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Colonialismo
México y España: un diálogo pendiente de 500 años
En 2019, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, envió dos cartas a distintos destinatarios, pero con un mismo objetivo: promover en 2021 una ceremonia pública que reconociera oficialmente los agravios causados por la conquista de México en el siglo XVI. Las cartas fueron dirigidas al Vaticano y a España. Este acto dio lugar a una tensión diplomática que culminó en la decisión de excluir al Rey Felipe VI de la toma de posesión de la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en septiembre de 2024. La monarquía española había asistido a este tipo de ceremonias en el país desde 1994.
El presidente de México pretendía que, con la celebración de efemérides como la caída de Tenochtitlán, de la cual se cumplían 500 años en 2021, y la fundación de México, que cumplía 200 años en 2021, se abriera un proceso de reflexión sobre el pasado, con un relato público compartido entre México, España y el Vaticano. La carta enviada al monarca no tardó en obtener una respuesta por parte del gobierno español, tan solo 20 días después. El Ministerio de Asuntos Exteriores de España lanzó un comunicado obviando cualquier tipo de disculpa, escudándose en que “la llegada, hace quinientos años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas”. Este comunicado, de tres párrafos, en comparación con las cuatro páginas de la carta del presidente de México, refleja la actitud inflexible del gobierno de España.
La situación parece haber quedado estancada, dejando la sensación de que México tendrá que esperar otros 500 años antes de que España reconozca formalmente sus agravios coloniales
Mientras México se daba de bruces contra el muro español, la otra carta del presidente Mexicano, que iba dirigida al Vaticano, recibió una respuesta más conciliadora. El Papa Francisco líder del Vaticano mediante una carta que fue leída por el Cardenal Rogelio Cabrera en 2021, se disculpaba y reconocía los errores del pasado.
La rígida postura del gobierno español frente a las solicitudes de disculpas por los agravios de la conquista llevó a que en septiembre de 2024, el gobierno de México decidiera no invitar al Rey Felipe VI a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum como presidenta. Este gesto fue ampliamente cubierto por los medios españoles, que se centraron más en la ausencia del monarca que en abrir un debate sobre las razones detrás de la exclusión. En lugar de reflexionar sobre el trasfondo de la decisión, la atención se volcó en la falta de invitación.
Esta situación destapó una grave falta de autocrítica histórica en la memoria colectiva de España, que continuamente evita confrontar su pasado colonial, especialmente en fechas significativas como el centenario del desastre de Annual o la llegada de Cortés a Mesoamérica. España tiende a justificar su actitud con una mirada hacia el futuro, pero olvida que no se puede avanzar sin resolver los traumas del pasado. Esta carencia de memoria se ve reflejada aún más cuando el Vaticano, con una actitud mucho más receptiva y dispuesta al perdón, actúa de manera más conciliatoria que el propio Estado español. Algunos medios españoles llegaron a calificar esta postura del Vaticano como una “entrada al juego de AMLO”.
Análisis
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De momento, la situación parece haber quedado estancada, dejando la sensación de que México tendrá que esperar otros 500 años antes de que España reconozca formalmente sus agravios coloniales. La falta de un gesto simbólico por parte de España no solo ha cerrado la puerta a una reconciliación histórica, sino que también ha abierto un debate sobre las consecuencias de ignorar las demandas de justicia histórica. La postura española podría seguir tensionando las relaciones diplomáticas, mientras otros países latinoamericanos observan cómo se resuelve este conflicto, quizás planteándose si seguir el mismo camino que México.