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Memoria histórica
Una breve mirada a la participación femenina en la red de evasión Pat-Françoise
Saludos gente que lee. Para quien no se acuerde, hoy es 30 de abril, día y sobre todo noche del sabotaje. Quizás estaría bien desempolvar viejas costumbres.
Allá por el 2020, casualmente un mes de abril como este, escribí sobre la participación de las mujeres españolas en las redes de evasión. Y como llevo una buena temporada hablando sobre todo de machos, y siempre que sea posible, hay que huir de los campos de nabos, vuelvo la mirada hacia el lado femenino del blog.
Desde hace tiempo me apetecía meter una entrada sobre las mujeres que participaron en la red Ponzán, que por suerte fueron muchas. Gracias a la investigación que me tocó hacer para el libro “El ángulo muerto” y que sigo a la red desde hace tiempo, el listado de mujeres ha ido creciendo. Así que primero me dispongo a afilar las uñas, no por nada especial, pero ya sabéis, que en lo referente a temas de memoria, normalmente hay que escarbar. Y si encima lo que queremos recuperar, es la memoria referente al lado femenino de la historia, hay que rascar doble, o triple, así que a lo que iba, a afilar las uñas.
Para poner un poco en antecedentes a quien lo necesite, deciros que la red Ponzán empezó sus servicios en 1939, sobre todo intentando sacar a gente de los campos y cárceles franquistas, y tratando después de que llegaran a la relativa seguridad de Francia. Esto se hizo de una manera modesta y a pequeña escala. Pero sobre todo, la red creció cuando los alemanes invadieron Francia y cambió la dirección de las evasiones. En junio de 1940, muchos servicios secretos aliados, empezaron a apoyar y sufragar las incipientes redes de evasión, además de armarlas y dotarlas de pases y papeles falsos.
La red Ponzán fue creada por el maestro libertario Francisco Ponzán Vidal, junto a un grupo de enlaces y guías, y al principio, su cuartel general estuvo en la localidad de Varhiles, en el Ariege francés. La red fue creciendo. Al principio se especializó tanto en el paso de personas como en el de información. Empezaron trabajando para el Movimiento Libertario Español (MLE), pero pronto ampliaron el campo y actuaban para redes de evasión belgas como la Sabot, el servicio secreto polaco, los franceses de Travaux Ruraux (TR) y por supuesto, para el servicio secreto británico, quienes acabaron formando la famosa red Pat O´Leary y posteriormente la Françoise.
Según fue aumentando la importancia y el personal de la red, el grupo se mudó a Toulouse. En 1941, debido a la congestión de los pasos pirenaicos, se abrió la antena marítima, para evadir gente también por el Mediterráneo. Dicha antena se dirigía desde la localidad costera de Sète, y posteriormente desde Pézenas.
La composición de la red Ponzán fue mayoritariamente libertaria, con hombres y mujeres sobre todo provenientes de Aragón y Cataluña. Por desgracia, los enemigos a los que se tuvieron que enfrentar fueron múltiples y poderosos, pues el tablero donde se jugaba la partida, que fue principalmente los Pirineos, estaba vigilado por guardias civiles, gendarmes y milicianos de Vichy, además de soldados alemanes con sus temibles perros. Si a esto sumamos, que entre las sombras se movían los infiltrados de la Brigada Político Social (BPS) y la siniestra Gestapo, el resultado, pese a toda la gente que lograron evadir, iba a ser doloroso.
La red, tras diversas infiltraciones, fue casi desmantelada durante 1943, aunque sus restos continuaron trabajando hasta 1944. Las personas que atravesaron los Pirineos o salieron de Francia en barco gracias a ellas y ellos, rondaron las 3000. Y como ya habíamos adelantado, hablaremos de las mujeres que participaron en dicha empresa, y aunque casi siempre fueron relegadas a un segundo plano, simplemente por su género, hoy son nuestras protagonistas.
Alfonsina Bueno Vela, encargada del punto de apoyo de Banyuls sur Mer, llamado Villa Tallada. Lugar de acogida de grupos dispuestos a cruzar la frontera por las cercanías de la localidad. También era la encargada de recoger los envíos de armamento por parte de los aliados, tanto en las playas de Banyuls, como en las de Cerbére o Port Vendres.
Hermanas Casamartina Estrada, estas eran Claustre, María, Ramoneta y Teresa. Esta familia, además de Jaume Freixa, marido de Teresa, era la que regentaba el bar La Lluna, de Berga (Barcelona) y era uno de los puntos de paso de la gente que evadía la red Ponzán. Encima del bar se albergaban durante días equipos de 6 a 8 personas. Finalmente, Jaume acompañaba al grupo hasta la estación de tren de la colonia Rosal, donde ya estaba esperando Ramoneta, quien se hacía cargo de las personas durante el trayecto ferroviario hasta Barcelona y su posterior camino hasta las embajadas. También colaboraba en este punto de apoyo Assumpció Rivera Anglada, quien se encargaba de la preparación de las comidas para la gente en tránsito.
Generosa Cortina Roig, colaboradora de la red. Su domicilio en Toulouse se utilizaba como estafeta de la red, además, Generosa y su esposo, Jaume Soldevila, también trabajaban para la red belga De Jean.
Elisa Garrido Gracia “Mañica”, había nacido en la localidad de Magallón, provincia de Zaragoza emigrando posteriormente a Barcelona. En julio de 1936 partió hacia el frente de Aragón a combatir como miliciana. Con la invasión alemana de Francia empezó su colaboración con las redes de evasión, mas concretamente con el grupo de Ponzán, en el que ejercía como enlace y también como guía. Durante uno de sus viajes a Toulouse, en octubre de 1943, fue detenida en dicha ciudad por la temible Gestapo, y en sus manos estuvo durante tres interminables semanas. Posteriormente fue encarcelada en Saint Michel y el 30 de enero del 44, junto a otras 958 mujeres, fue deportada a Alemania y enviada al campo de Ravensbrück. Obligada a trabajar en una fábrica de obuses, realizó numerosos sabotajes en la misma.
María López, colaboradora de la red. Su casa de Toulouse se utilizaba entre otros menesteres para ocultar parte de los materiales utilizados por el equipo de falsificación de documentos del grupo. Fue detenida en octubre de 1942 e internada en el campo de especial seguridad de Brens junto a Pilar Ponzán.
Segunda Montero “Conxita” combatió en julio del 36 en las calles de Barcelona, posteriormente pasó a Francia y tras la invasión alemana, actuó como enlace entre la antena marítima de Sète/Pézenas y la red Ponzán en Toulouse. También se encargaba de ir a recoger a gente evadida y acercarla a puntos seguros de la red. Detenida en la casa que utilizaba la “antena marítima” en el barrio de La Corniche en marzo de 1943, gracias a la intervención de “el Padre”, sobrenombre por el que se conocía al espía francés Robert Terres, fue liberada mes y medio después. Fue una de las encargadas de recoger a los supervivientes de la Operación Frankton, o Cáscara de Nuez.
La mujer de Toses, por aquí aparece una desconocida. Solo sabemos que vivía en el pueblecito fronterizo de Toses, y que a veces realizaba servicios de guía para la red. De hecho, cuando Pilar Ponzán quiere pasar al estado español en 1942, Paco Ponzán recurre a ella para que pase a su hermana desde Osseja hasta Ripoll, cosa que realizará sin ningún contratiempo.
Carmen Mur Arderiu, originaria de Calasanz (Huesca), cuyo domicilio en Lezignan, era un punto de apoyo para la red en dicha localidad.
Pilar, regidora del Hotel Paulet de Les Escaldes, en Andorra junto a Agustí Falip. En dicho hotel se hospedaban habitualmente Joan Català y otros pasadores de la red cuando cruzaban por el principado. No tuvieron que registrarse nunca, además de poder dejar en “consigna” ciertos materiales por los que no se preguntaba, o alojar personas desconocidas que pronto desaparecían del hotel.
Pilar Ponzán Vidal, hermana de Paco Ponzán, enlace y colaboradora de la red desde 1941. Vivía en la casa de la calle Limayrac con los guías y enlaces del grupo. De profesión maestra, escribió años después el libro “Lucha y muerte por la libertad”, donde se relataban las aventuras que había corrido su hermano y aquellas personas que con él colaboraron. Fue detenida el 14 de octubre de 1942 con buena parte del grupo en el edificio antes citado. Pese a que fue liberada poco después, volvió a ser detenida y enviada al campo disciplinario de Brens.
Pilar Cano y su madre, de quien desconozco por ahora el nombre, vivían en la calle Buera del barrio de San José en Zaragoza, junto al padre y a su hermano Pascual. Este era el principal punto de apoyo de la red en la capital maña. Funcionaban como punto de apoyo, estafeta y enlaces.
Lucía Rueda “Patro”, otra de las integrantes de la “antena marítima”. Junto a Juan Zafón, fueron quienes se encargaron de la base de Pézenas, donde se instaló la antena para pasar más desapercibida. “Patro” también se encargaba de la recepción y acompañamiento de personas evadidas, y también participó en la recogida de los comandos supervivientes de la Operación Frankton.
Margarita Sol, actuaba como enlace para la red. En la casa donde vivía junto a su familia, el grupo Ponzán montó un laboratorio de falsificación de documentos, del que se encargaba Amadeo Casares “Peque”. La madre de Margarita, Pepita Vila Plana, también colaboraba en actividades clandestinas de la red.
Pepita Solé es otra de las mujeres que participó en la red, y de la que por desgracia, cuando buscamos información sobre ella, solo aparece como “compañera de”. Su punto de actuación fue el otro extremo del Pirineo, pues en algunas ocasiones la red Ponzán utilizaba los pasos vascos y navarros. Allí, desde la localidad de Buziet, y en calidad de enlace, colaboraba tanto con la red Ponzán como con diversas redes más. Tanto ella como el resto de su grupo eran de ideología libertaria.
Por último, y enumerándolas de manera rápida, un pequeño listado de mujeres de otras nacionalidades, de las que desconozco su filiación política, pero que también trabajaron para la red de una manera sobresaliente:
Marie Louise Dissard “Françoise”, fue la encargada de dirigir la red tras la detención de Pat O´Leary. La red pasó a llamarse Françoise y funcionó hasta 1944.
Solange Lebreton, encargada de un hotel en Canet-plage que escondía a gente evadida. Detenida en julio de 1943 y enviada a los campos de exterminio nazi, de los que consiguió salir con vida.
Augustine Mongelard, regidora del Hotel París de Toulouse, junto a su marido Stanislas. Este hotel fue uno de los putos neurálgicos tanto de la resistencia, como de la red Ponzán. Detenidos y deportados por los nazis, ella volvió con vida de los campos, él no.
La señora Ulmann, mujer judía que ayudaba en la confección de trajes para la gente que iba a evadirse. Detenida, deportada y gaseada por los nazis.
Pues hasta aquí llega este vistazo rápido sobre la participación femenina en la red Ponzán, o si nos ponemos en modo internacional, la red Pat-Françoise. Por supuesto, si todos estos nombres han llegado hasta mi, el número real será infinitamente más grande, pero como en todo, voy poco a poco. Espero que el listado vaya creciendo, y que vayamos devolviendo a todas estas mujeres, su lugar en la historia, y el reconocimiento merecido por sus acciones.
Nos leemos el mes que viene. Salud y memoria.
Fuentes: La red de evasión del grupo Ponzán (Antonio Téllez), Lucha y muerte por la libertad (Pilar Ponzán), El ángulo muerto (Ni cautivos ni desarmadas), L´etern descontent (Joan Català), Republicanos españoles en la segunda Guerra Mundial (Eduardo Pons Prades), https://anarcoefemerides.balearweb.net/ y https://losdelasierra.info/