Sanidad
Médicos residentes: incertidumbre entre los que empiezan, sobrecarga para los que siguen

Los futuros médicos internos residentes (MIR) lograron visibilizar su posición ante un sistema de elección de plazas que consideran injusto y poco transparente. Mientras ellos piden garantías para su futuro, los MIR que ya trabajan en hospitales recuerdan que el retraso en las nuevas incorporaciones llevará a la sobrecarga laboral y a una menor capacidad de respuesta. 

22 may 2020 06:30

Olga Anabitarte cuenta que este es el segundo año que hace el MIR. “He tenido la experiencia de un proceso bien hecho y otro que ha resultado todo lo contrario”, señala. Ella es una de las cerca de 8.000 personas que tendría que incorporarse en los próximos meses a un hospital o centro sanitario como R1, médico residente de primer año, y empezar su periodo de formación. Pero la pandemia ha intervenido en todo el proceso y, aunque entienden las dificultades y los retrasos, considera que hay aspectos injustificables. Como el que les ocupa ahora: la decisión del Gobierno de que la elección de plazas en la Formación Sanitaria Especializada (FSE) sea totalmente telemática. 

La opción no presencial parece comprensible en un contexto de crisis sanitaria, pero los futuros médicos —también los farmacéuticos, enfermeros o psicólogos— internos residentes subrayan los problemas de este método y afirman no entender por qué la alternativa que han propuesto no es aceptada. El sistema, hasta ahora, funcionaba de esta forma en el caso de medicina: tras seis años de carrera y un año de preparación del examen MIR, aquellos matriculados que superaban la prueba eran convocados, unos meses después, para la elección de plaza, que se celebraba en unas fechas concretas de manera presencial en el Ministerio de Sanidad, reservando la elección telemática solo para aquellas personas que no pudieran desplazarse a Madrid.

Era previsible que, por la situación sanitaria, el método cambiara, pero los futuros residentes rechazan la opción elegida y, sobre todo, la forma en la que se está resolviendo el proceso. Así lo han hecho en su manifestación virtual del domingo 17 de mayo con la que, a través de #FSEnLlamas y #FSEnLucha, propulsada por un grupo de integrantes de la Formación Sanitaria Especializada —FSE, que integra no solo medicina, sino otras carreras de ciencias— consiguieron ser trending topic nacional y atraer la atención de los medios. 

Brecha digital, conciliación y plazas desiertas

Anabitarte explica que los problemas empezaron desde bien pronto: a finales de enero, los futuros residentes realizaron un examen MIR “con muchas preguntas mal formuladas que pedimos impugnar” y de cuya fecha de celebración se avisó con menos de un mes de antelación, algo que no había pasado antes. La prueba supone el 90% de la nota MIR, mientras que el 10% restante corresponde al expediente de la carrera. Hasta ahora, de cara a la elección de plaza, se hacía un baremo en el que la puntuación máxima era 4, pero una resolución del BOE de este año la cambió a 10, lo que conllevó que, cuando se publicaron las listas (a principios de febrero), muchas personas se quejaran porque aparecían en la parte de abajo debido a este cambio de criterio, especialmente aquellas que ya se habían presentado el año pasado y a las que, según Anabitarte cuenta, les habían asegurado que no hacía falta que volvieran a presentar la documentación. 

Finalmente dieron hasta el 6 de febrero para entregar documentación y subsanar, lo que llevó a un cambio de las listas por las variaciones entre aquellas personas a la que se había aplicado la puntuación sobre 4. El problema, explica Anabitarte es que, después de esa fecha, se sigue permitiendo aportar méritos: “Tres meses después se puede seguir entregando documentación cuando se dijo que la fecha de fin de plazo era a principios de febrero”. “Comprendemos que estamos en una situación especial, pero ha faltado transparencia”, defiende la futura doctora.

El método telemático de elección de plazas es rechazado por los futuros MIR, ya que obvia la brecha digital, imposibilita la consulta de plazas vacantes en tiempo real y dificulta la futura conciliación familiar o personal del colectivo

Sin embargo, si hay algo que preocupa especialmente a todos los futuros MIR, por su urgencia, es la principal novedad de este año: la elección de plazas de manera completamente telemática no les parece ni la mejor opción ni la más justa. Este método, previsto para el 11 de junio y del que todavía se sabe muy poco sobre cómo se ejecutará, implica que se podrían hacer modificaciones hasta 12 horas antes de su turno de elección, en lugar de poder saber en tiempo real qué plazas quedan vacantes y elegir en base a ello. “No he estudiado siete años para que elija por mí un ordenador” es una de las ideas más repetidas en la manifestación digital que, el pasado domingo, denunciaba esta situación.

“En primer lugar, este método obvia la brecha digital que hay en el país”, denuncia Anabitarte, haciendo referencia no solo a la posible falta de equipos o conexión a internet en algunas familias, sino también al requisito de un certificado digital para realizar el trámite. “Entendemos que la forma de elegir plaza de todos los años no es ni posible ni recomendable por la situación actual, pero hemos propuesto una alternativa muy válida y no nos están escuchando”. Esta alternativa consiste en realizar la elección de plazas en las subdelegaciones del Gobierno, de manera descentralizada, presencial y por turnos, con un funcionario que acredite la identidad del solicitante, lo que evitaría aglomeraciones y permitiría que todo el mundo pudiera elegir en igualdad de condiciones, en tiempo real y en base a las adjudicaciones que van quedando libres; y reservar la opción telemática, como siempre, para aquellas personas que por sus circunstancias (residir fuera del país, por ejemplo) tengan que hacer uso de ella.

“Lo que no entendemos es por qué sí se puede celebrar la Selectividad u otras cosas pero esto no se puede hacer”, lamenta la joven, que apunta a una posible estrategia de ahorro de recursos, ya que abrir las subdelegaciones o habilitar otros espacios implica un gasto. “Creo que el método telemático es muy arriesgado, no me habría gustado tenerlo para mí, son muchos años de esfuerzo y de estudio y, con la novedad de este año, no se juega en igualdad de condiciones”, apoya Alba Ruiz, médica residente que pasó por ese proceso hace tres años. 

Miguel Morante, MIR de primer año en un hospital madrileño, introduce otro factor: “Creo que hay algo en todo esto que no es lo más importante en términos clínicos, pero sí en términos personales: no se está teniendo en cuenta la conciliación personal y familiar de los futuros médicos”. Se refiere a que el método telemático implicaría que las listas se hicieran sin que los solicitantes pudieran seguir el proceso y dejar correr plazas para poder estar cerca de sus parejas o familias. Otro riesgo que no se sabe cómo se va a solventar es la posibilidad de que algunas plazas queden desiertas al no ser priorizadas por los futuros residentes en un contexto en el que, si bien la pandemia del covid-19 está más controlada, hay que hacer frente a las largas listas de espera que ha generado. 

Coronavirus
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Efecto dominó

Quienes optan a una plaza no son los únicos perjudicados en todo esto. Los que estaban en su primer año de residencia pasan ahora al segundo sin relevo. El retraso en la adjudicación de plazas por todo este proceso va a llevar a la sobrecarga del resto de personal: “No hay R1 que cubra la puerta de urgencia y haga de diez a 12 guardias al mes”, explica Anabitarte, que recuerda que, además, los compañeros van a tener que hacer frente a todo el trabajo de pacientes no covid-19 que se ha acumulado durante estos meses. 

Porque no solo dónde, sino también cuándo se incorporarán estos nuevos residentes es una incógnita. Muchos de ellos prefieren hacerlo antes de agosto. En primer lugar, para poder colaborar en la agilización de plazos de atención sanitaria, y, en segundo, tal y como explica Ruiz, “hay personas que no tienen una economía tan solvente como para estar todo el verano sin cobrar nada”. Pero no son los futuros MIR los únicos perjudicados por la falta de relevo: “Las urgencias serán lo que más se va a resentir, porque los demás tendremos que asumir las guardias que harían ellos”, explica. 

No son los futuros MIR los únicos perjudicados por la falta de relevo: “Las urgencias serán lo que más se va a resentir, porque los demás tendremos que asumir las guardias que harían ellos”, explica Ruiz

En este punto, la médica recuerda el importante papel que han jugado los residentes de primer año durante toda la pandemia: “Han colaborado en todo y han tenido un papel importantísimo en cuanto a atención al paciente y calidad humana, tan necesaria en este contexto”. En la Comunidad de Madrid el coronavirus colapsó el sistema sanitario y la situación a la que tuvo que hacer frente el personal médico y de enfermería, a menudo con recursos insuficientes, ha supuesto un duro golpe psicológico, tanto para el equipo sanitario como para la población madrileña. Morante añade que los residentes de primer año de determinadas especialidades (neumología, medicina interna) trabajaron como uno más en estas unidades, mientras que el resto de R1 apoyaron en urgencias y plantas.

“Empatizamos mucho con la situación que están teniendo que asumir los que vienen, y necesitamos que lo hagan lo más pronto posible porque requerimos más soporte que nunca”, apoya Ruiz. Los residentes están agotados después de la pandemia: han tenido que asumir un gran nivel de estrés, muchos de ellos lejos de su familia y, los que no, con temor a infectarlas, sin vacaciones o días libres, sin poder salir a despejarse por el estado de alarma; trabajando, como uno o una más, contra el virus, recibiendo a veces noticias que ponían en duda si este esfuerzo estaba siendo realmente valorado y afrontando, ahora, una desescalada para la que sigue haciendo falta personal.

Posible rebrote con algunas ausencias

La ratio médico especialista —profesionales que ya han finalizado su formación— y residentes —que continúan en este proceso durante cuatro o cinco años, según la especialidad— era baja ya antes de la pandemia y responde a una falta de plazas en la que el colectivo médico lleva tiempo insistiendo. La carga de trabajo y responsabilidades que asumen los residentes, a menudo elevada, es “hospital dependiente y adjunto dependiente”, matiza Ruiz, que explica que en unos sitios los residentes asumen más tareas que en otros o están más arropados que en otros. Hace referencia, en este punto, a la huelga de residentes del Hospital 12 de Octubre, con la que consiguieron incrementar el personal. “Es cierto que en muchos hospitales hacen falta más adjuntos, porque asumen mucho trabajo, y el periodo de residente está pensado para que haya una supervisión y acompañamiento importante”, resume. 

Los médicos coinciden en que los R1 siguen siendo muy necesarios, ya que queda mucho trabajo por hacer: la incertidumbre acerca de los futuros MIR no mejora el panorama de un personal médico que tiene que abordar largas listas de espera

Miguel Morante apunta también a los residentes de último año, que terminan este mes, lo que se suma a que los nuevos no se incorporarán previsiblemente —aún no hay información sobre ello— hasta agosto o septiembre. En el hospital en el que trabaja han resuelto entre los internos no incrementar el número de guardias que harían durante los próximos meses, sino redistribuir las zonas de urgencia a falta de saber si se incorporarán más adjuntos. “Está todo por ver, pero en principio esta situación va a influir tanto en urgencias como en planta. El equipo se va a quedar cojo, un 25% en urgencias y hasta el 50% en planta” y recuerda, en este punto, que lo más probable es que, durante estos meses, se intente agilizar la actividad clínica que no se pudo realizar durante la pandemia. 

Morante afirma que es difícil adivinar el impacto en el sistema sanitario de un posible rebrote del coronavirus porque hay muchos factores que entran en juego. Sin embargo, los médicos coinciden en algo: los R1 siguen siendo muy necesarios. Queda mucho trabajo por hacer y la incertidumbre acerca de los futuros MIR no mejora el panorama del personal médico. Por eso, y porque ya han pasado por ahí, tienen motivos, explica el residente, de apoyar la lucha. “Toda esta situación no nos afecta solo a nosotros, sino al resto de personal médico”, sintetiza Anabitarte. Y con ello a los pacientes: menos médicos en activo dan para atender a menos personas. “Hemos sido comprensivos con la situación, pero ahora pedimos que nos escuchen y que se tomen un minuto en hablar con nosotros en vez de resolverlo todo a golpe de BOE”, concluye la futura residente. 

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