Artes escénicas
‘iSlave’: tecnología, esclavos y consumo

En ‘iSlave’, el compositor Alberto Bernal propone, junto a Mar Gómez y Pablo Ramos, reflexionar en el escenario sobre la esclavitud que la tecnología provoca en este sistema a un lado y otro de la pantalla.
1 mar 2024 08:40

Nomofobia se denomina al miedo irracional a no tener teléfono móvil. En menor medida, ese vacío que se siente al quedarse sin batería, cuando no sabes dónde lo has puesto o al quedarnos sin cobertura. Una enfermedad del siglo XXI que se ha creado en apenas unos años. En 2001, Apple lanzaba su primer reproductor compacto de audio digital, el primer iPod. En 2007, el primer teléfono inteligente, el iPhone. En dos décadas, cuesta imaginar la vida sin el segundo, que acabó por engullir al primero. El móvil se ha convertido en una extensión de nuestro propio cuerpo, sin el cual no parece que podamos llevar adelante el día a día.

Sobre esta reflexión arranca iSlave, obra que se estrena en los Teatros del Canal de Madrid y que es una auténtica nueva experiencia, al dejar por los suelos los muros que separan las disciplinas como el teatro, la danza, la música o la performance. La espectadora, el espectador, se siente inmerso en una experiencia en poco más de una hora que va desde lo lúdico de la tecnología o el infierno que producir esta puede generar. El origen está en las noticias que el compositor Alberto Bernal, director del montaje, descubrió tras varios suicidios en la fábrica de la empresa taiwanesa Foxconn en China. Indagó y descubrió que la explotación laboral, las jornadas extenuantes de los trabajadores y las pésimas condiciones de vida de estos estaban detrás. Pero, ¿qué vinculaba esa realidad con la de los miles de consumidores que usan los productos que allí se generan? La respuesta está en iSlave.

“Si pensamos en 2011, un momento en el que la tecnología se veía como algo liberador, con el 15M en España con las redes sociales como elementos de organización o las primaveras árabes, que incluso se llamaban las revoluciones de Facebook. De ahí, en muy pocos años, esas tecnologías que vehicularon esas revoluciones han pasado a ser lo contrario”, recuerda Bernal en referencia al escándalo de Cambridge Analytica en el ascenso al poder de Trump o el referéndum del llamado Brexit. “La tecnología ha pasado de ser una herramienta de liberación a una herramienta de opresión en muchos casos”, concluye. Esa trampa se visualiza en el espectáculo, que ofrece dos mitades de la escena: el software y el ansia de consumo de imágenes, vídeos o redes sociales; y el hardware, donde los movimientos repetitivos consumen la vida de quienes crean teléfonos como el iPhone.

“Se tiende a ver la tecnología como algo inmaterial, la nube, lo digital, pero está sustentado en una realidad material muy concreta que no vemos porque el sistema se ha encargado de tapar”, explica Alberto Bernal

iSlave no somos nosotras y nosotros, es el término que se usa para las personas que producen los iPhone y otros en condiciones de casi esclavitud”, indica el director. “Nos quejamos de que la tecnología nos esclaviza —continúa—, que tenemos que estar pendiente de cosas que no queremos, pero en el fondo lo que produce esta semiesclavitud es una esclavitud real. Se tiende a ver la tecnología como algo inmaterial, la nube, lo digital, pero está sustentado en una realidad material muy concreta que no vemos porque el sistema se ha encargado de tapar”, explica Bernal, reflexión que se ve sostenida con los textos de Mar Gómez, proyectados sobre los separadores y sobre el fondo que contextualizan esa separación que pensamos que existe y el privilegio que supone poder no pensar en ello.

Con citas de Susan Sontag, Hannah Arendt o Guy Debord —filósofo francés que politizó el concepto de espectáculo—, la obra se va poniendo más frenética cuando la danza de los bailarines y la música de percusión y vientos aumenta y aumenta de intensidad. Ese consumo frenético que hacemos tanto del software como del hardware de las nuevas tecnologías y que se plasma en los beneficios multitudinarios de empresas como Apple, intel, Facebook, Universal o Disney. Un viaje desde San Francisco, la meca del sueño tecnológico, hasta Shenzhen, el oscuro rincón donde se fabrica. “Esta ignorancia deliberada o no hacia la otra mitad, de quienes producen los bienes que consumimos, hace que piense en que no es falta de información, es que estamos ‘demasiado ocupados’ moviendo el dedo por la pantalla, consumiendo de forma compulsiva ocio”, explica el compositor a El Salto.

ISlave - 2

El espectáculo, que después de Madrid se verá en Pamplona y otros lugares pendientes de concretar, es una apuesta complicada, especialmente por esa reticencia a ver el problema que supone el consumo actual de tecnología. “No es que falte información —explica Bernal—, podemos saber qué es poniendo ‘iSlave’ en un buscador. No es algo que sorprenda, porque ya sabemos qué pasa en Asia con la ropa y otros productos. Tenemos mucha información y esto es lo que hace que nos deje indiferentes”.

Para combatir esta situación de “anestesia colectiva”, los creadores de iSlave buscan la experiencia estética: “Quiero pensar que una hora confrontándose a esa realidad sobre un escenario despierta una vivencia sustancialmente diferente a leer una noticia de dos líneas. Porque viene de la vivencia, de lo estético, las emociones”.

Una estética que obliga a los bailarines a actuar recitando texto e interactuando con los demás, o músicos con coreografía e interpretación. “Trato de que la experiencia artística no esté encorsetada por una o varias disciplinas, sino que todas ellas sirven para crear una realidad que utilice los medios que necesite. Todo el equipo de creación y el equipo sobre el escenario hemos buscado esa idea”, comenta Bernal, que puntualiza que la performance de la obra realmente “no es una actuación, es que realmente están exhaustos, de tocar lo mismo durante una hora, de bailar lo mismo. Son cuerpos y personas reales lo que hace que sea muy potente”. El tipo de teatro de Bertolt Brecht, donde el teatro no es una ilusión, es real, recuerda. Una dirección de escena que completa Pablo Ramos.

ISlave - 3

“No sé si manejo la máquina o la máquina me maneja a mí” puede leerse en uno de los textos proyectados. Una afirmación que puede sentirse igual de cierta a un lado o a otro del escenario. Tanto en la fábrica china como en las calles de cualquier ciudad. Una experiencia estética que responde a lo que el compositor trata de transmitir a sus alumnos como catedrático del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. “Desde las especialidades como la creación o nuevos medios, hay una contradicción etimológica, porque no conservas nada, puede que planteemos que haya un conocimiento de la tradición para superarla y crear nuevas”, concluye.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Violencia machista
Violencia machista Las redes sociales, el escenario de dos nuevas denuncias por agresiones sexuales a varias actrices
Las denuncias por agresión sexual publicadas en redes sociales contra el actor y profesor Juan Antonio Codina y el director de cine Eduard Cortés airean la violencia machista que sufren las trabajadoras de las artes escénicas y el sector audiovisual.
Teatro
Teatro Un balance del Festival de Teatro Clásico de Mérida 2024
La efímera gloria alcanzada el año pasado, tras doce largos años de mediocridad, se esfumó como un espejismo bajo la dirección de Jesús Cimarro.
Teatro
Cultura andaluza La espera por las obras del Teatro Lope de Vega de Sevilla, una cuestión de confianza
El principal espacio escénico de la capital andaluza se cerró por obras de seguridad en otoño de 2023 y ahora ve paralizada su renovación por la prórroga de los presupuestos, con la oposición acusando de falta de transparencia al gobierno
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el estado español.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto como el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Uruguay
Uruguay La izquierda parte como favorita en la segunda vuelta de las elecciones en Uruguay
El candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, parte con ventaja en las encuestas. El alto número de indecisos, y la ausencia de mayorías en parlamento y senado, marcan estos comicios.
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.
Dana
Encuesta Tres de cada cuatro personas en España ligan la virulencia de la dana con el cambio climático
Una encuesta realizada por More in Common señala que una amplia mayoría de la población considera que el país está mal preparado para adaptarse a los fenómenos extremos que trae la crisis climática y debe hacer más esfuerzos al respecto.
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.
Más noticias
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.

Recomendadas

València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.