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Política
Tres apuntes breves sobre la fusión fría de la izquierda
Las malas vibraciones que han recorrido el espinazo de la izquierda “a la izquierda del PSOE” se han transformado en las últimas horas en otro tipo de energía, mala o buena, el tiempo lo dirá. Llegamos a otro estadio. El anuncio por parte de Yolanda Díaz de que “las candidaturas de Sumar las va a decidir la ciudadanía”, algo que, sin forzar la interpretación, abre las puertas a unas primarias, y las declaraciones en Canal Red de Ismael González, secretario de organización de Izquierda Unida, en las que defiende que su coalición apuesta por un nuevo censo para la realización de esa selección de candidatos de cara a las generales, han desembocado, a primera hora de la tarde, en un anuncio por parte de Podemos que puede desbloquear lo que hace semanas parecía difícil y hace un poco más de tiempo, una quimera. Lilith Vestrynge, secretaria de organización de Podemos, ha confirmado en Canal Red que su partido aceptaría unas primarias abiertas, proporcionales —para que las minorías obtengan representación— y con un censo abierto. La propuesta vuelve de este modo a Díaz, que no se ha manifestado —a las 15:30 de hoy, 22 de marzo— sobre la propuesta de sus hasta ahora socios.
Política
Izquierdas Yolanda Díaz anuncia que habrá primarias en Sumar
Como todos los procesos, la discusión sobre cómo se ejecuta técnicamente el proceso —los detalles— puede enturbiar aún más una relación que es mala, pero el paso hacia la fusión fría de una serie de espacios, entre los que destacan Sumar, IU y Podemos tiene capacidad para ser estable al menos hasta diciembre, cuando tendrán lugar las elecciones generales. Lo que pase en el corto, el medio y el largo plazo depende de distintos factores, no solo de los distintos protagonistas.
Con la excepción de Colau en Barcelona, el dejar hacer en autonómicas y locales llevó a la paradoja de que Podemos perdió implantación territorial cuando estuvo listo para subirse
1. Estable no quiere decir armónico. Las elecciones municipales y autonómicas de mayo son un mal trago a la vista para ese espacio político. La noticia que parece olvidarse en determinados análisis es que así ha sido por lo menos desde 2015; que el desastre de 2019 estaba cantado —las comunidades en las que concurrieron por separado IU y Podemos eran más que en las que se consiguió la unidad— y que la apuesta fundamental del espacio antes dirigido por Pablo Iglesias fue siempre el Congreso de los Diputados.
El dejar pasar, dejar hacer en autonómicas y locales, y la muerte de éxito de apuestas nominalmente municipalistas, llevaron a la paradoja de que Podemos perdió implantación territorial cuando estuvo listo para subirse, sino a los cuadros de mando del Estado, sí al Consejo de Ministros. Con la excepción de Ada Colau en Barcelona, quizá porque ha generado un polo independiente, los resultados, con más o menos fusiones, parecen un desastre a la vista. El caso de Barcelona es precisamente uno de los que puede pasar a pronóstico positivo si se estabiliza la relación entre los distintos espacios de la política que fue “del cambio”.
La propuesta emitida hoy desde IU y aceptada por Podemos muy probablemente no tendrá capacidad para ensamblar las piezas en lo autonómico y local —de nuevo hay que recordar que nunca lo estuvieron— pero sí abre una vía para un pacto de no agresión en mayo, incluso, en comunidades donde el choque es frontal como Asturias, Madrid o el País Valenciano, puede suponer que no empeore la situación.
La política de la comunicación puede hacer olvidar pronto, en verano, sin ir más lejos, el posible desastre de mayo y, dirán los optimistas, es posible también que un encuentro como el propuesto hoy por las dos organizaciones principales que componen Unidas Podemos, a falta de que Sumar acepte la propuesta, pueda cambiar el tono y la cara lúgubre con la que se afrontaba desde los votantes de ayer y hoy de ese espacio las elecciones del día 28 de ese mes.
El “miedo a perder” puede ser una desmotivación para acudir a unas primarias abiertas pero, a día de hoy, es un temor que parece infundado, más después del aplauso generalizado a la respuesta de Yolanda Díaz a Ramón Tamames
2. Las primeras reacciones tras el anuncio por parte de Lilith Vestrynge son importantes. El proyecto de Yolanda Díaz, Sumar, puede albergar dudas sobre la conveniencia de aceptar el marco propuesto. La primera, natural, puede proceder de la confianza propia a la hora de ponderar si Díaz puede ganar a la candidata de Podemos, especialmente en el caso de que sea la ministra de Igualdad, Irene Montero —quien arrastra una simpatía importante de mujeres jóvenes— quien encabece la candidatura morada.
Ese “miedo a perder” puede ser una desmotivación para acudir a unas primarias abiertas pero, a día de hoy, es un temor que parece infundado, más después del aplauso generalizado a la respuesta de Díaz a Ramón Tamames en la moción de censura perdida por Vox en el Congreso. Un nuevo censo exigirá una puesta en marcha de una campaña de comunicación específica, más concreta que el proceso de escucha llevado a cabo por la política ferrolana desde el verano de 2022, pero no es algo que sea difícil de estructurar. Díaz cuenta a su favor con su acción ministerial, especialmente la multiplicación de contratos indefinidos propiciada por la reforma laboral, y con el apoyo de importantes sectores de los medios de comunicación y la opinión pública que han visto en la comunicación de firmeza y diálogo de Díaz un antítesis de la “soberbia” que se achaca a Podemos.
La otra cautela que puede tener Díaz es, sin embargo, más peligrosa y procede de esa distinción entre la “nueva nueva” política que encarna la ministra de Trabajo y la “vieja nueva” política que se asocia al partido morado. Se resume en la consigna “eliminar a Podemos”, que ha recorrido todo el arco ideológico desde prácticamente su fundación y cuyo éxito ha parecido estar cerca en las últimas semanas, con las filtraciones sobre el vacío que desde Moncloa se estaba haciendo a las ministras Belarra y Montero como consecuencia de la Ley del Solo sí es sí.
La tentación es fuerte: Díaz, o algunos de sus asesores, pueden pensar que están demasiado cerca para dar la estocada final al partido fundado en 2014
La tentación es fuerte: Díaz, o algunos de sus asesores, pueden pensar que están demasiado cerca para dar la estocada final al partido fundado en 2014 como para aceptar un marco en el que este conseguirá un resultado que le garantiza seguir participando en el Congreso en la próxima legislatura con un número reseñable de diputados y cargos asociados.
Pero, igual que la tentación es fuerte, los riesgos también lo son: el más evidente, el hecho de que cientos de miles de votos serán tirados a la basura en las circunscripciones provinciales donde el espacio de la izquierda “a la izquierda del PSOE” solo puede conseguir un diputado cuando se alinean los astros y no siempre. El segundo, que el clima de desconfianza se extenderá después de las elecciones y más allá, y es poco probable que nadie que haya participado en la lucha fratricida pueda regenerar el espacio y mucho menos ampliar su potencialidad. La tercera de las cortapisas a ese intento de arrojar a Podemos por la ventana está relacionado con un punto mencionado anteriormente: el miedo a perder contra la candidatura de Podemos —Montero— se trasladaría desde el proceso de primarias al todo o nada de las elecciones generales, también previsiblemente en la circunscripción de Madrid, en una campaña que se produciría en un clima de desencanto muy propicio para la abstención y el “a tomar por saco ya”.
3. La unidad de la izquierda no es una buena noticia per se. El ciclo pasado ha demostrado que hay muchas e importantes diferencias entre los distintos espacios, una panoplia que va desde la posición de Anticapitalistas de rechazar los pactos finalistas con el PSOE —lo que se conoce como tragar sapos para obtener victorias mínimas— hasta propuestas de corte regionalista inéditas como Más Madrid, que logró el llamado “sorpasso” a los socialistas en unas elecciones tan poco propicias como las de 2022 en la Comunidad dirigida por Isabel Díaz Ayuso. Unos comicios en los que también se presentaron —conjuntamente— Izquierda Unida y Podemos y que se resolvieron por la nula atracción de voto del PSOE en una comunidad que ha dado por perdida desde los tiempos del “tamayazo”.
A pesar de que se puede caminar, e incluso conseguir metas, sin unidad, la situación actual, inédita en cuanto el primer Gobierno de coalición desde la restauración de la democracia va a terminar la legislatura, parece demasiado frágil y delicada como para explotar la incertidumbre de la novedad. Del mismo modo que nadie ha querido romper el Gobierno de coalición a pesar de hechos como los de la valla de Melilla, el regateo de la Ley Trans, la reacción del PSOE a su propia ley en el caso del Sí es Sí, o la incapacidad para derogar la Ley Mordaza, parece improbable que nadie quiera dar el primer paso de desmantelar el espacio conocido como Unidas Podemos. Así, al margen del recuento de agravios y traiciones, parece que solo es necesario facilitar el aterrizaje de Sumar en los moldes apropiados para que no se interprete que ninguna de las partes ha sido humillada en el proceso.
Extrapolando a la vida lo que sucede en la política de partidos —y entendiendo que esos agravios, los sentires y los dolores son consustanciales a el simple hecho de vivir—, es importante aceptar que no siempre se obtiene lo que quiere y tratar de minimizar la tendencia a la paranoia que procede del ruido del afuera. Puede que la resolución del conflicto no genere buenas vibraciones pero es una agradable novedad pensar que hay una posibilidad de que se relajen un poco las cosas y que podemos pasar el resto de la tarde riéndonos con los memes de la moción de Tamames.
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Sumar, ¿una estrategia para recoger votos,( con el riesgo que se vayan al PSOE o la abstención, procedentes del desgaste de acción de gobierno de Podemos, y algunos errores políticos? ¿ Un proyecto personalista de Yolanda, algunos miembros del PC, y otros, para coger puestos, y negociarlos en cogobiernos? ¿ Una sana intención de concentrar la diversidad, adaptándola a la ley electoral, que castiga electoralmente la división, y cogobernar, con el fin de publicar en el BOE políticas sociales, económicas y culturales? Las izquierdas al PSOE, son varias, pero tienen en común proyectos de progreso social y democrático, faltándoles una visión de liderazgo político, una pluralidad concentrada, que se materialice en una sola marca electoral, duradera, continua, con una disciplina bien entendida, y un funcionamiento también bien entendido. Pase, lo que pase,el voto no puede quedarse en casa.
Sumar, ¿una estrategia para recoger votos,( con el riesgo que se vayan al PSOE o la abstención, procedentes del desgaste de acción de gobierno de Podemos, y algunos errores políticos? ¿ Un proyecto personalista de Yolanda, algunos miembros del PC, y otros, para coger puestos, y negociarlos en cogobiernos? ¿ Una sana intención de concentrar la diversidad, adaptándola a la ley electoral, que castiga electoralmente la división, y cogobernar, con el fin de publicar en el BOE políticas sociales, económicas y culturales? Las izquierdas al PSOE, son varias, pero tienen en común proyectos de progreso social y democrático, faltándoles una visión de liderazgo político, una pluralidad concentrada, que se materialice en una sola marca electoral, duradera, continua, con una disciplina bien entendida, y un funcionamiento también bien entendido. Pase, lo que pase,el voto no puede quedarse en casa.
Podemos y Sumar cada día se parecen más a Psoe. La misma basura de democracia representativa de siempre, gestionada por "listos/as" reformistas, útiles a los privilegios e intereses de los capitalistas. QUE SE VOTEN ELLOS
Podemos, con Irene Montero, es la garantía de un proyecto realmente de izquierdas para este país. Lo que sea lo otro, presenta muchas dudas.
Ai Pablo, no se como sostienes con empatia este nivel de complejidad innecesaria y de vuelo tan gallinaceso. Es tan evidente que "simplemente" hay que buscar una fórmula que sume en la diversidad, que recoja lo mejor de cada casa y que permita participar a la gente! "Estocada final a Podemos"? Protección de las siglas de Podemos contra viento y marea? Pero que tonterias son esas! Por favor, aprendamos ya de los errores, maldita sea. No es solo una cuestión de generosidad estratégica, es una cuestión de creerse que sumar, poder o unir significa tender la mano con sinceridad al que comparte contigo el 90% del como y el porque. Madre mia, en serio, no podemos estar protegiendo identidades, egos, intereses o aparatos a estas alturas del partido..