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Andalucismo
Una militancia en la diáspora. Entrevista a Paco García sobre el andalucismo político en Catalunya
Paco García (Granada, 1958) es andaluz y militante andalucista en Cataluña desde que llegó en el año 1976. Ha sido miembros de varias organizaciones políticas y culturales andaluzas en Cataluña. Además de su trayectoria militante es autor de varios libros Ha sido conferenciante, articulista, colaborador de medio de comunicación tanto en Andalucía como en Catalunya, es uno de los mayores especialistas en la historia de la migración andaluza en Cataluña y sobre todo en los espacios de participación política andalucista. Le hacemos esta entrevista con motivo. de homenajear a los militantes andalucistas en el exterior, que han sostenido la lucha por la identidad, la cultura y la emancipación de Andalucía desde hace casi medio siglo.
Javier García Fernández: Buenas tardes Paco, en primer lugar muchas gracias por concedernos esta entrevista sobre andalucismo político, diásporas andaluzas y memoria de la izquierda radical andaluza. En primer lugar me gustaría preguntarte sobre tu trayectoria personal. Tu has sido militante andalucista durante más de cuatro décadas has participado en muchas organizaciones del andalucismo político y cultural. Pero antes de pasar a tu participación en política propiamente dicha, cuéntanos ¿Cómo te nació a ti la conciencia andaluza?
Paco García: Pues la verdad es que a mí la conciencia andaluza me nació ya desde muy joven. Recuerdo de niño que, en plena dictadura, yo tuve formación religiosa empecé a tener conciencia andaluza. Siempre tuve una conciencia de rechazo al folklore y a la imagen estereotipada. Yo siempre me preguntaba por qué Andalucía era una tierra tan pobre y eso me llevó a querer entender por qué una tierra tan rica estaba tan empobrecida y decidí estudiar Economía.
¿Cómo fue tu llegada a Catalunya, como influyó en ti la emigración en la formación de tu conciencia?
En 1976 comencé a estudiar Economía en la Universidad de Barcelona, y me vine a vivir a la casa de mi hermano que había emigrado a años antes desde el Padul (Granada). Una vez en Barcelona, esa identidad andaluza se potenció al sentirme parte de esa emigración de clase obrera, aunque yo había venido a estudiar a la Universidad. Recuerdo que cuando iba por las Ramblas de Barcelona, se vendía prensa y yo iba buscando la prensa andaluza. Uno de ellos era Informaciones de Andalucía. También había un semanario que se llamaba Tierras de Sur, que lo dirigía el cura José María Javierre. Era un semanario andaluz que tenía una sección sobre andaluces en Cataluña y solían anunciar actividades o hacer reportajes sobre andaluces en el exterior. Aquello me llamaba mucho la atención. En la propia revista vi una dirección donde distribuían los ejemplares y me decidí a ir para conocer a los que distribuían aquel semanario, para conocer a otros andaluces que tuvieran mis inquietudes. Me dirigí a la dirección que ponía en el semanario y al tocar en la puerta me abrieron los hermanos Sanz, que curiosamente eran los que distribuían el semanario en Barcelona. Juan Manuel y Damian Sanz Y ellos fueron los que me introdujeron en el andalucismo político propiamente dicho.
¿Osea tu conoces a los hermanos Sanz en Barcelona y a partir de ahí te organizas políticamente en el andalucismo en Cataluña?
Si, ellos estaban ya en contacto con con gente de Alianza Socialista de Andalucía. A finales de 1976, tras el I Congreso fundacional del Partido Socialista de Andalucía, Juan Manuel Sanz entró en contacto con José Acosta, que recién se acababa de doctorar era profesor en la Universidad de Barcelona y que era compañero de Jordi Solé Tura en la Facultad de Derecho. Juan Antonio Manuel Sanz y José Acosta comienzan a reunir gente para organizar a la emigración andaluza en Catalunya desde la perspectiva del andalucismo político, en aquella época, regionalista. Y fundan la Asociación Andalucista de Cataluña Agrupación de Socialistas Andaluces en Cataluña (ASAC) Y ahí ya fue cuando yo me incorporé.
¿Quién se organizaba en aquellos años en el andalucismo político? ¿Cómo fueron los comienzos de la organización del andalucismo en la diáspora?
Pues había de todo, gente trabajadora, emigrantes de clase obrera, había estudiantes como yo, que estaban en la Universidad, o gente que había nacido ya en Barcelona pero tenía apego a la identidad de su familia o que tenía curiosidad por sus raíces. Nuestras primeras actividades fueron para dar a conocer la bandera de Andalucía y el himno entre los andaluces emigrantes y entre los Centros Andaluces. Yo recuerdo que recién llegado a Barcelona, fui a la Casa Andaluza de Barcelona que se había fundado en los años treinta y que estaba en Vía Laietana y pregunté por una bandera de Andalucía. Allí tenían una bandera pero era solo Verde y blanca. Yo les dije que la bandera era de tres franjas verde, blanca y verde y ellos me decían que esa era la única que había. Osea que aún no se conocía. Entonces nosotros como ASAC organizábamos charlas en los centros andaluces sobre historia, sobre la bandera y otros símbolos. Entonces la estrategia fue estar presentes en el Centro Andaluz la Casa de Andalucía de Barcelona, participar, introducirnos y hacernos socios y tratar de influir todo lo que pudiéramos en la Casa el Centro de Andalucía. De hecho el primer Día Nacional de Andalucía, del año 1977 lo organizamos nosotros desde el Centro Andaluz la Casa de Andalucía de Barcelona. Antes de la manifestación del 4 de 1977, nosotros ya lo llamamos Día Nacional del País Andaluz Andalucía por que meses antes se había celebrado el día nacional de Catalunya el 11 de septiembre de 1977. Más tarde el andalucismo político lo asumió pero fue desde aquí, desde el Centro Andaluz la Casa de Andalucía en Barcelona, donde bautizamos el día 4 de diciembre como día nacional.
¿Cuáles eran vuestras principales actividades en aquellos años?
Nuestra actividad en aquella época básicamente fue dar charlas para presentar los símbolos y para explicar la historia de Andalucía. En aquellos años de transición había una efervescencia nacional e identitaria en Cataluña, y los emigrantes andaluces tenían hambre de identidad andaluza. En aquellos años también comienzan a crearse las Casas Andaluzas, al margen del Centro Andaluz. Se comenzaron a abrir casas andaluzas por toda Cataluña y peñas flamencas, y nos pedían charlas, actividades, actos culturales sobre temas andaluces. Piensa que la identidad andaluza aquí se activa por comparación, por contrapartida. Cuando los emigrantes llegaban eran de su pueblo o de su provincia: del Padul, de Málaga, de Lucena, de Almería, pero por contraste con la identidad catalana, se crea auto identifican con una esa nueva identidad que estaba latente, que era general y que ya es andaluza, que es lo que unía a todos esos emigrantes que estaban llegando a Barcelona. Y esa nueva identidad estaba sedienta de información, de símbolos, de descubrir su historia y su cultura.
¿Como fue el nacimiento de las casas andaluzas en Catalunya? ¿Cómo eran esos espacios en los años setenta?
Bueno yo en la primera manifestación del 4 de diciembre de 1977 conocí a un tipo que se llamaba Florencio que era del PSUC y que había sido fundador del Centro Andaluz García Lorca, de Nou Barris, en el que yo participé. Los centros y las casas andaluzas eran muy diferentes entre sí, dependiendo de qué gente hubiera. En centros andaluces de algunas localidades como Mataró, Cerdanyola, Sant Joan de Vilatorrada, Cornellá, había personas vinculadas al andalucismo político, por lo tanto el tipo de actividades era más reivindicativo, más de tipo andalucista, mientras que otras casas las gestionaron militantes del PSUC, por lo que las actividades eran más de tipo obrero, y otras eran gestionadas por gente del PSC o gente de derechas que tenían un fuerte sentimiento andaluz. Estaba también la Peña Flamenca José Meses, de Esplugas, donde estaba Francisco Hidalgo, que luego sería diputado por el PSA. Entonces lo que nosotros hicimos fue crear una coordinadora de entidades andaluzas que fue la que convocó las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977 y 1978.
¿Como viste tu aquellos años de efervescencia política y cultural del andalucismo en Catalunya?
En aquellos años, el PSA y los Centros Andaluces tuvieron una fuerza impresionante. Sobre todo después de la primera manifestación de 1977. Aquel día va a ser recordado siempre como la gran manifestación andaluza en el exterior. Más de 300.000 andaluces y catalanes cruzaron la ciudad, con la memoria muy fresca de lo que había supuesto la Diada catalana unos meses antes, y la puesta en marcha de lo que iba a ser el proceso autonómico. La convocatoria de 1977 tuvo un impacto cultural y mediático impresionante. Aquello había puesto sobre la mesa que los emigrantes andaluces podrían condicionar la política catalana si se organizaban bajo una consigna y una dirección de defender los intereses de los andaluces, tanto de los emigrantes como de los que vivían en Andalucía. La presión que vivimos aquellos años fue muy fuerte porque incomodábamos tanto a la izquierda española del PSOE como a los partidos catalanes. Recuerdo que semanas antes, Alfonso Guerra intentó que desconvocáramos la manifestación de 1977. Yo personalmente llevé a Heribert Barrera carteles de la convocatoria y me consta que no se difundió ni uno solo. El PSUC hizo su propio cartel, no quiso difundir nuestro cartel por que el PSUC recelaba mucho del PSA.
¿Cómo fue la evolución del PSA como proyecto político andalucista en Catalunya?
Bueno el PSA entre 1976 y 1977 fueron los dos primeros años de formación, el partido estaba en una fase de expansión tanto en Andalucía como aquí. Había un millón de andaluces en Catalunya y el andalucismo estaba viviendo una fase de expansión, principalmente cultural pero también político. En el año 1977, José Acosta había sido formado parte de la candidatura de Jordi Pujol, Pacte Democrátic, donde participó también el Partit Socialista de Catalunya-Reagrupament. Acosta no salió elegido. Pero al dimitir Pujol para presentarte a las autonómicas catalanas estuvo a punto de salir. Finalmente se convocaron nuevas elecciones generales tras aprobar la Constitución y se convocatoria también autonómicas catalanas, meses más tarde. En las nuevas elecciones generales de 1979 el Partido Socialista de Andalucía sacó cinco representantes en el Congreso de los Diputados, y en las autonómicas de Catalunya, sacó dos diputados. A partir de esa momento ya tuvimos un local permanente en la calle Holanda, que estaba en L´Hospitalet.
Sacar dos diputados fue una gran sorpresa porque era la primera vez que un partido regionalista obtenía representación en un parlamento autonómico de otra nacionalidad por el voto migrante. Fue otro impacto tan fuerte como la manifestación de 1977. El PSA en Catalunya se vio en una situación desbordada. Sin casi estructura, sin que hubiera dado tiempo a crear una base, tenía dos diputados en una situación muy complicada y con mucho foco mediático en el momento de creación del Estado autonómico y de las autonomías. Al año siguiente en 1981 iba a ser el referéndum de autonomía de Andalucía. Yo creo que todo eso desbordó a los dirigentes del PSA en Catalunya, a José Acosta y a Francisco Hidalgo y muy pronto se desmoronó.
Además había otro problema para el andalucismo político en Catalunya, y es que atraía a mucha gente que se sentía andaluza, pero sobre todo anti-catalana, y eso fue una contradicción que afectó al PSA. Además el rechazo de la izquierda catalana a reconocer un interlocutor andalucista en la política catalana hizo que fuese Pujol el unció que reconocía al PSA, porque le interesaba dividir a la izquierda catalana y restarle votos al PSOE y al PSUC, que eran básicamente los competidores del PSA. De echo tras la crisis del PSA, José Acosta acabaría en Izquierda Unida y Francisco Hidalgo en el PSC. Eso desmiente el mito de que el PSA era lerrouxista y dividía al catalanismo, el PSA en realidad robaba votos a los partidos de izquierda estatal.
¿Cómo era la relación del PSA con el resto de la izquierda en Catalunya?
La relación con la izquierda catalana fue conflictiva. Con el PSC se hizo casi imposible desde que este partido rompió y boicoteó la Federación de Partidos Socialistas del Estado Español, para integrarse en el PSOE. Con el PSUC, el homólogo del PCE en Cataluña, fue de un acoso constante hacia el PSA, acusándolo de hacer “lerruxismo”, o de dividir a la sociedad catalana. Curiosamente, esas acusaciones venían de un partido, teóricamente obrerista, pero que en su actuación política se dedicaba a hacer, casi exclusivamente, nacionalismo catalán. Sin embargo, desde las fuerzas autonominadas como nacionalista, se mantenían calladas sobre ese asunto. Es más, al propio Jordi Pujol, le interesaba la existencia de una fuerza andaluza en Cataluña que, por un lado, compitiera electoralmente con la izquierda catalana, y por otro sirviera como confrontación para fortalecer su electorado catalanista.
Dentro del PSA también había distintas visiones de cómo actuar políticamente en Cataluña. Había un sector que aspiraba a que fuera un partido que representara a la emigración en general, no sólo andaluza, por considerar que las fuerzas de izquierda catalana no les representaba. Otro sector considerábamos que la labor del andalucismo político en Cataluña era la de luchar por la identidad andaluza de los emigrantes asentados en Cataluña por razones de “exilio económico” y la lucha, desde fuera, para cambiar las condiciones de Andalucía y que se pudiera producir el retorno de todos aquellos que lo deseaban.
¿Cuál es tu lectura y tu análisis sobre la experiencia de PSA en Catalunya? ¿Cuales fueron los aprendizajes y los límites de esa experiencia del andalucismo político en Catalunya?
Bueno desde mi punto de vista el PSA sufrió un enfoque erróneo de lo que debería ser la política andalucista en Catalunya. Se impuso la visión del “frente de la emigración” y ese fue el gran error político, para mí. El andalucismo debe luchar por nuestra identidad como andaluces en Cataluña y por los derechos del pueblo andaluz. Pero no debía ser una fuente de confrontación con la identidad catalana. Claro, la izquierda catalana no ayudó, porque te rechazaban, no te reconocían como pueblo, ni como nación. Ningún partido lo hizo, ni lo hará. Para mi ese fue el tema más duro que la propia izquierda catalana, donde había muchos emigrantes andaluces participando, no reconocieran a Andalucía como una nación. Si se hubiera seguido una línea coherente, de colaborar con la izquierda catalana, cuando hubiera que colaborar, y de reivindicar los derechos de la comunidad andaluza en Catalunya, cuando hubiera que hacerlo, el andalucismo tendría un espacio político en Catalunya para presentarse quizás solamente a las generales o a las europeas. Pero el PSA fue un destello castigado principalmente por la izquierda españolista en Catalunya y que no supo mantenerse firme ante los juegos de Pujol, ante la presión y las crisis internas que se produjeron.
En los primeros años de la Transición, surgió en Andalucía el Frente para la Liberación de Andalucía, que posteriormente sería Frente Andaluz de Liberación (FAL). ¿También existió en Cataluña?
Bueno, el FLA fue una organización de que se reflejaba mucho en las luchas de liberación nacional del tercer mundo. El FLA trató de reagrupar a alguna gente que venía del PSA y otra gente que venía del PCE que habían sido críticos con las estrategias de sus partidos en el proceso de la transición. El PSA sufrió varias escisiones en el año 1981 en Granada y Huelva (tras la crisis de las elecciones locales) y en Barcelona, con la salida de José Acosta. EnAndalucía, había una gente que se había escindido de las juventudes del PCE entre ellos Antonio Medina, que había creado el Partido Socialista Unificado de Andalucía, que será el impulso del FLA.
Nosotros en Catalunya dentro de la estrategia del PSA de penetrar en frentes de masas, habíamos organizado laAgrupación Permanente de Universitarios Andaluces en Cataluña (APUAC) Éramos un grupo más o menos grande de estudiantes de la Universidad que solíamos hacer actividades culturales. Uno de los miembros que participaba era Juan García un estudiante de periodismo que había participado en la formación del FLA en Córdoba, por eso casi todos los militantes de la AUPAC desembocamos en el FLA.
El primer FLA tenía un espíritu más bien libertario, de un comunismo de tipo libertario que a mi me interesaba mucho, porque yo venía de una tradición mas libertaria. Yo era muy crítico con la URSS y con los países comunistas a partir de los setenta, yo perseguía algo más libertario. El FAL trataba de organizar a los militantes que habían quedado dispersos tras la crisis que la izquierda había sufrido después de la transición. Tanto las izquierdas como lo nacionalistas sufrieron una crisis muy importante en los ochenta tras la aprobación de la constitución en 1978, la llegada del PSOE al gobierno de la Junta de Andalucía en 1982 y la entrada de España en la OTAN en 1986. Además coincidió con un periodo de mucha represión. El FLA tuvo Algunos dirigentes del FLA cometieron el error de mostrar públicamente solidaridad con otras organizaciones en Catalunya y en Euskadi. Eso provocó que la policía y los cuerpos de seguridad pusieran el foco sobre el FLA sobre todo por las relaciones que pudiera haber, y que no las había, con otras organizaciones de la izquierda abertzale. Eso produjo una redada en Granada, que prácticamente acabó con la organización. A partir de ahí cambiamos el nombre, a Frente de Andaluz de Liberación, que siguió siguiendo una organización bastante débil organizativamente hasta que desapareció poco tiempo después, dando lugar aquí en Catalunya al grupo Andalucía Libre que colaboró durante años con el CIEMEN y a la asociación cultural Almenara que estuvo activa en Catalunya durante décadas.
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La realización edición y piblicación de esta entrevista se han realizado como parte de la investigación Memorias del anti-imperialismo: Oposición anti-franquista, exilio militante y cuestión anti-imperialista en el Estado español (1962-1978) financiado por el Memorial Democrátic de la Generalitat de Catalunya (MEM230/23/000066).