América Latina
Colombia o la hipocresía europea

Colombia sigue los pasos de Israel en su grado de impunidad y violación sistemática a los derechos humanos, con la única diferencia de que, si el segundo opera contra el ocupado pueblo palestino, Colombia lo hace contra su propia población.
La guardia indígena del Cauca en las movilizaciones de mayo de 2021. - 1
Funeral en el Cauca durante las movilizaciones contra el Gobierno de Iván Duque. Xavi Suler

Mugarik Gabe

31 may 2021 12:48

Un régimen que criminaliza la protesta social y que en su respuesta a la misma suma un reguero continuo de violaciones sistemáticas a los derechos humanos. Un régimen que ha añadido a la represión policial, que causa ya decenas de muertes, cientos de asesinados y miles de detenciones, nuevas formas de terror contra la población. Se generalizan así las desapariciones de manifestantes jóvenes que, semanas después, van apareciendo con signos de torturas y baleados en campos y cunetas; se cuentan también por decenas las personas que reciben disparos en los ojos, quedando de esta brutal manera marcados para el resto de sus vidas. Pero este es un régimen que también hace uso de las violencias machistas como herramienta para la represión social y se cuentan ya por decenas las mujeres jóvenes que han sido secuestradas y violadas por elementos policiales, llevando a alguna de ellas al suicidio.

Leyendo el párrafo anterior es posible que algunos se hayan situado inmediatamente en Venezuela. Una más, habrán pensado, del bárbaro régimen bolivariano que lleva años reprimiendo a la democrática oposición y sosteniéndose en su tiránico poder (esperamos se entienda la ironía). Al fin y al cabo, esto es lo que llevan años contándonos, y por lo tanto moldeando así la opinión pública, desde las tribunas mediáticas que controlan las élites económicas y políticas de Europa y América. En ese continente Venezuela encarna el mal y tiene su antónimo en el país vecino: Colombia, quien es suma de los valores de la democracia y el respeto más escrupuloso a los derechos humanos. Donde no hay intereses oligárquicos ni mezquinos que, desde posiciones ultraderechistas, sigan pugnando por enterrar el fallido proceso de paz, por estigmatizar a la población indígena, afro y campesina desde evidentes posiciones clasistas y racistas, estén detrás de la muerte de cientos de liderazgos sociales o sean la razón, con sus políticas económicas, del continuo empobrecimiento de la mayoría de la población colombiana que se ve abocada a mal vivir en su propio país o emigrar en busca del inexistente paraíso donde, por lo menos, quizá le respeten la vida.

La situación es escandalosamente grave y este país ya no se puede clasificar ni tan siquiera como democracia de baja intensidad. Sabemos que su gobierno, así lo ha sido durante décadas, está protegido por los intereses geoestratégicos norteamericanos y europeos, que le permiten desarrollar una política de tierra quemada contra su propia población

Pero, dejemos de lado el sarcasmo y la ironía. La situación en Colombia es escandalosamente grave y este país ya no se puede clasificar ni tan siquiera como democracia de baja intensidad. Sabemos que su gobierno, así lo ha sido durante décadas, está protegido por los intereses geoestratégicos norteamericanos y europeos, que le permiten desarrollar una política de tierra quemada contra su propia población. No pretendemos entrar en una reiterada revisión de las causas más visibles de la protesta social, aquellas que tienen que ver con un nuevo intento por hacer pagar más a quienes menos tienen, mientras los que más tienen siguen engordando unas cuentas de beneficios que les permiten pasear el país en helicóptero o hacer las compras en Miami. Tampoco revisaremos las causas menos visibles, aquellas que se refieren a un régimen oligárquico que durante décadas ha respondido a una concepción patrimonial del estado, que hoy combina con los dictados más ortodoxos del modelo neoliberal. Sobre todo ello se ha escrito ampliamente en estas semanas, y se seguirá escribiendo en las venideras.

Sin embargo, hacemos aquí un alegato contra la hipocresía europea, especialmente de su clase política. Una clase siempre dispuesta para la denuncia del gobierno de Venezuela, o para poner el grito en el cielo por las detenciones de golpistas en Bolivia y a hacer votos por el respeto escrupuloso a sus derechos bajo amenazas al gobierno soberano de este país de sanciones de todo tipo. Y, sin embargo, una clase política que mira sistemáticamente para otro lado mientras en Colombia la juventud sale a las calles para denunciar la falta absoluta de perspectivas, no de futuro, sino en este presente duro al que ha sido condenada sin juicio alguno. Una clase política que mira para otro lado mientras se superan los 1000 liderazgos sociales asesinados desde la firma de unos Acuerdos de Paz (2016) que el gobierno de Iván Duque incumple sistemáticamente. Clase política europea que, acompañada de la económica y mediática, mira para otro lado desde que el 28 de abril la sociedad colombiana decidió optar por la protesta sostenida y pacífica, que ha sido respondida por la represión más salvaje y la militarización del país en un no declarado estado de excepción que suspende libertades y derechos, mientras se protege desde esos cuerpos policiaco-militares a civiles armados que asesinan impunemente manifestantes en las calles.

Colombia es un país en el que, en situación de pandemia, con índices de contagios y muertes provocadas por el virus de los más altos de América Latina, la gente prefiere salir a la protesta y asumir el riesgo que ello conlleva

Colombia es un país en el que, en situación de pandemia, con índices de contagios y muertes provocadas por el virus de los más altos de América Latina, la gente prefiere salir a la protesta y asumir el riesgo que ello conlleva. Como se decía en los primeros días, este es un país en el que la gente teme más las decisiones perversas del gobierno que los efectos mortales de un virus. Al fin y al cabo, Colombia es país especializado en vivir en medio de múltiples virus: el de la violencia, el de la pobreza, el de la injusticia social, el de la desigualdad, el del neoliberalismo…

Pero para Europa nada de esto es grave. No habrá grandes conciertos de música solidaria, no habrá medidas que presionen al gobierno para frenar la represión, no habrá misiones de verificación de la situación de los derechos humanos, no sea que hagan su trabajo y le digan a la vieja Europa que Colombia es uno de los países donde esos derechos son más sistemática y masivamente violados. Esto, igual no se podría seguir escondiendo, y complicaría la consideración de Colombia como un país aliado, democrático y, sobre todo, donde la internacionalización de nuestras empresas puede seguir adelante, aunque ello no deje ningún beneficio ni entienda los intereses y demandas de la población.

En este escenario, la tónica general de Europa, tantas veces escuchada y sufrida, suele ser del tipo: “expresamos nuestra preocupación por la situación”, “seguimos de cerca la evolución de los acontecimientos”, o “llamamos a un diálogo para construir consensos”. Todo, como si lo que se estuviera produciendo fuera una discusión un poco subida de tono entre vecinos. Todo, obviando que el actual gobierno colombiano está en manos de la extrema derecha que representa el uribismo, contrario a la paz y que aboga por seguir considerando Colombia como su finca particular en la que se imponen, bajo una máscara de aparente sistema democrático, medidas siempre en detrimento de la vida de las grandes mayorías del país y, cuando éstas, protestan, se las reprime a sangre y fuego. Por supuesto, el rasero que se aplica a Colombia con miles de muertos e índices de pobreza en continua progresión no tiene nada que ver con las presiones diplomáticas, sabotajes, bloqueos económicos, denuncias internacionales y toda la larga serie de acciones y medidas concretas contra, por ejemplo, el gobierno venezolano.

Colombia sigue los pasos de Israel en su grado de impunidad y violación sistemática a los derechos humanos, con la única diferencia de que, si el segundo opera contra el ocupado pueblo palestino, Colombia lo hace contra su propia población. Y Europa, esta vez sí, aplica el mismo rasero en uno y otro caso: mirar para otro lado y dejar hacer.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Colombia
Colombia Las conversaciones de paz con las guerrillas del ELN
Aunque ha habido avances, la posibilidad de firmar acuerdos de paz con el ELN es aún muy remota, probablemente inabordable antes de que concluya el mandato presidencial de Petro en 2026.
Colombia
Oscar Sánchez “Petro está entregando la transición ecológica colombiana a las transnacionales europeas”
Óscar Sánchez, tesorero de la Unión Sindical Obrera colombiana, pide al presidente del país que apueste por la transición ecosocial y se valga para ello de la empresa pública Ecopetrol.
Literatura
Luis Carlos Barragán “Lo más preciado que tenemos, las memorias que atesoramos, de repente son solo un producto más”
Luis Carlos Barragán desafía las narrativas hegemónicas de género y sexualidad a partir de la construcción de identidades híbridas entre lo humano y no humano que trascienden las limitaciones impuestas por las estructuras normativas de poder.
#91641
4/6/2021 10:09

Se lo intento yo explicar a mis amigos venezolanos, el dia que comais mierda a causa de un gobierno de derechas, no chavista, os vais a dar cuenta de que nos (al establishment europeo y americano) importais una mierda, solo son usados en un tema geopolitico..
Cosa que les pasa ahora a los colombianos.

0
0
#91473
2/6/2021 13:30

Muy buen articulo, hay vandalismo actualmente en Colombia, pero lo que hay que preguntarse es como y porque aparecio ese vandalismo, el pueblo ha perdido su ingenuidad, y ha despertado contra tanta corrupcion, tanta desigualdad y tanta miseria.

2
0
#91322
31/5/2021 22:48

Poca información de este redactor y una visión muy personal. Poco conocimiento de los gobiernos Europeos actuales

0
3
#91321
31/5/2021 22:15

Una cosa es protesta social y otras muy diferente es andar quemando, destruyendo las bienes de las ciudades, saqueando negocios y supermercados... Ya solo con la primera frase se ve que el articulo esta sesgado. Muchisimas personas l apasaron muy mal los peores días del paro y no fue por el gobierno si no por la parte violenta de la protesta y sin sentido que llevo al desabastecimiento de las ciudades de de comida y combustible. Un pueblo que come papa y salchichon y este no llega o le cobran 5 veces lo que vale no come. Deficits deinsumos hospitalarios en fin, todo, por que querian bloquear las principales ciudades. Derecho a la protesta hay pero no acosta del sufriemiento del pueblo

0
2
Congreso de los Diputados
Ley ómnibus El Congreso aplasta el ‘escudo social’ del Gobierno
La moratoria de desahucios y de cortes de suministros para familias vulnerables del ‘escudo social‘, así como los descuentos en el transporte y en el bono social eléctrico quedan suspendidos tras la derrota del Gobierno en el Congreso.
Fiscalidad
Impuestos Junts y PNV eliminan el impuesto a las grandes energéticas
Las derechas vasca y catalana se suman al PP y Vox para que no se prorrogue el impuesto pese a las concesiones.
Palestina
Genocidio No hay tregua para Israel, que multiplica sus ataques sobre la población de Cisjordania
Las Fuerzas Armadas de Israel han lanzado la operación “muro de hierro” sobre Jenin, donde se han producido más de diez asesinatos y docenas de detenciones en las últimas horas.
Crónica
Palestina El viaje vacío: el espejismo de la ayuda humanitaria en la frontera de Rafah
Un enviado especial de El Salto a Rafah explica cómo se ha producido el primer acceso de los periodistas extranjeros a este punto de la frontera de Egipto con Palestina tras el anuncio de alto el fuego en vigor desde el 20 de enero.
El Salto n.77
El Salto 77 La desastrosa gestión de la dana en la nueva revista de El Salto
A las vidas que se perdieron en el fango y la riada, a la gestión del desastre, dedicamos la portada de nuestro número de invierno de 2025.

Últimas

Estados Unidos
Crisis climática El portazo de EE UU al Acuerdo de París, una decisión que costará vidas
El magnate promulga en su primer día una batería de leyes anticlima y saca a Estados Unidos del plan global para frenar el cambio climático en el año en que el planeta ha sobrepasado los 1,5ºC de calentamiento.
Estados Unidos
Ola antigénero Trump, pasado y futuro del infierno que viven las personas trans en Estados Unidos
Aunque los atentados más graves contra los derechos trans en EE UU en los últimos años han venido de parte de los Estados, Trump empieza su mandato cargando contra el derecho a la no discriminación o los tratamientos médicos para el colectivo.
Galicia
Galicia Noruega frena una celulosa similar a Altri amparándose en la directiva europea que regula los vertidos
La Agencia de Medio Ambiente del país da carpetazo a la construcción de una fábrica en su territorio y argumenta su decisión por las potenciales afecciones a la calidad del agua. El proyecto, señalado por Greenpeace, era más pequeño que el gallego.
Comunidad de Madrid
Sanidad a la madrileña La policía levanta una mesa que recogía reclamaciones en el Hospital 12 de Octubre de Madrid
Vecinas y vecinos de barrios y pueblos de Madrid llevan un año recogiendo reclamaciones por el estado de la sanidad. Este miércoles la acción ha sido impedida por la Gerencia del hospital, en un contexto de lucha.
Comunidad de Madrid
Sanidad a la madrileña Partos sin epidural y bebés en riesgo, la situación de la maternidad de La Paz llega a los juzgados
La plantilla del gran hospital madrileño denuncia la situación de la atención materno infantil por la escasez de personal, que ha llevado a situaciones límites como pausas respiratorias de recién nacidos que no fueron detectadas.

Recomendadas

Palestina
Genocidio “Felicidad mezclada con mucha tristeza”, gazatíes en Egipto reciben las noticias del alto al fuego
Las personas palestinas refugiadas en Egipto celebran el alto el fuego aunque reconocen muchas dudas sobre el posible retorno a su tierra, toda vez que la campaña de Israel ha terminado con las infraestructuras y diezmado a las familias gazatíes.
Galicia
Galicia La Xunta reparte 2,6 millones en 59 convenios con los grandes medios gallegos basándose en el “interés general”
En poco más de año y medio, las consellerías firmaron 59 convenios para la publicación de campañas y contenidos periodísticos relativos a sus ámbitos competenciales, reservándose el derecho a hacer observaciones en los contenidos.
Yemayá Revista
Yemayá Revista El feminismo saharaui, una lucha debilitada por el abandono de un pueblo
Pese a lo esencial de la lucha de las mujeres saharauis por reivindicar sus derechos y los de su tierra, 50 años de exilio y colonización han tenido impactos en los ejes patriarcales de los campamentos de personas refugiadas en Tinduf.
Migración
Derechos Humanos 2.465 personas han muerto o desaparecido intentando llegar a territorio español en 2024
El informe ‘Derechos humanos en la Frontera Sur’ de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía pone el foco este año en la situación de los asentamientos en Huelva y Almería donde viven más de 12.000 personas.