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Sanidad pública
Despidos y cierres de urgencias de primaria: estallan las costuras de los hospitales madrileños
“¿Conoces el juego de la jenga, que según vas quitando bloques de en medio, la estructura pierde solidez y acaba cayendo? Pues eso es lo que está pasando en la sanidad madrileña. Ya se han quitado demasiados bloques y el sistema entero se tambalea”. Guillén del Barrio, enfermero del Hospital Universitario La Paz y delegado del sindicato MATS, utiliza este símil para describir la situación actual del Servicio Madrileño de Sanidad (SERMAS). Un sistema que, tras el cierre de los 37 Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) en marzo de 2020 y el despido de 7.500 efectivos que contaban con contratos de refuerzo covid en marzo de 2022, hace aguas en las urgencias hospitalarias, que se han convertido en la puerta de entrada al sistema, ante una Atención Primaria colapsada. Las fuentes sindicales consultadas coinciden en un panorama “dramático” y “desolador” en el que las escenas de pacientes encamados por los pasillos se están volviendo habituales.
🏨🆘#Urgencias colapsadas en #HospitalRamonyCajal a estas horas de la noche, pacientes triados como amarillos, con espera de más de hora y media para atenderle y darle cama, con el consiguiente bloqueo de ambulancias #SUAPreaperturaYA #AtencionPrimaria @Urgenciaslapaz pic.twitter.com/iaRXw4Y1wD
— Mats Ramon y Cajal (@MatsRyC) June 24, 2022
“Si lo habitual es 400 pacientes al día estamos teniendo 600”, explica Del Barrio sobre la situación de La Paz mientras avisa de que aún no ha llegado lo peor pues el cierre de camas, que tiene lugar todos los veranos a partir del mes de julio, aún no ha comenzado. Y este año llega con más recortes. “En este hospital pasaremos del cierre de 362 camas en 2021 al cierre de 420 en 2022, del 25% al 29,8%”, alerta. Y explica que detrás de estas cifras hay realidades: “En la noche del domingo tuvimos a una paciente de oncología en el pasillo de la sala de coronavirus. Había sospechas de que fuera positiva, pero estaba más segura ahí que en una sala hacinada”, explica del Barrio.
El día 24 de junio en el Clínico se batió el récord: a las 8 horas había 55 pacientes en la sala de agudos, tres estaban desde el día anterior y uno de ellos falleció mientras esperaba habitación
Desde otro de los grandes hospitales de Madrid, El Clínico San Carlos, Santiago Zarapuz, portavoz del MATS, pone cifras a una situación también límite. “La sala de agudos, donde suelen ingresar los pacientes que están mas malitos pendientes de ingreso, tiene una capacidad para 30 personas. A las 13 horas de este lunes había diez camillas en la sala pendientes de ingreso en el pasillo. Del 20 al 27 de junio ha habido una media de entre 45-50 pacientes en esta sala” ilustra Zarapuz, mientras destaca que el día 24 de junio se batió el récord: a las 8 horas de la mañana había 55 pacientes, tres estaban desde el día anterior y uno de ellos falleció mientras esperaba habitación.
Además de la situación de los pacientes, Zarapuz incide en la situación de un personal agotado, que arrastra dos años de pandemia y ahora cuenta con menos plantilla y en condiciones precarias. “Los médicos en urgencias son la mayoría personal temporal. Una enfermera nos ha dicho que hoy estaban llevando 14 pacientes cuando la media es de 8”. Mientras, el panorama de cara al verano no parece muy halagüeño, con una contratación para suplir las vacaciones de la plantilla “nula o escasa”. “Van a contratar solo 76 enfermeras —en un hospital con una plantilla de 1.200— y ningún médico”, describe el representante del MATS. De fondo, una séptima ola de covid que para Zarapuz no es el principal problema. “Esto no tiene nada que ver con la séptima ola. Tenemos 100 pacientes con covid y cuatro en la UVI. Ha crecido pero no hay relación entre el covid y este colapso en urgencias”, asegura.
“Antes, si había una afluencia desmedida, teníamos personas que la atendían. En mi hospital éramos 400 personas más”
Desde el Hospital Ramón y Cajal, Luis Mancera, delegado de CC OO, comparte esta opinión: el aumento de casos covid no es el principal factor. Mancera habla de una “tormenta perfecta” para llegar a este colapso en urgencias aliñada por el cierre de los SUAP y el despido de profesionales. “Antes, si había una afluencia desmedida, teníamos personas que la atendían. En mi hospital éramos 400 personas más”, describe Mancera quien habla de puntas del 60% de afluencia a urgencias en su hospital.
Sanidad pública
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“Esta situación no la hemos vivido en toda la postpandemia”, alerta el delegado de CC OO. “Cuando hemos tenido repuntes, teníamos un personal que respondía. Pero ahora se acabaron los contratos covid y en este pico no somos capaces de atenderles. Hemos tenido 100 personas esperando a pasar a consulta”, se queja.
“Pasamos del sistema nacional de salud al sistema madrileño de enfermedad. Pasas a gestionar hordas de enfermos. Se ha estado desinvirtiendo en los centros de salud para invertir en los hospitales, que es lo que da dinero a las empresas. Lo que da dinero es que la gente enferme”
Del Barrio avisa de que todo lo que está ocurriendo no es casual. “A la gente no le atienden en su centro de salud y los pacientes crónicos se descompensan. Pasamos del sistema nacional de salud al sistema madrileño de enfermedad. Pasas a gestionar hordas de enfermos. Se ha estado desinvirtiendo en los centros de salud para invertir en los hospitales, que es lo que da dinero a las empresas con los aparatos de diagnóstico, medicación y de suministro. Lo que da dinero es que la gente enferme. La atención primaria es lo más anticapitalista que existe porque evita que la gente enferme y no hace gasto. Este ha sido el plan del PP durante sus años de gobierno y ahora vemos los resultados”, sentencia.