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Universidad
Investigadores predoctorales exigen al Gobierno que resuelva su situación de incertidumbre
El estallido de la pandemia, con las limitaciones de movilidad y la reestructuración de los recursos de investigación que trajo, obligó a miles de doctorandos en España a adaptar su plan de investigación al contexto. Aunque totalmente comprensible, la situación supuso algo especialmente complicado para aquellos que están en la recta final de su tesis y la fecha de finalización de su contrato es próxima. Si bien el Gobierno anunció diversas medidas para corregir estos desajustes, investigadores predoctorales denuncian que no se están poniendo en marcha, o no a la velocidad que deberían. Y que en última instancia, esto incrementa las desigualdades entre las carreras investigadoras de quien tiene recursos económicos y quienes dependen de los ingresos percibidos por realizar lo que no es otra cosa que, recuerdan, un trabajo.
Prórrogas de contratos
Quienes realizan una tesis doctoral pueden acceder a varios tipos de contratos para hacerlo, entre ellos las ayudas ministeriales para la Formación del Profesorado Universitario (FPU) y del Personal Investigador (FPI), contratos de cuatro años de duración que culminan con la entrega de la tesis doctoral. Conscientes de la situación derivada de la pandemia, que afectó a multitud de investigaciones, sobre todo las experimentales, el Gobierno anunció después que estas ayudas se prorrogarían cinco meses. Sin embargo, “hay compañeros que acaban en abril y todavía no pueden solicitar el Plan de Choque anunciado por el Gobierno en julio, y que no saben si van a tener que acabar o leer su tesis en el paro”, expone José Manuel Pérez, portavoz del colectivo FPU Investiga.
“Hay compañeros que acaban en abril y todavía no pueden solicitar el Plan de Choque anunciado por el Gobierno en julio, y que no saben si van a tener que acabar o leer su tesis en el paro”, expone José Manuel Pérez
Es el caso de Sandra Rodríguez, una investigadora FPI cordobesa que tuvo que interrumpir su estancia durante el estallido de la pandemia y paralizar su trabajo en el laboratorio hasta que pudieron volver presencialmente —de manera progresiva, pues habían donado todo el material de protección y desinfección a los hospitales— en verano. Su contrato, de momento, acaba el 16 de abril: tal y como estaban redactadas, a las prórrogas para los investigadores predoctorales de último año podían acogerse solo una minoría de los beneficiarios, ante lo que el Ministerio de Universidades aseguró que corregiría ese agravio comparativo. “Creíamos que iba a ser cuando los Presupuestos estuvieran aprobados, pero ya lo están y no tenemos noticias. No sabemos qué hacer con nuestra tesis, si depositar con lo que tengamos o esperar a ver si sacan la prórroga”, comenta la investigadora, que lamenta que seguramente habrá gente que termine su tesis en el paro. “El problema es que algunos programas de doctorado te piden que publiques artículos científicos en revistas de alto impacto, y eso no es sencillo, menos en un año tan nefasto para la ciencia”, añade.
Estancias internacionales
Sandra Rodríguez al menos pudo realizar parte de su estancia internacional, pero no es el caso de Andrea Méndez Gutiérrez. La convocatoria correspondiente al año 2019 no se publicó — los investigadores predoctorales suponen que por una cuestión presupuestaria— hasta septiembre de 2020. A día de hoy esa convocatoria no se ha resuelto, a pesar de que el Ministerio de Universidades anunciara que lo haría en diciembre —y luego antes del 15 de enero— y que se esté solapando con la convocatoria de la siguiente anualidad, recientemente publicada. “Mi estancia comenzaba hace una semana, yo tendría que estar en Países Bajos para poder terminar mi tesis”, expone Méndez. No saber si recibirá el dinero o cuándo ha imposibilitado el desplazamiento: “Costearte tres meses de estancia para trabajar, gastarte tus ahorros para trabajar, no tiene mucho sentido, hay gente que lo hace pero no debería ser lo normal, de hecho no me parece ni ético”. “No todo el mundo puede gastar 5.000 euros para una estancia”, apoya Pérez.
“Costearte tres meses de estancia para trabajar, gastarte tus ahorros para trabajar, no tiene mucho sentido. Hay gente que lo hace, pero no debería ser lo normal, de hecho no me parece ni ético”, defiende Andrea Méndez
Hay quienes han decidido arriesgarse. El contrato de Jesús Alcázar acaba en junio —a no ser que obtenga la prórroga, lo cual desconoce—, así que se marchó a Noruega el 8 de enero: “Yo no podía retrasar mi estancia de tres meses. Imagínate lo que es estar en el tercer país más caro del mundo con un sueldo de predoctoral sin saber si vas a recuperar el dinero que has adelantado”, lamenta el biólogo marino. “Yo estoy tirando de ahorros de todos estos años trabajando, si no me dan la ayuda tendré que recurrir a mis padres, y yo porque puedo hacer eso”. Sobre esta cuestión, desde el Ministerio de Universidades declaran que esperan tener los resultados de las evaluaciones pendientes de resolución a principios de la semana que viene, lo que permitiría publicarlos la primera semana de febrero, “dependiendo del tiempo que le sea necesario a los servicios de Intervención y administración para finalizar el proceso”.
Aunque las menciones internacionales o estancias breves no son obligatorias a la hora de entregar la tesis, la realidad es que se convierten en un requisito fundamental cuando se quiere hacer carrera científica: “A cada pasito que no des, pierdes. Tengo compañeros a los que ya se le acaba el contrato que no se pueden permitir adelantar dinero y han dicho: 'Si me la dan luego, tendré que renunciar'”. Con la pérdida de oportunidades posterior que ello implica: la elevada competitividad que existe, confirman las investigadoras, en la carrera académica, hace que cualquier circunstancia que implique un curriculum menos competitivo —como no realizar una estancias o no impartir formación— suponga un problema para su trayectoria profesional.
A la presión por el 'publish or perish', la precariedad e inestabilidad entre el personal investigador y otras dinámicas que se producen en la Academia y que llevan a los doctorandos a sufrir elevados índices de síntomas de depresión o ansiedad, se suma la actual situación de incertidumbre
A la presión del 'publish or perish' —publicar o morir—, la precariedad o inestabilidad entre el personal investigador y otras dinámicas que se producen en la academia y que llevan a los doctorandos a sufrir elevados índices de síntomas de depresión o ansiedad, se suma la actual situación de incertidumbre: “Es como que tienes que estar dando las gracias por estar haciendo un trabajo de investigación, de hacer lo que te gusta, pero encima con todo esto no te dejan hacerlo”, lamenta Méndez. “Al final estamos siempre haciendo horas de más por un trabajo que requiere mucha formación y está muy mal pagado, es desesperante y hay mucha gente que lo deja, y es malo para todos porque los recursos que se han invertido en esa persona al final se pierden”, apoya Alcázar.
Abandono consecutivo
“Vivimos una incertidumbre y una sensación de abandono constante, de ansiedad y estrés, de sentir que estás en el cuento de nunca acabar”, resume José Manuel Pérez, que añade que cada vez se les da “una excusa nueva” para justificar cada retraso. Para Sandra Rodríguez, el tema de las prórrogas y las estancias solo refleja el abandono de la investigación en el país: “La ciencia siempre ha estado un lado independientemente del partido que estuviera gobernando”, lamenta. “Yo pensaba que la pandemia nos iba a hacer reflexionar sobre la importancia que tiene la investigación, pero me doy cuenta de que no, de que sigue en un segundo plano, y obviamente los que estamos en la parte más baja de la cadena somos los que más sufrimos las consecuencias de ese abandono”, concluye la investigadora.
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Nah, un pico y una pala les daba yo. Qué ciencia ni qué ciencia ni qué necesito X euros para un dispositivo de comunicación portátil o zapatos. Encima ahora quieren seguir estudiando en casa y piden ayudas estos subversivos, Teniendo a su disposición el programa científico "Ahora Caigo" de Atresmedia, firme defensora de la ciencia. ¿Estan parados? ¡A coger limones sin derechos laborales los enviaba yo! (Nota: es ironía)
Espero que nunca tengas la necesidad de ir al médico, usar un teléfono móvil, ponerte la vacuna del covid o cualquier otra, usar cualquier medio de transporte, usar la calefacción, el agua potable, y un largo etc. Si es así, llevas razón 😉
Me parece absurdo que tengas esta opinión de los investigadores de la ciencia, cuando todo el mundo necesitamos de ella