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Pobreza energética
Barrios a oscuras, barrios hartos
Santos vuelve a su casa tras pasar el día cuidando a su madre. Es agosto y el calor sevillano aprieta aunque ya sea de noche. Al llegar a su domicilio, en la calle Ortega y Gasset del barrio de Su Eminencia (distrito Cerro Amate), se da cuenta de que hoy será otra de las noches que pase llamando al teléfono de Endesa, en la terraza de su casa iluminada solamente por las estrellas y cenando un bocadillo. “Buenas noches, quería que me atendiese un teleoperador para comunicar una incidencia”, comenta al teléfono Santos, que se ha reunido con Teresa, otra vecina afectada. Tras comunicar la situación, el teleoperador responde: “Hay más personas afectadas. Es la primera incidencia que notificamos en la zona”. Santos, con incredulidad, replica: “Llamo diariamente dos veces, si el mes tiene 30 días yo llamo 60 veces, y como yo muchas vecinas del barrio, es imposible que no tengan notificaciones”. Su vecina Teresa, afectada también por los cortes, comenta con tedio: “Yo hace tiempo que dejé de llamar, total no hacen nada”. La llamada finaliza con el teleoperador indicando que en un momento mandarán a los técnicos para que lo solucionen, pero, según las vecinas, eso rara vez ocurre. Santos, como otras personas afectadas, tiene papeles llenos con los números de identificación de incidencias acumuladas en el tiempo, que jamás han sido resueltas.
Desde hace siete años, los cortes de luz se repiten sistemáticamente en su barrio del distrito Cerro Amate durante las temporadas de mayor consumo eléctrico: verano e invierno. Como Teresa, cientos de vecinos de distintos barrios obreros de la ciudad sufren día a día apagones de más de 18 horas, incluso de días seguidos, que afectan a la economía de los hogares, la salud de las vecinas y a su dignidad. Dietas a base de bocadillos, cocinas de camping gas, golpes de calor, noches de insomnio, electrodomésticos rotos, aparatos médicos inactivos que podrían suponer un peligro para quien los necesita. “Una de las cosas más horrorosas es escuchar los llantos de los bebés porque sus madres no tienen con qué calentarle el biberón”, comenta una vecina de San Jerónimo, otro de los barrios afectados. Uno de los vecinos de este barrio, Marcos, que tiene apnea del sueño, comenta: “Duermo con una máquina que me ayuda a respirar, cuando se para en medio de la noche me despierto a punto de ahogarme”.
Ante esta situación, las vecinas de distintos barrios se han unido para generar estrategias colectivas y ejercer presión tanto a la empresa como a los poderes políticos. La Plataforma Intervecinal Barrios Hartos lleva convocando movilizaciones, asambleas y acciones vecinales desde hace meses, ya que a pesar de que los cortes llevan produciéndose años está siendo durante este verano cuando se están prolongando a otros barrios de la ciudad y son mucho más frecuentes. El pasado 27 de julio los vecinos del cerro amate ocuparon el centro vecinal La Plata en forma de protesta.
“Duermo con una máquina que me ayuda a respirar, cuando se para en medio de la noche me despierto a punto de ahogarme”, dice Marcos vecino de San Jerónimo
Este barrio es una de las zonas en la que más años se llevan sucediendo este tipo de cortes. Tanto es el caso que la pasada nochevieja muchos de sus vecinos la pasaron completamente a oscuras. Esta ocupación se ha visto replicada por otros barrios que han tomado los centros sociales de la zona como en Torreblanca o, el pasado 9 de agosto, en Bellavista. “Nosotras no queremos estar aquí, no estamos por gusto, es que no queda más alternativa, yo estaría mejor en mi casa con mi ventilador puesto”, comenta Antonia, una vecina de Bellavista que pasa la noche en el centro social. Estas ocupaciones se apropian a su manera del plan Prometeo de la Junta de Andalucía que ofrece los centros públicos de la institución “como refugio climático en zonas vulnerables durante las horas de máximas temperaturas”. Desde Barrios Hartos insisten en que estas ocupaciones son de “acciones pacíficas” y que están usando “una propuesta de la propia Junta de Andalucía”, aunque por otro lado manifiestan su idea de que no se marcharán “hasta que Endesa ponga un generador que garantice que no habrá más cortes y las obras de mejora de las infraestructuras”. Desde Barrios Hartos se estima que estos cortes de luz afectan a más de 25.000 personas en toda la ciudad de Sevilla.
Infraestructura obsoleta
“Llegue al barrio cuando era muy pequeño y esos transformadores ya estaban”, comenta un vecino de 80 años en el centro cívico de Bellavista. El problema de estos apagones, según señalan los afectados en los distintos barrios, es la antigüedad de la infraestructura y de los transformadores de electricidad, anticuados y originados para una potencia menor que la que ahora necesitan las casas. Sin embargo, desde la empresa encargada, Endesa, y desde la Junta de Andalucía, señalan como origen del problema las plantaciones de marihuana y las personas que no pagan la luz en esas zonas. El pasado 8 de agosto, el consejero de Política Industrial y Energía, Jorge Paradela, afirmaba que “al menos el 85% de los cortes tiene que ver con enganches (ilegales), con el uso fraudulento de la red”. Los propios vecinos desmienten esta realidad y simplemente quieren acceder a un servicio que están pagando. “Este discurso es una estrategia para alejarnos y enfrentarnos unos con los otros”, sentencia Jesús, vecino de Bellavista y parte de la plataforma de Barrios Hartos.
Endesa, tras su privatización, adquirió Sevillana de Electricidad en 1998 encargada de dotar de electricidad a toda Andalucía. Esta operación hizo que heredara una infraestructura eléctrica que no ha llegado a renovar en la mayoría de barrios obreros del territorio. La empresa de electricidad ha anunciado, en plena ola de protestas de los barrios obreros, la inversión de 400.000 euros en la red de distribución de Triana y Los Remedios, los barrios con mayor nivel adquisitivo en la ciudad. “Yo entiendo que haya que invertir en todos los lados, pero creo que sería prioritario hacerlo en las zonas que sí están afectadas por los cortes”, comenta con prudencia pero con hartazgo Teres, vecina de Su Eminencia.
Los cortes de luz por parte de Endesa no solo afectan a estos barrios de Sevilla, también los sufren distintos vecinos de otras localidades como Huercal, en Almería, o la Zona Norte de la ciudad de Granada. El movimiento vecinal de Sevilla, los Barrios Hartos, ya ha comenzado a sufrir represiones por parte de las instituciones llegando incluso a la detención del vecino y activista Juan Glop el pasado 5 de julio tras una manifestación por los cortes de luz. En el primer semestre de 2022 Endesa ha obtenido un beneficio neto de 734 millones de euros, según la propia empresa.
La solución para estos barrios pasaría por una reforma de toda la infraestructura eléctrica. Sin embargo, ante la desesperación, los propios vecinos exigen tanto a la compañía como a las instituciones que instalen generadores eléctricos portátiles como solución inmediata, ya que son consientes de que las obras “van a durar mucho”. Santos cree que uno de esos aparatos lograría que pudiera pasar los días con dignidad “tan difícil no deben de ser ponerlo, lo ponen en las ferias. El otro día en la Velá de Santana estaba todo iluminado por generadores así, todo lleno de farolillos y luces de feria y yo en la puerta de mi casa intentando ver si había suerte y me podía iluminar con las farolas de la calle”.