Historia
1852: matar a Isabel II

El Reino debe ser gobernado por quien sabe, protegido por quien puede y labrado por quien debe. España, piensa Bravo Murillo, no necesita del pueblo intelectuales que piensen sino bueyes que trabajen
El regicidio del cura Merino
El regicio del cura Merino (estampa de c. 1852)

Doctor en Historia y profesor de filosofía

9 oct 2023 06:00

Recién desembarcado en la perla del Caribe, Leopoldo O´Donnell saca brillo a sus galones y se afana en conseguir una fortuna. Queriendo congraciarse con la elite criolla, el nuevo capitán general de Cuba no tiene dudas de a quién se le deben las rosas y a quién las espinas. Y así, cuando le cuentan los detalles inventados de la llamada conspiración de la escalera, el espadón enarca una ceja, veterano como es de muchos embustes y de no pocas maniobras torticeras, y da la fantasía por buena. Porque lo cierto es que no hay conspiración de esclavos ni sombra de ella, sólo una oligarquía que teme morir degollada mientras duerme y unos cuantos cimarrones que se han fugado de las plantaciones.

Sin embargo, señala el general, a veces hay que dar con todo a quien no tiene nada, y por ello aprueba el escarmiento contra la Cuba que se sueña sin cadenas. Agradecidos, los propietarios del azúcar y del tabaco le alaban la audacia y le hacen estatuas de piedra y de mármol italiano, pues nada erige más monumentos que el favor hecho a los que pueden pagarlos.

La isla zumba de miedo y de cuerpos desgarrados. Más de mil esclavos sufren tortura, de los que mueren casi trescientos. Después se ejecuta a más de setenta hombres libres, a unos con fusil, a otros con garrote

La isla zumba de miedo y de cuerpos desgarrados. Más de mil esclavos sufren tortura, de los que mueren casi trescientos. Después se ejecuta a más de setenta hombres libres, a unos con fusil, a otros con garrote. Por matar se mata incluso al poeta Plácido, que no entendió nunca cómo cabía tanta brutalidad en una isla tan pequeña. Y, cuando le cuentan la carnicería al recién nombrado arzobispo de Santiago de Cuba, Antonio María Claret, este se persigna esperando que todos esos muertos no sean un mal presagio.

El padre Claret, que desea ser el confesor de la reina, llega con fama de hombre santo. Milagros dicen que hizo muchos, sabiéndolo y sin saberlo, que de todo hay en el santoral apostólico. Por orden del imperio desembarca en el Caribe con una docena de rosarios y un par de cruces siempre a mano. Tiene también Claret fama de sanador de almas y deshacedor de ensalmos, y, habiéndose aclimatado en las Canarias en misiones de caridad y espanto, llega ahora al calor caribeño, donde se encuentra la fe torcida como una flor muerta de banano.

Llevado por el aliento de San Pablo, el santo patina y habla tímidamente en favor de los esclavos. Sin querer quitar al César lo que es del César, quiere que Dios reciba también lo suyo, y los esclavos, hasta donde le alcanza el entendimiento, también forman parte del rebaño. Entonces, un sicario de la oligarquía azucarera se abalanza sobre él y le da dos cortes, uno en la mejilla, otro en el brazo. Este aviso de la Providencia le es suficiente. Un año más tarde regresará a Madrid para atender las cuitas de la reina y hartarse de chocolate con churros. A pesar de su olor a santo, el padre Claret no tiene vocación de mártir ni de filósofo, y en esto se distingue del padre Varela, que piensa en Cuba como en una nación independiente. Porque de España, escribe sembrando para el futuro, sólo se puede esperar el tormento y el látigo.

A Juan Bravo Murillo, presidente del Consejo de Ministros, estos pensamientos le ponen un rictus de enterrador que amedrenta a los ordenanzas y asusta a los niños. De costumbres frailunas y temperamento de contable, el presidente considera que la sociedad es consustancial a la monarquía y al credo católico, y que el pueblo, dejado a su libre albedrío, actúa como un Saturno que devora a sus hijos. Atiborrado de un platonismo de confesionario, Bravo Murillo sueña un Reino a salvo de la corrosión del tiempo. A cada uno su oficio y su lugar; la justicia, Dios mediante, se manifestará por sí misma. Porque sin la ayuda del Señor, advierte a sus ministros, nada se fundamenta y todo se corrompe. Por ello, el presidente le besa la mano al nuncio para que el Papa se avenga a firmar un tratado. Y Pío IX, hecho a los ritmos geológicos del Vaticano, sonríe mefistofélico y pide el cielo y la tierra.

En este Concordato, que durará más años que todos los que lo han firmado, el Estado promete proteger y financiar el culto católico, el único y verdadero. El Papa bendice la exclusión de otros misterios y se frota las manos cuando se le entrega la educación y la censura

En este Concordato, que durará más años que todos los que lo han muñido, el Estado promete proteger y financiar el culto católico, el único y verdadero. El Santo Padre bendice la exclusión de otros misterios y se frota las manos cuando se le entrega la educación y la censura. A modo de guinda, el gobierno le ofrece abrir nuevas órdenes religiosas y no desamortizar más tierras eclesiásticas. Ahora que el nacionalismo italiano le deja sin reino en este mundo, España le devuelve el reino en el otro. Dios aprieta, le dice Pio IX al nuncio, pero no ahoga.

Habiendo dejado huella en todos los ministerios, el presidente se permite un acto de inmodestia y piensa que puede ponerle un candado al siglo. Y así, antes de caer víctima del canibalismo de los suyos, Bravo Murillo proyecta la definitiva ordenación reaccionaria del Reino. Días más tarde, sale de su escritorio un borrador de constitución que no pasa de carta otorgada, lo que da a entender a toda la Corte que el Licurgo de Fregenal de la Sierra ha perdido el paso de la Historia. Los ministros le dicen que es imposible, pero él, cargado de ojeras y temores, persiste. El Reino debe ser gobernado por quien sabe, protegido por quien puede y labrado por quien debe. España, se defiende Bravo Murillo, no necesita del pueblo intelectuales que piensen sino bueyes que trabajen.

Y es en este punto en el que no está de acuerdo el sacerdote Martín Merino, que confía en su criterio como si Dios se lo hubiese dictado. Sarmentoso e intransigente, su rostro de santón del siglo pasado se cierra sobre unos ojos diminutos, acostumbrados a las penurias y helados como el agua de un bautizo. Encarcelado en su juventud por lo alto que predicaba contra el rey Fernando, Merino partió más tarde hacia el exilio, donde leyó mucho y decidió regresar más apocalíptico de lo que había salido. Allí sobrevivió hablándole a Dios a solas y sermoneando contra las mentiras y los tiranos. Al volver encontró corrupción en todas partes y afirmó que algo debía hacerse al respecto.

La soberanía es de las Cortes con la reina, dice en voz alta. La monarca, por tanto, no puede actuar con tan criminal inocencia. No me queda más remedio, piensa el cura, que matar a Isabel II

Ahora, un nuevo desplante del gobierno le da el pie para entrar en escena. Un pequeño grupo de la tropa, harto de no llevarse ni las migajas en los repartos cortesanos de los favores y las prebendas, grita que los soldados también quieren títulos y sinecuras. La respuesta del Estado llega en forma de consejo de guerra, que condena a dos cabos como cabezas de turco de la algarada. Rebeldes, dicta la sentencia, y como a tales se les fusila. Merino aprieta los dientes y abre la Carta Magna. Aquí se dice que la soberanía es de las Cortes con la reina, dice en voz alta. La monarca, por tanto, no puede actuar con tan criminal inocencia. No me queda más remedio, piensa el cura, que matar a Isabel II.

Ignorante de estas cavilaciones, Isabel se dispone a acudir a una misa de gracias por un parto que no ha terminado en lágrimas. Merino aguarda en un pasillo a que todos los espadones dejen paso a la reina, que se ha tomado su tiempo para vestirse porque estamos en febrero y ella no se apura por nadie. Cuando Isabel está a un paso, el cura saca un puñalito y lanza sus sesenta años contra ella. Grita entonces la reina de espanto y los grandes de España se desmayan. El palacio se revuelve sobre sí mismo en un torbellino de alabardas y de miriñaques a la carrera. Merino no se inmuta. Ha fallado, y es de justicia esperar la sentencia.

Con mucho gorgorito de valkiria envenenada, Isabel llega a sus aposentos en volandas. La fuerza del golpe ha sido detenida por la jungla de encajes y ballenas que la envuelve. La herida, le aseguran, no es grave. Quién es ese loco, grita Isabel, quién es ese traidor que ha querido matar a su reina. Le responden que es un cura apóstata, satánico y demócrata. Entonces, el padre Claret y Sor Patrocinio le susurran palabras que le atienden el cuerpo y le dan un lenitivo a su alma. Y con este cuidado Isabel se duerme tranquila, a salvo de los orates y los regicidas.

Los jueces, sin embargo, dictaminan que Merino no está loco. Le interrogan para cerciorarse y el cura responde que no quiere defensa ni puede tenerla. Ha cometido el delito más grave, y todo lo que no sea la muerte será otra infamia. Los que sí hablan son los gerifaltes de la Iglesia, que no quieren que Merino les estropee la fiesta. Lo degradan rapándole la cabeza y lo expulsan del oficio con latinajos de catacumba. Despojado de su condición eclesiástica, la justicia lo condena. Muerte a garrote, se oye en la sala. El preso, continúa el juez, será ejecutado a la misma hora que perpetró el atentado. Vestirá el reo, termina el magistrado, un birrete encarnado para que todo el mundo lo vea y lo desprecie.

Al mediodía del 7 de febrero de 1852, los guardias lo sacan montado en un burro y vestido como un payaso. Por el camino sonríe y habla, lo que espanta al confesor que le han puesto al lado. El verdugo le parte el cuello, y muerto queda. La autoridad, que no quiere misterios ni mártires, ordena reducirlo a cenizas. Apagado el fuego, dos soldados esparcen el polvo en una fosa sin nombre. Es preciso hacerlo así porque saben que no es buena cosa matar a un loco o a un santo. Y ellos, abrumados, proceden en silencio, como si temieran agitar lo que Martín Merino no se ha llevado consigo.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Historia
Historia La segunda vida de Joaquín Maurín
Alberto Sabio reconstruye en ‘Excomunistas’ la vida y el pensamiento del fundador del POUM: desde su politización en el republicanismo hasta su giro socialdemócrata y anticomunista durante la Guerra Fría.
Historia
Descifrando a historia As cortes de Melide, así foi como o medo da nobreza galega tratou de frear novas revoltas como a Irmandiña
No ano 1520 en Castela, estala a Guerra das Comunidades. Esta revolta vai ter un carácter antiseñorial e tamén en contra o novo rei, Carlos I. En Galiza, tamén tivo o seu eco.
Opinión
Opinión Israel no puede perder una “humanidad” que nunca tuvo
Un editorial reciente de Haaretz afirmó: “Israel está perdiendo su humanidad en Gaza”, pero esto ignora la brutal historia de la colonización sionista de Palestina, de la cual el genocidio de Gaza es sólo el último capítulo.
Estados Unidos
Estados Unidos Trump inaugura una utopía de los multimillonarios con su segundo mandato
En su primer mandato, los más ricos mostraron cierta distancia con el presidente Donald Trump. Ahora, la oligarquía estadounidense ha abrazado su pensamiento ‘antiwoke’ y aguarda los beneficios fiscales prometidos para seguir ampliando la desigualdad
Palestina
Palestina Asmaa Alghoul: “Cuando cese el genocidio, todo el mundo debería recorrer las calles arrasadas de Gaza”
Nacida en Rafah en 1982, la periodista y escritora Asmaa Alghoul es una de las voces palestinas más independientes. Muy crítica con Fatah y Hamás asegura que no va a permitir que sus libros sean traducidos al hebreo.
Estados Unidos
El regreso de Trump Lo que Trump promete hacer el primer día de su vuelta al poder
El reelegido presidente de Estados Unidos plantea aprobar una batería de entre 50 y 100 decretos en las primeras horas en la Casa Blanca: deportaciones masivas, recorte en derechos civiles, ambientales y en los servicios públicos.
Desigualdad
Desigualdad La riqueza de los milmillonarios crece en 2024 tres veces más rápido
La desigualdad sigue trepando posiciones con una concentración de riqueza sin precedentes en la historia humana, según el reciente informe de Oxfam ‘El saqueo continúa’.
Crisis climática
Un 50% entre 2070 y 2090 Decrecer de forma planificada o a la fuerza: el PIB mundial se hundirá por la crisis climática
Economistas y científicos británicos dan por hecho que el crecimiento se desplomará en las próximas décadas por los “shocks climáticos”.
Ocupación israelí
Primera fase de la tregua Varios incidentes ponen a prueba el alto el fuego en Gaza
Cuando no se han cumplido 48 horas de tregua, la agencia Wafa denuncia dos ataques israelíes en Rafah, mientras un soldado habría muerto en Nablús. Al menos 830 camiones han entrado en la Franja con ayuda humanitaria.

Últimas

Ayuntamiento de Madrid
Fórmula 1 en Madrid La Fórmula 1 en Madrid acelera, atropelle a quien atropelle
El Ayuntamiento ya ha sacado a licitación la obra, a la que aspiran varias grandes constructoras del Ibex35, sin que se haya respondido a las alegaciones de los dos procedimientos anteriores.
Granada
Granada AMA Desokupa intenta desalojar un nuevo centro social en Granada sin orden judicial
Los activistas denuncian que la guardia de seguridad privada les está impidiendo el acceso de comida al edificio, durante el intento de desalojo varias personas han sido identificadas sin justificación por la policía.
Sevilla
Educación Pública La Junta de Andalucía cierra 163 aulas en los colegios públicos de Sevilla
En la comunidad autónoma se cerraron en 2024 un total de 706 aulas, según USTEA. Colectivos en defensa de la educación pública además denuncian la baja calidad de los comedores y la falta de inversión en educación especial.
Más noticias
València
València Refugios de la Guerra Civil afloran en Paiporta tras la dana
Las inundaciones revelan refugios antiaéreos para protegerse de los bombardeos fascistas. Fueron construidos por los propios habitantes bajo sus propias casas hace 90 años.
Redes sociales
Redes Sociales 20 de enero de 2025: el día en el que miles de tuiteros quieren dejar colgado a Elon Musk
Organizaciones ecologistas y universitarias, ayuntamientos como el de París y miles de usuarios de la red social que un día fue Twitter están convocados a dejar X coincidiendo con el día de investidura de Donald Trump.
Sumar
Sumar Yolanda Díaz, entre el ‘pacta sunt servanda’ y el juego de Junts
Sumar ha tenido su premio tras pasar del tono bajo al ‘ruido’ que antes rechazaba y consigue torcer el brazo del PSOE en la tramitación de la reducción de la jornada.

Recomendadas

Música
Música y política Apoyar a Palestina “es complicado” en la música antifascista de Alemania
La cancelación de conciertos en la escena antifascista de grupos que han mostrado su rechazo al genocidio evidencia la división del país respecto a Palestina.
Argentina
Argentina Golpe a la memoria en Argentina: los retrocesos en políticas de derechos humanos en la era Milei
La política de derechos humanos en Argentina enfrenta retrocesos alarmantes bajo la gestión de Javier Milei. Despidos masivos, cierre de espacios de memoria y desfinanciamiento amenazan el legado de memoria, verdad y justicia.
Túnez
Túnez Gabes, 50 años de muerte lenta
Entre vertidos químicos, suelos estériles y redes vacías, las comunidades locales del sureste de Túnez resisten y lideran una lucha ambiental y social que atraviesa fronteras.
Rap
Poetas Puestos “Tanto los medios como la política quieren que seas un tonto feliz”
Charly Efe y Teko, acompañados de una banda, publican el disco ‘Tontos felices’ donde mezlcan su carrera en el rap con ritmos rock para crear lo que han bautizado como rap‘n’roll.