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Pacifismo
Con mi dinero, balas no. Gracias.
Las personas consumidoras tienen en el consumo responsable capacidad de incidir en el mundo en que vivimos, llevando a cabo acciones de corte antibelicistas que muestran el poder de incidencia política que tenemos ante tragedias bélicas como la que está ocurriendo en las últimas semanas con el apartheid israelí, el terrible genocidio y limpieza étnica del pueblo palestino. El genocidio de Palestina ha desencadenado toda una sería de respuestas de rechazo también en el consumo; estamos viendo múltiples campañas de boicot a productos israelíes, o a empresas multinacionales y españolas que tienen acuerdos con Israel, o que apoyan la ocupación de las tierras palestinas. Estas acciones animan así a las personas consumidoras a dejar de comprar estos productos o en estas empresas y a pedir también a nuestros comercios que no los adquieran.
Aunque el término boicot es previo, es referente la exitosa campaña internacional de boicot, desinversiones y sanciones durante Apartheid de Sudáfrica, que sumada a las acciones de resistencia interna frente a las políticas segregacionistas, influyó en poner fin a décadas de opresión y discriminación en el país africano. Este Apartheid y la guerra de Vietnam impactaron en las conciencias de muchas personas, especialmente de las más activas en los movimientos sociales y pacifistas de la época, que descubren que muchas de las entidades financieras donde tienen depositados sus ahorros están financiando la industria del armamento y múltiples regímenes autoritarios con su propio dinero. De ahí surgen las primeras iniciativas de banca ética en el mundo, como pudimos conocer en un artículo de David Quijano, de Oikocredit Cataluña recientemente publicado en este blog.
El boicot actual surge del Movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel (BDS) y de colectivos de apoyo a Palestina, se ha focalizado especialmente en empresas como Carrefour, HP y Puma (por apoyar crímenes de guerra, grandes multinacionales que hacen posible la ocupación y la guerra israelí contra Palestina), pero hay muchos más que podéis consultar la web www.boicotisrael.net. Este movimiento internacional nació en 2005, de 170 organizaciones, sindicatos, partidos y grupos de la sociedad civil palestina hicieron un llamamiento a organizaciones y personas comprometida a organizarse localmente para acabar con décadas de ocupación y apartheid, a través de medios no-violentos, antirracistas, feministas y decoloniales basados en el cumplimiento del Derecho Internacional.
En muchos casos se trata de empresas de lo más común, donde probablemente alguna vez hayamos comprado. Supermercados como Carrefour o Día, por ejemplo, venden productos fabricados en Israel. En concreto, el boicot al Grupo Carrefour, se pide porque tiene acuerdos con empresas activas en la industria de los asentamientos ilegales en Cisjordania. Además, son numerosas las fuentes que indican que está suministrando comida al ejército israelí. También la empresa Veet, fabrica algunos de sus productos depilatorios en Israel. Y L’oreal utiliza en algunos de los suyos materias extraídas del Mar muerto, en el frontera de Israel y Jordania. En el sector textil, Puma fue señalada porque sus distribuidores tienen sucursales en los asentamientos ilegales en Palestina. La campaña consiguió que varios equipos de fútbol renunciaran a firmar acuerdos con esta marca y que muchos otros mostraran su solidaridad. De hecho, tras la presión, la compañía alemana anunció que dejará de patrocinar la selección israelí de fútbol. Una victoria más bien simbólica y mediática.
Hablamos de todo ello con:
Yago Álvarez, periodista de El Salto Diario.
Sergi Salavert, de la fundación Fets.
Enrique Quintanilla deEcologistas en Acción.
Puedes verlo en:
Y escucharlo en:
Conducción y guión: Blanca Crespo y Brenda Chávez.
Coordinación y mandos técnicos: Susana Ortega
Edición de podcast: Susana Albarrán
Coproducción de REAS RdR y El Salto Diario