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Sanidad pública
El tiempo de espera para una operación aumenta dos meses en diez años
El tiempo medio de espera para una intervención quirúrgica se ha incrementado en 54 días en la última década. Todavía no hay datos a nivel estatal de cómo ha afectado la pandemia al engrosamiento de las listas, pero el colectivo médico no duda en mostrar su preocupación al respecto.
En 2009, no llegaban a 373.000 las personas que esperaban para ser operadas en toda España. Diez años después, en 2019, la cifra supera el doble y casi alcanza a los 705.000 pacientes. La tasa de pacientes por cada 1.000 habitantes que espera a ser operado ha pasado de 9,3 en 2009 a 15,53 en 2019. Aunque la última actualización de datos hace referencia al pasado mes de diciembre, con lo que se desconoce cómo ha afectado el coronavirus a la cantidad total y a los tiempos de espera, el personal médico lleva tiempo advirtiendo de cómo la paralización de determinadas actividades asistenciales, así como la propia postergación por parte de los pacientes por temor a infectarse durante los meses más duros de la pandemia, está afectando a las listas de espera de operaciones y de atención especializada.
Más allá del incremento de número de pacientes, está el factor del tiempo medio de espera, que también ha aumentado notablemente a lo largo de los años. De media, una persona debía esperar, hace una década, unos 67 días para ser operada; ahora el lapso de tiempo alcanza los cuatro meses (121 días). La lista de espera y el tiempo medio varían mucho según la especialidad: traumatología condensa el mayor número de pacientes, pero el tiempo medio de demora, aunque por encima de la media —137 días— no es tan alto como el de cirugía plástica —333 días—, que sin embargo concentra a muchos menos pacientes.
De hecho, según el informe Situación actual y evolución de la atención especializada en las comunidades autónomas publicado el pasado mes de enero y elaborado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), la ciudadanía percibe como uno de los principales problemas de la situación sanitariael tema de la listas de espera. Marciano Sánchez Bayle, portavoz de la FADSP, reafirma que las listas de espera son “muy prolongadas”, pero matiza que “no están bien evaluadas” e insiste en la necesidad de mejorar los sistemas de información: “Es importante conocer la gravedad, saber qué problema de salud tiene el paciente y priorizar aquellos que son más graves o más incapacitantes”.
Otro dato alarmante es el número de personas que esperan más de medio año hasta ser operadas. Mientras de 2010 a 2012 este porcentaje de pacientes sobre los inscritos en la lista de espera aumentó considerablemente, más tarde se consiguió reducir, pero en 2016 las largas esperas sufrieron de nuevo un crecimiento del que, según los últimos datos del Ministerio, la sanidad no se había recuperado antes de la pandemia. Y “si antes del covid-19 ya había listas de espera en citologías de tres meses, ahora se van a sumar seis o siete meses más”, advertía en mayo Rocío Belda, portavoz de la Asociación Médicos Unidos por sus Derechos (MUD) a este medio. En este punto, Sánchez Bayle hace mención a varias de las propuestas de mejora de la Federación: garantizar un buen sistema de coordinación entre la atención primaria y la especializada, dotar a la primera de recursos que permitan diagnosticar con mayor agilidad y hacer “una utilización intensiva de los recursos públicos” de forma que se disminuyan las derivaciones de pacientes a la privada. “Pero para eso hay que destinar recursos”, sentencia el médico.
Menos personas, más tiempo
Si bien el Ministerio todavía no ha publicado los datos semestrales de las listas de espera y se desconoce la situación general post pandemia, algunos medios locales han comenzado a hacerse eco de la situación en determinadas comunidades autónomas. En Navarra, por ejemplo, el número de pacientes en listas se ha reducido durante la pandemia (consecuencia de la reducción de actividad no covid, tanto en atención primaria como en especializada), pero los tiempos de demora se han incrementado, tal y como confirman los datos de la autonomía: en febrero de 2020 había 7.810 personas esperando a ser operadas; en mayo de 2020, la cifra se redujo a 6.643. Pero mientras en febrero el tiempo de espera medio en días naturales era de 75 jornadas, en mayo llegó a 121.
En Castilla y León la situación era similar: los pacientes pendientes de una operación quirúrgica disminuyeron durante los meses de pandemia en casi 3.000 personas —2.843 menos que en febrero—, pero la tardanza media subió en 69 días: de 103 a 107, según publicó la prensa local. En Castilla La Mancha, situación parecida: a finales de mayo, el número de pacientes en las listas de espera —de primera consulta, prueba diagnóstica y operación— disminuyó en un 32%, pero los que tenían que esperar los plazos máximos superaron el 60%.
Aunque la crisis sanitaria ha afectado a todas las comunidades autónomas —si bien algunos hospitales pudieron reiniciar antes que otros algunas de sus consultas o intervenciones—, el punto de partida no es idéntico. En diciembre de 2019, Catalunya —la comunidad con mayor número de hospitales privados— presentaba la tasa más alta (8,69 por 1000 habitantes), uno de los primeros puestos en tiempo medio de esperas (126) y en porcentaje de pacientes que espera más de seis meses —casi uno de cada cuatro—, mientras que otras como Melilla (40 días de tiempo medio de espera), País Vasco (45) o La Rioja (51) presentaban una situación más favorable.
Para hacer frente a esta situación que ya era difícil antes de la pandemia y que se ha agravado con el covid-19, el colectivo insiste en la necesidad de dotar de más medios y más profesionales a los hospitales, algo que el personal sanitario insiste que no se está haciendo. Fue el principal motivo por el que se organizó la primera protesta de la desescalada en Madrid, unas reivindicaciones que han sido replicadas en otras partes del Estado.