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México
Araceli Osorio: “En México, el 90% de los feminicidas siguen en las calles con total impunidad”
Araceli es la madre de Lesvy Berlín Rivera Osorio, una mujer asesinada por su pareja a los 22 años de edad. Desde entonces, Araceli Osorio lucha con otras mujeres para reparar la memoria de su hija: la fiscalía consideró que se había suicidado después de emborracharse y una funcionaria pública lo tuiteó desde la cuenta oficial. No fue ni una cosa ni la otra. Eso es lo que dijo su novio, a quien las instituciones creyeron. Osorio y sus compañeras reivindican una reparación integral, y acabar con la impunidad —“el pacto de silencio patriarcal”—, que en México implica que solo en el 3% de los feminicidios hay personas sentenciadas y solo en otro 7% hay un proceso abierto de investigación. La ONG vasca Mugarik Gabe invitó a Osorio a participar dentro de las actividades organizadas para reivindicar el derecho a la verdad, la Justicia y la reparación de mujeres víctimas de violencias machistas.
¿Cuándo y cómo murió tu hija Lesvy?
El 3 de mayo de 2017 en el campus de ciudad universitaria de la UNAM de ciudad de México.
¿Se la encontró en el campus?
Fue asesinada en el campus, al lado del instituto de ingeniería. Es una zona muy poco transitada, con pocos alumnos. No hay mucha movilidad hasta las 9 de la mañana, cuando empieza a llegar personal investigador. Una vigilante encontró el cuerpo sin vida en el cambio de turno de las 5.30h de la mañana.
¿En una cabina telefónica?
Sí, donde aparentemente se encontraba suspendida del cable del teléfono y el cable sostenía su cuerpo.
¿Cuántos años tenía?
22 años. Era estudiante de la UNAM.
Ya hay sentencia.
Hay una primera sentencia condenatoria de 45 años por delito de feminicidio agravado y, en la segunda, el tribunal de aprobación elevó la pena a 52 años y seis meses. Esta se encuentra en proceso de confirmarse.
¿Quién es el condenado?
Jorge Luis González Hernández, quien era su novio en ese momento y también trabajador de la UNAM.
Sin embargo, en la comunicación de prensa emitida por las instituciones públicas hubo una revictimazación de tu hija.
Usaron de manera inmediata la hipótesis del suicidio, diciendo que ella no era parte de la comunidad universitaria y, tras tomar el testimonio de Jorge Luís González, aseguraron que se encontraba en estado etílico, sin haberlo confirmado con los peritajes necesarios de sangre. La dirección de Comunicación Social de la Fiscalía de la Ciudad de México emitió una serie de tuits desde la cuenta oficial señalando esas situaciones sin contrastar.
Para llegar a un pacto con la funcionaria que denunciamos, debe elaborar una propuesta de guía de comunicación en casos de muertes violentas de mujeres
¿Qué le pasó a la responsable de esos tuits?
Fue cesada del cargo inmediatamente, se encuentra fuera del servicio público por uso indebido y a fecha de hoy se encuentra vinculada a un proceso judicial por discriminación y violaciones graves de derechos humanos, sobre todo, el de memoria, ya que mi hija no puede defenderse. Tuvieron que disculparse tres dependencias: el poder judicial de la Ciudad de México —el Instituto Forense, concretamente, tuvo que realizar un acto de reconocimiento de responsabilidad para la familia, para la comunidad universitaria y para la sociedad en general porque no siguieron el protocolo para muertes violentas a mujeres, por lo que estuvieron a punto de confirmar un suicidio por no haber hecho una autopsia—; el Área de la Fiscalía, la cual a raíz de ese caso creó la alerta por violencia de género y escogió a una persona de la sociedad civil, licenciada en derecho, para litigar en procesos de muertes violentas a mujeres. Es la primera vez que una autoridad no es elegida por un jefe de Gobierno o judicial. Y la Secretaría de Seguridad Ciudadana y el magistrado presidente de la Ciudad de México tuvieron que disculparse por haber obstruido a la Justicia y haber violentado el derecho a la memoria de una persona fallecida.
¿Te sientes reparada?
Nosotras decimos que el proceso de reparación tiene que ser integral, pero posterior a obtener justicia, porque aún hay muchas incertidumbres sobre cómo se posibilitó desde el servicio público que ocurriera lo que ocurrió. Los vídeos de la ciudad universitaria se nos dieron prácticamente dos meses después, así como una copia de la investigación. Durante ese tiempo, usaron el testimonio del responsable del feminicidio para criminalizar a mi hija. Él decía que estuvo con ella y otras personas, que consumieron bebidas alcohólicas y que se retiró sobre las 23h y que ella se quedó allí. Las autoridades respetaron su testimonio. Solo dos meses después, tras muchas actuaciones por nuestra parte, se le detuvo. Con peritajes autónomos que nos tocó hacer para contraponer los peritajes mal elaborados y mal intencionados de la Fiscalía para confirmar la hipótesis del suicidio, que se basó en el testimonio del asesino antes que en los resultados de la autopsia. Desde la sentencia Mariana Lima Buendía, un caso muy similar al de Lesvy, es de obligado cumplimiento que cualquier muerte violenta de una mujer se investigue como feminicidio, aunque parezca un suicidio o un accidente.
¿Se siente reparada?
No nos sentimos reparadas porque la reparación integral a la que hacemos referencia y que es nuestro derecho contempla varias esferas: no solo que haya verdad y justicia, sino que se dicten medidas de no repetición que sean correctivas y ayuden a las buenas prácticas de las instituciones para que las mujeres tengan vidas libres de violencia.
¿Han tenido que pelear?
Hemos tenido que pelear también para que las autoridades construyan un memorial en las instalaciones de Justicia de México para Lesvy y las mujeres de feminicidios, una escultura que recuerde a las autoridades que tienen un compromiso con la sociedad. Y para que la sociedad sienta y perciba que hubo violaciones al derecho de memoria de Lesvy, y que nunca más volverá a suceder.
Es como si en México llevarais luchando una vida entera.
Una lucha enorme llevada a cabo por las familias, desde los feminicidios masivos de los años 90 en Ciudad Juárez. En mi país, diariamente son asesinadas entre 11 y 13 mujeres al día. En el 3% de los feminicidios hay personas sentenciadas, hombres, y 7% de los casos se encuentran en proceso, pero muchas derivarán en suicidios, accidentes o homiciidos culposos. Así que el 90% de los feminicidas siguen en las calles con total impunidad. Las instituciones no han hecho su labor. Existen malas prácticas que siguen permeando en las instituciones, por eso tenemos que salir a las calles y pelear la Justicia, que debería ser pronta, expedita y ser ejemplo para que estos crímenes dejen de suceder. El día en que ese pacto no escrito patriarcal se rompa seguiremos exigiendo Justicia, no solo las mujeres que hemos encontrado, hay más de 100.000 desaparecidos en mi país y el 52% son mujeres y niñas.
Después de esto, debe repararse también el deseo de seguir viviendo, y para ello tu vida tiene que tener un propósito: el mío es luchar para que las mujeres tengan una vida igualitaria y libre de violencia
¿Quieres llegar a un pacto con la funcionaria pública a la que denunciaste?
Es un procedimiento abreviado y tendrán que presentar un plan de reparación integral que incluya el derecho humano a la memoria de la persona fallecida, reconocimiento de la responsabilidad y disculpa pública, un proceso de terapia psicológica para su padre y para mí y algo significativo que nosotras exigimos a esta funcionaria: que ella elabore una propuesta de guía de comunicación en casos de muertes violentas de mujeres, que nosotras tendríamos que revisar y sumar a otras personas comunicadoras con perspectiva de género y conocimiento de derechos humanos, y que se plan que sea adoptado por Fiscalía de ciudad y ojalá el resto de fiscalías del país
¿Qué queréis
Queremos que las muertas violentas sean tratadas de forma adecuado, es lo mínimo después de haber sufrido nuestras familiares crímenes sangrientos discriminatorios, que cada vez son más brutales. Y tiene que haber un compromiso de los medios de comunicación.
¿Qué estudiaba tu hija?
Letras francesas.
La muerte de un hijo supone un dolor que nunca cesa, más si es violenta. ¿Cómo vives el proceso?
Me he preguntado a mí misma cuándo culmina un proceso de reparación, de justicia restaurativa, etc. Pero yo, como Araceli, he llegado a la conclusión que lo que tiene que repararse es el deseo de seguir viviendo después de esto. Y para repararse, tu vida debe tener un propósito. Y mi propósito y el de muchas madres es luchar para que esto no suceda. Ese es nuestro proyecto de vida. Nosotras nos sentiremos restauradas obligando a las instituciones a actuar de forma organizada para que esto termine en la sociedad en su conjunto. Existe la cultura de paz, pero nosotras queremos erradicar la violencia de género contra las mujeres para que tengan una vida igualitaria y libre de violencia. Nuestra lucha es por la vida.