Ocupación israelí
Gaza. Año I de la barbarie

Se cumple un año del inicio de la masacre: no se había visto tal grado de destrucción desde hacía décadas en ninguna otra parte del planeta.
Activestills ataque colonos agosto-24
Daños tras un ataque de colonos a la propiedad de la familia Salhab, en Khirbet Qalqas, al sur Hebrón, Cisjordana, el 23 de agosto de 2024. Mosab Shawer/ Activestills

Arabista en la Universidad Autónoma de Madrid.

7 oct 2024 06:00

Cerca de 50.000 muertos y 200.000 heridos, unos dos millones de desplazados, almas en pena por la desolación de Gaza, las infraestructuras prácticamente destruidas, hambre, enfermedades y miseria. Ese es el balance, muy resumido y sin detallar, de este año de brutal campaña militar, por aire, mar y tierra, decretada por el régimen de Tel Aviv hace ya un año.

No se había visto tal grado de destrucción desde hacía décadas en ninguna otra parte del planeta; la potencia de las bombas lanzadas por Israel sobre una porción de tierra de apenas 360 kilómetros cuadrados supera los grandes registros de destrucción alcanzados en grandes ciudades europeas durante la II Guerra Mundial; el destrozo sufrido por la ciudad de Gaza en sus escuelas, hospitales, polideportivos, centrales eléctricas, carreteras (las que no sirven para el traslado de las fuerzas de ocupación y sus incursiones), depósitos de agua, etc., no tiene parangón en los registros de las guerras modernas. Todo o casi todo, destruido.

La barbarie que sigue cometiendo el ejército y el gobierno israelíes, con la aprobación de la mayor parte de su opinión pública, volcada hacia el extremismo de los movimientos de colonos radicales, no halla quien la detenga. Estos días mismo, cuando se cumple el aniversario de esta campaña genocida, las bajas entre la población civil palestina se sitúan en torno a los cien diarios. Víctimas de un bombardeo sobre lo que queda de un dispensario médico, un centro de refugiados o la cola para comprar el pan, racionado y siempre escaso.

Las violaciones de derechos humanos cometidas por esta jauría —¡el ejército más ético y moral de Oriente Medio!— comprenden todo tipo de excesos: escudos humanos de civiles palestinos, atados en ocasiones a la parte delantera de los vehículos militares, asesinatos arbitrarios de personas sospechosas que “pasaban por allí”, saqueo de viviendas, vejación y tortura de mujeres, hombres y niños, robos de pertenencias personales que luego algunos soldados exhiben impúdicamente en vídeos triunfales… ¿Y todo para qué?

Los milicianos islamistas continúan destruyendo tanques, blindados y excavadoras a diarios, ocasionando muertos y heridos en las fuerzas ocupantes, aunque la censura castrense las oculta

El primer ministro Benjamín Netanyahu y los suyos han repetido hasta la saciedad que su objetivo, tras la “afrenta” perpetrada por Hamás y otras milicias palestinas el 7 de octubre de 2023, se centraba en acabar con todas ellas y liberar a los presos, civiles y militares, unos 250, que “los terroristas” se habían llevado a Gaza. No ha conseguido ni una cosa ni otra.

Los milicianos islamistas continúan destruyendo tanques, blindados y excavadoras a diarios, ocasionando muertos y heridos en las fuerzas ocupantes, aunque la censura castrense las oculta o informa de las bajas mucho tiempo después. Tanto que hasta los altos mandos han reconocido que están empezando a quedarse sin vehículos blindados y camiones de transporte para sus efectivos. Los vídeos famosos del triángulo rojo invertido difundidos por las pocas televisiones árabes y redes de comunicación no adscritas al eje israelo-estadounidense muestran acciones cada vez más osadas, con operaciones “múltiples” en las que los combatientes de Hamás, la Yihad y otras facciones se permiten atentar contra tres, cuatro o cinco objetivos en una misma secuencia.

No es por casualidad que los periodistas palestinos que cubren las noticias dentro de Gaza y sirven, en ocasiones, de intermediarios para recibir los vídeos grabados por las milicias —no todo va a ser mostrar imágenes de soldados israelíes patrullando pacíficamente por las ruinas—, se hayan convertido en objetivo preferente de los soldados ocupantes. Unos 150 periodistas asesinados, otro récord infame en los anales de las guerras recientes; lo mismo que los 200 trabajadores de la ONU que han caído víctimas de los bombardeos y los francotiradores —sin que los mandatarios de la organización internacional hayan tomado medidas determinantes contra el Estado de Israel—. Mires como mires los datos de esta aberrante algarada de hunos y vándalos encuentras trazas del horror y múltiples plusmarcas sangrientas. Pero ahí siguen, descontrolados, aumentando a cada paso la brutalidad de sus acciones.

Haniye era uno de los referentes de Hamás, pero, dentro de la estructura política, podía considerarse uno de los más proclives a mantener la línea negociadora y hacer propuestas razonables

Tampoco han conseguido liberar a los prisioneros en operaciones militares de rescate, a excepción de apenas una decena. El resto, por medio de negociaciones de paz y canjes allá por noviembre pasado, en un periodo de tregua que, a pesar de los deseos de muchos, no condujeron a un alto el fuego definitivo. Tel Aviv, tras recuperar a un número elevado de civiles, retomó la confrontación. Hoy, el expediente de los “rehenes” apenas es mencionado por los mandatarios del régimen. Netanyahu, además de torpedear sistemáticamente las conversaciones para su liberación con los mediadores árabes, tuvo en a principios de agosto otra de sus “ocurrencias”: asesinar a Ismael Haniye, jefe de la Oficina Política de Hamás, cuando se encontraba en Teherán asistiendo a la toma de posesión del nuevo presidente iraní, Masud Pezeshkian.

Haniye era uno de los referentes de Hamás, pero, dentro de la estructura política, podía considerarse uno de los más proclives a mantener la línea negociadora y hacer propuestas que, por medio de concesiones razonables por las dos partes, abocaran a una solución. Pero Netanyahu y su cuadrilla no entienden de cosas razonables y el atentado contra Haniye dio lugar a que Yahya Sinwar, el ogro del sionismo y líder del brazo armado de Hamás, se hiciera también con el liderazgo del mando político, unificando ambos. Conclusión: lo primero que hizo Sinwar fue ordenar a las células que mantienen a los prisioneros en escondites ultra secretos que los ejecuten a la menor señal de peligro. Ya muy pocos tienen la esperanza de recuperarlos a no ser que se tercie una nueva, improbable hoy, ronda de negociaciones.

Se ha dicho ya —no en la generalidad de los medios occidentales, que están para repetir la propaganda pro sionista de Israel y Estados Unidos— que la campaña de Gaza iba más allá de dar un escarmiento definitivo a los palestinos en general y a Hamás en particular. Se inscribe, por un lado, dentro de una nueva etapa de expansión económica y comercial que desea reconvertir Oriente Medio en un espacio presidido por Tel Aviv con el apoyo de las monarquías y repúblicas árabes partidarias (Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Jordania, Bahréin y. en el norte africano, Marruecos, más el probable concurso —cuando todo esto pase— de Arabia Saudí). Así, Israel se convertiría en supervisor de grandes líneas de abastecimiento petrolero y gasístico. El nuevo plan del neo-sionismo incluye la creación de rutas férreas y marítimas de intercambios comerciales entre Europa y el subcontinente indio. Un nuevo orden de paz y concordia basado en el intercambio comercial, floreciente, tan solo, para unos cuantos.

Israel tampoco ha conseguido uno de los objetivos anunciados: impedir los misiles de Hezbolá hacia el norte israelí y devolver a más de 100.000 colonos a la región de Galilea y alrededores

Luego está el impulso del proyecto de expansión por medio de asentamientos y la necesaria confiscación de tierras, previa o posterior, a la expulsión de los palestinos de Cisjordania. Lo anuncian sin rebozo los representantes del ala dura del gobierno y los hechos, las leyes, las incursiones del ejército y el hostigamiento de los colonos contra las propiedades de los palestinos, así lo atestiguan. Pero, como hay que hablar de otras cosas, Netanyahu se ha embarcado de nuevo en otra aventura bélica de gran alcance: la invasión de Líbano.

Allí, el número de desplazados alcanza ya el millón, con más de 3.000 viviendas arrasadas y pueblos enteros desiertos. Tampoco, hasta el momento, ha conseguido uno de los objetivos anunciados, a saber, impedir los misiles de Hezbolá hacia el norte israelí y devolver a más de 100.000 colonos a la región de Galilea y alrededores. Peor aún, los cohetes de la resistencia islámica libanesa llegan a la propia Tel Aviv. Luego están las disputas con Irán, que se ha convertido en el origen de todos los males, y la posibilidad más que real de un conflicto bélico regional a gran escala.

Si en Gaza las catervas israelíes la han tomado con periodistas y trabajadores de las organizaciones humanitarias, todos ellos “saboteadores”, en Líbano se han cebado con los miembros del personal sanitario y conductores de ambulancias. En los primeros tres días de operaciones terrestres “limitadas” en el sur, habían asesinado a unos 50. Nadie pide explicaciones, nadie se indigna ni siquiera hace preguntas pertinentes en nuestros ámbitos políticos y diplomáticos occidentales sobre toda esta sinrazón. Basta con que un portavoz militar del régimen diga que los camilleros no transportaban heridos sino artefactos explosivos o que las ambulancias se utilizan para almacenar armas de Hezbolá para que todos nos demos por satisfechos.

La narrativa pro sionista, y el miedo a las reconvenciones del régimen de Tel Aviv, el temor a que te baldonen de “antisemita”, o los castigos que pueda propinar su gran patrón, Estados Unidos, actúan de elementos disuasorios. Si los palestinos y los libaneses, o un segmento nutrido de entre ellos al menos, siguen empeñándose en llevar la contraria a la bonhomía israelí y su sagrado derecho a defenderse —esto es, seguir haciendo lo que les viene en gana—, nos encaminaremos a un II año de barbarie. Ellos, los “otros”,  los refractarios a la modernidad y la democracia que tan bien representa el incomprendido régimen de Tel Aviv, tienen la culpa.

Archivado en: Ocupación israelí
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Ocupación israelí
Un año genocidio Mapa | Más de 50 ciudades salen a la calle contra el genocidio en Gaza
Entre el 5 y el 9 de octubre, las principales capitales españolas se movilizan para protestar por la masacre israelí en Gaza y la complicidad del Gobierno español.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Airbnb y Booking desoyen a la ONU y ofertan alojamientos en tierras palestinas robadas
Los gigantes de las reservas turísticas incluyen en sus listados centenares de alojamientos en asentamientos ilegales en territorios ocupados, donde la violencia de los colonos israelíes contra la población palestina se ha disparado.
Extrema derecha
Extrema derecha El halcón, el rico y los trolls: figuras clave de la propaganda sionista en España
Militaristas fervientes, empresarios con lazos en la industria armamentística y propagandistas se asocian para mantener una retórica agresiva que equipara antisionismo y antisemitismo y criminaliza a quienes se oponen al genocidio en Gaza.
Genocidio
Genocidio Después de un año de genocidio, espero poder volver a ser el humano que fui
Con solo 20 años, al periodista Abubkar Abed le estalló una guerra encima. En este artículo, el joven recuerda cómo le ha atravesado un año de genocidio.
Genocidio
Ghassan Abou Sitta “En Líbano como en Gaza, asistimos a la destrucción del sistema sanitario”
Presente en Gaza las primeras semanas de la ofensiva brutal israelí contra la franja, Abou Sitta fue testigo de las consecuencias de los ataques contra hospitales. Casi un año después, viajó a Líbano para encontrarse con una realidad similar.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Gaza. Año I de la barbarie
Se cumple un año del inicio de la masacre: no se había visto tal grado de destrucción desde hacía décadas en ninguna otra parte del planeta.
La vida y ya
La vida y ya Vuestro dolor nos moviliza
No hay mucho tiempo antes de tener que marcharse a la concentración que está convocada esa misma mañana frente al Ministerio de Asuntos Exteriores.
Política
Política El PP busca apropiarse del tema vivienda en su giro “social” y el PSOE sigue sin dar en la tecla
Feijóo emprende su nueva táctica, primero con la proposición sobre conciliación y esta semana apuntará a vivienda, aunque en el interior de su partido sorprenden sus bandazos y la permisividad eterna con Ayuso.

Últimas

Comunidad El Salto
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate ‘El Estado feroz’, el primer libro de Pablo Elorduy
El responsable de Política de El Salto firma este ensayo donde recoge la historia política de las últimas dos décadas y la “restauración del orden tras el estallido de lo inesperado”.
Alquiler
Huelga de alquileres ¿Qué pasaría si dejamos de pagar una parte de los alquileres a los caseros?
Inquilinas que autorregulan su alquiler para bajar los precios, pagando menos a los caseros como forma de resistencia frente a la precariedad impuesta por el mercado.
Francia
Francia El incierto futuro del Frente Popular ante el ‘trifachito francés’ de Macron, Barnier y Le Pen
Tras la composición del Ejecutivo más derechista desde 2012, la alianza de izquierdas aparece como la oposición más clara. Pero esta sigue haciendo frente a la falta de un líder consensual y al riesgo de la división y la desmovilización ciudadana.
Fútbol
Fútbol El esperpento para elegir a un nuevo presidente de la RFEF
La nueva presidenta interina, María Ángeles García Chaves, 'Yaye', tiene por delante la tarea de llevar a cabo elecciones en el órgano rector del fútbol en España.
Política
Política Los Verdes, en crisis: ¿hacia una reconfiguración del mapa político?
Los partidos verdes europeos están de capa caída, una tendencia que confirman los recientes batacazos electorales en Austria y Alemania.
Más noticias
Historia
Historia Euskadi, Octubre de 1934
Bizkaia y Gipuzkoa fueron, tras Asturies, Catalunya y las cuencas mineras de León y Palencia, dos de los principales focos de la huelga general revolucionaria de la que se cumplen ahora 90 años.
Violencia sexual
Caso Dominique Pelicot Francia, de vetar el consentimiento en Europa a anunciar que cambia su Código Penal tras el caso Pelicot
El Gobierno francés se muestra abierto a cambiar el Código Penal para incluir una definición de violación basada en la ausencia de consentimiento. La actual indica que debe haber “violencia, coacción, amenaza o sorpresa”.

Recomendadas

Fronteras
Fronteras La ruta de los Balcanes: vanguardia de la violencia fronteriza europea
Los acuerdos asumidos por los países balcánicos para su adhesión al espacio Schengen están convirtiendo la región en una frontera cada vez más violenta.
Industria
CAPITALISMO FOSIL Así copiaron el PP gallego y los empresarios vascos de ENCE el modelo jeltzale de Petronor
Tres grandes fortunas vascas de la lista Forbes controlan la compañía propietaria de la fábrica de papel instalada en la ría de Pontevedra gracias a que convencieron al PP gallego para que aplicara el modus operandi del Gobierno Vasco.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Airbnb y Booking desoyen a la ONU y ofertan alojamientos en tierras palestinas robadas
Los gigantes de las reservas turísticas incluyen en sus listados centenares de alojamientos en asentamientos ilegales en territorios ocupados, donde la violencia de los colonos israelíes contra la población palestina se ha disparado.
Laboral
Laboral Trabajar en la jubilación y currar de baja: las nuevas propuestas del Ministerio de Seguridad Social
Los nombres formales son “jubilación flexible” y “baja flexible”. El 31 de julio se aprobó un plazo de seis meses para darle un empujón a la primera; ayer se anunció la creación de un grupo de trabajo para impulsar la segunda.