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La vida y ya
Mientras tanto
A veces pienso que me gustaría dormir. Simplemente dormir. Aunque en realidad no es dormir lo que querría, sino tener esa sensación de que la mente se mece sola. Sin tener que empujarla, ni frenarla, ni calmarla.
No es dormir exactamente. No es eso. Querría algo diferente. Dejar que se desparrame el deseo de vivir en un lugar donde haya más árboles que personas. Cruzarme con gente que entienda que nuestra vida depende de la fotosíntesis. Que comprenda que tener o no acceso al agua potable lo cambia todo, y que por eso agradecen a la lluvia y a los ríos.
No se trata de perder la conciencia, de sentir la tranquilidad de estar dormida. Es algo más, es otra cosa. Poder imaginar que en las aulas no habrá alumnas que cuentan que ellas no querían hacer lo que hicieron ese día, pero que no supieron cómo decirle que no a ellos. A algunos de ellos. O que trataron de decírselo, pero que ellos, algunos de ellos, no entienden que cuando otra persona te dice que pares, aunque no sea con palabras, tienes que parar.
No se trata de desconectar porque esa es la forma de seguir adelante. No se trata de dejarte comer por la prisa. Es otra cosa
No es descansar, ni recuperar fuerzas perdiendo la capacidad de reflexionar. No es adormecerme. No es eso, se trata de algo diferente. Salir de casa sabiendo que las personas con las que me cruzo también tienen una casa de la que salir. Que no hay casas vacías habiendo gente sin casas. Pensar que las personas tendrán las mismas posibilidades de atravesar las fronteras que las aves migratorias.
No se trata de desconectar porque esa es la forma de seguir adelante. No se trata de dejarte comer por la prisa. Es otra cosa. Es, a menudo, pensar que no sé cómo, que no sabemos cómo. No saber mirar de lo que sí estamos siendo capaces.
Y, mientras tanto, antes de quedarnos dormidas, más dormidas, mecidas a veces por la prisa, por no tener tiempo, a veces por convencernos que todo da igual, hagamos lo que hagamos. Mientras tanto, será necesario saber que siguen existiendo personas que viven en medio de las bombas y niños y niñas que atraviesan solas las fronteras y chicas que buscan palabras para tratar de entender lo que les pasó y especies que desaparecen para siempre.
Mientras tanto, al menos, es importante mantenernos despiertas.