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El Salto Radio
Filosofía para criptobros: Marco Aurelio te echa la bronca por no ir al gimnasio
Levantarse pronto (más pronto), tirar burpees, vigilar lo que comes, vigilar lo que tocas, no masturbarte, alejarte del tabaco, del alcohol y de las grasas saturadas, pensar en el Imperio Romano, tener éxito. Apretar los dientes. Reiniciar el ciclo.
Bajo el epígrafe de recetas para el triunfo, hemos visto crecer en los últimos años una amalgama de discursos que exponen una comprensión/forma de habitar y crear el mundo para el joven hombre blanco que empieza a asomar su cabeza a la adultez, con más temor a que se la corten que ganas de disfrutarla.
En el mundo posterior al Estado del bienestar de los años 1990s esa sucesión se percibiría como una condena. Un eslabón más de la larga cadena disciplinaria que iba de los ejércitos decimonónicos a la escuela, de la escuela a la fábrica, pasando por sus variaciones en la oficina o en la cárcel —tanto da— y de vuelta a la casa, donde ni la disciplina ni el simulacro cesan. De ahí huye, por ejemplo, Ewan McGregor al inicio de Trainspotting como de una maldición. Pero eso son los 90. En los 2020s la propuesta bro es abrazar esa disciplina y configurar la propia vida como un entrenamiento sacrificial para el éxito. O, mejor dicho, como un marcador del éxito.
Es cierto también que, salvo en los estratos más altos de las pirámides brocoachingueras, nadie percibe una relación muy fiable entre hacer abdominales y el éxito, ni siquiera en su reducción a dinero. ¿Cuál es, entonces, el porqué, el malestar o el deseo de esta gente?
Vimos que Adriá Porta Caballé también andaba ocupado con la filosofía lladiana y hemos empezado junto a él una indagación sobre nuestro momento imperial, la pulsión por coleccionar medallas y ser hombre (vie)joven reactivo a esa cosa que te pasa por delante que es el feminismo, en esta tercera década de un siglo que está teniendo de tó. Así le hemos dado forma a algunas hipótesis iniciales.
1. Tiempos de guerra. Si el estoicismo, u otras declinaciones de la filosofía clásica en tiempos imperiales, tenía sentido era por su capacidad de ofrecer una salida a la incertidumbre de un pueblo que había perdido su capacidad de influir sobre el mundo. De antiguos ciudadanos convertidos en súbditos. Un pueblo de esclavos, muchos de estricta titularidad de otros, todos, de las decisiones de una minoría que dirigía un mundo inabarcable. El estoicismo, como el escepticismo, el epicureísmo o el cinismo, son planteamientos que ajustan bien, y performan, la posición de esclavos y soldados que proliferan en tiempos donde todos somos esclavos y soldados. Donde grandes porciones de la vida pública han sido amputadas de la participación política ¿Te suenan de algo esos tiempos?
2. Tokenización de la vida: el fin es la medalla. En un mundo en el que nada garantiza el éxito y nuestras posibilidades de controlar la propia vida se reducen, adoptar una rutina sacrificial sirve para encauzar ese excedente de energías. Puede que a un ciclo improductivo, puede que nihilista en cuanto a que su objetivo solo es la repetición y el propio sacrificio. En todo caso, si bien el ciclo no conduce al éxito por sí, sí puede conducir a medallas (relojes), marcadores (six-pack) y trofeos (coches, mujeres… así está la cosa) que nos eleven un tanto en la jerarquía interna de los esclavos y nos ofrezcan cierta certeza de que somos o seremos elegidos. Si algo está claro es que a esta vida no se viene por los loles.
3. Lo personal es político, pero en versión refugio en los confines de la política. Lo personal es político modo bunker anti-zombies. Buscar cobijo en el trabajo de sí infinito, sin objetivo, sin producción, sin agenciamiento, como trayectoria alternativa al cansancio de la política, ese juego abierto de quienes pueden y no pueden a la vez. Retirada del mundo, hacia la soberanía del yo y del cuerpo como refugio ante la impotencia. Frente al juego infinito de la política, el juego infinito sobre sí mismo/a. Que al menos ofrece algún tipo de validación inmediata cuando te miras al espejo y tremendo biceps mi pana.
4. La cosa es que este no es solo un problema bro, aunque el mundo bro haya presentado su candidatura para interpretarlo y ofrecer así un modo de vida adaptado. Nuestro reto no puede ser, por lo tanto, más pequeño que eso y, con ese fin, empezamos la conversación. Hoy en Pol&Pop, socialismo o criptomoneda.
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