Opinión
No lo sé Rick, parece violencia

Hacer sensacionalismo de las agresiones sexuales es violencia. Revictimizar es violencia. Llamarnos desde algunos medios para arrinconarnos y que hablemos de penas, cuando nunca ha sido el foco de nuestras demandas, es violencia. Señores y señores, ahora que parece que estáis todos tan preocupados por nuestra integridad, os hago un breve recordatorio: hoy es 25N, el día en contra de las violencias machistas.
25N Mani Lavapies 2021 - 8
Concentración en Lavapiés el pasado 25 de Noviembre. David F. Sabadell

Activista del Movimiento Feminista de Madrid y de la Comisión 8M

25 nov 2022 08:00

Este es un artículo que firmo yo, pero que en realidad es un artículo de muchas. De las que sufrimos violencia, de las que salimos hoy viernes 25 de Noviembre.

Ha ido cogiendo forma durante la última semana en Telegram, en WhatsApp, en grupos de trabajo, en cafés, en cañas, en llamadas, en audios que parecen llamadas y en asambleas. Como para muchas de nuestras compañeras —las que ya se leen como feministas y las que todavía no, pero lo harán—, estos últimos días han sido un tanto caóticos con la aplicación de los cambios de la ley del solo sí es sí así, sumada a la preparación de las concentraciones y manifestaciones del 25 de noviembre: Día Internacional contra las Violencias Machistas.

Durante la semana en la que salimos a las calles a reivindicar el fin de las violencias machistas, el debate se ha centrado sobre las supuestas carencias de una ley que ha entrado en vigor con el firme propósito de favorecer a las mujeres en contra de las violencias machistas.

Muchos de los Rick que, de la noche a la mañana, se han preocupado por lo que entendían que era una desprotección a las mujeres, son los mismos que nos han exigido al movimiento feminista una respuesta inmediata, un conocimiento exhaustivo de la ley, una postura cerrada

Hemos estado haciendo equilibrismos entre la organización de nuestras asambleas vecinales de cara a este viernes y la cascada de información y detalles que veníamos recibiendo sobre la ley. Hemos tenido contradicciones, asumirlas es una gran fortaleza. En un punto, todas de acuerdo: nos preguntamos si, de no haber sido por los debates que ha traído consigo la ley, hubiéramos despertado el mismo interés en determinados medios o se hubieran alzado tantas voces por la defensa de nuestros derechos en la semana en la que salimos a las calles y convocamos manifestaciones por el 25N: No lo sé Rick, parece violencia.

Ha sido curioso ver cómo muchos de los Rick que, de la noche a la mañana, se han preocupado por lo que entendían que era una desprotección a las mujeres —¡como si antes estuviéramos protegidas!—, son los mismos que nos han exigido al movimiento feminista una respuesta inmediata, un conocimiento exhaustivo de la ley, una postura cerrada, unas conclusiones que satisficiesen sus ganas de sensacionalismo a nuestra costa. A costa de las mujeres. 

Hemos tenido que escuchar que ahora las mujeres vamos a estar más desprotegidas”, que va a haber violadores sueltos. Miren no, de política del miedo ya vamos bastante servidas. ¡Que no salimos el 25N por gusto! Salimos porque nos siguen asesinando. Y no, no va a haber más violadores sueltos. Seguirán todos los que aún no hemos reconocido que, para nuestra desgracia, no son pocos. Ni están tan lejos de nuestros entornos.

Lo que ha ocurrido esta semana es violencia. Hcer sensacionalismo de las agresiones sexuales es violencia. Revictimizar es violencia. Llamarnos desde algunos medios para arrinconarnos y que hablemos de penas, cuando nunca ha sido el foco de nuestras demandas, es violencia

Y os contamos esto porque es 25N y porque lo que ha ocurrido esta semana es violencia. Hacer sensacionalismo de las agresiones sexuales es violencia. Revictimizar es violencia. Llamarnos desde algunos medios para arrinconarnos y que hablemos de penas, cuando nunca ha sido el foco de nuestras demandas, es violencia. 

Señores y señores, ahora que parece que estáis todos tan preocupados por nuestra integridad, os hago un breve recordatorio: Hoy es 25N, el día en contra de las violencias machistas. 

Ayer me entrevistó un periodista. Me preguntó qué nos parecía que uno de los acusados de La Manada pudiera rebajar su pena. ¿Por qué le están dando voz al abogado de La Manada en los medios? fue la primera pregunta que me hice. Y después: ¿Por qué estoy respondiendo de nuevo a preguntas sobre SEÑORES? ¿Por qué no nos preguntan en materia de reparación y prevención, que es lo que venimos reivindicando desde hace años? ¿Por qué nos cuestionan? Nos preguntan: ¿Vais a pedir responsabilidades al Gobierno? ¿Por qué lleváis el lema “Frente a la cultura de la violencia, los feminismos son nuestra respuesta”? ¡Ah, no! Esta pregunta no nos la hicieron ayer.

Nosotras no tenemos que daros las respuestas que buscáis, no tenemos que ser juristas, no tenemos que satisfaceros. ¿Por qué tenemos que hablar de penas, si las penas nunca han sido una prioridad dentro del feminismo autónomo? 

Hemos hablado en cambio de prevención, de educación sexual desde edades tempranas, de reparación, hemos peleado porque haya una denominación correcta de los delitos de agresión, en favor de las víctimas y de la no re-victimización. 

Las tasas de violencia entre parejas jóvenes se han disparado, nadie nos ha preguntado por esto. 

La Ley de Extranjería sigue siendo una bandera roja en nuestras demandas a las instituciones, nadie nos ha preguntado por esto.

La polémica con la ley ha nublado la muy real manifestación en contra de las políticas de Sanidad aquí en Madrid, nadie nos ha preguntado por esto.

¿Sobre los cánticos machistas de los jugadores de rugby en la Complutense que decían “Violación, estupro, cohecho ¿Quién domina? ¡Derecho!”, que se han hecho públicos en la misma semana del 25N y que nos recuerdan bastante a los que se hicieron virales en el colegio mayor Elías Ahuja de Madrid? Adivinad: tampoco nos han preguntado.

Sigue habiendo feminicidios. Queremos acabar con la violencia antes de tener que salir a gritar con rabia que no toleramos ni una asesinada más. Pero no nos han preguntado por eso.

Los feminismos, los de abajo, los que se cultivan en asambleas multitudinarias, en barrios y en pueblos, divididos en comisiones de trabajo, vamos despacio pero pisamos fuerte, precisamente porque funcionamos bajo consensos

Los feminismos, los de abajo, los que se cultivan en asambleas multitudinarias, en barrios y en pueblos, divididos en comisiones de trabajo, vamos despacio pero pisamos fuerte, precisamente porque funcionamos bajo consensos. Las inseguridades que nos atraviesan no son otras que el acordar entre las máximas posibles una postura común, que no un posicionamiento. Impulsamos propuestas, las peleamos. 

Hemos echado en falta explicaciones más transparentes y que pudieran llegarnos a todas a través de diferentes medios. Creemos que hubieran calmado el revuelo, porque creemos que esta ley sí defiende nuestros derechos, por ejemplo, en la creación de centros de crisis de atención integral financiados públicamente. Desde el feminismo seguiremos empujando para que haya más pasos que acaben con las violencias machistas, aún nos queda camino.

No se nos puede olvidar que el “hermana, yo sí te creo” nace de que no nos creen. De que, cuando se producen situaciones de violencia, nos encontramos desamparadas.

En Telegram, en WhatsApp, en grupos de trabajo, en cafés, en cañas, en llamadas, en audios que parecen llamadas y en asambleas, las feministas hablamos de la necesidad de nombrar los delitos y de sus condenas, pero no hablamos de las penas (de los castigos). Nos decimos que, hasta que no haya políticas de prevención que nos aseguren una vida libre de violencias, seguirá habiendo feminicidios, agresiones. Y después salimos a las calles e impulsamos y peleamos el reconocimiento a las víctimas de agresión sexual.

Nos vemos el 25N, en los barrios y en los pueblos, porque, como dice nuestro lema: “Frente a la cultura de la violencia, los feminismos son nuestra respuesta”.

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