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Palestina
Protestas en todo el mundo contra los planes de limpieza étnica anunciados por Trump para Gaza
![Trump Netanyahu 2017](/uploads/fotos/r2000/faee4e68/U.S.-President-Donald-Trump-and-Prime-Minister-Benjamin-Netanyahu-attend-a-press-conference.jpg?v=63905965216)
Donald Trump ha conseguido situar, de nuevo, sus intereses personales en el plano internacional. Su amenaza del martes, durante su reunión con Benjamin Netanyahu en Washington, en la que repitió la idea de una limpieza étnica de la ciudadanía gazatí, venía acompañada del anuncio de algo con lo que se ha especulado desde hace tiempo: “EE UU se hará cargo de Gaza. Lo poseeremos y seremos responsables de desmantelar todas las bombas peligrosas sin detonar y otras armas que haya en el lugar, nivelar el lugar y deshacernos de los edificios derruidos, crear un desarrollo económico que proporcione una cantidad ilimitada de empleos para la gente de la zona y hacer un trabajo real, hacer algo diferente”.
Posteriormente, fuentes de la Casa Blanca informaron a los medios de comunicación que pidieron explicaciones que el propósito de la reconstrucción tendría una duración aproximada de una década. En septiembre de 2024, la Oficina Regional de los Estados Árabes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) proyectó que la reconstrucción de Gaza tendrá un coste económico aproximado de 40.000 millones de dólares.
Los datos del Gobierno de Gaza dibujan el siguiente panorama: 450.000 viviendas han sido dañadas o destruidas: 170.000 están “completamente destruidas”, 80.000 “severamente dañadas” y 200.000 “parcialmente dañadas”
Dos de cada tres viviendas, el 69% de las estructuras de Gaza, han resultado dañadas o destruidas, según ha estimado la ONU en base a cálculos a través de satelitales. Los datos del Gobierno de Gaza dibujan el siguiente panorama: 450.000 viviendas han sido dañadas o destruidas: 170.000 de ellas están “completamente destruidas”, 80.000 “severamente dañadas” y 200.000 “parcialmente dañadas”.
Lo que es una desgracia de dimensiones descomunales para la población palestina —y para los defensores de los derechos humanos— es visto como una oportunidad económica para Trump, conocido promotor inmobiliario antes que presidente del Gobierno estadounidense. “Mi opinión sobre Gaza es muy diferente a la de mucha gente. Creo que deberían conseguir un terreno bueno, fresco y hermoso. Y que consigamos que algunas personas aporten el dinero para construirlo y hacerlo agradable, habitable y agradable”, detalló tras su reunión con Netanyahu.
El mes pasado, Trump se refirió en parecidos términos a Gaza como “una ubicación fenomenal, sobre el mar, con el mejor clima”. Este martes, en declaraciones a la CNN citadas por The Guardian, abundó en su “visión” sobre una zona costera con “gente de todo el mundo” convertida en un “lugar internacional” o, como ha dicho también, “la Riviera del Medio Oriente”.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un diputado polaco, el Holocausto y Gaza
No se trata solo de la reconstrucción en la franja palestina de costa sino en la construcción de los asentamientos de la población palestina desplazada, tal y como ha referido el corresponsal de The Guardian en Washington: “Trump habló de construir 'varios dominios' en otros países 'con corazones compasivos' donde 1,8 millones de palestinos podrían vivir en su lugar (...) Podría ser uno, dos, tres, cuatro, cinco, siete, ocho, doce; podrían ser numerosos sitios o un solo sitio grande'. Sería 'algo realmente espectacular'”, resumía este periodista que recordaba, asimismo, que Trump ha sido condenado a una multa millonaria (310 millones) por fraude en un caso que afecta a su solvencia como promotor inmobiliario.
A los conocidos lugares preferidos por EE UU para ese desplazamiento (Israel y Jordania) se han sumado, por medio de globos-sonda, otros emplazamientos de tipo exótico como Indonesia o Albania, en lo que trae ecos de los planes de los nazis para desplazar a los judíos a Madagascar, previos a la shoa y el genocidio durante la II Guerra Mundial.
“Los dirigentes israelíes llevan mucho tiempo expresando que Gaza será más pequeña y tendrá menos población”, explicaba en un hilo el miércoles 5 de febrero la abogada palestina Diana Buttu
Para Israel, el anuncio/amenaza de Trump suena a música celestial. Los planes de limpieza étnica son una constante en la historia de un país que se fundó tal y como lo conocemos hoy con la Nakba de 1948 —un desplazamiento de la población autóctona de las ciudades palestinas, que fueron borradas para levantar los núcleos actuales del Estado de Israel. “Los dirigentes israelíes llevan mucho tiempo expresando que Gaza será más pequeña y tendrá menos población”, explicaba en un hilo el miércoles 5 de febrero la abogada palestina Diana Buttu.
“Estas “fantasías sobre la tierra” son justamente eso: ignoran la historia de Gaza —las iglesias más antiguas del mundo— y por qué Gaza es como es –porque el 80 por ciento de sus habitantes son refugiados de ciudades y pueblos vecinos dentro de lo que hoy es Israel (...). Una solución más práctica es permitir que la gente de Gaza regrese a sus hogares, a sus tierras en lo que hoy es Israel”, explicaba esta abogada.
El representante palestino en la ONU: “A quienes quieren enviar al pueblo palestino a un ‘lugar agradable’, permitanles regresar a sus hogares originales en lo que ahora es Israel”
En una línea similar, el representante palestino ante Naciones Unidas hizo énfasis en el contexto histórico en el que se producen las declaraciones de Trump: “A quienes quieren enviar al pueblo palestino a un ‘lugar agradable’, permitanles regresar a sus hogares originales en lo que ahora es Israel. El pueblo palestino quiere reconstruir Gaza porque aquí es donde pertenecemos”.
La relatora de la ONU sobre Palestina, Francesca Albanese, ha sido una de las voces más claras sobre el significado de la amenaza de Trump: “Es una incitación a cometer desplazamientos forzados, lo cual es un crimen internacional. La comunidad internacional está formada por 193 Estados y este es el momento de darle a Estados Unidos lo que ha estado buscando: aislamiento”, indicó.
Choque con la realidad
Pese al efecto Trump, las posibilidades de que esos ”países de corazón compasivo“ acepten lo que se propone es escasa, aunque no es imposible que lo hagan. Desde el comienzo del genocidio, Egipto y Jordania, dos Estados limítrofes con Gaza y Cisjordania, respectivamente, se han negado a recibir desplazados.
Así lo expresaba el dictador Abdel Fattah el-Sisi, de Egipto al comienzo de la operación de exterminio israelí en 2023: “Rechazamos el desplazamiento de los palestinos de sus tierras. Trasladarlos a Egipto es una operación militar que podría durar años… La paz por la que hemos trabajado [los egipcios] se nos escaparía de las manos, al igual que una solución a la cuestión palestina”, tal y como recordaba Mitchell Plitnik en Modoweiss.
Cuando se le preguntó a Trump cuántos palestinos deberían abandonar Gaza, el presidente estadounidense respondió: “todos”
Desde el punto de vista de Egipto, y de cualquier otro país que acepte el plan estadounidense para los desplazados, la admisión de una fracción de los más de dos millones de personas que EE UU, e Israel, quieren expulsar de las costas de Gaza, acarrea un problema de índole interno. Cuando se le preguntó a Trump cuántos palestinos deberían abandonar Gaza, el presidente estadounidense respondió: “todos”, citando una cifra de 1,7 a 1,8 millones de palestinos de una población estimada de aproximadamente 2,3 millones de personas, informa Common Dreams.
“Egipto, Jordania o cualquier otro país árabe o musulmán no se niegan a recibir a palestinos simplemente porque quedaría mal o sería impopular. Serían vistos como cómplices de que Israel lleve a cabo un programa de limpieza étnica que supera con creces la Nakba de 1948”, señala el análisis de Mondoweiss. A las condiciones de crisis económica en el país receptor hay que sumar, subrayaba Plitnik, la posible revuelta de los desplazados contra el Gobierno títere que asuma esos campamentos y la de la población autóctona, ya sea por solidaridad con la población palestina, ya por críticas al Gobierno que ha abierto sus fronteras a esas miles de personas. Como subrayan otros análisis, la experiencia histórica de la Nakba de 1948, que supuso la salida a los países de la región de decenas de miles de palestinos y años de inestabilidad en sus sistemas políticos.
El mandatario saudí ha asegurado que no se mantendrán conversaciones de paz con Israel a menos que se cree un estado palestino independiente. Emiratos Árabes Unidos y Qatar se encuentran en posiciones similares
Si Egipto y Jordana son países frágiles, habituados —en el caso de Egipto, al menos en los últimos tiempos— a seguir el dictado del Pentágono, la idea de Trump choca con otra realidad: la de las potencias regionales y sus propios intereses. Arabia Saudí fue uno de los países que más se acercó a Israel durante el primer mandato de Trump, pero el genocidio cometido desde 2023 hace más difícil un entendimiento comercial entre el reino de Saud y el régimen de Tel Aviv.
El mandatario saudí ha asegurado que no se mantendrán conversaciones de paz con Israel a menos que se cree un estado palestino independiente. Emiratos Árabes Unidos y Qatar se encuentran en posiciones similares. Turquía, por su pertenencia a la OTAN, parte de una situación diferente, pero las motivaciones pasan también por tener voz en lo que pueda pasar en torno a Gaza. De nuevo, no se trata simplemente del miedo a las poblaciones propias si se sacrifica (más) a Palestina, sino a que estos países quieren participar en la reconstrucción de Gaza, idealmente bajo los términos de un futuro Estado palestino.
Segunda fase del alto el fuego
La visita del delincuente con orden internacional de detención, Netanyahu, a la Casa Blanca —y sus risas cuando Trump se postulaba como premio Nobel de la Paz, coinciden con la necesaria revisión de las condiciones de alto el fuego para la implementación de la segunda fase. Netanyahu tiene incentivos para mantener el cese temporal de las hostilidades en Gaza —éstas se han desplazado a Cisjordania— como son su política interior y las reclamaciones de las familias de los prisioneros en manos de Hamás, que se han manifestado en las últimas horas en Tel Aviv. Pero también motivos para dilatar las negociaciones, como son el empuje de la extrema derecha ante la promesa de impunidad si se reanuda el genocidio temporalmente suspendido.
Según la Oficina de Medios del Gobierno de Gaza, la ocupación israelí está retrasando la implementación de las estipulaciones acordadas del alto el fuego que permitirían el flujo de ayuda y alivio humanitario a Gaza como parte de la primera fase en curso del acuerdo de alto el fuego, en lo que parece ser otra maniobra ralentizadora.
El resto del mundo, incluido los gobiernos occidentales, rechazan una ocurrencia que terminaría definitivamente con el derecho internacional
Así lo interpretaba Diane Buttu en el hilo citado: “Este 'plan' es un intento de bloquear toda reconstrucción de Gaza y culpar a los palestinos por la falta de reconstrucción, ya que si Trump no puede 'asumirla', nadie más podrá ayudar. Si Israel puede bloquear todas las importaciones a Gaza, nada entrará”.
Mientras el régimen de Tel Aviv ve cómo las maniobras de Trump permiten dilatar la consecución de la segunda fase de alto el fuego, y su extrema derecha alienta las ideas de la invasión estadounidense —que comparan con el trágala al que ha sometido a Colombia y otros países americanos—, el resto del mundo, incluido los gobiernos occidentales, rechazan una ocurrencia que terminaría definitivamente con el derecho internacional y, como recuerdan en EE UU, devolverían a las tropas de ese país al escenario bélico de Oriente Próximo. Cosa que Trump prometió que nunca permitiría.
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Otro proyecto de"Riviera" en la zona. El anterior fue Líbano. Y mira cómo está ahora.