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Venta ambulante
Las asociaciones de El Rastro y el Ayuntamiento de Madrid siguen lejos de un acuerdo
Los vendedores acusan al ayuntamiento de insistir en un modelo que segrega la venta ambulante, descaracteriza el mercadillo y que, según ellos, podría generar aglomeraciones que conspiren contra las medidas de control de aforo que impone la pandemia
Aunque sea por vía indirecta, o como efecto boomerang, podría decirse que se ha producido un acercamiento entre el ayuntamiento y El Rastro Punto Es, Agartsana y Asiveras, las tres asociaciones que expresan a los vendedores ambulantes de El Rastro. El giro de 180 grados se produjo a partir de que el 9 de septiembre el consistorio perdiera la votación en la que puso sobre la mesa su proyecto de desmantelamiento del mercadillo en su configuración actual. Todos los partidos de la oposición, incluso su socio Vox, rechazaron su propuesta, hecho que forzó al alcalde, José Luis Martínez Almeida, a retirar su proyecto y a abrir una mesa de diálogo con los vendedores.
Los colectivos valoran positivamente que el ayuntamiento se declare dispuesto a continuar en la Mesa de Trabajo cuya constitución venían solicitando, aunque no se comprometa a ninguna sistemática ni periodicidad, apenas a ir citándolos conforme lo considere. Y también les parece positivo que haya adoptado el plano que le hicieron llegar, que concibe la morfología de El Rastro como una línea continua que va desde la calle Duque de Alba hasta la Ronda de Toledo, pasando por la Plaza de Cascorro, y que agrega también diversas calles y plazas para que el Rastro histórico esté interconectado en un tejido orgánico e interdependiente.
Sin embargo, la aproximación --cuyo inicio puede datarse en el encuentro presencial de este lunes 14-- hasta el momento es de corto alcance, ya que el ayuntamiento se ha limitado a presentarles un nuevo plano, hecho a mano y con rotulador, un calco literal del que las asociaciones hicieran público el día 4 con la solicitud de reapertura.
Todo indica que el traspié sufrido ha descolocado a la institución municipal que, en teoría, habría renunciado a los cinco mini mercadillos aislados que configuraba la propuesta que presentara en la frustrada votación. Y también se supone que aceptaría que El Rastro incluya Plaza de Cascorro y que ninguna de sus partes sea trasladada fuera del ámbito de lo que es su zona histórica.
“Las tres asociaciones de El Rastro no están para nada satisfechas con la respuesta que ha dado la institución a sus demandas”
Las asociaciones expresan sus dudas acerca del grado de asunción de estos cambios por parte del ayuntamiento, ya que en esa reunión el consistorio no presentó nada por escrito y posteriormente tampoco ha enviado cualquier documentación. Y, según señalan, quedan muchas cuestiones relevantes pendientes de definición. Una de ellas sería si acepta que estén el 50% de los puestos en cada una de las calles, plazas y zonas alternadamente cada domingo.
Tampoco se sabe cuántas filas prevé mantener en Ribera de Curtidores; los colectivos proponen dos, el consistorio preveía solo una y durante la reunión no se habría pronunciado al respecto. Tampoco se sabe exactamente qué piensa hacer el Gobierno municipal con la Plaza de Cascorro, donde originariamente había ocho filas de vendedores. Las asociaciones proponen se reduzcan a cuatro.
El consistorio tampoco se habría pronunciado taxativamente sobre el perimetraje, aunque –como dato alarmante- ha manifestado posición encontrada con el dictamen de la Comunidad de Madrid, acerca de la pertinencia de utilizar los edificios como variable de perimetraje.
Esto que, como se ve, está repleto de indefiniciones y ambigüedades, ha sido presentado por el ayuntamiento, y divulgado por la prensa mayoritaria, como un principio de acuerdo. Pero las tres asociaciones de El Rastro no están satisfechas con la respuesta que ha dado la institución a sus demandas.
UNA DELIMITACIÓN QUE SEGREGA
Uno de los claroscuros es el perimetraje. Mayka Torralbo, portavoz de las asociaciones asegura que no se ha llegado a ningún acuerdo, “aunque ellos han lanzado los titulares de que sí lo había”. La Comunidad de Madrid, afirma Torralbo, dijo que le parece razonable que los edificios sean los elementos guía para delimitar el perimetraje, "pero a la hora de la verdad, en la reunión los técnicos y los policías al mando de la Concejalía dijeron que no, que los puestos tienen que estar delimitados y fuera de la zona de las aceras y de las tiendas”.
Lo ratifica Pedro Santos, otro portavoz de las entidades, que asegura que el ayuntamiento plantea que el perimetraje de los puestos deberá hacerse colocando una cinta de balizamiento detrás de sus estructuras, “con lo cual el aforo para tiendas y vecinos sería libre y solo se controlaría y restringiría el de los puestos”, concluye.
Según las asociaciones, el consistorio continúa en su intento de configurar dos “Rastros” claramente diferenciados, aunque manteniendo la ficción de un cuerpo homogéneo
Afirma este portavoz que los técnicos municipales no dieron argumentos para sustentar esa posición, apenas los defendieron con expresiones autoritarias, en plan “nosotros somos quienes entendemos de esto”, a pesar de la presencia de Raúl Valera Tena en la reunión, reputado asesor en seguridad, circulación vial y perimetraje de espacios públicos, contratado por los colectivos de El Rastro. Pedro Santos remata: “cuando intentas debatir con ellos, no te lo permiten y te responden en clave de que tú no puedes decirles a ellos cómo hacer su trabajo. Aceptan comentarios, pero no objeciones”.
DOS PROPUESTAS CLARAMENTE DIFERENCIADAS
Según las asociaciones, el consistorio continúa en su intento de configurar dos “Rastros” claramente diferenciados, aunque manteniendo la ficción de un cuerpo homogéneo. Un modelo para las tiendas fijas y el vecindario y otro, en paralelo, para administrar la vida y el espacio de los vendedores ambulantes. Según Santos, ese proyecto pretendería dejar una mínima cantidad de puestos de venta ambulante, como para que el espacio no se vea completamente desfigurado. Sin embargo ─asegura─ lo desestructuraría definitivamente como organismo vivo y haría desaparecer sus conectividades, sinergias y redes de interdependencia.
Según el portavoz, con esa opción se permitiría la circulación irrestricta en las calzadas donde están implantadas las tiendas fijas, con libre acceso y movilidad, y sin control de aforo. En sentido parecido se expresa Mayka Torralbo, quien asegura que ese tratamiento diferencial sería una potencial fuentes de aglomeraciones que, de producirse, serían precisamente en las aceras donde las tiendas exponen sus mercancías y circulan los vecinos. Y, por otra parte, la considera una medida absolutamente discriminatoria, en claro perjuicio de los vendedores ambulantes.
Por otra parte, tampoco quedaría claro qué instancia controlaría el aforo, “para nosotros es función de la policía municipal y/o de protección civil y no de los puesteros ni de los comerciantes. Estos solo pueden solicitar que todos sus asociados sigan ciertas medidas sanitarias, pero no tienen poder de policía para hacerlas cumplir, ni es su función”, asevera Santos.
En este punto, en la reunión con las asociaciones, la delegación del ayuntamiento se habría mostrado agraviada, respondiendo a la insinuación de que se impulsaría una línea de privatización de El Rastro. Sin embargo, deduce Santos, es lo que se desprende de la propuesta consistorial, en el sentido de que, si los vendedores no tienen condiciones de colocar las vallas, les proponen que contraten a una empresa, “con lo cual es privatizar la gestión”, concluye.
EL AYUNTAMIENTO INTENTA APOYO SOCIAL
En esa reunión, comenta Torralbo, la posición de la concejalía y de la policía habría sido apoyada por las comisiones directivas de la Asociación Nuevo Rastro ─que agrupa a comerciantes con establecimientos fijos─ y de la Asociación de Vecinos de El Rastro, pero es sabido que las dos cúpulas dirigentes en parte están integradas por algunas personas que se repiten.
En este punto la portavoz expone “no entendemos esas posiciones, porque si se trata de que los vecinos no deberían mezclarse con los visitantes para conjurar sus posibilidades de contagio, nada mejor que un control sobre el aforo completo. Así se garantizaría que no haya aglomeraciones, que sí se producirán en las aceras si solo se colocan controles en la zona de los puestos”, remata. Y le resulta incomprensible porque ─afirma─ el proyecto asociativo protege a todos, incluidos comerciantes y vecinos, “no entendemos por qué esa asociación de comerciantes se opone, a menos que haya intereses que desconocemos”, se pregunta.
Al respecto, cabría interrogarse sobre el grado de representatividad de esa directiva entre los comerciantes estables, ya que 260 de ellos han firmado una declaración de apoyo a la propuesta de los vendedores ambulantes de El Rastro. En declaraciones a El Salto, Mariela Bouso Sager, propietaria de la tienda “Dharma”, asegura que el trío El Rastro Punto Es, Agartsana y Asiveras engloba a la mayoría de tiendas y que todas las que ella conoce apoyan la propuesta de estas asociaciones. En ese sentido, Torralbo hace cuestión de no lanzar cualquier juicio de intenciones respecto de aquellos comerciantes que apoyan al ayuntamiento, “yo, sinceramente, creo que simplemente están equivocados”, afirma. Y basa su afirmación en que los comerciantes de tiendas fijas reclaman la reapertura de El Rastro con la inclusión de los vendedores ambulantes porque “ellos no venden sin nosotros, somos el reclamo que convoca a los miles de visitantes de orden nacional e internacional, pero no estamos dispuestos a ir en las condiciones que propone el ayuntamiento, por peligrosas y por discriminatorias".
EL PROYECTO DE LAS ASOCIACIONES
Las tres asociaciones que agrupan a la venta ambulante del mercadillo ─El Rastro Punto Es, Agartsana y Asiveras─ presentaron un proyecto que, según sus portavoces, trata de modo más integrador, transversal y democrático el ecosistema que es marca registrada del mercadillo.
Afirman Torralbo y Santos que la propuesta de estos colectivos incluye las tiendas fijas, los puestos ambulantes y la dinámica vecinal, “contempla un aforo democrático, para tiendas, puestos y vecinos. Y está muy claro en él cómo se podría controlar el flujo de personas, ya que en su confección ha participado Raúl Valero Tena, una eminencia en control de seguridad y nos informa cómo se podría hacer y de qué manera, lo que pasa es que falta voluntad política del ayuntamiento para asumirlo”, concluyen.
Ambos se muestran reticentes a confiar en la transparencia y claridad de intenciones de las autoridades municipales. Pedro Santos insiste, “para mí es claro que esto es una estrategia de desmovilización, con sus actitudes el ayuntamiento ha demostrado que no se puede confiar en ellos”. Y agrega, “estamos en contra de que sigan adelante con su proyecto de erguir dos “El Rastro”, este mercadillo lo formamos tiendas, vecinos y puestos y no es de recibo esa propuesta, totalmente discriminatoria. Y ese es el núcleo conceptual de las diferencias entre las asociaciones y el ayuntamiento”. Y culmina, “está claro cómo están dejando Madrid: inundado por las franquicias. Acelerada gentrificación: remover a la gente con rentas antiguas de alquiler para promover alquileres turísticos”, remata.
UNA LUCHA QUE NO CESA
Solicitados a hacer un balance de situación, valoran que existe una falta de voluntad política del ayuntamiento para arreglar la situación. Y que, por el contrario, los colectivos habrían cumplido cuando el consistorio interpuso la exigencia de que la CM apruebe el criterio de que los edificios sirvan de límite para estructurar el perímetro de El Rastro, “nosotros cumplimos cabalmente con la normativa 668/2020 de la Consejería de Sanidad de la CM, entonces no entendemos cuáles son las razones para la actitud del ayuntamiento. Tiene que haber otros intereses que expliquen esta falta de apoyo y de colaboración con las asociaciones”, reclama Santos.
Asimismo, aseguran estar muy satisfechos con los resultados de las movilizaciones, porque les habría permitido mantener la dinámica del colectivo durante los meses de confinamiento, en los que no han percibido ningún ingreso, “y esto es muy difícil, la gente está en condiciones muy precarias”, se lamenta Torralbo.
Para rematar, los portavoces ratifican que está todo en un compás de espera y así continuará mientras el ayuntamiento no presente por escrito ─y detalladamente─ su propuesta. En ella deberá responder a las actuales diferencias de criterios en torno al perimetraje, balizamiento y vallado del mercadillo. También tendrá que dejar clara su posición respecto a la distribución, ubicación y cantidad de puestos en cada espacio. Insisten en que, hasta tanto el consistorio no haga públicas y por escrito estas definiciones “continuarán las manifestaciones informativas en la vía pública, porque estamos demasiado acostumbrados a que el alcalde y el concejal de este ayuntamiento digan una cosa y hagan la contraria. Por ejemplo, el 4 de septiembre, mientras el concejal estaba reunido en la primera mesa presencial de trabajo con nosotros para escuchar nuestra propuesta, el 9 de septiembre ─por la puerta de atrás─ llevó a votación su proyecto de desmantelamiento de El Rastro, votación que perdieron. Hasta Vox les votó en contra”, expresó Torralbo.
Aseguran que continuarán en las calles y plazas con el doble objetivo de siempre: concentrar a sus asociados y personas que quieran sumarse, e informar a la ciudadanía del desarrollo de los acontecimientos, ya que ─consideran─ la información que dispara el ayuntamiento y los medios de comunicación masiva es completamente sesgada. Las próximas citas son el domingo 20 a las 11hs en la Plaza de Cascorro y el miércoles 23, a las 19hs, en la Puerta del Sol.
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Después de una dura batalla entre el Ayuntamiento de Madrid y las asociaciones de comerciantes, se levanta la clausura del mercadillo. Lleva ocho meses cerrado, cinco de protestas, veintiocho manifestaciones y concentraciones, dos asambleas informativas en la vía pública, intensa presencia en redes y medios, y consultas a especialistas del área sanitaria, jurídica y de seguridad vial.
Es uno de los artículos mas completos que he leído, gracias al periodismo informativo y no influenciado.
Exhaustiva información sobre el estado actual del conflicto del Rastro. Buen periodismo. Ojalá los responsables municipales estuvieran a la misma altura.