector más imbécil, con ocho números editados hasta 1986, una sátira de la prensa del corazón que incluía textos con numerosas faltas de (h)ortografía escritas a conciencia. Era realizada por Enrique Flores, que después trabajaría como ilustrador en El País, y Manuel Cerro.

En Mérida, por último, aparecerían otros fanzines efímeros, como Stop, Fanzine de música y sonido, cuyo número 0 data de agosto de 1987, con portada de Julián Gordillo, o La Sotana, Revista miceliosa para buenos chicos, con un primer número en 1984 y otro segundo y último en otoño de 1986, confeccionado por Mario Dalias, Enrique Flores, José Luis Forte, Agustín Castaño, Chicho Gordillo y otros, un fanzine muy irreverente con numerosos e ingeniosos relatos, viñetas y poemas dada.

Hubo también fanzines editados y publicados por grupos de mujeres, como La Bruja, que apareció el 8 de Marzo de 1986 y estaba confeccionado por la Asamblea de Mujeres de Cáceres

En Cáceres aparecen un conjunto de fanzines ligados a la incipiente “Movida” cacereña y que se gestan en torno a los bares que se abren en la zona de la calle Pizarro y en la Madrila. Uno de los fanzines debutantes es Rita, Revista imaginaria totalmente analgésica, del que se publicaron cinco números entre marzo de 1984 y 1985. Otros fueron Sweet Ramona (primer número en marzo de 1984), Bulevar (septiembre de 1984) y Etzétera (1986). Entre sus fundadores estaban Marce Solís, Paco Núñez (Paco Lobo), Paulino Guerra y otros. Incluían artículos sobre música, muy relacionados con los grupos cacereños del momento (Coup de Soupe, Percance La Place, Frac Amarillo, Clave de Navalmoral de la Mata…) y colaboraciones destacadas, como la de Pedro Almodóvar en el número 2 de Rita. Otros colaboradores fueron Ramón Casares, Lorenzo Castillo, Mimi, José Hurtado, Merche Carrero, Juan Carlos Candela, Tina Cantero y Ana, Peneque, Francis H. Sáez, Mila Marino, Carlos Berlanga, Esperanza Pérez y otros.

Estos fanzines cacereños se vendían en tiendas de música como Harpo, en la calle Pintores, y en bares de la movida que primero fueron La Grillera (en la calle de la Audiencia) y después otros como el Al´Ándalus, el Ariadna, la Sala Rita, la Cañada, el Charifa o la Machacona, junto al que el fanzine Rita convocó el I Concurso de poesía erótica en servilletas de papel.

Julián Rodríguez Marcos, quien fuera después editor de Periférica, fue el artífice y el impulsor de muchos de estos fanzines. Su buen hacer estaba detrás de Boletín Oficial, del que solo salió un número en octubre de 1985 y de Las Radios Libres, un fanzine que contó con solo dos números, el primero en octubre de 1984 y el segundo en 1985, con 12 páginas que abogaban por la libertad de expresión y la libertad de ondas. Incluía la parrilla de Radio Tururú, radio libre del colectivo del mismo nombre.

En 1986 se celebró la 3ª Feria del Cómic, la Ilustración y el Fanzine en Cáceres, organizada, como las dos anteriores, por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de esa ciudad. Junto a la feria se convocaba un concurso de cómic y se realizaba una exposición de los trabajos presentados, de autoría extremeña. Con motivo de la 2ª y de la 3ª Feria se publicaron sendos catálogos con comics de Andrés Márquez, Cándido Hoyas, Antonio González, Germán Pablo Gutiérrez, Blas Manuel Parejo, Francisco Casares, José Macías, Vicente Sebastián Troyano, Kiko León, Pablo Barrera, José Vidal Corrales, José Mª Bueso y Julián Gordillo (CIF 86).

Aunque la producción de fanzines respondía mayoritariamente a una autoría masculina, hubo también fanzines editados y publicados por grupos de mujeres, como La Bruja, que apareció el 8 de Marzo de 1986 y estaba confeccionado por la Asamblea de Mujeres de Cáceres, de 16 páginas, impreso en Gráficas Cacereñas y con contenidos feministas.

Entre mediados y finales de los 80 hubo un rebrote fanzinero a través de numerosas publicaciones con una fuerte carga política e ideológica. Publicaciones izquierdosas, comunistas, ecologistas, feministas, pedagógicas, antimilitaristas, ácratas, de antiglobalización, ligadas a un movimiento rebelde

Como curiosidad, cabe decir por último que en Cáceres no todo fueron fanzines sobre poesía, comics o música. En 1983 se publicaba Éxtasis, Revista para el aficionado a la parapsicología y el ocultismo, que duraría hasta 1986, con 30 números editados y con Antonio Mosqueira como editor y director. Solía incluir artículos y noticias sobre supuestos hechos paranormales acontecidos en Extremadura. Otra publicación de este tipo, también de Cáceres, sería Zene, Revista de parapsicología, ufología y ocultismo, cuyo primer número data de 1987, realizada desde el colegio Paideuterion.

Aikrana y los libertarios: las publicaciones anarquistas extremeñas desde 1975

Chema Álvarez Rodríguez

Anarquismo

Memoria libertaria Aikrana y los libertarios: las publicaciones anarquistas extremeñas desde 1975

Chema Álvarez Rodríguez

Densa y detallada crónica, sentimental y rojinegra, de las publicaciones libertarias en Extremadura. Desde el postfranquismo hasta los primeros 90, sin nostalgia, haciendo memoria.

En Badajoz capital aparece en enero de 1985 Al loro del moro, Revista de comic, confeccionada por Manuel Caldito Aunión y A. Alarcón, en cuya publicación colaboraban la Diputación Provincial, el Ayuntamiento y la Universidad Popular de Badajoz. Poco antes, en septiembre de 1983, había salido el primer número de Punto Muerto, que publicaría diez números hasta julio de 1986. Estaba editado por la Editora Regional de Extremadura y contaba con una buena distribución regional. Incluía 28 páginas, mayoritariamente de cómics de autores extremeños. Por último, por esos años sale también La Señorita Expresiva, cuyo número 1 lleva por título “Explotando granos de pus” y tiene divertidos artículos sobre la importancia de los feos y una sección para leer en el wáter. Uno de sus artífices era F.L.M., con sede en la Avenida Santa Marina de Badajoz.

La periferia también generó sus fanzines. Sería una ingente y ardua tarea verter aquí todos los títulos que surgieron por los pueblos de Extremadura en los años 80, desde los más grandes a los más pequeños. Pedimos disculpas por los olvidos e invitamos a mencionarlos en los comentarios. Como botón de muestra sirva citar La Falacia, publicado en 1987 y editado por la Universidad Popular de Zafra, con artículos sobre cine, comics, entrevistas, pasatiempos, etc. En Navalmoral de la Mata encontramos La Revista Total, Fanzine independiente, discos, movida, música, publicado por primera vez en 1983. En Hervás, hacia 1992, La Forastera.

En Montijo se comenzó a publicar, a partir de 1985, el fanzine Tabútaco, Revista independiente de periodicidad aleatoria, que duraría hasta 1987 con cuatro números publicados. El nombre fue ideado por Chema Álvarez (este que aquí cuenta la película) utilizando la técnica dadaísta de sacar de un bote palabras distintas y uniéndolas entre sí. Los ejemplares se hacían mediante fotocopia con portada a dos tintas, utilizando para una de ellas una vietnamita fabricada a partir de una caja de gambas congeladas. Los contenidos eran de lo más irreverentes y los ejemplares se distribuían en garitos del pueblo de Montijo, como el Diabolos, Grisú, La Cúpula, Space, Metal… Era confeccionado por Joaquín Guzmán (Quini), Juan José Fernández, Martín Jerez Garay, Pedro Moreno, Mariano Rubio, Jesús Cerrato, Esteban Giraldo, Chema Álvarez, con cómics de Manolo Piñero, Blas Manuel Parejo y Fernando Rodríguez Villa.

Todos estos fanzines, junto a los anteriores, que abrieron camino, participaron de una aventura editorial sin precedentes y sin parangón en los tiempos actuales

Los fanzines no murieron con los 80, sino que evolucionaron hacia formas mucho más elaboradas. Del háztelo tú mismo con recortes y pegamentos pasaron al diseño mediante software que incluyen la plantilla. Sus contenidos fueron reduciendo la carga contestataria que siempre habían enarbolado como seña de identidad, sobre todo cuando comenzaron a ser financiados por entes de la administración pública e incluso por entidades financieras. Aun así, entre mediados y finales de los 80 hubo un rebrote fanzinero a través de numerosas publicaciones con una fuerte carga política e ideológica. Publicaciones izquierdosas, comunistas, ecologistas, feministas, pedagógicas, antimilitaristas, ácratas, de antiglobalización, ligadas a un movimiento rebelde que partía de la calle y se encontraba en la calle, descontento con gobiernos que se autoproclamaban democráticos a la par que desmantelaban el sector público, privilegiaban a las multinacionales y metían en la cárcel a quienes se negaban a cumplir el servicio militar obligatorio o defendían el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo con el lema de aborto libre y gratuito.

Todos estos fanzines, junto a los anteriores, que abrieron camino, participaron de una aventura editorial sin precedentes y sin parangón en los tiempos actuales, donde la libertad de expresión es cuestionada por el Poder con mayúsculas hasta el punto de que hay gente en la cárcel o en el exilio por ejercerla. Pero de todos esos fanzines y para no aburrir al lector o lectora con un artículo extenso, hablaremos en un próximo artículo, dedicado a las publicaciones ácratas y otras en la Extremadura de los años 80 y 90:

¡La vida sigue! ¡El fanzine vive!

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