Medios de comunicación
Francotiradores del morbo: la prensa ante la muerte de personas empobrecidas

Los medios de comunicación diseccionan los casos de muertes en precariedad extrema hasta la náusea. Ofrecen datos confidenciales de historiales clínicos y policiales, presuponen drogadicción y ocupación de viviendas porque se saben impunes.
Infravivienda Galiza 1
Edificio calcinado en Vigo donde murieron una madre y sus tres hijos en octubre. Miguel Núñez

Activista de @OsNinguéns

18 nov 2023 05:30

Después de sufrir el insoportable reguero de pérdidas humanas de perfiles empobrecidos que golpeó sin descanso en un durísimo 2023, amanecimos esta semana con otra terrible noticia. Un vecino apareció muerto en una infravivienda, elevando a catorce las personas que han perdido la vida desde el verano en un contexto de precariedad extrema en esta ciudad, Vigo.

La prensa local y autonómica se ha dedicado a diseccionar los detalles del caso hasta la náusea, llegando a publicar, como noticia, que iba a ser muy difícil discernir si esta persona había muerto de sobredosis “porque estaba en avanzado estado de descomposición, de unos tres días”.

También repitieron sin cesar, como si fuese remotamente relevante, que era de origen marroquí y que tenía “un largo historial delictivo”. Se atrevieron también a publicar una foto de la puerta de su casa y a describir con pelos y señales que “el cuerpo” —no hay que personalizar demasiado— había aparecido en un colchón cerca de una jeringuilla y que en su mesa había analgésicos “que podían haber sido usados como opiáceos” —o quizás estaba enfermo, yo también tengo analgésicos en la mesa… Pero todo vale—.

¿A quién le va a importar ese muerto si era marroquí, delincuente y se drogaba? Casi todos los titulares iguales. No una persona, no un vecino en precariedad severa: “Un okupa muerto”

En resumen, ni el respeto ni un ápice de dolor se traslucen de ninguna de las vergonzosas noticias. Además se escupieron en casi todas, sin cortapisa, datos legalmente protegidos del historial policial, sanitario, lo que haga falta. A quién le va a importar ese señor si era marroquí, delincuente y se drogaba. Casi todos los titulares incluían las palabras “okupa muerto”. No persona, no un vecino en precariedad severa, no un varón de tal edad, no: “Okupa muerto”.

El compañero R. fue señalado, en un día triste que daba pie a la reflexión social colectiva por una muerte prematura más en Vigo, como un okupa, drogodependiente, delincuente, en una suerte de equilibrio por montar un relato de relaciones entre conceptos-estigma dirigido a quitarle importancia a las condiciones de pobreza y sufrimiento previo del malvivir al que estaba abocado.

Cuando leí que “estaba costando demostrar que había sido una sobredosis”, como si tuviese algún tipo interés positivo este hecho, y los detalles espeluznantes que se acumulaban en las diferentes “noticias”, me imaginé cómo me sentiría yo si mi hermano o padre apareciese en la prensa en esas palabras.

En primer lugar, el reduccionismo y la falta de conocimiento que se trasluce de que encontrar a alguien con una jeringuilla y automáticamente deducir que eso es prueba de sobredosis es de una persona cuyo conocimiento de las drogas se basa en la película Trainspotting. Quizás R. estaba enfermo, quizás se le paró el corazón, quizás murió de frío, quizás la carencia severa de su vida en pobreza le acabó matando.

Si cualquier persona de otro perfil social hubiese salido estigmatizada en un medio de gran tirada, tendría derecho su familia a interponer una demanda millonaria. Lo que creo que se pensó en este caso es: “¿Quién la va a poner?”.

Pues sí, francotiradores del morbo, estas personas tienen gente en su entorno a quien duele sobremanera leer vuestra basura, ese instrumentalizar a un compañero para azuzar un discurso de odio

Pues sí, francotiradores del morbo, sí que esta persona —a ver si aprendemos la diferencia, entre persona y número, entre persona y expediente, entre persona y okupa— tenía gente en su entorno a quien dolió sobremanera leer esa basura, ese instrumentalizar a un compañero para azuzar un discurso de odio, en este caso resumido en la intención informativa de que, “ala se ha muerto otro, pero tranquilos, era okupa, pobre, delincuente y marroquí”.

Al menos, titular así hubiese sido más sincero por parte de los iluminados que se sentaron a publicar sin pensar un sólo minuto en cómo se siente la gente de su entorno cuando ve reducido el relato trágico de una pérdida humana al de “cadáver aparece en casa okupada”.

Pero en Vigo pasa esto. No en la televisión, donde somos noticia constante por nuestro gran desfile navideño de faraónicos dispendios y fastuosos ornatos, la mejor fiesta del mundo, todos los sentidos puestos en ella, o en la nueva obra de moda, o en la última excentricidad divertida del “alcalde total”.

Pero en la intimidad de nuestros edificios, cuando se apaga la música, miles y miles de vecinos y vecinas, viven una vida muy distinta. La de la nevera vacía, la de no cenar los adultos para que lo hagan los niños. La de la chica de veinte años que convive a cambio de techo con un señor de sesenta que busca “compañía”, porque teme la calle como a la peste. La de los laberintos burocráticos que desesperan a quien que necesita ayuda inmediata pero ve cómo los recursos se van para otro lado. La de los desahucios constantes e imparables. El último, colectivo y de cuarenta vecinos, sigue sin solución estable.

La de personas compartiendo una infravivienda por 180 euros al mes para evitar la calle, no porque les guste ser siete en casa, vivir con ratas, las chinches o las goteras, sino porque es su única alternativa a dormir en el suelo. La de los pisos precintados a la carrera, después de años de desinterés sobre ellos, en los que algún trabajador, baja la guardia y razona “es que como se muera alguien más, se nos cae el pelo”.

Pues ya ha muerto alguien más. Dos personas desde aquella tragedia. Y a nadie se le ha caído el pelo. Todo sigue girando, la gente sigue anestesiada con el festival de luz y color que se pondrá en marcha el día 24 de noviembre, mientras los desalojados de este mes desconocen qué les pasará esa fecha que todo lo eclipsa aunque su techo, su seguridad, esté en el aire.

En esta ciudad campa a sus anchas el cinismo político, la opacidad, la presión dirigista, el veto al discrepante.

En esta ciudad hay madres que entregan entre lágrimas a sus hijos a menores porque no les pueden mantener.

En esta ciudad se mueren 14 vecinos en menos de un semestre y hay cero reacciones de intervención urgente.

En esta ciudad la obvia fobia a la pobreza y el inmovilismo interesado por perpetuarla y hacer de ella un negocio rentable y siniestro es una realidad constante que hace el ambiente irrespirable.

En esta ciudad las prioridades políticas de algunos nunca son las personas. Y, menos, las que no pueden votar: ciudadanos de segunda a los que no se puede exprimir.

En esta ciudad la pobreza mata de forma exponencial cada año. Sigan circulando.

Sacad la fanfarria de nuestros funerales. Parad de una vez. Dejadnos en paz. Me provocáis una enorme vergüenza. Ellos vivieron la miseria, pero vosotros sois los miserables.

Los responsables del gobierno local y autonómico de esta ciudad, que no os paráis un minuto a pensar en vuestro papel. Los periodistas que habéis triturado la imagen de una víctima de un sistema corrupto sin ningún sonrojo. Los que habéis portado una pancarta que decía “fuera yonkis de nuestros barrios”, como si no supiéramos desde los noventa cómo se confronta de forma civilizada la pandemia de las drogas. Todos los que no aguantaríais ni diez minutos en los zapatos de lo que vive esta gente empujada al margen pero os permitís el lujo enfermizo de juzgarles y frivolizar, de mirarles por encima del hombro. Os quiero bien lejos.

Causáis tanto daño y os importa tan poco. Tenéis las manos tan sucias y dormís tan bien.

Sacad la fanfarria de nuestros funerales. Parad de una vez, dejadnos en paz.

Me provocáis una enorme vergüenza.

Ellos vivieron la miseria, pero vosotros sois los miserables.

Medios de comunicación
Francotiradores do morbo: a prensa ante a morte de persoas empobrecidas

Os medios de comunicación diseccionan os casos de mortes en precariedade extrema ata a náusea. Ofrecen datos confidenciais de historiais clínicos e policiais, presupoñen drogadicción e ocupación de vivendas porque se saben impunes.
Infravivienda Galiza 1
Edificio calcinado en Vigo onde morreron unha nai e os seus tres fillos en outubro. Miguel Núñez

Activista de @OsNinguéns

18 nov 2023 06:00

Despois de sufrir o insoportable regueiro de perdas humanas de perfís empobrecidos, que golpeou sen descanso nun durísimo 2023, espertamos esta semana con outra terrible noticia. Un veciño apareceu morto nunha infravivenda, elevando a catorce as persoas que perderon a vida desde o verán nun contexto de precariedade extrema nesta cidade, Vigo.

A prensa local e autonómica adicouse a diseccionar os detalles do caso ata a náusea, chegando a publicar, como noticia, que ía ser moi difícil discernir se esta persoa morrera de sobredose “porque estaba en avanzado estado de descomposición, duns tres días”.

Tamén repetiron sen cesar, como se fose remotamente relevante, que era de orixe marroquí e que tiña “un largo historial delitivo”. Atrevéronse tamén a publicar unha foto da porta da súa casa e a describir con pelos e sinais que “o corpo” —non hai que personalizar demasiado— aparecera nun colchón, preto dunha xiringa, e que na súa mesa había analxésicos “que podía ter usado como opiáceos” —ou quizais estaba enfermo, eu tamén teño analxésicos na mesa... Pero todo vale—.

A quen lle vai importar ese morto se era marroquí, delincuente e se drogaba? Case todos os titulares iguais. Non unha persoa, non un veciño en precariedade severa: “Okupa morto”.

En resumo, nin o respecto nin un ápice de dor se translucen de ningunha das vergoñentas noticias. Ademais cuspiron en case todas, sen cortapisa, datos legalmente protexidos do historial policial, sanitario, ou o que faga falta. A quen lle vai importar ese señor, se era marroquí, e delincuente, e se drogaba. Case todos os titulares incluían as palabras “okupa morto”. Non persoa, non un veciño en precariedade severa, non un varón de tal idade, non: “Okupa morto”.

O compañeiro R. foi sinalado, nun día triste que daba pé á reflexión social colectiva por unha morte prematura máis en Vigo, como un okupa, drogodependente, delincuente, nunha sorte de equilibrio por montar un relato de relacións entre conceptos-estigma dirixido a quitarlle importancia ás condicións de pobreza e sufrimento previo do malvivir ao que estaba condenado.

Cando lin que “estaba custando demostrar que fora unha sobredose”, como se tivese algún tipo de interese positivo este feito, e os detalles espeluznantes que se acumulaban nas diferentes “noticias”, imaxinei como me sentiría eu se o meu irmán ou pai aparecese na prensa nesas palabras.

En primeiro lugar, o reducionismo e a falta de coñecemento que se transluce de que, atopar alguén cunha xiringa e automaticamente deducir que iso é proba de sobredose, é dunha persoa cuxo coñecemento das drogas baséase na película Trainspotting. Quizais R. estaba enfermo, quizais se lle parou o corazón, quizais morreu de frío, quizais a carencia severa da súa vida en pobreza acabouno matando.

Se calquera persoa doutro perfil social saíse estigmatizada nun medio de gran tirada, tería dereito a súa familia a interpoñer unha demanda millonaria.O que creo que se pensou neste caso é: “Quen a vai poñer?”.

Pois si, francotiradores do morbo, estas persoas teñen xente na súa contorna a quen doe moito ler a vosa porcallada, ese instrumentalizar a un compañeiro para instigar un discurso de odio

Pois si, francotiradores do morbo, si que esta persoa —a ver se aprendemos a diferenza entre persoa e número, entre persoa e expediente, entre persoa e okupa— tiña xente na súa contorna a quen doeu moito ler a vosa porcallada, ese instrumentalizar un compañeiro para instigar un discurso de odio, neste caso resumido na intención informativa de que, “ala morreu outro, pero tranquilos, era okupa, pobre, delincuente e marroquí”.

Polo menos, un titular así sería máis sincero por parte dos iluminados que se sentaron a publicar sen pensar un só minuto en como se sente a xente da súa contorna cando ve reducido o relato tráxico dunha perda humana ao de “cadáver aparece en casa okupada”.

Pero en Vigo pasa isto. Non na televisión, onde somos noticia constante polo noso gran desfile de nadal de faraónicos dispendios e fastuosos ornatos, a mellor festa do mundo, todos os sentidos postos nela, ou na nova obra de moda, ou na última excentricidade divertida do “alcalde total”.

Pero na intimidade dos nosos edificios, cando se apaga a música, miles e miles de veciños e veciñas viven unha vida moi distinta.  A da neveira baleira, a de non cear os adultos para que o fagan as crianzas. A da rapaza de vinte anos que convive a cambio de teito cun señor de sesenta que busca “compañía”, porque teme a rúa como a peste.  A dos labirintos burocráticos que desesperan a quen precisa axuda inmediata pero ve como os recursos van para outro lado. A dos desafiuzamentos constantes e imparables. O último, colectivo e de corenta veciños, segue sen solución estable.

A de persoas compartindo unha infravivenda por 180 euros ao mes para evitar a rúa, non porque lles guste ser sete en casa, vivir con ratas, as chinches ou as pingueiras, senón porque é a súa única alternativa a durmir no chan. A dos pisos precintados. á carreira, despois de anos de desinterese sobre eles, nos que algún traballador baixa a garda e razoa “é que como morra alguén máis, cáenos o pelo”.Pois morreu alguén máis. Dúas persoas desde aquela traxedia. E a ninguén lle caeu o pelo. Todo segue xirando, a xente segue anestesiada co festival de luz e cor que se porá en marcha o día 24 de novembro, mentres os desafiuzados deste mes descoñecen que acontecerá con eles esa data que todo eclipsa, aínda que o seu teito, a súa seguridade, estea no ar.Nesta cidade campa ás súas anchas o cinismo político, a opacidade, a presión dirixista, o veto discrepante.

Nesta cidade hai nais que entregan entre bágoas os seus fillos menores porque non os poden manter.

Nesta cidade morren 14 veciños en menos dun semestre e hai cero reaccións de intervención urxente.

Nesta cidade a obvia fobia á pobreza e ao inmobilismo interesado por perpetuala e facer dela un negocio rendible e sinistro é unha realidade constante que fai o ambiente irrespirable.

Nesta cidade as prioridades políticas dalgúns nunca son as persoas. E, menos, as que non poden votar: cidadáns de segundo aos que non se pode exprimir.

Nesta cidade a pobreza mata de forma exponencial cada ano. Sigan circulando.

Sacade a fanfarra dos nosos funerais. Parade dunha vez. Deixádenos en paz. Provocádesme unha enorme vergoña. Eles viviron a miseria, pero vós sodes os miserables.

Os responsables do goberno local e autonómico desta cidade, que non parades un minuto a pensar no voso papel. Os xornalistas que trituraches a imaxe dunha vítima dun sistema corrupto sen ningún pudor. Os que portaches unha pancarta que dicía “fóra yonkis dos nosos barrios”, como se non soubésemos desde os noventa como se confronta de forma civilizada a pandemia das drogas. Todos os que non aguantariades nin dez minutos nos zapatos do que vive esta xente empurrada ao marxe, pero permitídevos o luxo enfermizo de xulgalos e frivolizar, de miralos por riba do ombro. Quérovos ben lonxe.

Causades tanto dano e impórtavos tan pouco. Tedes as mans tan sucias e durmides tan ben.

Sacade a fanfarra dos nosos funerais. Parade dunha vez, deixádenos en paz.

Provocádesme unha enorme vergoña.

Eles viviron a miseria, pero vós sodes os miserables.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cuidados
En primera persona Relato de una furgoneta robada y un embarazo que perdimos
Para tener la libertad de sentir sin morir sepultadas en el propio silencio es necesario que sean habilitadas, consideradas y acompañadas todas las maneras, todos los dolores, todas las dudas y todos los lamentos en todos los ámbitos de la vida.
Galicia
Galicia La justicia anula el despido de una trabajadora de Mercadonda por “discriminación por enfermedad”
El sindicato CIG, apoyado en la sentencia, relata cómo Mercadona utiliza formularios dirigidos a encargados y responsables de tienda para recopilar datos sobre los trabajadores que se encuentran en situación de baja médica prolongada.
Galicia
Galicia La TVG, condenada a rectificar por difundir una información falsa sobre el BNG
La justicia también condena al director del ente público, Alfonso Sánchez Izquierdo, por la noticia en la que se afirmaba erróneamente que el BNG no había enviado representantes a un evento organizado por la Xunta para dar inicio al Año Castelao.
Estados Unidos
Genocidio Trump aprueba un paquete de armas de 3.000 millones de dólares para Israel
El presidente estadounidense ha alegado una “emergencia” para eludir al Congreso y aprobar un envío de armas que no llegará a Israel hasta 2026.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Las izquierdas rusa y ucraniana, ante un posible acuerdo de alto el fuego en Ucrania
Una de las principales demandas de la izquierda rusa es la liberación de los presos políticos. La ONU ha alertado de que la aplicación por parte de Ucrania del tipo de “colaboracionismo” está siendo excesivamente amplia.
Migración
México México, la última frontera
En la frontera sur, la presencia de migrantes está aumentando, entre otras razones, debido a la política del gobierno mexicano de devolver a los migrantes sin documentación desde el norte del país hacia el sur.
Feminismos
June Fernández “Estoy abierta a reconocer modelos en los que haya personas cuyo rol sea gestar”
La periodista June Fernández publica ‘Sueños y vasijas’, un volumen sobre la gestación subrogada que no quiere sacar a nadie de su posición, pero sí sumar elementos para analizarla con perspectiva feminista.

Últimas

Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El PSOE da muestras de cansancio con Yolanda Díaz
Tanto en Moncloa como en Ferraz la opinión sobre la gestión política de la vicepresidenta está en mínimos. Sin criticar su labor en Trabajo, la tropa de Sánchez ya anhela un socio que impulse la unidad a su izquierda con la mira puesta en el 2027.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Trump y JD Vance matonean en un show televisivo a Zelensky, que se va de vacío de la Casa Blanca
El presidente de Ucrania abandonó Washington DC sin firmar el pacto por el que se comprometía a vender los recursos minerales del país a cambio de garantías de seguridad.
La vida y ya
La vida y ya Habla más alto
La emoción no es solo por la noticia, es porque esta nieta que restituyó su identidad es la hermana de un amigo suyo de la infancia.
Más noticias
Que no te lo cuenten
El Salto Radio De las versiones de Mazón y el desalojo de trabajadores del campo
VV.AA.
El president de la Generalitat Valenciana ha cambiado de versión en varias ocasiones sobre cuándo llegó al CECOPI el día de la tragedia de la DANA
Macrogranjas
Maltrato animal Una investigación revela una nueva “masacre” en una granja de pollos que salpica a Mercadona
En España, la granja investigada comercializa el producto ‘Cuartos traseros de pollo’ en la cadena de Juan Roig y está certificada con el sello catalán Welfair de bienestar animal, según denuncia el colectivo ARDE que ha realizado la investigación.
Oriente Próximo
Oriente próximo Abdullah Öcalan llama a deponer las armas para lograr la plena democracia para el pueblo kurdo
El líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán llama a la disolución de la organización. Ankara dice que “estudiará” la situación, que también influye sobre Siria, Irán, Iraq y la situación en los países de Oriente Próximo.

Recomendadas

Palestina
Palestina Illan Pappé: “No esperaba esta magnitud de indiferencia europea ante lo que está sucediendo en Palestina”
El historiador de origen israelí no se ha sorprendido la violencia cometida por Hamás en octubre de 2023 ni de la reacción de Israel o el apoyo a Estados Unidos, pero sí de cómo ha abordado la cuestión la sociedad europea.
Dana
El Salto Radio Relatos para no olvidar de víctimas de la dana
Este podcast recoge la parte más humana, los detalles y los nombres propios de lo que sucedió el pasado 29 de octubre, relatos para no olvidar de víctimas de la dana.
Turismo
Turismo depredador Poca agua, mucho turismo: la crisis hídrica amenaza las islas Eolias en Italia
Las islas italianas del Mediterráneo están acusando especialmente las consecuencias de la turistificación, pero también de una crisis hídrica sin precedentes provocada por el cambio climático. Es el caso de las islas Eolias, en el norte de Sicilia.
Argentina
Argentina Gauchito Gil, uno de los nuestros hace milagros
En enero, más de 620.000 personas llegaron a Mercedes, una localidad de la provincia de Corrientes, en Argentina. Caminando, de rodillas, a caballo, para agradecer y hacer promesas a un santo popular: el Gauchito Gil.