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Derecho a la ciudad
Celebrando (que nos perdonen) la vida

Poco después del tiroteo del 12 de octubre de 2024 cundió la noticia de que varios bloques vacíos de las “Tres Mil Viviendas” iban a ser derribados. Para ejecutar este proyecto el Alcalde estaría negociando con la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía, dueña de los edificios y lo habría comunicado también al Subdelegado del Gobierno.
Las declaraciones vertidas por el primer edil pretendían ser tan contundentes como la intervención policial que siguió al suceso: la posible demolición quería mostrarse como parte de una “política urbanística que nos permitirá destruir esos guetos (…) para que los vecinos que viven en las Tres Mil viviendas, sevillanos de bien (sic), puedan seguir llevando una vida normal”.
Las noticias sobre las “Tres Mil” van por modas. Pueden pasar meses y no saberse nada y de repente convertirse en tendencia en las redes. Aquí damos miedo y risa a la vez.
En febrero de 2025 un supuesto conductor de TUSSAM denunció en Facebook que uno de los autobuses que cubren la zona habría recibido un impacto de balín. La noticia hizo recordar la reciente balacera y sin avisar la empresa municipal dejó fuera de ruta 10 paradas. Por toda explicación se limitó a publicar un post en la red social “X” justificándose en el peligro para la seguridad de pasajeros y trabajadores que suponían tales incidencias.
Dejando de lado la cuestión de si “vida normal” es la del colectivo más pobre del Estado Español y que el predicado “liquidar guetos” tiene terribles connotaciones lo que primero llama la atención es cómo circula el nuevo episodio del serial “Tres Mil Viviendas”.
Las noticias sobre las “Tres Mil” o el Polígono Sur van por modas. Pueden pasar meses y no saberse nada y de repente convertirse en tendencia a través de las redes. De hecho el adjetivo viral fue el término más usado para referirse al famoso tiroteo, Facebook sirvió para mutilar el transporte urbano y “X” se ha convertido de facto en Boletín Oficial del Ayuntamiento hispalense.
Incluso tenemos un referente en Tik-Tok: Manuel Jiménez, un vecino de la barriada Murillo (las “Tres Mil” propiamente dichas) que ha obtenido fama satirizando la locución de los reportajes de investigación televisivos más sensacionalistas. Su lema “celebrando la vida” ha pasado a convertirse en una frase de uso común entre los adeptos al “pensamiento positivo”, toda una hazaña. Es la doble cara de las “Tres Mil” o el Polígono Sur (elegid la denominación que más os guste), damos miedo y risa a la vez.

No puede derribarse el Polígono Sur; ¿adónde iban a meter a la gente? Pues donde reubican a todos los desahuciados, en el saco de las estadísticas.
La noticia del derribo fue recibida con esperanza, con indiferencia, con incredulidad o (como en nuestro caso) con inquietud. ¿Quién asegura que tumbar esos edificios deshabitados no establezca un precedente? Algunos negarán la posibilidad; no puede derribarse el Polígono Sur ¿adónde iban a meter a la gente? Sencillo: en el mismo sitio donde reubicaron a los desalojados el año pasado por los desahucios, en el saco de las estadísticas. Según el INE, en los tres primeros meses de 2024 se produjeron 27 diarios en todo el Estado y no hubo mayores problemas. A ese ritmo se podrían vaciar las 7000 viviendas del Polígono Sur en menos de sesenta días.
Pero si hay algo de lo que las Administraciones carecen para con el barrio es la premura. De hecho el Alcalde se desdijo parcialmente de sus palabras a los pocos días aunque su idea queda pendiente.
El valor fetiche de Sevilla ha rebasado los límites del casco histórico, se ha extendido a las periferias y ha disparado los precios.
Si alguien se pregunta qué interés tendrían las Administraciones en finiquitar el Polígono Sur puede comenzar a sospechar echando un vistazo a la prensa local. Sevilla capital está inmersa en una dinámica acelerada de densificación urbana que prevé la construcción de 30.000 viviendas cuyo remate quiere hacerse coincidir con el centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929. La Alcaldía habla de “renovación urbanística” pero este proyecto no escrito suena más bien a pelotazo.
El término municipal está casi colmatado y por otra parte el valor fetiche de Sevilla ha rebasado los límites del casco histórico, se ha extendido a las periferias y ha disparado los precios. Es ahí donde los artículos de la prensa local dejan caer un extraño sesgo de publirreportaje: en lugar de referirse a esos planes de construcción de vivienda como la solución a un problema acuciante se solaza hablando de “lujo” y “exclusividad”. Un ejemplo: en noviembre del 2024, anunciaba con alborozo que se habían vendido en un sólo día 47 pisos proyectados en el solar de la antigua fábrica de artillería de San Bernardo cuyos precios oscilaban entre el medio millón y el millón ochocientos mil euros.
El Polígono Sur se delineó en 1962 como reserva de suelo destinada a liberar las fincas céntricas que se hallaban en manos muertas por la presencia de familias sin techo o inquilinos con contratos antiguos.
En resumidas cuentas: el sector de la construcción está hambriento de suelo consolidado en Sevilla aunque se dé la paradoja de que la ciudad lleva años sufriendo una paulatina sangría demográfica. Es evidente que no se está construyendo para vivir sino para atraer capital especulativo. Es ahí donde cabe nuestra modesta proposición de sospecha.
El Polígono Sur se delineó en 1962 como reserva de suelo destinada a liberar las fincas céntricas (desde corralas a almacenes municipales) que se hallaban en manos muertas por la presencia de familias sin techo o inquilinos con contratos antiguos y a tenor de la velocidad a la que se está construyendo en Sevilla puede que cualquier día vuelva a serlo. Otros barrios humildes vecinos al nuestro ya están sufriendo una suerte de gentrificación sui géneris así que, ¿qué impide que las partes más degradadas del Polígono Sur sean pasto de la piqueta? Y cuando esto suceda ¿venderán el resto a algún fondo de inversión que purgue a los vecinos en situación irregular y suba las rentas a los demás? Ya ocurrió algo parecido en Madrid con los pisos sociales del IVIMA en tiempos de Ana Botella.
No son raras las voces que achacan el abandono institucional del Polígono Sur a esa posibilidad: dejar el solar en barbecho, permitir que todo se venga abajo y se degrade, fomentar el desarraigo y la provisionalidad con la que vivimos en espera de la ocasión de sustituirnos por un vecindario más acreditado. Ya hemos dicho que lo único que la Administración no tiene es prisa. Puede ser este año o dentro de cuatro. Entretanto jugaremos a “celebrar la vida” mientras nos la perdonan.