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Agricultura
Xylella: la última plaga del liberalismo llega a Alicante
Tras devastar los cultivos de olivos y almendros en Italia y sur de Francia, esta bacteria ha llegado a Illes Balears y a la Península Ibérica a través del País Valencià.
Plagas hay muchas, y la Xylella ni siquiera es nueva. Se identificó hace un siglo en California, pero llegó a Europa en uno o varios momentos indeterminados durante los últimos años y se ha sentido cómoda al calor de los países meridionales, donde ya se puede empezar a hablar de epidemia vegetal con consecuencias en varios cultivos de capital importancia económica para las áreas afectadas. Algunas de estas consecuencias son el desastre que ha provocado en los campos de olivos de Puglia, en el sur de Italia, o la extensión que ha alcanzado en Baleares, donde ya ha sido detectada en 16 especies.
¿Pero qué es la Xylella? Quizá sería más apropiado emplear el nombre en plural, pues se trata de una gama de bacterias fitopatógenas que afectan a diferentes cultivos dependiendo de la subespecie. El patógeno vive en el xylema de la planta, es decir, los conductos por los que transporta la savia. Cuando un árbol está infectado de esta bacteria se produce una obstrucción de estos conductos que acaba provocando la muerte del hospedante. En Estados Unidos aún hoy conviven con ella, y en Brasil ha arrasado millones de olivos y cítricos. Se trata de un organismo que ataca a especies vegetales leñosas como la vid, el olivo o el almendro. Otras subespecies de la bacteria atacan a los cítricos y a diferentes tipos de plantas sin fruto. Se transmite por contagio a través de una amplia variedad de insectos vectores de las familias de los cicadélidos y cercópidos que se alimentan de la savia de la planta. Esto provoca que su detección y erradicación sea una tarea harto complicada, así como su cultivo en laboratorio, de ahí el apellido de Fastidiosa.
Pero la molestia de los científicos no es nada comparada con la de los agricultores de Alicante y Balears, que tienen los olivos centenarios arrancados en el sur de Italia como telón de fondo y pavoroso precedente. La ausencia de cura o tratamiento fitosanitario ha obligado a las autoridades a decretar cuarentenas y arrasar los campos infectados, salvo casos excepcionales.
En el Estado español, en 2016, Balears anunció la detección de la plaga y, en la actualidad, hay registrados más de 500 positivos en Mallorca, Menorca e Ibiza de hasta 16 especies hospedantes diferentes, tal como informó la Conselleria insular de Agricultura y Medioambiente. Por su parte, el Ministerio del ramo decretó el pasado mes de enero una cuarentena para la entrada y salida de una larga lista de especies vegetales. En Mallorca, el primer foco se detectó en un vivero de Porto Cristo, mientras que en Italia la hospedante cero oficial fue una planta de café importada de Costa Rica. En el caso de la península, de momento el primer foco ha sido detectado únicamente en almendros de la zona norte de Alicante, en las comarcas de las Marinas y el Comtat, con epicentro en el valle de Guadalest. La Conselleria de Agricultura de la Generalitat Valenciana hizo pública la localización del primer brote de esta epidemia vegetal en junio de 2017, pero Carmen Solbes, propietaria de la finca de almendros donde se detectó el primer foco, afirma que la bacteria está presente en la zona “desde hace más de cinco años”.
DIEZ MILLONES DE OLIVOS
En Italia, el estatus de plaga se hizo oficial a partir de 2013, y en la actualidad ha obligado a arrancar más de diez millones de olivos. Más o menos por aquella época, Carmen Solbes informó a las autoridades de que sus almendros “estaban malos”. Desde entonces, asegura, los servicios de Extensión Agraria y la Conselleria de Agricultura realizaron diversos análisis que no arrojaron resultados, hasta que en junio de 2017 las pruebas efectuadas por la Generalitat determinaron que los almendros de Carmen estaban afectados por Xylella fastidiosa. La respuesta fue aplicar el protocolo de erradicación de la Unión Europea, que obliga a arrancar y triturar los ejemplares afectados y toda la cubierta vegetal circundante en cien metros a la redonda. No obstante, para Carmen, “que se arrase con todo a cien metros alrededor y no se actúe” contra las especies potencialmente afectadas que se quedan fuera de ese radio es algo que “no tiene sentido”. El sentido, según las autoridades escondidas tras los protocolos europeos, es que, dado que no existe tratamiento contra la Xylella, la única opción es eliminar los árboles enfermos. El problema es la arbitrariedad en la selección.
Según se recoge en la carta de la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Pesca recibida por Mari Carmen Bellvert, propietaria de otra finca de almendros de Guadalest en el radio de acción de la Xylella, la administración, en virtud del protocolo de erradicación de la Unión Europea, le obliga a “arrancar y destruir in situ” las especies afectadas en un plazo máximo de 15 días tras la detección, pudiendo delegar la actuación en Tragsa, la empresa pública de gestión forestal. Nada más. Muchos afectados no saben si sus árboles están infectados o no, solo que están en las zonas demarcadas.
El protocolo de la Unión Europea obliga a arrancar y destruir las especies afectadas en un plazo máximo de 15 días
Tanto Carmen Solbes como Mari Carmen Bellvert denuncian la poca transparencia con que actúa la administración autonómica. Las cartas enviadas a los afectados les instan a arrancar los cultivos y aplicar insecticidas para acabar con los insectos vectores, pero, en lugar de efectuar el acompañamiento y la labor informativa propia de un organismo público, la Conselleria prefiere recurrir a la amenaza de sanciones a quien contravenga las medidas sanitarias con cifras que van desde los 120.000 hasta los tres millones de euros de multa por incumplimiento. Pese a dar un plazo máximo de 15 días para arrancar el cultivo, la administración autonómica valenciana, desde principios de junio, ha anunciado ya la detección de cuatro focos localizados en las comarcas alicantinas de la Marina Alta y el Comtat, sin que se haya actuado contra ellos en los 15 días posteriores a su detección.
Las quejas de los afectados también pasan por la política compensatoria de la Generalitat. Cuando se detectó el primer foco, el borrador de las indemnizaciones que presentó la Administracion autonómica contemplaba pagar unos 40 euros por árbol en secano y 10.675 euros por hectárea, pero el informe encargado por la Conselleria a la Universitat Politécnica de València —que todavía no es oficial— rebaja un 30% las cifras, ofreciendo 28 euros por árbol y 6.192 euros por hectárea arrancada. Además, tal como denuncian afectados como Mari Carmen Bellvert y organizaciones agrarias como la Asociación Alicantina de Jóvenes Agricultores (ASAJA Alicante), el plan de indemnizaciones contempla cubrir el lucro cesante a los empresarios viveristas de la zona, pero no así a los agricultores, extremo que supone un “agravio” para los productores de almendra de las comarcas afectadas.
La orden inicial de Conselleria no recogía ningún plan de replantación con especies resistentes, algo que sí se está haciendo en Mallorca para evitar la deforestación. Finalmente, el pasado 23 de noviembre, la Conselleria de Agricultura anunció un “plan de reestructuración” en los campos afectados para que los agricultores tengan “opciones de cultivo viables”, pues hasta ahora se venía aplicando el protocolo europeo de erradicación, según el cual tras el arranque no se pueden plantar especies hospedantes en un plazo de cinco años. Por todos estos motivos, recientemente se ha creado en Alicante la Plataforma de Afectados por la Xylella, que ha enviado una carta a la consellera de Agricultura, Elena Cebrián, en la que expresan su “enfado” por la política de comunicación llevada a cabo por la Administración autonómica y en la que se niegan a firmar las autorizaciones para llevar a cabo acciones de erradicación “hasta estar debidamente informados”. Desde la plataforma reclaman que “se incrementen los estudios sobre los insectos vectores, que son los que realmente están expandiendo la plaga”, y denuncian la escasa efectividad de las trampas para identificarlos. También exigen la implementación de un plan de reforestación ante el “deterioro paisajístico” derivado de la erradicación, que puede “mermar además las actividades turísticas” de esta comarca del interior alicantino, según lamenta la plataforma de afectados en cu carta.
Otro de los peligros derivados de la plaga de Xylella es el daño medioambiental que pudiera derivarse de los tratamientos fitosanitarios para acabar con los insectos vectores de transmisión. Tal como explica David Blanes, alcalde de Benifato por el PP —una de las localidades en cuyo término se han detectado almendros infectados por Xylella—, la Conselleria está actuando como “pollo sin cabeza” contra la plaga, pues ha ordenado realizar tratamientos fitosanitarios en el municipio, cuyo subsuelo alberga un acuífero que precisa de estudios específicos para evitar su contaminación. Pero no solo pueden peligrar las aguas, los apicultores de Tárbena y Bolulla, municipios demarcados como afectados por la plaga, han denunciado el grave riesgo que corren las abejas si se emprende una campaña de fumigaciones contra los insectos que propagan la Xylella.
erradicar vs contener. El secretario autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero, afirmó que, contra el brote de Xylella en Alicante, “no cabe la contención, la única opción posible es la erradicación”. Erradicar es arrancar y triturar el árbol infectado y toda la cubierta vegetal en un radio de cien metros, y no poder volver a plantar en cinco años; contener es arrancar solo el árbol afectado, aplicar tratamientos fitosanitarios en el resto y realizar controles periódicos. El plan de erradicación viene impuesto por la UE bajo desorbitadas multas por incumplimento.
No obstante, la extensión de la plaga en Balears, su carácter insular y el hecho de que afecte a varias especies ha propiciado que la Comisión Europea les permita aplicar un plan de contención en lugar del devastador plan de erradicación. Lo mismo ha ocurrido en Córcega. No así en Italia, oficialmente la zona cero europea y todavía obligada a arrancarlo todo. El secretario autonómico valenciano justifica la erradicación en Alicante en que, “si no actuamos, quién se va a responsabilizar si a un productor de olivos de Jaén le llega la Xylella”. Mientras tanto, los productores de almendra del norte de Alicante, de momento único fruto afectado en la península, lamentan ser “los que se sacrifiquen por todos”.
EL ESPEJO BALEAR
El secretario técnico de ASAJA Alicante, Ramón Espinosa, afirma que Baleares es “el espejo” en el que se miran, pues, a su juicio, están haciendo “cosas muy interesantes”. Espinosa explica que en las islas no hay plan de indemnizaciones porque “han hecho unos estudios y unos informes en virtud de los cuales tienen la posibilidad de replantar casi inmediatamente, y eso sí que lo asume la Administración autonómica”. Mientras, en el País Valencià la Administración solo asume la erradicación y no permite plantar en cinco años. Pero el secretario autonómico valenciano fue tajante: “No cabe la contención”. En Italia este es el protocolo, que se ha aplicado desde que se detectó la plaga en el olivo, y las reticencias de los agricultores a arrancar sus cultivos debido a la incertidumbre y lo irrisorio de las compensaciones, hizo que el problema se agravara.
Rodríguez Mulero afirmó que, si la plaga “fuera a más”, ya se plantearía “un plan de reestructuración global” que trascendería la simple erradicación. Es por ello que Espinosa considera que “el sustituir el plan de erradicación por el de contención va a pasar”, de modo que desde la organización agraria alicantina piden “que pase ya, que no se esperen tres meses para arrancar y deforestar toda la zona norte de la provincia de Alicante”.
“Todo el mundo está de acuerdo en que sea alicante la que soporte el problema y se sacrifique por el resto de España”, opinan en Asaja Alicante
El de ASAJA Alicante es un punto vista singular. Ante la incertidumbre sobre el avance de la plaga, la mayoría de organizaciones agrarias están a favor del protocolo europeo de erradicación. Desde la Asociación Valenciana de Agricultores Asaja —que integra a ASAJA Alicante— están de acuerdo con que se destruyan los árboles infectados, lo que supondría pasar al plan de contención. Por su parte, desde Asaja Alicante, Espinosa opina que no lo explicitan “porque están nadando y guardando la ropa”, e incide en que el problema de momento está en Alicante. “Todo el mundo está de acuerdo en que sea Alicante la que soporte este problema y se sacrifique por el resto de España, pero, claro, esto no se puede hacer con estas medidas indemnizatorias irrisorias”, puntualiza Espinosa.
“Es una actitud muy extraña”, considera Jordi Sebastià, eurodiputado de Compromís por la coalición Primavera Europea, sobre las reticencias expresadas por ASAJA Alicante. Sebastià ha participado activamente en los debates de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo y ha hecho campaña activa contra los intentos de la Comisión Europea de rebajar los criterios de control fitosanitarios para el comercio de frutas y verduras. También ha seguido de cerca la aplicación de las directrices europeas para el control y erradicación de la Xylella.
El eurodiputado explica que utilizó “el tema de la Xylella en la discusión sobre el nuevo reglamento de prevención de plagas vegetales que se aprobó esta legislatura” y que, tras muchas enmiendas, “se consiguió cambiar la postura del Parlamento, que era muy permisiva”. Durante el debate parlamentario asegura que vio “la fuerza de los lobbies”. “La UE ha sido impotente para frenar la entrada de plagas, entre otras cosas porque los lobbies de los importadores, sobre todo de Holanda, han permitido que hubiera unos controles muy laxos”, sentencia Sebastià. Aparte, hace hincapié en el hecho de que la cura contra la plaga todavía está lejos de vislumbrarse, por lo que opina que “hay que romper un poco el mito” de que a los agricultores les cuesta mucho porque están “como ‘enganchados’ a la industria fitosanitaria”. “La ciencia no lo cura todo”, apostilla señalando que, en Brasil y en EE UU, la Xylella “ha hecho muchos destrozos y han estado buscando y buscando, por tanto, mucha calma con esto, habrá que buscar en investigación las cepas que resistan a la Xylella, cambiar cultivos”. Sebastià subraya que “esto es el inicio, es un punto más de una crisis que ya han arrastrado mucho tiempo y que va a a obligar al agricultor a hacer unos cambios muy importantes”.
Y esos cambios son los que piden los propietarios de los almendros afectados en lugar de la erradicación. El hecho de que ASAJA Alicante discrepe de otras organizaciones agrarias y de las autoridades respecto al rigor del protocolo de erradicación, esa “actitud extraña” que observaba Sebastià, es precisamente la impotencia de quien ve que en otros territorios se están aplicando alternativas menos devastadoras para su medio de vida.
La producción de almendra no es el principal medio de vida de Mari Carmen Bellvert, pero no quiere arrancar sus árboles sin saber si están enfermos ni si va a tener que dejar la tierra en barbecho sin que sea necesario. Ha asistido a muchas charlas organizadas por las asociaciones agrarias en los pueblos de las zonas demarcadas y ha entendido con naturalidad las explicaciones que los expertos ofrecían en esas charlas cuando insistían en que el remedio para la plaga aún está lejos, pero insiste en que “no se puede permitir el daño medioambiental y turístico” que sufriría un municipio como Guadalest, cuya población sobrevive en gran medida gracias a sus paisajes boscosos. Por ello Ramón Espinosa insite en el ejemplo de Baleares, que ha avanzado lo suficiente en la identificación y estudio de la plaga, de manera que ya trabajan en un plan de contención que implica acabar solo con los árboles infectados y replantar con variedades resistentes.
LIBERALISMO VEGETAL
Jordi Sebastià insiste en que la UE ha permitido a Balears aplicar el protocolo de contención básicamente porque es una isla, y apunta que solo se ha permitido en ese caso y en el de Córcega. Asimismo, el diputado insiste en que la Xylella ha venido para quedarse, a tenor de la tendencia legislativa en Europa. “Con la gran coalición de socialistas, demócratas, populares y liberales, el dogma este de que el libre comercio nos hará a todos ricos y felices no puedes ni cuestionarlo”, expresa el eurodiputado en relación a las enmiendas presentadas para endurecer los controles de sanidad vegetal en las fronteras de la Unión. Según señala, los parlamentarios de izquierdas se ven obligados a trabajar “de forma que no se entienda que estamos utilizando la protección de sanidad vegetal como una excusa para evitar el libre comercio”.
Sebastià advierte de que ese libre comercio “no es libre; es desregulado, que es una cosa diferente”. También denuncia que esa falta de control ha traído la Xylella a Europa y traerá otras plagas como el black spot de Sudáfrica, que afecta a los cítricos. “Determinados puertos, por ejemplo el de Rotterdam, que es el gran coladero de Europa, tienen unos controles muy cuestionables, entre otras cosas porque en los puertos españoles el control de las plagas lo hace una inspección pública, en Holanda lo hace una inspección privada, una empresa que está en manos del lobby de importadores”, que, según el eurodiputado, es uno de los que permiten el ‘libre comercio’ de plagas por Europa.
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¡Bravo!, muy bien explicado. Sería muy efectivo poder hacer un video de muy corta duración desde la perspectiva de cada región. Por ejemplo, qué pasaría si llegase al olivar jiennense.