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Líbano
Líbano regresa a casa con entusiasmo a pesar de la destrucción
Líbano se ha reencontrado con la alegría. Familias enteras se echaron ayer a la calle antes de que fuera primera hora de la mañana. Han montado sus bártulos en los vehículos y han empezado a deshacer camino, recorriendo con ilusión un trayecto que antes transitaron con angustia. Tras casi 14 meses de conflicto y ocho semanas de invasión terrestre, las tropas israelíes y la milicia libanesa Hezbollah han alcanzado un acuerdo de tregua para cesar las hostilidades. Y eso, para centenares de miles de civiles, significa volver a casa.
El alto el fuego está fundamentado sobre un texto que dará lugar a confusiones y ambigüedades. Tanto las tropas israelíes como los hombres de Hezbollah deben abandonar el sur de Líbano durante los próximos 60 días, pero el cese al fuego dará comienzo a la desconfianzas mutuas sobre quién debe abandonar la zona primero: si el ejército invasor o las milicias locales. Resulta llamativo que la clave de la tregua no se encuentre en la tregua en sí, sino en un acuerdo paralelo entre Washington y Tel Aviv, en el que el primero permite al segundo abrir fuego contra Líbano si se siente amenazado por Hezbollah —es decir, en caso de que el grupo armado reaparezca en la zona fronteriza.
En Líbano, muchos ven los bombardeos israelíes como una táctica para aterrorizar el conjunto de la población, una suerte de castigo colectivo de dudosa legalidadNadie, ni en Líbano ni en Israel, espera que esta sea la última guerra entre Israel y Hezbollah. El modo en el que se ha llegado a las cuatro de la mañana, hora local en la que entraba en vigor el acuerdo, lo demuestra. Las fuerzas israelíes aprovecharon hasta el último momento para bombardear Beirut y otros puntos del país, algo que sugiere que el ánimo de venganza sigue presente en ambos lados de la frontera. Durante la última jornada previa a la tregua, Israel continuó golpeando Líbano con tal de herir Hezbollah, todo el espacio social que lo sustenta y, quizá, algo más que eso; varios bombardeos apuntaron contra barrios donde la organización chií no tiene presencia. En Líbano, muchos lo ven como una táctica para aterrorizar el conjunto de la población, una suerte de castigo colectivo de dudosa legalidad. Pero los aliados de Israel no le rinden cuentas sobre qué bombardea.
“La gente hoy está emocionada”, dice Alicia, libanesa de origen colombiano. Acaba de regresar a Dahie, los suburbios continuamente bombardeados durante los últimos meses donde ella reside. “Anoche vivimos una noche de terror”, dice en referencia a las últimas horas previas a la tregua. Alicia hace declaraciones a El Salto Diario rodeada de destrucción. “En todas partes lanzaron bombardeos como locos, sin importarles si había civiles o si había niños. Cuando vino el alto el fuego, todo el mundo cogió los coches y empezó el regreso gracias a los muchachos de la resistencia”, dice, en alusión a la organización libanesa Hezbollah.
Genocidio
Genocidio Israel y Hezbolá acuerdan un alto el fuego para Líbano que no se extiende a Gaza
“Tenemos una felicidad que es como si hubiéramos revivido”, dice Alicia, presionando el pecho con ambas manos. La mujer, con el pelo tapado por el velo, se deshace en elogios hacia la juventud del barrio, entre la cual se encuentran los miembros de Hezbollah, que ha protegido su pequeño negocio de los saqueos que han ocurrido en tiempos de bombardeos y caos. Admite que desconoce si volverá la guerra, pero asegura que lo que sí que volverá es la belleza de Líbano: “todo esto que hemos perdido lo recuperarmos —dice señalando los escombros—; nunca había visto gente tan fuerte. Líbano va a ser algo más lindo todavía”.
Por las grandes avenidas de Dahie van pasando grupos de centenares de hombres jóvenes subidos en sus scooters. Le dan al claxon con frecuencia y ondean banderas de Hezbollah a modo de celebración. Aunque la ofensiva israelí ha provocado grandes pérdidas tanto a la organización libanesa como al país, sus adeptos entienden que la milicia ha sido capaz de limitar o frenar la invasión de las tropas israelíes sobre el terreno, donde el Ejército de Israel no tiene la superioridad apabullante que imponen mediante las fuerzas aéreas, hipertrofiadas por su aliado estadounidense.
El primer día de alto al fuego, Israel atacó a dos periodistas en el municipio de Khiam. Uno de ellos recibió una bala en la piernaLa materialización del alto el fuego no solo posibilita el retorno a casa de buena parte del país, sino también el retorno a las aulas. Durante los últimos dos meses, más de 500 centros educativos habían abierto sus puertas para hospedar población expulsada por los bombardeos. Ahora, enfrente de las pizarras volverá a haber estudiantes, y no civiles desplazados. “Ojalá podamos retomar las clases”, dice Judi, estudiante de diseño gráfico. Esta beirutí de 19 años cursa diseño gráfico en la universidad, pero la guerra la apartó de los estudios y la metió en el mercado laboral, donde ejerce de panadera. La paz, asegura, también hará que se encuentre mejor: “La ansiedad me irá a menos”.
La primera jornada de alto el fuego ya dejó incidentes que podrían ser considerados una violación del acuerdo. El Ejército israelí abrió fuego en un municipio libanés de la zona fronteriza. Las tropas aseguran que se trataba de fuego de advertencia para que la población civil del lugar no se dirigiera todavía al territorio, donde los soldados israelíes todavía están desplegados. En otro incidente más controvertido, fuego israelí impactó contra dos periodistas en el municipio de Khiam. Uno de ellos recibió una bala en la pierna. Hezbollah también ha incurrido en una aparente violación de la tregua, al acceder a zonas que la primera fase del acuerdo contempla como restringidas para sus miembros. Muchos temen que sea difícil que todas las partes cumplan con el cese de hostilidades durante los 60 días acordados.