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Coronavirus
¿Qué economía quedará tras la pandemia?
Productoras, centros de yoga, zapaterías, restaurantes, bares... Muchos de ellos no podrán resistir el cierre de sus negocios durante el tiempo que dura la pandemia provocada por el Covid-19. Por eso, pequeños empresarios como Ramon Vila lamenta las casi nulas ayudas que están recibiendo desde el Gobierno para evitar el cierre de sus negocios, pero también el despido de trabajadores
Entre su larga lista de agradecimientos, el presidente español, Pedro Sánchez, dedicó palabras “a los empresarios, a los autónomos que sacrificáis los ingresos de vuestros negocios para proteger a vuestros clientes y trabajadores, gracias”, en el discurso que realizó este sábado para anunciar el Estado de alarma por la pandemia del Covid-19, popularmente conocido como Coronavirus. Como apuntaba Sánchez, en beneficio de la sociedad Pequeñas y medianas empresas (Pymes), negocios locales, cooperativas, entre otros, están sacrificando mucho más que sus ingresos, también la viabilidad de sus actividad con todo lo que comporta, el posible cierre de sus negocios y el despido de los trabajadores.
Si bien la ciudadanía hacemos esfuerzos titánicos para quedarnos en casa porque entendemos la gravedad de la situación, el Gobierno debería estar a la altura para poner soluciones a la catástrofe económica que puede venir después. La realidad es que muchos de estos autónomos, pequeños negocios, cooperativas no podrán asumir las consecuencias de las medidas para frenar el Covid-19 que se traducen en el cierre de sus puertas o la rescisión de contratos, por lo que dejan de prestar sus servicios.
Entre los afectados se encuentra Ramon Vila es CEO y Fundador de Vision Communication, una agencia de comunicación especializada en asuntos sociales y entidades internacionales, donde emplea a cuatro personas a tiempo completo y tiene tres estudiantes en prácticas.
La crisis desatada por el Covid-19 está haciendo sus estragos. “Estoy perdiendo muchos clientes, proyectos y facturación”, explica. Así se traduce en cifras: cinco proyectos menos en quince días que representan el 60% de la facturación de la empresa.
En su caso, no han cerrado las puertas y están intentando trabajar en remoto, pero asegura que se pierde eficiencia en comparación a que el equipo pueda estar en contacto en un mismo espacio intercambiando opiniones, visiones y trabajando conjuntamente.
De momento, Vila no contempla despidos. Sin embargo, reconoce que no podrá aguantar mucho tiempo con esta situación. “Mi prioridad es luchar para mantener a la actual plantilla, pero si esta situación se alarga tendré que despedir a empleados con quién estoy satisfecho de su rendimiento”, deplora.
Como gastos fijos, Vila tiene el alquiler de los locales de su agencia de comunicación en Barcelona y Bruselas; el pago de las nóminas; créditos; gestoría y abogado; proveedores de servicios con los que trabaja; los impuestos derivados de tener una actividad económica como la cuota de autónomos, el IRPF, la seguridad social, el impuesto de sociedades; el consumo mínimo de energía de los locales de la agencia, que se paga aunque no gastes ni una gota de agua ni un kilovatio. Pero además de estos gastos, deberá devolver proyectos que no va a poder realizar y que, una parte de ellos, ya le habían pagado por adelantado como un congreso en Portugal de supercomputación que se ha anulado.
En su caso, tratará de reinventarse para ofrecer servicios y productos online y a remoto. Pero esta es una situación muy particular de su sector algo, que dice, no pueden hacer otros negocios como restaurantes, bares, locales de ocio, gimnasios, centros de yoga, zapaterías, tiendas de ropa y un largo de etcétera más.
¿Ayudas del Gobierno?
Pese a la gravedad de la situación por el elevado número de empresas que pueden cerrar y personas que se pueden quedar en el paro, el Gobierno no ofrece, prácticamente, ayudas a las Pymes, negocios de barrio o cooperativas, entre otras modalidades.
De hecho, en el Real Decreto del pasado 14 de marzo no se menciona a ninguno de estos dos colectivos más allá de nombrar qué tipos de locales podrán abrir o los que deberán cerrar.
Entonces, ¿dónde nos hemos de remitir? Al Real Decreto de medidas excepcionales del jueves 12 de marzo, en el cual se contempla la movilización de 18.225 millones de euros para reducir las consecuencias sociales y económicas de esta crisis. En el caso de las Pymes, el Gobierno “otorgará aplazamientos y fraccionamientos de sus deudas tributarias con la administración por un plazo de seis meses sin intereses”, según recoge un comunicado oficial. Además, detalla, que se destinaran 400 millones de euros “a una línea de financiación específica a través del Instituto de Crédito Oficial destinada a atender las necesidades de liquidez de las empresas y trabajadores autónomos del sector turístico”.
Unas medidas que Vila valora que son “del todo inútiles e insuficientes para las Pymes. Solo tienen sentido para grandes empresas, como siempre”. En este sentido, la realidad es que las Pymes son las que deberán de asumir los costes de las medidas de paro de la actividad económica promulgadas por el Gobierno para hacer frente a la crisis sanitaria desatada por el Covid-19, lo que tendrá una repercusión directa a sus negocios y a las personas que emplean, que pueden perder sus puestos de trabajo.
Por eso, Vila pide que en esta época de pandemia dejen de pagar tasas fijas como la cuota de autónomos, el IRPF, la Seguridad Social de los empleados o reducir el IVA al 4,5%.
Otro de los puntos peliagudos de la situación actual es si se deben de facilitar o no los despidos. Las grandes empresas como Burger King o Seat han anunciado que harán un Expediente Temporal de Regulación de Empleo (ERTE) durante el tiempo que dure la pandemia, pero no son las únicas grandes empresas que se acogerán a esta medida.
Otra de las incongruencias de la legislación, según Vila. Este periodista destaca que en el caso de las Pymes esta opción no es factible porque, económicamente hablando, les sale más ventajoso y barato despedir directamente a sus empleados que no acogerse a un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) o un ERTE.
Ante esta situación, Vila reconoce que se sienten solos, pero no le extraña la reacción del Gobierno. “Siempre ha sido así. La pandemia solo lo ha hecho más evidente. Las pymes y autónomos son el motor de la economía, pero los que tenemos menos derechos: es la triste realidad de España”.
OPINIÓN DE LA AUTORA
Estamos viviendo una gran ola de solidaridad donde la gente se queda en casa para evitar ser un portador del Covid-19 e infectar a sus seres queridos. Pero más allá del ámbito sanitario, la ola de solidaridad se debe de hacer extensiva a todos los estratos del ámbito social y económico.
Si no quieres que el gimnasio de tu barrio cierre y se queden sin trabajo aquellos monitores que te han atendido tan bien durante este tiempo, no dejes de pagar tu cuota mensual aunque estés confinado; cuando vuelvan abrir los bares, llenemos sus terrazas y dejemos buenas propinas; cuando podamos salir de casa será el momento de comprar en las tiendas de nuestros barrios regalos para aquellos seres queridos que no hemos visto durante el encierro; y si tienes, sigue pagando la mujer de la limpieza, aunque seas tu quien da brillo a tu casa.
El rescate a la banca nos ha costado a nosotros, a los contribuyentes, más de 65.000 millones de euros. Las medidas que propone el Gobierno para que las Pymes o los pequeños negocios de nuestro barrios es que paguen sus deudas en un plazo de medio año con intereses cero y, después de eso, reducido. Una medida que, una vez más, estaría favoreciendo a los bancos.
Con la crisis del Covid-19, el rescate de los pequeños negocios, sean Pymes o cooperativas, es inevitable e indispensable si queremos que no cierren sus puertas y sus empleados pierdan sus trabajos. También es inevitable hacer medidas que protejan a los trabajadores que se quedan sin empleo para que puedan obtener una prestación mínima para hacer frente a sus pagos. Por eso, si el Gobierno no rescata los bares, las tiendas, los centros de yoga, los gimnasios, a los trabajadores de tu barrio o tu pueblo, tú sí puedes hacerlo. Pon tu granito de arena para que la crisis económica, que vendrá tras la sanitaria, sea lo más leve posible.