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Temporeros
Más de 50 chabolas y 1,5 héctáreas arden en un asentamiento de temporeros en Níjar
La totalidad del asentamiento de La Paula, ubicado en El Viso, pedanía del municipio almeriense de Níjar, ardia el pasado 1 de diciembre, al mediodia. El incendio calcinaba una hectárea y media de terreno, equivalente a tres campos de fútbol estándar, donde se ubicaban más de 50 chabolas, pero no causó heridos según la Junta. Solo en Níjar viven en infraviviendas más de 3.000 jornaleros migrantes.
Ha vuelto a pasar. Otro incendio en un asentamiento chabolista del campo andaluz. Esta vez el suceso se ha registrado en otra gran provincia agrícola de Andalucía: Almería. El pasado 1 de diciembre, a las 13.10 horas, los bomberos recibían numerosos avisos alertando de fuego en el asentamiento chabolista de La Paula, en la pedanía de El Viso, perteneciente a Níjar. Apenas tres semanas después del último incendio, un suceso menor en Lucena del Puerto (Huelva), nuevas infraviviendas que acogen precariamente a jornaleros migrantes han ardido pero en esta ocasión no había tanta suerte. Las llamas devoraron más de una hectárea y media de terreno, equivalente a tres campos de fútbol estándar, afectando a la totalidad del asentamiento. Más de 50 chabolas y 200 personas afectadas. A pesar de la magnitud del incendio, no hay que lamentar heridos.
Sobre el terreno, el activista social Pablo Potums, explica a El Salto Andalucía que “en realidad, la administración como tal no ha estado presente”. “Dejaron en manos de ONG la asistencia a las personas afectadas, y al final ha habido personas que han dormido al raso, porque las organizaciones no han tenido posibilidad de realojarlas. El Ayuntamiento y la Junta, ausentes, más allá del control del incendio”. La propia Junta reconoce en su comunicado que “algunas asociaciones almerienses van a hacerse cargo del realojo de los inquilinos del poblado”. Una tarea que asumieron Almería Acoge, Médicos del Mundo, Cruz Roja y la Fundación Cepaim, entre otras.
La causa del incendio, y a la espera de una investigación oficial podría tratarse de un cortocircuito, apunta Potums, como consecuencia de los enganches eléctricos que permiten al asentamiento tener alguna luz y calefacción. Precisamente Adelante Andalucía ya denunciaba el mes pasado tras el incendio en Lucena del Puerto que “el invierno vuelve a ser una época de alto riesgo por ser necesario el calor para amortiguar las bajas temperaturas”. En la nota oficial, la Junta asegura que s informó “del suceso a la compañía suministradora de electricidad en la población, debido a la proximidad de las llamas a algunos postes de luz”.
Según el plan municipal de vivienda y suelo de Níjar (2018), habría 94 asentamientos y “más de 3.000 personas inmigrantes viven en situaciones de extrema necesidad“
Los virulentos incendios del verano en Huelva pusieron el foco en la provincia, especialmente en el marco de la pandemia del Covid-19 y tras detectarse que el trabajo agrario suponía uno de los principales focos de infección precisamente por las precarias condiciones de salubridad y habitabilidad en los asentamientos. Sin embargo, el fenómeno chabolista asociado a la mano de obra migrante del campo andaluz es más antiguo en Almería. La provincia del poniente ha visto como desde los años 90 el fenómeno no ha parado de crecer. Así lo asevera la investigación de la fundación Cepaim “Aproximación a la magnitud del fenómeno de los asentamientos de inmigrantes en España“, del año 2018. “Se trata del territorio donde el fenómeno de los asentamientos chabolistas vinculados a la actividad agrícola hace su aparición más temprana y donde se ha mantenido de forma más persistente, puesto que desde finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado ya se conocen casos puntuales de este fenómeno. Desde entonces, el fenómeno ha ido creciendo progresivamente”.
Los datos sobre cuánto ha crecido la problemática en más de tres décadas son dispares. Según ese informe de la Fundación Cepaim, recogiendo datos de la Mesa del Tercer Sector de Inmigración en Níjar, se calculaba en 2018 que existían 70 asentamientos solo en el término municipal nijerense contando grandes asentamientos, cortijadas semiderruidas y pequeños grupos de chabolas aisladas. Estas infraviviendas acogerían a un total de 3.000 personas. La organización no gubernamental cuantifica que su actividad a lo largo de ese año les permitió atender a 3.572 personas en un total de 33 asentamientos, sin embargo aumentan el radio de análisis a los municipios de El Ejido, Vícar y Roquetas de Mar. Curiosamente, el dato más alarmante lo aporta el Ayuntamiento. Según el plan municipal de vivienda y suelo de Níjar, habría 94 asentamientos repartidos por el extenso y agrícola municipio almeriense. El documento oficial, citando un estudio del propio Ayuntamiento de 2017 sobre la problemática, asegura que “más de 3.000 personas inmigrantes viven en situaciones de extrema necesidad en asentamientos chabolistas e infravivienda”.
Del presupuesto de la Junta para comenzar a atajar esta crónica situación, 700.000 fueron enviados al Ayuntamiento de Níjar. Sin embargo las chabolas continúan siendo el único techo de miles de migrantes
La Junta de Andalucía aprobaba el pasado mes de abril una partida de 2,3 millones de euros para comenzar a atajar esta crónica situación. De ese presupuesto, 700.000 fueron enviados al Ayuntamiento de Níjar. Sin embargo las chabolas continúan siendo el único techo de miles de migrantes. Potums explica que el consistorio derivó la mayor parte a organizaciones no gubernamentales para la intervención social en los asentamientos. Las mejoras en el asentamiento, denuncia, escasas. “Unos contenedores próximos, que se limpian y ya está. Ni duchas ni aseos, solo uno o dos grifos, a pesar de que estamos en una pandemia y la higiene es fundamental”. “De dar techo, ni hablamos, tan solo han instalado algunos módulos donde aislar a las personas con Covid” lamenta. En diciembre de 2018, ante otro incendio en infraviviendas de temporeros, la aún hoy alcaldesa de Níjar, Esperanza Pérez, reclamaba “una solución para las personas que ya están aquí”. Hubo dos heridos en aquel suceso, uno de ellos grave.
A esta situación, estructural, hay que sumarle que los asentamientos se enfrentan a un aumento de personas habitándolos como consecuencia de la escasez de trabajo en el campo y el cierre perimetral de los municipios, factores ambos que impiden la movilidad de los jornaleros. “Hay 15 o 20 personas más en el asentamiento cada día” asegura el activista nijerense. Calculan que en otro asentamiento próximo, Don Domingo, viven ya cerca de 500 personas, llegando incluso a producirse dos nacimientos recientemente.
Las razones de la existencia de estos precarios asentamientos son viejas conocidas. Tanto como el incendiado asentamiento de La Paula, existente desde los 90, con mezquita de plástico incluida. “Responde a un modelo económico agrícola almeriense que no es sostenible sin esa mano de obra” afirma convencido Pablo Potums. “Las pequeñas explotaciones tienen cada vez más presión con las grandes multinacionales que están llegando al campo andaluz” y eso tiene sus efectos en las condiciones laborales. Como muestra, solo el anuncio en mayo desde el Ministerio de Trabajo de hacer más inspecciones laborales en el campo despertó la indignación de las patronales agrarias Asaja y COAG y la petición de cese de la ministra Yolanda Díaz. En su informe, Cepaim apunta precisamente varias causas económicas: prolongación de campañas agrícolas, crecimiento de las explotaciones, progresiva mecanización (que no automatización), picos de producción intensivos. Pero también sociales: rechazo de alquilar a personas extranjeras, escasez de alojamientos para temporeros por parte de los agricultores, elevados precios de la vivienda, abusos de los arrendadores. Una información sabida.
“La administración se lava las manos, dice que no tiene recursos y la UE no habla si quiera” lamenta Potums. Y mientras, el mar de plástico, la huerta de Europa, sigue produciendo.
Coronavirus
Confinados bajo el plástico
Muchos de los migrantes que trabajan en los invernaderos de Almería viven en condiciones infrahumanas. El estado de alarma no ha hecho más que complicar aún más el día a día en unos asentamientos que carecen de luz y acceso a agua potable.
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A Asaja y COAG no les gusta que Inspección de Trabajo haga su función: inspeccionar, sancionar los incumplimientos y hacer cumplir la normativa laboral (convenios). Es mejor explotar con libertad absoluta a los trabajadores del campo. Empresarios de mierda, ¿cuándo vais a aplicar los convenios colectivos: vivienda, jornada laboral, sueldo, salud, etc., etc.? Os hacen ricos y los matáis de hambre y enfermedad.
Asaja son unos fascistas en cuyas redes ha crecido la hidra venenosa del vox rural, pero Coag debería ser expulsada de cc.oo y de la vía campesina pues colaboran con el esclavismo, con las prácticas más biocidas y contra la biodiversidad, verdaderos traidores y corruptos que viven de las subvenciones y sólo tienen asociados porque les hacen los trámites de la PAC, verdaderos enemigos del campo, de la igualdad social y de la democracia. Y los de la Upa igual de ecocidas, de corruptos, o más.
Una vergüenza que un periódico como La Voz de Almería (que leen tantos almerienses) no haya ni mencionado esta noticia... ¿Cómo solucionar una realidad así si vivimos ajena a ella? Siento tristeza y rabia