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Migración
Italia permite al fin el desembarco de las personas que permanecían en el Geo Barents y el Humanity1
Tras tres días de pulso con las organizaciones de rescate en el Mediterráneo, Italia ha cedido y permitirá el desembarco de todas las personas rescatadas por el Geo Barents y el Humanity 1. La decisión fue comunicada primero, en la tarde del 8 de noviembre, a Médicos Sin Fronteras, la ONG responsable del Geo Barents, en alianza con la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. La embarcación había atracado el pasado domingo 7 de noviembre en Catania tras 10 días intentando obtener permiso para poner a salvo a 572 personas rescatadas en el Mediterráneo. Más tarde, serían las 35 personas que permanecían en el Humanity 1, las autorizadas a tomar tierra. El barco, de bandera alemana, había llegado un día antes, el 6 de noviembre, a Catania, con 179 personas a bordo.
A su llegada, el Humanity 1 vio cómo solo se permitía el desembarco de 144 de las personas rescatadas, consideradas vulnerables por las autoridades italianas, en su mayoría mujeres, menores y personas enfermas. Quienes permanecieron en la nave iniciaron una huelga de hambre como protesta ante la intención del gobierno italiano de que el barco regresara a aguas internacionales, orden que fue desobedecida por su capitán. En el caso del Geo Barents fueron 214 personas las que quedaron en el barco. El mismo domingo 7 de noviembre, el gobierno italiano traducía esta estrategia en un decreto que asentaba que solo se permitiría a las naves permanecer en los puertos el tiempo necesario para dar asistencia a las personas que, según los criterios de las autoridades sanitarias, lo precisaran.
Así, el domingo Italia solo permitió, previa evaluación médica a bordo por parte de personal sanitario enviado al Geo Barents a tal fin, el desembarco de quienes consideraron requerían atención en tierra firme. Durante los dos siguientes días la situación entre las personas obligadas a permanecer en el mar sufrió un deterioro progresivo. La incertidumbre y la falta de información sobre su futuro inmediato instaló la desesperación entre los supervivientes. El pasado lunes, tres personas intentaron llegar a nado al muelle, dos lo consiguieron, y uno tuvo que regresar al barco.
Desde el puerto de Catania, uno de los supervivientes que consiguieron alcanzar el puerto declaraba: “Después de días y días en ese barco me estaba volviendo loco. Tuve la sensación de que mi cuerpo y mis sueños se estaban desmoronando. Estoy agradecido por toda la ayuda que tuve a bordo, pero no podía soportar más esa situación”. Este hombre, procedente de Siria, donde dejó a cuatro hijas con las que espera poder unirse más adelante, explicaba cómo la guerra hace imposible la vida en su país. “Simplemente quiero encontrar un lugar donde puedan vivir libres de miedo y sentirse seguras. Ese es mi sueño y no dejaré que nadie me lo quite”.
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La otra persona, también de origen sirio, narraba desde el puerto el maltrato y violencia sufridos en su paso por los centros de detención de Libia, donde fue retenido tras intentar cruzar el Mediterráneo en seis ocasiones previas. Tras llegar a puerto, ambos hombres pasaron la noche del lunes al raso sobre el muelle, donde permanecieron sin comer ni beber, a lo largo de la jornada de ayer 8 de noviembre, hasta que el segundo de ellos tuvo que ser evacuado en ambulancia.
Mientras, desde el Geo Barents, Juan Matías Gil, coordinador general de Operaciones en el Mediterráneo de MSF, explicaba horas antes de que Italia cediera finalmente, cómo estaba procediendo el desembarco selectivo: “Las autoridades sanitarias del Ministerio de Salud están haciendo valoraciones psicológicas y clínicas para determinar si algunas de estas personas deberían desembarcar”. Una posición contestada desde MSF que sostiene desde su llegada a puerto que es en tierra dónde deberían darse estas evaluaciones, insistiendo en que la totalidad de las personas a bordo del Geo Barents se enfrentan a afectaciones psicológicas. “Quedarnos en puerto está avalado por la ley que dice que deberíamos desembarcar inmediatamente en un lugar seguro a todos los sobrevivientes de a bordo”, explicaba Gil, poco antes de que se diera la orden de desembarco.
El Geo Barents y el Humanity 1, no son los únicos barcos de rescate que se ha topado con la política de puertos cerrados por la que apuesta el gobierno ultraderechista de Italia. Otras dos embarcaciones, la alemana Rise Above, con 93 personas a bordo, y la Ocean Viking, de SOS Méditerranée, con 234 personas, —que navega ya rumbo a Francia— han enfrentado en las últimas semanas la indiferencia ante la suerte por las personas rescatadas que muestra el ejecutivo de Meloni, junto a la criminalización a las organizaciones humanitarias, discurso que constituye la seña de identidad ideológica del ahora ministro de Infraestructuras Matteo Salvini.
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Qué bien que finalmente pudieron desembarcar. Me da que Italia recibió presiones de Bruselas para permitirles hacerlo.