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Brasil
Erika Hilton (PSOL): “No podemos perder la oportunidad de echar a Bolsonaro”
Erika Hilton es política y activista por los derechos de las personas negras y del colectivo LGBT. Nacida en la periferia de São Paulo, su madre la echó a la calle a los 14 años para volver a abrirle las puertas recién a los 19. Hilton vivió de cerca la explotación sexual en la adolescencia y las distintas caras del racismo a lo largo de toda su vida. Estudió pedagogía y gerontología, y se afilió al Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y desde allí forjó una carrera que, a base de garra, personalidad y trabajo, la trajeron hasta aquí. En octubre pasado la revista Time la mencionó entre los 20 líderes de la próxima generación, y es una de las dos únicas brasileñas que aparecen en esa lista. En las elecciones de 2020 ganó notoriedad nacional e internacional al ser la primera concejal transgénero elegida por la ciudad de São Paulo y la más votada del país. Es candidata a Diputada Federal en las elecciones del próximo 2 de octubre y, según indican las encuestas, podría convertirse en la primera diputada transgénero de la historia de Brasil.
En 2021, Brasil fue, por 13° año consecutivo, el país donde más personas trans fueron asesinadas en el mundo. En relación a su distribución geográfica, São Paulo fue el Estado donde más asesinatos se cometieron (25), seguido de Bahía (13), Rio de Janeiro (12) y Ceará e Pernambuco (11). La mayor parte de las víctimas (78%) eran prostitutas.
Erika Hilton forma parte de lo que se conoce como Quilombo en los Parlamentos, una iniciativa de la Coalición Negra por los Derechos que reúne 250 organizaciones de la sociedad civil, y que da apoyo a más de 100 candidaturas de personas ligadas al movimiento negro de ocho partidos de izquierda y centro izquierda (PT, PSOL, PSB, PCdoB, Rede, PDT, UP e PV). Aunque representan distintos partidos, lo que tienen en común todos los candidatos es su apoyo al presidenciable Luis Inácio Lula da Silva.
Por primera vez en su historia, estas elecciones de Brasil cuentan con más candidatos negros que blancos, en un país donde el 56% de su población es negra. De acuerdo con estadísticas divulgadas en agosto pasado por el Tribunal Superior Electoral, de los 28.116 candidatos inscriptos para los comicios del 2 octubre, 14.015 se registraron como afrodescendientes (49,57%) y 13.914 como blancos (48,86%). El número de candidatas mujeres este año también es récord pese a que solo representan el 33,4% de los aspirantes y la mitad de los hombres (66,6%).
Negras y negros ocupan pocos espacios en las instituciones federales y municipales y, aunque su participación en la política crece, siguen subrepresentados. En el Congreso son 124 de los 513 diputados y 13 de los 81 senadores. En el plano económico, la renta media de los blancos sigue siendo al menos dos veces mayor que la de los negros, según un estudio publicado en julio de 2021 por el Instituto de Investigación Económica Aplicada. Asimismo, la Coalición Negra reveló que el 75,5% de las personas asesinadas en el país son negras, y que, en 2018, el 58,1% de los hogares con inseguridad alimentaria severa estaban encabezados por personas autodeclaradas negras o morenas.
Estamos en un escenario que nos coloca en una situación que requiere decisiones estratégicas, no podemos perder esta oportunidad de devolverle la esperanza y la alegría al pueblo brasilero
En 2020 fuiste la primer concejal transgénero elegida por la ciudad de São Paulo, ¿qué paso y qué cambió desde entonces?
Creo que lo que cambió es que conseguimos establecer un diálogo profundo, y una resistencia, entre diversos sectores, para hacer frente al bolsonarismo, al fascismo, a un discurso antidemocrático, y a la ausencia de políticas y derechos para la comunidad negra, los feminismos y la comunidad LGTB. También hemos hecho una gran demostración de fuerza y de nuestra propia capacidad de organización, promovida desde las bases; y mantenernos, transformar esa fuerza en propuestas, a pesar de todos los horrores que vivimos, y organizar un frente de lucha que estoy segura que se traducirá en una respuesta importantísima el próximo 2 de octubre.
Desde su partido (PSOL) decidieron apoyar la candidatura de Lula, ¿por qué?
Porque en este momento de Brasil, Lula es el nombre más fuerte para enfrentar al bolsonarismo, al menos eso es lo que indican todas las encuestas. Estamos en un escenario que nos coloca en una situación que requiere decisiones estratégicas, no podemos perder esta oportunidad de devolverle la esperanza y la alegría al pueblo brasilero sacando a Bolsonaro del poder, y la única persona capaz de eso, hoy por hoy, es Lula.
Lula ha puesto como candidato a vicepresidente al conservador Gerardo Alckmin, ¿qué piensa de esto?
Es parte de esa visión estratégica que nos va a permitir salir de la barbarie y el terror que estamos viviendo. La democratización de Brasil requiere sumar el voto de sectores que tradicionalmente no forman parte de la izquierda. Entonces, aunque tenemos memoria de lo que fue el Gobierno de Alckmin en São Paulo, tenemos que comprender la necesidad de sumar más votos.
¿Y no tiene miedo que de la mano de Alckmin lleguen al Gobierno políticas más conservadoras?
Es posible que sus políticas sean más conservadoras que las de otras figuras, y lo hemos visto negociando con sectores que muy probablemente querrán obtener réditos, pero siempre serán políticas mucho menos conservadoras que las de ahora. Este será un Gobierno que propicie el diálogo y la crítica, y creo que podremos resistir a ese conservadurismo. Entiendo la preocupación, pero me parece que será posible la construcción y el diálogo.
La democratización de Brasil requiere sumar el voto de sectores que tradicionalmente no forman parte de la izquierda
¿Cómo es la vida de la población trans negra en Brasil hoy?
Es una vida extremadamente precaria, cruel e inhumana. Somos el país donde se cometen más homicidios de personas trans en el mundo. La gran mayoría de las mujeres que trabajan en la calle son negras, travestis y transexuales, y se enfrentan a diario con la violencia, el racismo y la transfobia. Somos perseguidas y torturadas, muchas veces a la luz del día, y esto incluso se filma y se sube a las redes sociales. Somos echadas de nuestras casas, no tenemos derecho a la religión, ni al afecto, ni al amor, ni a un Estado que nos proteja. Somos tratadas como abyectas, ridículas, nos quieren viviendo de madrugada, pero no a la luz del día. Esa es nuestra realidad, una realidad desoladora, la de un Brasil que nos mata de forma cobarde y perversa por el simple hecho de no aceptar la diversidad. Por todo eso, queremos terminar con este estado de privilegio de las cosas que beneficia a los mismos de siempre.
¿Los movimientos negros se ven afectados por los logros y avances de los feminismos y las diversidades, o es una lucha más específica la de estos movimientos?
Yo creo que las luchas son casi las mismas. Si bien los feminismos tienen sus especificidades, las mujeres negras son las mayores protagonistas de la lucha racial de Brasil en este momento. Las mujeres negras, además, traen consigo la discusión de un feminismo negro que contempla la cuestión del racismo. El feminismo más hegemónico no ha sido capaz de comprender las particularidades y la diversidad de las mujeres: indígenas, negras, trans, trabajadoras, campesinas, etc.
Somos echadas de nuestras casas, no tenemos derecho a la religión, ni al afecto, ni al amor, ni a un Estado que nos proteja. Somos tratadas como abyectas, ridículas, nos quieren viviendo de madrugada pero no a la luz del día
En las próximas elecciones, por primera vez en la historia de Brasil, hay una mayoría de negras y negros entre los candidatos. También es récord la cantidad de mujeres e indígenas que se postulan a algún cargo. ¿Cómo fue el proceso que se vivió para llegar hasta aquí?
Nosotros creemos que sin la presencia de los indígenas, los negros, las mujeres y la población LGTB, no podemos hablar de democracia, ni de cambiar esta desigualdad estructural. Estamos en un proceso de empoderamiento y de construcción de líderes sociales que luchan por nuestros territorios y nuestras identidades, y que pueden disputar y construir otro Brasil. Y estamos viendo un crecimiento de este nuevo proceso que nos permite instalar nuestras propias narrativas, la de un Brasil diverso, fraterno, plural, más justo, con respeto por su historia y sus orígenes. Para eso necesitamos trabajar con los movimientos sociales y las bases, pero también necesitamos construir consensos por medio de candidaturas que nos permitan disputar otro modelo de país.
¿Cómo cree que puede impactar un cambio de Gobierno y, en concreto, el triunfo de Lula, en relación a las demandas que llevan adelante los movimientos negros, los feminismos y las diversidades?
Brasil nunca eligió una travesti o una transexual como Diputada Federal así que ese será un paso muy importante para el diálogo, las negociaciones y el trato, dentro del Congreso Nacional. Lo primero es tener un gobierno con nuestra agenda y, a partir de allí, poder generar presión dentro del Congreso junto a las bases sociales, porque la movilización y las organizaciones sociales, en definitiva, son las que nos han permitido avanzar