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Contaminación
La pandemia mejoró la calidad del aire en 2021, pero no lo suficiente
La buena noticia es que el pasado año se produjo una disminución de la contaminación en España casi sin precedentes desde que hay registros, a excepción de la observada en 2020, el año más duro de la pandemia de covid-19 y con restricciones de movilidad más severas. La mala: que aun así la totalidad de la población española ha respirado aire con valores de contaminación superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas son las principales conclusiones del informe La calidad del aire en el Estado español 2021, elaborado por Ecologistas en Acción, que se ha presentado este lunes.
La organización ha analizado los datos ofrecidos por las 793 estaciones fijas de medición gestionadas por las administraciones estatal, autonómicas y locales, y estos indican que la calidad del aire en España ha mantenido la mejora sustancial ya observada durante 2020, con una reducción notable de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono troposférico, y más matizada de los de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5).
Los descensos en el consumo de combustibles fósiles y de electricidad fueron el año pasado del 9% y el 2,8%, respectivamente, sobre 2019
En relación con los niveles máximos recomendado por la OMS, se han rebasado los valores en el 80% del territorio, afectando a 400.000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, si se toma en cuenta solo los límites legales —más laxos que las recomendaciones de salubridad de la OMS—, la población que respiró contaminación por encima de los niveles fue de 5,4 millones de personas, una décima parte del total, lo que supone 7 millones de afectados menos respecto a 2019. Asimismo, la superficie expuesta a niveles de contaminación que dañan la vegetación alcanzó 122.000 km2, una cuarta parte del territorio y la mitad de superficie que en 2019.
Se trata de una mejora sustancial, como ya se observó en 2020, motivada por “la restricción general de la movilidad y la contracción económica derivadas de las medidas adoptadas para combatir la covid-19”, remarcan desde Ecologistas en Acción, organización desde la que añaden que el cierre de la mayoría de las centrales térmicas de carbón ha contribuido localmente a la drástica disminución de las emisiones en las zonas con una de estas plantas energéticas.
“Hoy en día no hay apenas territorios libres de contaminación atmosférica”, denuncian desde la confederación ecologista
Además, los descensos en el consumo de combustibles fósiles y de electricidad fueron el año pasado del 9% y el 2,8%, respectivamente, sobre 2019 debido a la caída del transporte aéreo y terrestre, mientras que las fuentes renovables aportaron su máximo histórico a la demanda de energía, hecho que han influido notablemente en la mejora de la calidad del aire.
Los factores atmosféricos también han ayudado a rebajar los niveles. En concreto, un invierno inestable y húmedo ha favorecido la dispersión y deposición de los contaminantes típicos de esta estación (NO2 y partículas), mientras que el relativamente moderado calor estival contribuyó al descenso del ozono, pese a la intensa ola de calor de mediados de agosto. En el otro lado de la balanza, la estabilidad atmosférica primaveral activó los episodios de contaminación por partículas, en su mayor parte procedentes del norte de África.
La ciudad de Madrid siguió incumpliendo el límite legal de NO2 en 2021 a pesar de la reducción de la movilidad registrada
Respecto a la fuente de la polución, en las áreas urbanas es el tráfico motorizado el principal responsable, mientras que determinadas áreas fabriles e industriales han sufrido niveles más altos de los debidos. Las áreas suburbanas y rurales han sufrido, no obstante, los efectos de la contaminción expulsada en áreas urbanas e industriales debido a las transformaciones químicas de los contaminantes emitidos por el tráfico urbano, la industria y la ganadería intensiva para formar otros derivados como las partículas PM2,5 secundarias y el ozono. “Hoy en día no hay apenas territorios libres de contaminación atmosférica”, denuncian desde la confederación ecologista.
Ozono omnipresente
El ozono, un contaminante formado por las reacción química entre la radiación solar y los contaminantes creados por el humo de los vehículos y la actividad industrial, ha sido el contaminante que presentó una mayor extensión y afección a la población. “No obstante, la frecuencia de las superaciones de los estándares legal y de la OMS ha sido muy inferior a la de años precedentes”, señalan desde Ecologistas, registrándose un descenso del 57% y el 37%, respectivamente, en relación al promedio de las registradas en el periodo 2012-2019 en el conjunto del Estado.
Pese al desplome general del NO2 —de un 25% respecto al nivel medio entre 2012 y 2019—, hay lugares donde se ha seguido incumpliento sistemáticamente el límite legal anual. Es el caso de la ciudad de Madrid, que siguió incumpliendo dicho límite en 2021 a pesar de la reducción de la movilidad registrada.
Se da la circunstancia de que el Tribunal Europeo de Justicia dictará sentencia en las próximas semanas por el proceso contra España por no cumplir con los límites legales de contaminación, principalmente por focos como Madrid y Barcelona. La sentencia podría derivar en multas millonarias y sin precedentes.
Las partículas PM10 y PM2,5, así como el dióxido de nitrógeno (NO2,) en el aire siguieron afectando a la práctica totalidad de la población española. Respecto a este último contaminante, Ecologistas en Acción incide en que todavía son escasas las estaciones que miden este contaminante, con comunidad autónomas donde solo unas pocas estaciones tienen equipos de medición sensibles . Especialmente preocupante es la superación del objetivo legal de benzo(α)pireno (BaP) en Villanueva del Arzobispo (Jaén), una sustancia clasificada como cancerígena.
30.000 muertes al año
La confederación ecologista incide en que la contaminación del aire “es un asunto muy grave, que causa alrededor de 30.000 muertes prematuras en el Estado español”, una cifra quince veces superior a la de los accidentes de tráfico.
Asimismo, si bien su frecuencia se limita a unas semanas al año, los episodios de contaminación del aire son responsables de 10.000 de las muertes prematuras anuales citadas, según han puesto de manifiesto los trabajos más recientes del Instituto de Salud Carlos III.
En coste sanitario y laboral, la contaminación atmosférica representa a nivel global 50.000 millones de dólares al año, un 3,5% del PIB español, según el Banco Mundial, una cifra que no considera el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.
Es por ello que desde Ecologistas en Acción abogan por Planes de Mejora de la Calidad del Aire, iniciativas que a menudo no existen a pesar de ser obligatorios según la legislación vigente. Una decena de comunidades autónomas sigue aún incumpliendo su obligación de elaborar planes de lucha contra el ozono en las zonas donde se exceden los objetivos legales.
La organización recuerda que la Ley de Cambio Climático obliga a que todas las ciudades de más de 50.000 habitantes cuenten con zonas de bajas emisiones antes de 2023 y que la única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando la movilidad activa peatonal y ciclista y el transporte público limpio. Promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de combustibles fósiles, penalizar el diésel, reducir el uso del avión, designar un área de control de las emisiones del transporte marítimo en el Mediterráneo, y una moratoria de las nuevas microgranjas ganaderas, son el resto de iniciativas que desde la organización ven indispensable abordar para reducir la polución atmosférica.