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Religión
El negocio del cabello entre India y Occidente
Miles de peregrinos llegan a diario hasta el templo de Tirumala del estado de Andhra Pradesh, en India del Sur. Muchas de estas personas han recorrido cientos de kilómetros para buscar la redención, otras para obtener un visado y algunas para rezar por la recuperación de un hijo. Pero lo que tienen en común muchos de ellos es su predisposición para donar todo su cabello al dios Venkateswara como sacrificio.
Considerado un avatar (o encarnación terrestre) del dios Vishnu, Venkateswara fue golpeado en la cabeza por un pastor de vacas provocando que se quedara calvo. Según las escrituras sagradas, la princesa de Gandharva, Neela Devi, se acercó al dios alopécico y se cortó una parte de su propio cuero cabelludo para implantarlo en su cabeza. Poco después, Venkateswara le prometió a Neela que sus devotos vendrían desde muy lejos para honrar su gesto. Esta ofrenda sería conocida como “mokku” y consiste en la donación de cabello por parte de los peregrinos que hoy visitan el templo de Venkateswara.
El negocio del cabello donado se ha convertido en una de las fuentes de ingresos más rentables para muchos países, de Singapur a Perú, de China a la India
La mitología hindú y todas las creencias que alimenta la población de la India se convierten hoy en el perfecto imán para atraer cientos, miles de toneladas de cabello indio amontonadas en las peluquerías del templo. Posteriormente, el cabello es subastado por cantidades que se inflan a medida que el producto viaja por todo el mundo. Un acto de fe aprovechado por el capitalismo para la creación de extensiones y pelucas que terminan en las cabezas de celebrities e influencers.
El negocio del cabello donado se ha convertido en una de las fuentes de ingresos más rentables para muchos países, de Singapur a Perú, de China a la India. De hecho, según un estudio la proyección de este sector estima un aumento de 13.300 millones de dólares para 2026. Sin embargo, pocas veces se analiza el origen de estas donaciones masivas cuyo impulso nace, mayormente, de la pobreza y la desesperación.
Pónganse cómodos en Tirumala
El templo de Tirumala es uno de los más visitados de la religión hindú. Entre 10.000 y 20.000 peregrinos diarios y hasta 50 millones de devotos anuales visitan este templo formado por diferentes áreas y secciones. Nueve zonas de acomodación (conocidas como mini kalyanakattas) sirven para alojar a los fieles agotados tras días de camino. A su vez, el kalyanakatta principal es el epicentro del “tonsuring” (o tonsura), nombre que define la acción de raparse y donar cabello como parte de un ritual religioso. Servicios como la comida, el alojamiento o incluso la celebración de bodas son gratuitos a cambio del cabello de los visitantes.Más de 600 barberos y peluqueras aguardan a los visitantes en su correspondiente Kalyanakatta para ejercer de intermediarios del ritual divino
Los peregrinos que acuden al templo buscan en el dios Venkateswara el perdón a sus pecados, la sanación de sus seres queridos o saldar deudas. Por ese motivo, una de las mejores ofrendas para invitar a la buena fortuna consiste en entregar su pelo al cosmos. De hecho, muchos creyentes hindúes realizan esta acción hasta tres veces a lo largo de su vida y cultivan la longitud de sus cabellos durante meses. Cuanto más larga sea la melena, mayor probabilidad existe de obtener la bendición.
Más de 600 barberos y peluqueras aguardan a los visitantes en su correspondiente Kalyanakatta para ejercer de intermediarios del ritual divino. Antes del corte, preparan una mezcla de antiséptico con agua que aplican en la cabeza para desinfectar el pelo, además de una sala de baño equipada con efecto sauna para relajar el cuero cabelludo.
El “mokku” se realiza sin descanso durante las 24 horas del día y los cabellos se amontonan en un rincón a modo de grandes ovillos místicos. Curiosamente, muchos de los peregrinos que se prestan a donar sus cabellos desconocen el destino de estas montañas de fe, pero no importa: la bendición de ser recompensados eclipsa cualquier pregunta sobre el sistema. A partir de entonces se inicia un largo viaje para este cabello, toqueteado por tantas manos como símbolos de rupias se dibujan en los ojos de sus mecenas.
El largo viaje del cabello hindú
El organismo encargado de gestionar la venta del pelo es la fundación religiosa Tirumala Tirupati Devasthanams (TTD), la cual actúa a través del gobierno del estado de Andhra Pradesh. La TTD cuenta con más de 16.000 empleados además de 27 instituciones educativas y sanitarias vinculadas al comercio del cabello. “Casi un 10% de los peregrinos diarios que visitan el templo donan su pelo, por lo que cada día podemos conseguir más de 400 kilos de cabello”, cuenta Sohail Saif, uno de los técnicos de la TTD.Un kilo de más de 50 centímetros puede superar los cien euros, mientras que el cabello de peor calidad oscila unos pocos céntimos por kilo
“El cabello se acumula y se realizan grandes subastas para venderlo.” A partir de entonces, el pelo donado se convierte en producto: “El cabello es gestionado por la empresa Raj Hair, la cual vende las cantidades de cabello a empresas exportadoras de las ciudades de Bangalore y Chennai. Después se comercializa en formato de pelucas y extensiones a otros países del mundo como China, Vietnam o Estados Unidos”. La TTD subasta cada tres meses un total de 60 toneladas de pelo hindú a precios diferentes. Un kilo de más de 50 centímetros puede superar los cien euros, mientras que el cabello de peor calidad oscila unos pocos céntimos por kilo.
También se tienen en cuenta aspectos como la longitud o el color, siendo el cabello de tonos rojizos el más cotizado de todos. Gracias a la exportación del cabello, las ganancias anuales del templo en este último año fueron de 131 millones de rupias (1,4 millones de euros). Según Sohail, “el dinero recaudado es empleado exclusivamente en reformas y obras dentro del propio complejo”, pero ¿realmente el estado actual del templo representa la totalidad de la inversión? Sohail no responde a esta pregunta.
Nuevos dioses con extensiones
El interés de Occidente por el pelo hindú no es casual. De hecho, es considerado como “remy”, nombre con el que se designa a un tipo de cabello premium natural que ha sido cortado y atado manteniendo todas sus propiedades. El cabello procedente de la India, y en concreto del templo de Tirumala, es uno de los más codiciados al ser más brillante, virgen y puro, debido a la genética y el tratamiento a base de mascarillas de hojas de plátanos y curry o el uso de leche de coco. Esta calidad hace que muchas personas alrededor del mundo gasten cantidades ingentes de dinero por unas extensiones o una peluca procedente de una persona de India del Sur.Conscientes de esta realidad, numerosas empresas participan en un proceso de comercialización que comienza con el almacenaje del pelo y la posterior subasta. El siguiente paso consiste en tratar el cabello en plantas de procesamiento en las que se seleccionan los mechones de mayor calidad y se suelen trenzar para hacer que sea más eficiente como producto. Aquellos mechones más débiles o de peor calidad se comercializan en sectores más locales. Finalmente, el cabello manipulado es enviado a diferentes empresas intermediarias. Una de ellas es RM Indian Hair Raw Factory, con sede en Chennai, en el estado de Tamil Nadu. “Existen muchas razones por las que el cabello indio es tan codiciado: en primer lugar se trata de pelo 100% crudo y natural. También tiene un gran espesor, las cutículas del pelo están intactas y fluyen en una sola dirección. Además se pueden adaptar a cualquier estilo y tienen texturas de ondulado y rizado naturales”, cuenta Pradeep Kumar, CEO de RM Indian Hair Raw Factory.
“El cabello que comercializamos procede de un solo donante, y eso también supone un valor añadido”. La principal fuente del cabello que comercializa esta empresa es el templo de Tirumala, la cual provee a otras muchas fábricas de la India. Kumar asegura que el origen de este producto también marca la diferencia: “Es un mejor cabello porque los devotos que lo donan tienen fuertes creencias y emociones involucradas al hacerlo”.
RM Indian Hair Raw Factory se encarga de evaluar todo el proceso de manipulación del cabello, el cual puede abarcar varias semanas: “El tiempo de fabricación depende de los artículos del pedido y la cantidad. Realizamos también pedidos bajo demanda y el stock suele estar listo para la venta en un margen de entre siete y diez días. El medio de pago más común suele ser a través de transferencia bancaria o Paypal. Si vendemos el producto a otro país, utilizamos servicios como DHL, UPS o Fedex”. Kumar afirma que el proceso incrementa el precio del cabello.
En total, existen pelucas que pueden ser vendidas por cantidades entre los mil y dos mil euros por paquete, costo que supone unos beneficios de 130.000 millones de euros en la industria a repartir entre los eslabones de este largo cordón umbilical. Así es una de las muchas paradojas de este mundo globalizado: lo que para algunos supone un negocio, para otros es una vuelta a casa con la mente en paz.