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Actualidad africana
Mali rompe sus acuerdos de cooperación militar con Francia y las tensiones internacionales salpican diferentes ámbitos
Las relaciones entre Mali y Francia han ido cayendo en barrena en los últimos meses y los gestos de unos y otros para intentar mostrar fortaleza no han hecho sino empeorar la situación de entendimiento. El último episodio abre una página de considerable incertidumbre, con el anuncio del gobierno de Mali de la suspensión de la cooperación militar con el país europeo. Esos lazos cultivados en base a intereses se resienten igualmente en la República Centroafricana, con la sorprendente noticia de la adopción del Bitcoin. Y de fondo, una lucha constante por reforzar y consolidar unas democracias que muy a menudo están bajo amenazas diversas.
Acusaciones cruzadas, desinformación y cambio de equilibrios en el Sahel
Primero fueron las fuerzas armadas de Mali las que reaccionaron rápidamente para intentar frenar una historia que se erigía como una amenaza para la credibilidad de su buen hacer, en el escándalo de Moura. Ahora el ejército de Burkina Faso tampoco ha querido arriesgarse a que cogiese fuerza el alud de una información sobre ejecuciones en una serie de operaciones en el norte del país. Ante las denuncias en los medios de comunicación, ambos países han seguido el camino de anunciar investigaciones para esclarecer unos hechos especialmente delicados.
La denuncia de una matanza supuestamente ocurrida en Moura, en el centro del país, sacudió al mismo tiempo a la opinión pública local y añadió incertidumbre a la frágil convivencia entre comunidades en Mali, pero también golpeó duramente la imagen internacional de un país que está bajo la lupa por las tácticas de lucha contra la grupos armados radicalizados en la región del Sahel. Las fuerzas armadas de Malí reconocen una operación contra jihadistas con un balance de más de 200 de estos individuos “neutralizados”; organizaciones de defensa de derechos humanos como HRW asegura haber recogido testimonios de la muerte de 300 civiles. Y entre las dos versiones un detalle que acaba de completar el escenario: esos testimonios recogidos por HRW hablan de “soldados blancos que no hablan francés” y “hombres blancos con un lenguaje extraño”, apuntando claramente la posibilidad de que los controvertidos mercenarios rusos de Wagner hubiesen estado implicados en la masacre. El fiscal de la jurisdicción militar maliense dio un oportuno paso al frente y anunció el inicio de una investigación, cuando algunas organizaciones de la sociedad civil estaban reclamando las pesquisas y cuando la ONU se había ofrecido como actor independiente en esas averiguaciones.
Testimonios recogidos por HRW hablan de “soldados blancos que no hablan francés” y “hombres blancos con un lenguaje extraño”, apuntando la posibilidad de que los mercenarios rusos de Wagner hubiesen estado implicados en la masacre de Moura
Algo parecido ha ocurrido en Burkina Faso, en este caso una información de RFI se hacía eco de testimonios recogidos que aseguraban que el ejército burkinés había matado a un centenar de civiles en varias operaciones desarrolladas en el norte del país, en la región de Oudalan. El medio francés recogía las declaraciones de varios testigos que aseguraban que miembros del ejército había acabado con la vida de los jóvenes de diferentes localidades al considerarlos terroristas. Las informaciones hacen referencia a una zona en la que se está haciendo sentir especialmente el impacto de la violencia y aparece en un momento en el que la junta militar en el poder está intentando reclamar su efectividad en la lucha contra los grupos armados.
Para terminar de aderezar los desencuentros en la región, un episodio ocurrido en Gossi (Mali) pone al descubierto el pulso por la influencia internacional que se está produciendo en el Sahel. Solo unos días después de que los militares franceses se retirasen y entregasen el control de la base de Gossi a las fuerzas armadas de Mali, comenzó a transmitirse la información de que se había encontrado una fosa común en las inmediaciones del campo militar que había ocupado las tropas francesas de la Operation Barkhane y las autoridades judiciales malienses anunciaron el inicio de una investigación. Inmediatamente, Francia advirtió que tenía en su poder imágenes gravadas por un dron en las que se veía a mercenarios rusos de Wagner enterrando cadáveres en el lugar indicado en el periodo de tiempo que pasó desde la entrega del control de la base y la denuncia pública. Al hacer públicas estas imágenes, las autoridades galas hablaron de un “ataque informativo” de estos mercenarios, el gobierno de Mali reaccionó de nuevo: acusó al francés de “espionaje” y de “subversión”, para complicar más un escenario diplomático ya suficientemente complejo. El resultado: el pasado 2 de mayo, el gobierno de Mali anunció que abandonaba unilateralmente el tratado de cooperación militar y en materia de defensa que mantenía con Francia.
República Centroafricana adopta el Bitcoin como moneda co oficial
En las últimas semanas, los dolores de cabeza para la diplomacia francesa en África no se agotan en el Sahel. El anuncio de que la República Centroafricana adopta el Bitcoin como moneda cooficial ha sido interpretado por algunos como una excentricidad, pero seguramente no habrán hecho la misma lectura en el Quai d’Orsay (la histórica morada de los asuntos exteriores franceses), ni en los despachos de otros gobiernos europeos.
La República Centroafricana se erige como uno de los ejemplos más claros de la precariedad y la inestabilidad en algunos países del continente africano. Aparece como un auténtico almacén de riquezas naturales apenas escondidas en su subsuelo y, al mismo tiempo, asolado por la constante aparición de grupos rebeldes armados y los inacabables pulsos con un poder central que en ocasiones ha controlado poco territorio más allá de la capital, Bangui. Prácticamente desde la independencia en 1960, el país se ha desangrado en luchas de poder que han generado una sucesión de golpes de Estado y de gobiernos autoritarios, bajo la sombra, muy a menudo, de intereses extranjeros para controlar los recursos naturales, con escasos momentos de tranquilidad política. A pesar de su enormes reservas de oro y diamantes, de petroleo y de uranio, por ejemplo, (o tal vez propiciado por estas riquezas naturales) la República Centroafricana ocupa el puesto 188 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), el penúltimo, solo por encima de Níger.
Con el anuncio, fundamentalmente simbólico, de la adopción del Bitcoin como moneda cooficial y sin abandonar el uso del Franco CFA que sigue siendo la moneda en circulación, República Centroafricana lanza un mensaje duro a Francia y le da un codazo a su control económico
Ahora, el gobierno de este país ha anunciado la adopción del Bitcoin como moneda cooficial. Será el segundo Estado en introducir en el curso legal la criptomoneda, después de El Salvador, y el primero en África, a pesar de su bajo perfil tecnológico. Son muchos los análisis que han incidido en lo poco práctico de la medida. Sin embargo, todas esas reflexiones parecen secundarias cuando se tiene en cuenta el marco en el que se ha tomado la decisión. Hace años que la República Centroafricana es el escenario de una nueva lucha de poder, la que enfrenta la irrupción de los intereses rusos en diferentes países africanos con la tutela que en muchos casos seguían ejerciendo las antiguas potencias colonizadoras. La República Centroafricana es uno de los estados que tiene como moneda el Franco CFA, el aparato monetario montado por Francia, que está en clara contestación por ser una sombra del pasado de dominación, por restar soberanía a los estados y por sostener vínculos de dependencia. Con este anuncio fundamentalmente simbólico y sin abandonar el uso del Franco CFA que sigue y seguirá siendo la moneda en circulación, el país lanza un mensaje duro a Francia y le da un codazo a su control económico. Eso sí, los resultados concretos de esta adopción del Bitcoin son, todavía, inciertos.
Europa busca fuentes de energía en África, donde empieza la falta el combustible
El encarecimiento de algunos productos básicos o el desvío de los recursos destinados a cooperación por parte de los países del Norte global, son algunas de las primeras consecuencias de la guerra en Ucrania que se han hecho sentir en África. Después, han venido las miradas de reojo a las posiciones diplomáticas que se han hecho evidentes en algunas de las votaciones de la asamblea general de las Naciones Unidas referentes al conflicto y que han dado muestras de una preocupante configuración de bloques.
Un poco más lentamente han aparecido algunas oportunidades para el continente. La intención de boicotear el gas ruso desde Europa se ha ido aplazando (al menos su aplicación radical) en la medida en la que no parecía haber alternativas inmediatas a esa fuente de producción de energía para algunas de las principales economías del continente. Aunque la opción de recurrir a las grandes reservas de los países africanos ha ido planeando sobre las estrategias de los países del norte global, era necesario salvar algunos obstáculos relacionados con las infraestructuras de transporte. Sin embargo, en las últimas semanas las noticias han demostrado cómo algunos de los países con gran dependencia han empezado a tomar posiciones. El caso más evidente tal vez sea el de Italia, que en un tiempo récord ha firmado acuerdos para garantizarse el abastecimiento de gas y petróleo con Argelia, Egipto, Congo, Angola y espera hacerlo en breve con Mozambique. En paralelo han empezado a lanzarse anuncios sobre la construcción de gasoductos que facilitarán, por ejemplo, la llegada de la provisión desde Nigeria, aunque, evidentemente, en este caso, se trata de una solución a más largo plazo.
La opción de recurrir a las grandes reservas de los países africanos ha ido planeando sobre las estrategias de los países del norte global, era necesario salvar algunos obstáculos relacionados con las infraestructuras de transporte
En paralelo, la falta de combustible ha empezado a hacerse patente en el continente africano, además del efecto dominó que genera el encarecimiento de los carburantes que aumenta el precio de la producción de alimentos, por ejemplo, así como de otros bienes, han empezado a darse situaciones de escasez. Se han producido, en diferentes aeropuertos, suspensiones puntuales de vuelos, por la falta de fuel y el caso más generalizado se ha producido en el aeropuerto internacional Blaise-Diagne de Dakar, en el que la guerra ha sido uno de los factores que ha provocado una grave situación de escasez de combustible para los aviones.
La CEDEAO empuja tímidamente por la democracia
La CEDEAO, la organización regional de los estados de África Occidental, parece estar empujando a la vuelta a la democracia en los países miembros en los que los militares se han hecho con el poder en los últimos meses, como Burkina Faso y la República de Guinea e incluyendo el caso de Mali, en el que el proceso de gobierno militar ha sido más largo, pero que recientemente ha vivido una especie de golpe dentro del golpe. La organización regional, sin embargo, no parece estar teniendo demasiado éxito en sus presiones.
Con los tres países suspendidos de la institución, la CEDEAO lanzó un ultimátum a las juntas militares de Burkina Faso y la República de Guinea para que presentasen sus hojas de ruta de restitución del poder a la autoridades civiles. Ambos gobiernos desoyeron las instrucciones y reclamaron más tiempo para compartir sus planes. En el caso de Mali, la CEDEAO había establecido la necesidad de celebrar elecciones en un máximo de 16 meses. Las autoridades del país del Sahel, han lanzado un mensaje claro y desafiante: su plan de transición incluye la celebración de elecciones en un plazo de 24 meses y no están dispuestos a moverse de ahí.
Por su parte, los gobiernos de Burkina Faso y la República de Guinea ya han anunciado que sus procesos de restitución del poder a las autoridades civiles durarán 36 y 39 meses, respectivamente. Un plazo que es más largo del margen que acostumbra a ofrecer la organización regional.
Una treintena de grupos armados de la República Democrática del Congo se han sentado en una mesa de negociación con el gobierno en un proceso que apenas ha echado a andar. Con la mediación de Kenia, las partes aceptan que se trata, de momento, de una toma de contacto
Una puerta abierta a la paz en RD del Congo
Una treintena de grupos armados de la República Democrática del Congo se han sentado en una mesa de negociación con el gobierno en un proceso que apenas ha echado a andar. Con la mediación de Kenia y celebrando el primer encuentro hasta el 27 de abril en Nairobi, las partes aceptan que se trata, de momento de una toma de contacto. Sin embargo ya se ha anunciado una segunda ronda de contactos. Los motivos para la esperanza se encuentran en la rotura del círculo de la violencia y en la aproximación de todas las partes, en el gran número de grupos implicados y en que entre ellos se encuentran los más importantes. De hecho cuando, la situación de seguridad es tan precaria y está tan enquistada como en la RD del Congo no es de extrañar que cualquier avance suscite nuevas esperanzas con las que seguir afrontando el futuro.
Sin embargo, como es lógico, se escuchan voces críticas que después de tantos años dudan de la eficacia de la vía del diálogo o desconfían del inestable contexto regional. Otros critican que estas negociaciones no abordan las raíces profundas de la violencia que alimentan aquellos actores que se lucran de ella y, finalmente, no todos los grupos activos en el Este de país se han sentado a la mesa, por lo que persiste una amenaza de fracaso.