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Brexit
Brexit, nido de temporalidades
La salida de Reino Unido de la Unión Europea está acarreando diversos problemas burocráticos, que la administración se ve obligada a solventar expidiendo autorizaciones temporales ante escenarios inciertos.
Boris Johnson ha llegado a Downing Street provocando un terremoto en medio de un verano nada fácil para la Unión Europea. El continuismo de una época marcada por la crudeza de los rescates financieros a países del sur (lo que hace décadas Wolfgang Schäuble ya bautizó en un documento como “la Europa a dos velocidades” y que hasta hace dos años Merkel proclamaba en cada aparición pública, intentando evitar una fractura que se materializó con el inicio del Brexit), están dejando huella en la UE. Reino Unido está en un callejón sin salida, del que puede tener que retroceder para salir. De ello depende un deal (acuerdo) o no-deal.
El Ministerio de Economía español ya da claves sobre algunos temas, aventurando un Brexit con o sin acuerdo. Esto último es lo que parece más factible, a tenor de las declaraciones de la propia UE tras reunirse con David Frost, el nuevo negociador enviado por Johnson. Hay diferencias administrativas importantes entre un Brexit con acuerdo y uno sin acuerdo, posibilidad que antes de la llegada del nuevo primer ministro Tory prácticamente no se barajaba.
El periodo transitorio
Un Brexit sin acuerdo permitiría que la ciudadanía de la actual Unión Europea pudiese tener libre circulación hasta finales de 2020, lo que se llama periodo transitorio. Si Johnson decidiese negociar un acuerdo con la UE, ese periodo podría ser mayor. Si no, al hasta ahora denominado Espacio Schengen tal y como lo conocemos, le quedará poco más de un año de vida. Solo tiene de plazo hasta el 31 de octubre para pactar o irse sin acuerdo.
En un documento realizado por la Comisión Europea el pasado noviembre, se aclara que “el periodo transitorio no pospone el Brexit. Desde el día del Brexit (el pasado 30 de marzo de 2019), Reino Unido dejará de pertenecer a la UE”. Esta cláusula quedó relativamente en suspensión por la prórroga que la UE concedió a Reino Unido. De hecho, los británicos fueron a las urnas el pasado 26 de mayo para votar en las elecciones europeas, donde el Partido del Brexit de Nigel Farage arrasó con más del 30 % de los votos. Así las cosas, no parece muy probable que Boris Johnson convoque elecciones antes del día que expira el plazo para el Brexit. Cuando Reino Unido salga de la Unión Europea, el resto de países miembros deberán repartirse sus parlamentarios proporcionalmente. A España le corresponden 5 nuevos Eurodiputados.
Sin acuerdo, la permanencia en Reino Unido se complica
El settled status es un trámite administrativo —englobado dentro de lo que se llama EU Settlement Scheme— que los residentes en Reino Unido tienen que realizar hasta finales de 2020 para poder permanecer allí. Un no-deal (no acuerdo) supone que este procedimiento solo pueda realizarse si la persona ya residía en Reino Unido antes del 29 de marzo de este año. Si hubiese acuerdo, podría solicitarse hasta finales del año que viene, incluso si se hubiese empezado a vivir allí después del 29 de marzo. Es decir, la diferencia es muy grande: residir allí antes del día del Brexit o no. La permanencia en Reino Unido de algunas personas puede depender de haber aterrizado más pronto en el país, por circunstancias casuales o no.
Diego Ariza, residente en Manchester, explica a El Salto que “de las opciones de quedarme me enteré por redes sociales. Todo se organiza a través de una App, pero tu móvil necesita tener capacidad para leer el chip del pasaporte”. El cambio de fechas ha podido provocar dudas al acceder a la información o en cuanto a los plazos, pero Ariza cree que “más que desconocimiento, conozco a gente que aún no se ha sacado el pre-settled o el settled status porque cree que no va a pasar nada al final”. Este emigrado a Reino Unido también cuenta que no es habitual que los jefes hablen de esto con sus empleados (salvo en algunos campos laborales en los que la propia empresa hace el trámite), sino que lo dejan en manos del propio trabajador. “Una cosa que no he visto comentar es que el pre-settled status, que es para la gente que lleva menos de 5 años en Reino Unido, tiene 5 años de caducidad. Si para entonces no has logrado el settled status, lo más probable es que te echen del país. Da igual que seas de la antigua Unión Europea”, expone Ariza.
Aunque no lo parezca, todos los países de la Unión Europea tienen un derecho de permanencia en su territorio de 5 años, regulado por la Directiva sobre la libre circulación. A pesar de que no suelen expulsar a ciudadanos comunitarios, podrían empezar a hacerlo por falta de recursos y de arraigo familiar, dos de las condiciones que esta directiva aprueba para que se pueda dar una expulsión en territorio Schengen.
Llevar 5 años en un país de la UE suele dar carta blanca y exime del cumplimiento de los requisitos económicos o familiares, pero si la persona está cobrando, por ejemplo, benefits (ayuda social) antes de que se cumplan 5 años de residencia en Reino Unido, puede ser expulsada del país por falta de recursos económicos.
La salida de Reino Unido de la Unión Europea no solo ensancha y acorta los plazos y supone improvisaciones burocráticas de las propias administraciones, sino que abre una puerta a la dinamitación de la libre circulación dentro de la propia Unión Europea. No es solo que se tenga que utilizar el pasaporte en un futuro para viajar a Reino Unido, sino que el Brexit puede convertirse en la excusa para la no-acogida de ciudadanía comunitaria entre los propios países que permanezcan en la futura Unión Europea.