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Agresiones homófobas
Hipótesis no barajadas y errores policiales en la supuesta falsa agresión homófoba en Malasaña
El pasado jueves conocimos que se había producido una agresión homófoba en la que con un cuchillo se grabó la palabra “maricón” en la nalga de un joven de 20 años, que también sufrió heridas en el labio. Según la primera versión de la víctima, las lesiones fueron infligidas por ocho encapuchados por la tarde en un portal. En una segunda versión, la víctima dijo haber mentido, que las lesiones habían sido consentidas y se habían producido en un domicilio. ¿Cómo se llega de una cosa a otra? ¿Hay más explicaciones plausibles aparte de “es una denuncia falsa”?
Un dato clave al que no se le ha prestado la atención merecida es que el chico se dedicaba a la prostitución y las lesiones se las ocasionaron “clientes”. Es importante señalarlo debido a que las personas que ejercen la prostitución son reticentes a denunciar por el estigma y marginalización que acarrea su actividad. Varios estudios revelan que entre el 60% y el 70% de trabajadores sexuales han sufrido agresiones por parte de “clientes” (Busch et al., 2002) y también es frecuente que sufran un trato violento por parte de las autoridades (Fick, 2006; Rhodes et al., 2008). Además, cuando se atreven a denunciar se enfrentan a barreras específicas como una falta de confianza en el sistema, miedo a represalias del agresor y a ser culpados.
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Agresiones homófobas El grito de Sol contra la LTBGIfobia, en imágenes
Se ha especulado con que el chico pudo consentir ser lesionado debido a una parafilia consistente en experimentar placer ante el daño. Esta hipótesis es poco probable por varios motivos. El primero, que las prácticas parafílicas no se inician de golpe y de forma tan brutal, y nada parece indicar que la víctima tuviese cicatrices que sugieran una iniciación previa en este tipo de prácticas. En segundo lugar, no es plausible que las lesiones formasen parte de un servicio sexual consensuado, principalmente si, como han anunciado diversos medios, pretendía ocultárselo a su pareja. Por último, tampoco resulta probable que tras una práctica consensuada acudiese a curarse a urgencias pidiendo parte de lesiones y que lo denunciase después.
Los prejuicios contra las personas que ejercen la prostitución son un elemento a valorar en este caso. Un trabajador sexual que ha sido agredido por un cliente con el que en un principio accedió a tener relaciones va a ser mucho más cuestionado y juzgado que uno que de repente es agredido por una banda de ocho encapuchados. Muchas personas creen que quien se dedica a la prostitución no puede sufrir abusos ni agresiones porque “es para lo que le han pagado”. Incluso se llega a considerar que la violación es simplemente un riesgo laboral, como si las consecuencias físicas y psicológicas de la violencia sexual en estos casos fuesen menores que para el resto de la población.
Si la persona, su relato y las circunstancias se ajustan más al conjunto de creencias que tenemos sobre cómo debe ser y actuar una víctima, la reacción social es más empática
Tiene sentido entonces que la víctima quisiera ocultar este aspecto de su vida para evitar ser juzgado y cuestionado por la Policía y por la sociedad en general, y porque su pareja lo desconocía. Entonces, ¿cómo denunciar una agresión por parte de un “cliente” si no quiere contar que tiene clientes? Una posibilidad es ofrecer otro relato presentándose como “la víctima perfecta o ideal”. Y es que si la persona, su relato y las circunstancias se ajustan más al conjunto de creencias que tenemos sobre cómo debe ser y actuar una víctima, la reacción social es más empática y de apoyo que si la víctima se aleja de este ideal.
Ha llamado la atención en este caso que el joven se arrepintiese y retirase la denuncia. Pero ¿es acaso inusual que una víctima no quiera denunciar o retire su denuncia? No, de hecho, es muy común. Diversas revisiones destacan que las mayores fuentes de deserción se producen en la etapa de investigación policial, por motivos como la angustia al tener que relatar detalles y ver cuestionado el propio comportamiento. También se ha encontrado que los prejuicios y el escepticismo de los agentes ante el testimonio de las víctimas juegan un rol muy importante en el desarrollo de las investigaciones. El proceso policial y judicial son entornos hostiles que conllevan una doble victimización, sobre todo si, como en este caso, denunciar te pone en el punto de mira de todo un país y los periodistas te esperan a la entrada de tu vivienda.
Una de las principales pruebas en las investigaciones de delitos es el testimonio. Sin embargo, ni los cuerpos de seguridad, ni los juristas, ni el personal administrativo cuentan con una formación específica para obtener ni evaluar testimonios. Una actuación inadecuada en este sentido puede sugestionar, presionar o hacer que la víctima se sienta coaccionada y cambie su versión, incluso aunque no fuera esta la intención. Además, varias investigaciones encuentran que los agentes tienden sobreestimar sus habilidades para detectar mentiras, cuando en realidad son las mismas que las de una persona promedio: cercana al azar.
En este sentido, podemos señalar varios errores en la actuación policial. El primero, dudar desde el principio del chico porque inicialmente se negó a formular denuncia y tardó varias horas en interponerla. Es un hecho común y esperable que una persona agredida se muestre reticente a denunciar, por lo que este no debería ser bajo ningún concepto un motivo de duda. Sí que puede haber motivos que hagan dudar de la víctima: que no se encontrase ninguna prueba en el lugar ni en cámaras de seguridad, que no hubiera testigos en un lugar transitado... Pero, ¿que no quisiera denunciar? No. Ese no es un motivo para dudar.
Contrario a lo que indica la creencia popular, la memoria de una persona sometida a un alto nivel de estrés puede verse afectada, desdibujándose los detalles del suceso y presentando ciertas lagunas e incoherencias, que debieran ser valoradas por parte de profesionales de la psicología forense expertos en testimonio.
Uno de los errores en la actuación policial parece haber sido el barajar únicamente dos hipótesis: o ha ocurrido tal cual lo ha contado en la primera versión o ha mentido en todo
Un segundo error en la actuación policial parece haber sido el barajar únicamente dos hipótesis: o ha ocurrido tal cual lo ha contado en la primera versión o ha mentido en todo. Al empezar ya dudando de él, estaban convencidos de la segunda y el denunciante ha recibido un trato propio de acusado. En lugar de intentar averiguar por qué había detalles que no cuadraban en su relato y qué podría motivar las incongruencias, presionaron para que confesara que no había sido una agresión con la intención de que se derrumbara, tal como se ha reportado en varios medios.
El tercer error consiste en haber citado al denunciante hasta tres veces en cuatro días para confrontarle. El mayor desastre de nuestro sistema en cuanto a la obtención de las declaraciones es la Recuperación Múltiple, y es que cuantas más veces se pida a la persona que repita su relato, más se distorsiona y aumenta la probabilidad de que se generen falsas memorias. El estrés de enfrentar tantas declaraciones seguidas, el tener un policía asignado para vigilarle constantemente, que le responsabilizasen de los posibles futuros incidentes en la manifestación convocada, y todo esto con la intención de presionar para obtener la respuesta buscada, hacen que no se pueda descartar que el chico se desdijera con la motivación que el proceso acabase cuanto antes. Que en la investigación la primera versión no resultase creíble, pero la segunda versión se aceptase al completo sin cuestionamiento, sugiere la presencia de un sesgo en el planteamiento de las hipótesis.
Posiblemente no sea lo más acertado pintar al denunciante como el indeseable que dinamita la comunidad LGBT desde dentro y daña su imagen.
Hay semejanzas entre lo que conocemos sobre la actuación policial en este caso y la del caso real en el que se inspira la serie de Netflix Creedme: una chica que denuncia una violación y, tras varias declaraciones en las que se la revictimiza, opta por decir que se lo ha inventado todo solo para que la dejen en paz.
En definitiva, no sólo son plausibles las dos hipótesis que se han barajado (o pasó tal cual la primera versión, o mintió en todo). De hecho, ambas parecen incoherentes. Que el chico mintiera en todo y quisiera que le grabaran “maricón” con un cuchillo no parece lo más coherente si tenemos en cuenta las circunstancias y las posibles motivaciones. Tampoco habría que perder de vista que la información llega a través de los medios a modo del juego del teléfono escacharrado, ya que cada noticia añade su propia floritura. Posiblemente no sea lo más acertado pintar al denunciante como el indeseable que dinamita la comunidad LGBT desde dentro y daña su imagen. Con los datos públicos que se manejan hoy, parece tratarse de un caso que evidencia las carencias de nuestro sistema, un caso de grises más que de blancos o negros.
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Yo le que no veo nada bien y es mi opinión , es que se tenga que criminalizar al muchacho , vale si es una denuncia falsa , pero pensar que es el miedo el que hace que actúe así y más cuando quieres conservar el amor que sientes hacia otra persona siendo prostitutx . Y por experiencia sé muy bien lo que es ser discriminada por tu propia pareja cuando el hambre y la necesidad aprieta y no puedes recurrir a las ofertas laborales por Discriminacion.
Ese chico lo está pasando muy mal en varios sentidos , 1 por lo que hizo , 2 por estar enamorado y ahora es rechazado , 3 rechazado por el colectivo 4 rechazado por la sociedad , 5 por la ideología de bagr la homofobia de la ultra derecha .
Ya vale , cualquier persona que sufra todo eso ya sabemos lo que terminaría haciendo .
Una denuncia falsa no quita que en este país primer mundista no exista lgtbifobia .
Pero por amor quién no haría lo mismo ? Y más un adolescente de 20 años que tiene que dedicarse a la prostitución para poder sobrevivir y dejarse hacer de todo . Basta ya de odio tanto de los homofobos como del colectivo lgtbi , lonque deberíamos hacer es apoyarlo y ayudarlo a encontrar un trabajo no criminalizarlo , un poco de humanidad es lo que hace Falta en este país .
Gracias por el artículo, muy necesario. Son este tipo de artículos los que dan sentido a la prensa independiente.
Normalmente me gusta el salto diario,,,,por no ser siervo del poder,,,pero esta vez no estoy de acuerdo con el articulista,,,ha iniciado una investigacion con una premisa,,,Policia mala,,,,y todo va alrededor de esa premisa y para la galeria,,,,,se le ha ocurrido pensar al autor,,,¿que pasa cuando en un hospital o un centro de salud se presenta una persona con daños fisicos?Código Penal, en los artículos 147 a 156,,, Que al medico le dan la sensacion de que no es un accidente, este caso es uno de ellos, o un navajazo (mojada) o una herida de bala,,,,Pues que el medico tiene la obligacion de ponerlo en conocimiento de la fuerza publica.,,Quizas por ahi van los derroteros de esta historia,,,,,y que ese chaval no sea tan inocente como quiere hacer ver el articulo.,,,,,hay que intentar ser objetivo,,,,,,,por muchos fallos y fachas que haya en la policia,,,,eso si, nos ha engañado a todos y tenemos razones para condenar las agresiones homofobicas,,,,o cualquier otra razon
Yo le que no veo nada bien y es mi opinión , es que se tenga que criminalizar al muchacho , vale si es una denuncia falsa , pero pensar que es el miedo el que hace que actúe así y más cuando quieres conservar el amor que sientes hacia otra persona siendo prostitutx . Y por experiencia sé muy bien lo que es ser discriminada por tu propia pareja cuando el hambre y la necesidad aprieta y no puedes recurrir a las ofertas laborales por Discriminacion.
Ese chico lo está pasando muy mal en varios sentidos , 1 por lo que hizo , 2 por estar enamorado y ahora es rechazado , 3 rechazado por el colectivo 4 rechazado por la sociedad , 5 por la ideología de bagr la homofobia de la ultra derecha .
Ya vale , cualquier persona que sufra todo eso ya sabemos lo que terminaría haciendo .
Una denuncia falsa no quita que en este país primer mundista no exista lgtbifobia .
Pero por amor quién no haría lo mismo ? Y más un adolescente de 20 años que tiene que dedicarse a la prostitución para poder sobrevivir y dejarse hacer de todo . Basta ya de odio tanto de los homofobos como del colectivo lgtbi , lonque deberíamos hacer es apoyarlo y ayudarlo a encontrar un trabajo no criminalizarlo , un poco de humanidad es lo que hace Falta en este país .
Muy bueno el artículo y muy necesario en estos momentos. Muchas gracias