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Turismo
Mallorca se prepara para una gran manifestación contra la masificación turística y por la vivienda digna
A las puertas del verano, la isla de Mallorca se prepara para unos meses infernales de atascos en las carreteras, colas en las tiendas, playas saturadas y la imposibilidad de alquilar un apartamento cerca de casa. Es la masificación turística en su máxima expresión. La diferencia con otros años reside en el nivel de hartazgo, el aumento de los precios y la indignación social, que, como ha ocurrido recientemente en Canarias, parece haber tocado techo.
“Mallorca no se vende” es el lema de la manifestación convocada por el Banc de Temps (BdT) de Sencelles y que cuenta con el respaldo de la plataforma “Menys turisme, més vida”, creada en octubre a raíz de la celebración en Palma de una cumbre europea sobre turismo. Uno de sus miembros, Pere Joan, hace una triste radiografía del día a día de la isla: “Cada año es peor, los límites se han sobrepasado, la saturación está en boca de todas las personas y los medios de comunicación se sienten obligados a sacar noticias a diario. Ya no tenemos calidad de vida y necesitamos poner límites a la masificación que sufrimos”.
“Hace falta hacer una estudio sobre la capacidad de carga de la isla, que creemos que ya se ha superado, y afrontar el drama de la vivienda”, expone Pere Joan
La plataforma recoge las propuestas de docenas de entidades, entre las que destacan la limitación de coches de alquiler, la reducción de las rutas aéreas y una moratoria sobre el número de turistas y megacruceros que llegan a Mallorca. “Hace falta hacer una estudio sobre la capacidad de carga de la isla, que creemos que ya se ha superado, y afrontar el drama de la vivienda, porque salpica prácticamente todos los municipios”, añade Joan.
De hecho, el acceso casi imposible a un alquiler ha encendido la llama de la manifestación. Un video realizado por el BdT de Sencelles, detrás del cual hay poco más de un centenar de personas, se ha hecho viral y ha empujado al colectivo a organizar el acto de este sábado.
No hay futuro
Joan Rigo es uno de los integrantes del Bdt de Sencelles, un pueblo del interior de Mallorca. “Somos un colectivo que se ayuda mutuamente, recibimos mensajes de residentes en el municipio de manera constante y esta primavera nos hemos visto sobrepasados”, explica Rigo. “Han empezado a llegarnos peticiones de personas que no encuentran una vivenda y algunos de nuestros miembros han tenido que dejar la isla porque no pueden pagar los 1.200 euros al mes que les piden los propietarios por un piso. La situación es crítica”. De aquí la idea del video y la manifestación.
Para Rigo, si no se apuesta por el alquiler social y el límite de los precios “no hay futuro, ni para nosotros ni para nuestros hijos”. Este es el sentimiento que ha llegado a todos los rincones de Mallorca y ha traspasado las fronteras. “Nos han llamado todos los medios, desde la Península, desde Europa. De un día para otro la realidad se ha impuesto y hemos aprovechado la atención para actuar”.
Las cifras de visitantes señalan un aumento del 16,6% en los tres primeros meses del año respecto a 2023
Por otro lado, el Bdt está preparando un decálogo de propuestas para fomentar el alquiler social y ha solicitado al Govern que facilite la movilidad en la isla para el sábado, ya que centenares de personas se desplazarán en transporte público desde la part forana. Al cierre de esta noticia, no había llegado ninguna respuesta.
Colapso en la Serra de Tramuntana
Los residentes en la zona montañosa de la isla, la Serra de Tramuntana, también han trasladado su preocupación a la plataforma y las instituciones. Los principales problemas a los que se enfrentan son la densidad de circulación en las carreteras y las carreras ilegales de coches y motos. Un vecino de Fornalutx y portavoz del movimiento Indignats Ma-10, que pide mantenerse en el anonimato, asegura que la cantidad de coches que circulan esta primavera por la Serra es más elevada que nunca: “Desde el pueblo hasta el aeropuerto, por ejemplo, hay poco más de 30 minutos, pero hace tiempo que salgo con una hora de antelación porque, casi seguro, me encontraré unos cuantos atascos”. Las cifras de visitantes del Instituto Nacional de Estadística señalan un aumento del 16,6% en los tres primeros meses del año respecto a 2023. “No queremos imaginarnos qué pasará en los próximos meses”, señala este vecino.
Para el miembro de Indignats Ma-10, los problemas viales se incrementaron cuando el túnel de Sóller dejó de ser pago y el acceso a los pueblos fue más sencillo. Desde hace cinco años, el número de carreras ha crecido de manera exponencial y la vida en la montaña ha cambiado radicalmente. “En teoría, esta es en una zona privilegiada y tranquila, catalogada como Patrimonio de la Humanidad, pero, como decimos en nuestro manifiesto, la carretera que la atraviesa se ha convertido en un infierno de ruido y tráfico, un peligro para los residentes y el medio ambiente. La Unesco debería conocer esta situación lo antes posible”.
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La Ma-10, por otro lado, es foco de atracción de empresas que ofrecen alojamiento y alquiler de coches para correr por la montaña. “Vienen de toda a Europa y hacen carreras de noche, entre las 23h y las 3 o 4 de la madrugada. Es insostenible”. Por todo ello, esperan que el Consell de Mallorca cumpla la promesa que les hizo en febrero e instale cámaras de vigilancia con sonómetro y control de velocidad a lo largo de los 114 km de la vía. “Así quizás solucionaríamos una parte del problema”.
Se acaba de constituir el Pacto Social y Político para la Sostenibilidad de las Illes Balears, con la asistencia de 140 interlocutores de la sociedad civil relacionados con la economía y el turismo
La plataforma, por otro lado, propone que se contraten una docena de “agentes medioambientales dotados de sonómetros y capacidad para sancionar” para patrullar la Ma-10 a lo largo del año, ya que, como denuncian, “las carreras de motos ilegales son diarias”.
Debate social
El diálogo y las propuestas para redirigir la situación han surgido de la sociedad civil. De hecho, ni el lobby hotelero ni la asociación que agrupa a las empresas de alquiler de vehículos o el ejecutivo quieren oír habar de decrecimiento, límite de plazas o regulación del número de turismos en la isla. A pesar de ello, se acaba de constituir el Pacto Social y Político para la Sostenibilidad de las Illes Balears, con la asistencia de 140 interlocutores de la sociedad civil relacionados con la economía y el turismo.
Tras la manifestación de día 25, los esfuerzos de la plataforma se canalizarán hacia el Primer Congrés de Turisme de la Societat Civil, que está previsto para el 26 de junio en el Estudi General Lul·lià de Palma. En este se abordará abiertamente la problemática de la saturación, el papel de la ciudadanía en la remodelación turística y la necesidad de frenar el ritmo de crecimiento.