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Análisis
El recuento del voto del extranjero introduce suspense en la conformación de mayorías para la investidura
Ahora que el 23J ha pasado, y que aún estamos tratando de asimilar el resultado, todo parece indicar que, aunque el PP ha ganado las elecciones al ser la formación política que ha logrado reunir más votos y escaños, esta no es más que una victoria pírrica, pues el bloque de la derecha sólo cuenta con 169 escaños, lo que les sitúa bastante lejos de la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados y, por lo tanto, de la Moncloa.
En este sentido, la sorpresa no se encuentra tanto en el resultado de los populares, que con 8.091.940 de votos, un 33,05% de los votos válidos, se ha situado algo por debajo de lo que pronosticaba la media de encuestas. Aún así, han obtenido su mejor resultado desde el 2011, superando a Rajoy en 2015 y en 2016.
La sorpresa ha sido el resultado del PSOE y, por consiguiente, de Sumar. Por un lado, el PSOE se ha hecho con 7.760.970 votos, un 31,70% de los votos válidos, un resultado muy superior a lo que señalaba la mayoría de encuestas, que situaba a los socialistas entre el 28% y el 29% de los votos y, además, obteniendo su mejor resultado desde hace 15 años, en la última cita electoral de Zapatero, en 2008. En este sentido, Sánchez ha mejorado la cifra de Rubalcaba en 2011, que tuvo lugar antes de la ruptura del sistema de partidos y, por si fuera poco, su resultado en las últimas cuatro citas electorales.
Por otro lado, el resultado de Sumar, aunque, en términos absolutos, sea inferior al de la suma de Unidas Podemos y Más País hace cuatro años, es positivo en tanto que, a pesar del crecimiento de su socio de Gobierno, han resistido por encima de los tres millones de votos y, por lo tanto, ensanchando el bloque de la izquierda por encima del resultado de las últimas elecciones.
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De hecho, y de cara al 23J, una de las claves fue la posibilidad de que se produjera una participación asimétrica. Es decir, que el electorado de izquierdas y el de derechas acudiesen de forma diferente a las urnas, votando uno en mayor medida que el otro. De esta manera, un pronóstico bastante aproximado a lo que posteriormente fue el resultado de las elecciones aseguraba que el bloque de la derecha votaría como en las elecciones del 28A de 2019 —una primavera conservadora—, situándose por encima de los 11 millones de votos, mientras que la izquierda lo haría como en la repetición electoral del 10N de 2019 —un otoño progresista—, cayendo por debajo de los 10 millones y medio de votos.
Aunque, en términos generales, es una buena aproximación a lo que luego ha sido el resultado final del 23J, es obvio que el electorado de izquierdas ha acudido a las urnas en mayor medida de lo que se esperaba, superando esa barrera de los diez millones y medio de votos, mientras que la derecha lo ha hecho, a su vez, por debajo de las expectativas al no ser capaz de alejarse demasiado de los 11 millones de votos y, por lo tanto, logrando una distancia de sólo 350.000 votos frente a la izquierda.
Además, en lo que se pronosticaba una jornada electoral en la que el bloque de la derecha conseguiría los escaños necesarios para la mayoría absoluta (176) sin demasiadas complicaciones o, en todo caso, se quedaría muy cerca de lograrla, su resultado ha dejado bastante que desear, en especial el de los populares de Feijóo, que se esperaba que superasen la barrera de los 140 escaños e, incluso, de los 150 escaños según Michavila, de GAD3, entre otros.
Sin embargo, la “remontada” del PSOE les ha permitido situar la distancia entre el PP y el PSOE en una posición en la que los populares ya no han sido tan eficientes a la hora de traducir sus votos en escaños —aunque han seguido ganando una prima de más del 5%, siendo el partido político al que más ha beneficiado el sistema electoral—, propiciando esos 136 escaños. A su vez, esto ha situado al PSOE en los 122 escaños, una cifra muy superior a los 100 o 110 que algunos señalaban. Había quienes, incluso, llegaron a confabular con la posibilidad de que Pedro Sánchez no continuara al frente del PSOE en septiembre si los populares arrasaban. Algo que, por supuesto, no ha ocurrido.
Ahora bien, ¿en qué lugar deja el resultado del 23J la posibilidad de formar un nuevo Gobierno de coalición progresista en nuestro país? En primer lugar, hay que señalar que la ventaja de la izquierda es mínima. La suma del PSOE, Sumar y sus ‘socios de Gobierno’ durante la pasada legislatura —ERC, EH Bildu, PNV y el BNG— sólo ha alcanzado los 172 escaños frente a los 169 del bloque de la derecha —PP y Vox—, que, en caso de contar con, al menos, la negativa a Sánchez de UPN y Coalición Canaria (CC), pasarían a ser 171 escaños. Es decir, un solo escaño de ventaja, lo que dejaría la posibilidad de revalidar el Gobierno con el apoyo de sus socios y, en todo caso, la abstención de Junts en la esperanza de que el recuento del voto exterior, que comienza este fin de semana, no altere ningún escaño del bloque de la izquierda.
En este sentido, hay una serie de escaños que están en riesgo por un margen minúsculo de votos a la espera de que este fin de semana se haga el recuento del voto del Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA), que recoge a los españoles residentes en el extranjero. En primer lugar, en Madrid, donde el PP está a 0,05 puntos, y, por lo tanto, a sólo 1.748 votos, de arrebatarle el último escaño al PSOE. En segundo lugar, en Girona, donde el PP se ha quedado a sólo 0,11 puntos, y, por lo tanto, a sólo 362 votos, de arrebatarle el último escaño a Junts. Por supuesto, hay más escaños en juego, pero estos son los dos cuya distancia es más pequeña y, además, podrían mover escaños de uno a otro bloque, alterando las mayorías.
De suceder, esto situaría la suma del PSOE, Sumar y sus socios de Gobierno en los 171 escaños, mientras que el bloque de la derecha crecería hasta los 173 escaños, por lo que la posibilidad de una abstención de Junts en la investidura de Sánchez quedaría completamente descartada, siendo únicamente posible con su voto a favor, algo que, en estos momentos, parece completamente imposible.
En consecuencia, podríamos vernos envueltos en una batalla a la desesperada durante los próximos meses en la que está en juego la victoria por controlar el relato de cara a una inevitable repetición electoral que, por supuesto, tendrá que contar con un culpable. De ocurrir, aún está por ver si los votantes señalan a Junts, al PSOE, al PP o, quien sabe, a Sumar o a Vox. Aún es pronto para celebrar la victoria del 23J. Como ya se advirtió, habrá que esperar a que se cuente hasta el último voto, lo que no ocurrirá hasta una semana después del 23J con el voto exterior que, sin duda alguna, será el que determine el futuro Gobierno de nuestro país.