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Argentina
Argentina decide entre la ultraderecha y el continuismo
El sprint final de cara a las elecciones de segunda vuelta de este 19 de noviembre en Argentina está marcado por mucha preocupación y angustia, pero también por un profundo cansancio. El agotamiento producto de los tres largos meses que mediaron entre las elecciones primarias de agosto —en las que se definieron los candidatos habilitados para votar—, y ahora, es regla. También lo es la enorme incertidumbre que despierta no saber si el 20 de noviembre tomará las riendas del gobierno el ultraderechista, Javier Milei (La Libertad Avanza, LLA), o el actual ministro de Economía y candidato oficialista, Sergio Massa (Unión por la Patria, UxP). Aunque Massa no es un candidato que despierta grandes entusiasmos, la amenaza de la ultraderecha en el poder ha movilizado a la sociedad civil a encarar una campaña basada, sobre todo, en un voto anti Milei, quien ya anunció que de ser gobierno irá a por todo. En un escenario cerrado y cargado de sorpresas, en el que Milei ganó las primarias de agosto y Massa luego hizo lo suyo con la remontada de octubre, las “fallidas” encuestas marcan un empate técnico y los votos se pelean, prácticamente, uno por uno.
Campaña
Para ejemplificar el retroceso (y el terror) que implica la irrupción de Milei, y la posibilidad de que sus promesas se hagan efectivas, no hay más que hacer un breve recuento. Tanto Javier Milei, como su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, han prometido a lo largo de toda la campaña, medidas que van desde la derogación del aborto y del matrimonio civil, hasta la libre portación de armas, la venta de órganos, la ruptura de relaciones con el Vaticano, y con China y Brasil (dos de los principales socios comerciales de Argentina), la privatización de la salud y la educación públicas y de los clubes de futbol, la quita de subsidios y los planes sociales que mitigan el ajuste en las clases populares, y la venta de la empresa de energía YPF y del yacimiento de Vaca Muerta, por mencionar algunas.
Tanto Javier Milei, como su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, han prometido a lo largo de toda la campaña, medidas que van desde la derogación del aborto y del matrimonio civil, hasta la libre portación de armas o la venta de órganos
También votaron en contra de la ley de cardiopatías congénitas, niegan el cambio climático y expresaron su admiración por Margaret Thatcher en el país de la Guerra de Malvinas. Pero en el sumun de ideas delirantes, los diputados electos de LLA, Alberto Benegas Lynch y Lilia Lemoine, se mostraron a favor de privatizar el mar, el primero, y de la renuncia a la paternidad, lo que les permitiría a los hombres decidir si quieren o no hacerse cargo económicamente de sus hijos, la segunda. Lemoine además calificó de “patriota” al líder neonazi Carlos Pampillón. Si bien Milei ha moderado muchas de sus promesas (y a sí mismo), sobre todo luego de la derrota en primera vuelta cuando quedó 7 puntos por debajo de Massa, continúa sosteniendo la promesa de dolarizar la economía y de cerrar el Banco Central.
Como parte de su estrategia de campaña, Milei le bajó el tono a casi todo y dejó de lado la motosierra con la que prometía recortar un 15% del presupuesto nacional. Lo que también dejó de lado fueron las declaraciones altisonantes, dando lugar a un tono más medido. Tanto él como sus principales referentes fueron llamados a la calma como parte del acuerdo con Juntos por el Cambio, el partido del ex presidente Mauricio Macri, en aras de ganar los votos de Patricia Bullrich -que quedó en tercer lugar en las generales-, pero también porque sus estrategas analizan que su cierre de campaña en primera vuelta, en el que se lo vio desaforado y en plan rock star, le restó votos.
Argentina
Elecciones en Argentina Quién es quién en el mapa electoral argentino
Por otra parte, la crisis interna de Juntos por el Cambio (JxC), provocada por los resultados de la primera vuelta y el apoyo explícito de Bullrich y Macri a Milei, tuvo consecuencias no sólo hacia al interior de esa fuerza, sino también en el espacio de la ultraderecha. Los sacudones en uno y otro lugar, dejaron entrever un fuerte malestar de varios dirigentes de LLA, por un pacto con el que muchos no acuerdan. Por el lado de JxC, quienes se manifestaron en contra de la alianza con LLA, se mostraron neutrales y dejaron a criterio de sus seguidores la definición del voto, a diferencia de Bullrich y Macri que llamaron abiertamente a votar a Milei. Macri aparece como el jugador en las sombras detrás de Milei y, aunque se desconocen los detalles de un acuerdo que se terminó de sellar a puertas cerradas en su casa, en las últimas horas se habla de un distanciamiento entre los dirigentes de LLA y los del PRO, con Bullrich y Macri a la cabeza.
La vice
La compañera de fórmula de Milei, Victoria Villarruel, tiene una carrera política que supera con creces a la del economista. Desde que asumió como diputada, sus polémicas declaraciones sobre el terrorismo de Estado la han puesto en el centro del debate sobre los derechos humanos. Hija, nieta y sobrina de militares, agita la batalla cultural de la ultraderecha argentina, y es una activa militante de lo que se denomina “memoria completa”, que reivindica a las víctimas de organizaciones de izquierda de los ‘70 como Montoneros o el ERP. Villarruel ha sido cuestionada por las visitas que le hacía a la cárcel al dictador Jorge Rafael Videla, y por figurar en las anotaciones que hizo el represor Miguel Osvaldo Etchecolatz —condenado a 9 cadenas perpetuas—, mientras preparaba su defensa en la reapertura de los juicios de lesa humanidad (2006). La candidata afirma que lo que hubo en Argentina fue una guerra y que, en todo caso, lo que existieron fueron abusos.
Pero lo de Villarruel preocupa no solo por su reivindicación del terrorismo de Estado sino porque se la señala como la posible sucesora de Milei. En un artículo del sábado pasado, el influyente director de la editorial Perfil, Jorge Fontevecchia, señaló que el plan, en el caso de que el ultraderechista gane las elecciones, es ensayar la misma jugada que se viene practicando en varios países latinoamericanos, es decir, la sustitución del presidente por su vice. El plan no incluiría un juicio, o impeachment, sino que el candidato —que dice ser candidato porque Dios se lo transmitió a través de conversaciones que tiene con su perro muerto—, sería obligado a renunciar y sustituido por Villarruel. Elucubraciones al margen, son pocos los que dudan estos días de la falta de capacidad de Milei para hacerse cargo de la gestión de gobierno.
Massa
Por otro lado, Massa promete un gobierno de unidad nacional a sabiendas de que esta nueva etapa exige superar la polarización entre kirchneristas y antikirchneristas, y que, a pesar de que él no es un kirchnerista puro, es el candidato del peronismo/kirchnerismo. Un peronismo que llega a estas elecciones en medio de una profunda crisis y que debe disputar un voto antiperonista valiéndose más del miedo a Milei que del entusiasmo que despiertan sus propias propuestas. Máxime si se tiene en cuenta que el candidato del oficialismo es el ministro de Economía en funciones de una gestión fracasada, con un 140% de inflación interanual y un 40% de pobreza. Sin embargo, a Massa se le reconoce, por izquierda y por derecha, además de una extrema ambición de poder, una enorme capacidad para establecer alianzas y capear tormentas. En ese sentido, el oficialista ya anunció que convocará a varios dirigentes opositores para formar parte de su gabinete y que la Oficina Anticorrupción también quedará en manos de la oposición
Massa promete un gobierno de unidad nacional a sabiendas de que esta nueva etapa exige superar la polarización entre kirchneristas y antikirchneristas, aunque él mismo es el candidato del peronismo/kirchnerismo
La izquierda trotskista, encabezada por Myriam Bregman, y su partido, el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT), que salieron en quinto lugar en la primera vuelta, llamaron a no votar a Milei, pero aclararon que esto no implica un apoyo político ni electoral a Massa. Una decisión que les valió muchas críticas de los sectores progresistas que se manifiestan, mayormente, a favor de un voto útil o estratégico. Aunque en el Brasil de Bolsonaro una alianza de izquierda a favor de Lula logró frenar el avance de la ultraderecha, lo de Argentina no se puede comparar, fundamentalmente, porque el Partido de los Trabajadores de Lula, a diferencia del peronismo, sí hunde sus raíces en una izquierda más tradicional.
Por lo demás, estos últimos días y ante la gran preocupación que despierta un gobierno de ultraderecha, una buena parte de la sociedad civil ha decidido cargar sobre sus espaldas la campaña de Massa. Desde posteos en las redes sociales, hasta carteles escritos a mano en los ascensores o en los pasillos de los edificios, pasando por fotocopias que se reparten en la calle con cuadros comparativos sobre lo que sería la vida con y sin subsidios del Estado o charlas informales en las tiendas de barrio o en las oficinas de trabajo, un sinnúmero de personas se han dado a la tarea de tratar de convencer al otro, en un escenario que se presenta como de empate técnico y donde cada voto vale. “Votar a Massa no te hace peronista” y “Votar a Milei te hace cómplice de la dictadura”, rezan dos carteles escritos a mano alzada en cartones, que expresan lo difícil que resulta votar a Massa en este contexto, pero que apelan a un “voto útil” ante la catástrofe que puede significar Milei.
Contra Milei, y (a favor) de Massa
La amenaza de un gobierno ultraderechista ha hecho, incluso, que se posicionen en contra de Milei, y (a favor) de Massa, una infinidad de personalidades públicas (y no tan públicas), de las que hasta hace algunas semanas era impensado un posicionamiento en ese sentido. En unas elecciones que se viven como un parteaguas, incluso ciertos sectores de izquierda se ven en la disyuntiva de votar, y llamar a votar, a un candidato que ni siquiera los termina de convencer, y mucho menos los entusiasma.
En este sentido, las señales en contra de Milei (y a favor de Massa), no dejan de multiplicarse, y van desde una carta de 100 economistas advirtiendo sobre los peligros de un posible gobierno del ultraderechista en el periódico británico The Guardian, o un editorial de la revista Nature, hasta sendos comunicados de colectivos y personalidades públicas argentinas de la cultura, la música, la ciencia, el deporte, la educación, etc. Los más llamativos, sin duda, han sido los comunicados de las swifties (comunidad de seguidoras de Taylor Swift), los rolingas (seguidores de los Rolling Stones), y los otakus. Estos últimos advirtieron sobre los efectos de la dolarización y en cómo podría impactar en los precios de los mangas, mientras que las swifties manifestaron que Milei representa un peligro para las mujeres y diversidades, señalaron que no lo van a votar y lo compararon con Trump.
Las señales en contra de Milei no dejan de multiplicarse, y van desde una carta de 100 economistas advirtiendo sobre los peligros de un posible gobierno del ultraderechista, hasta comunicados de colectivos de la cultura, la música, la ciencia, el deporte o la educación
Una de las últimas, y más sorprendentes reacciones fue la de los clubes de fútbol de todo el país que emitieron comunicados en los que se manifestaron contrarios a su privatización, o lo que es lo mismo, al deseo de Milei de constituirlos como Sociedades Anónimas, y ratificaron querer sostener “el modelo de asociaciones civiles sin fines de lucro”. De esta manera se manifestaron, incluso, los poderosos Boca Juniors y River Plate.
Los que también se manifestaron a favor de uno y otro candidato, fueron distintos mandatarios y líderes políticos de la región. Massa recibió el apoyo de Pedro Sánchez, presidente español, de Lula da Silva (Brasil), de Manuel López Obrador (México), de Gustavo Petro (Colombia), y del ex presidente de Uruguay, José (Pepe) Mujica. Mientras que Milei recibió el apoyo de los ex presidentes Mariano Rajoy (España), Iban Duque y Andrés Pastrana (Colombia), Jorge Quiroga (Bolivia), Sebastián Piñera (Chile), Felipe Calderón y Vicente Fox (México); y del premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Como nota de color, entre quienes impulsan la campaña en contra de Milei, el apoyo de Vargas Llosa se celebró irónicamente dada su fama de mufa. Con la victoria de Petro en Colombia, el escritor cosechó la sexta derrota electoral de los candidatos de derecha a quienes viene apoyando explícitamente en la región.
Por otra parte, los dichos de Victoria Villarruel —que dejó abierta la puerta a una posible amnistía a los genocidas presos por juicios de lesa humanidad—, viralizaron una serie de respuestas y mensajes, que buscan contraponerse a esto y reivindican un proceso de memoria, verdad y justicia, que parecía intocable, pero que también está siendo fuertemente cuestionado. Los más destacados fueron el de una nieta de desaparecidos que se subió al metro para dar testimonio sobre lo que vivieron ella y su familia en dictadura, y el de una mujer que estuvo detenida en un campo de concentración, que expresaron su preocupación por la posibilidad de que un gobierno Milei dejé en libertad a los genocidas. En este sentido, fueron varios los represores con prisión domiciliaria que se dejaron entusiasmar por la idea de La Libertad Avanza en el gobierno y pidieron autorización para ir a votar en el balotaje. Uno de los primeros en manifestar su entusiasmo fue Jorge “El Tigre” Acosta, jefe de inteligencia del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que escribió después de la primera vuelta electoral: “se aproxima la hora del conocimiento de la verdad”. En una Argentina que es referencia en materia de políticas de reparación post dictadura, esta es una postal que nadie podía imaginar tan sólo dos meses atrás, y que aún convive con los juicios de lesa humanidad que se llevan adelante en todo el país.
Mujeres y disidencias han sido clave en este proceso electoral: de los 36,7 puntos que obtuvo Sergio Massa en la primera vuelta, un 45% correspondió al voto del padrón femenino mientras que el voto a Milei es predominantemente de varones jóvenes
Quienes también han sido claves en este proceso electoral son las mujeres y las disidencias, y su voto. De los 36,7 puntos que obtuvo Sergio Massa en la primera vuelta, un 45% correspondió al voto del padrón femenino, frente a un 30% del masculino. En contraposición a esto, el voto a Milei es predominantemente de varones jóvenes. Esto, en gran parte, lo explican las propuestas de Milei, que niegan insistentemente la brecha de género y abogan por recortar todo tipo de derechos; y que en la campaña de Massa las cuestiones de género fueron ganando terreno, y se fueron haciendo explícitas muchas propuestas que conciernen a los cuidados, la crianza o la brecha de género.
Si bien las iniciativas que muestran el peligro de Milei en el poder no han dejado de multiplicarse, existe la impresión de que se trata de una campaña que sólo interpela a cierta clase media, y a los que ya están convencidos, pero no tanto a los indecisos ni a quienes descreen de la política, o que algo de todo esto pueda mejorarles la vida. Muchos sostienen que esta arremetida por derecha responde a sectores de la población que han quedado por fuera de casi todo, y para quienes el temor a perder derechos más que una amenaza es una realidad. Por ahora solo resta esperar y que, ante la enorme disyuntiva que representa el voto del domingo, una buena mayoría incline la balanza, al menos, por mantener los consensos más básicos de la democracia.