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Fernando fue al mercado y pidió “coxa” (en castellano: muslo) de pollo, pero el chico que lo atendió respondió extrañado: “¿El qué?”. Algo parecido le ocurrió a Laura cuando dijo en el gimnasio que le dolía “o xeonllo” (en castellano: la rodilla). Lo que tienen en común todas estas historias no es su relación con las partes del cuerpo, sino la evidencia de una realidad: el galego pierde su léxico y su gramática con cada generación que pasa.
LA ESPAÑOLIZACIÓN del idioma
‟No hay ningún ámbito del idioma que escape a este cambio: en el léxico, en la morfología, en la fonética, en la sintaxis… Y va siempre en el sentido de la convergencia con el castellano, porque es la lengua con la que se convive, y cualquier lengua minorada que conviva con la oficial del Estado va a sufrir ese proceso de convergencia”, explica Eduardo Maragoto, filólogo y presidente de la Associação Galega da Língua (AGAL). “La mayoría de las veces las personas no son conscientes de este cambio, de esa convergencia con el castellano. Y ahora con las nuevas comunicaciones ese proceso se acelera”.
Goretti Sanmartín es doctora en filología galego-portuguesa y miembro correspondiente de la Real Academia Galega (RAG). Añade que el mayor peligro es la pérdida gramatical: “Si no sé que ‘abuelo’ es ‘avó’, puedo aprenderlo e incluir esa nueva palabra en mi vocabulario, pero si no sé utilizar la gramática y no tengo referentes que me la enseñen, es mucho más complicado. Pasa lo mismo con la fonética.
El galego pierde hablantes y está poco presente en los nuevos medios de comunicación e internet. Los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) son esclarecedores: uno de cada cuatro jóvenes dice saber hablar poco o nada galego. La escasez de canales en internet y la pérdida de programas como Xabarín Club acentúan la pérdida del interés por la lengua. Ana Moreiras es profesora de tecnología en un instituto de Boiro. “La chavalada no usa el galego en Instagram, en el Tik-tok… Y de alguna manera asocian eso con lo normal”.
“Una lengua para mantenerse viva necesita ser imprescindible para comunicarse con alguien, y eso el galego lo ha perdido. No es necesario conocer la palabra esquecer, todo el mundo va a entender olvidar”
“El galego parte de una gran semejanza morfológica o en la sintaxis con el castellano, entonces hay muchas palabras o expresiones que tienen poca seguridad para mantenerse en el galego”, explica Maragoto. “Una lengua para mantenerse viva necesita ser imprescindible para comunicarse con alguien, y esa manera de ser imprescindible el galego la ha perdido. No es necesario conocer la palabra ‘esquecer’, todo el mundo va a entender ‘olvidar’. Si esas palabras se pierden en el uso popular, no se van a poder recuperar después. La palabra ‘acordar’ era emblemática galega, pero una vez que se dejó de usar cayó también su uso formal y literario, y ya es difícil de entender por parte de los galegos”.
Según Sanmartín, “para una lengua que está en contacto co otra con la que entra en conflicto, es necesario blindarse y conseguir recuperar su parte más tradicional y autóctona. Recuperar esa fonética, esa sintaxis. Si no, hay un proceso de imbricación que también puede dar lugar a la substitución lingüística”.
LA SEGURIDAD LINGÜÍSTICA
Una de las claves para intentar frenar el proceso histórico de substitución lingüística reside en la falta de un modelo estable del galego que proporcione seguridad a las hablantes. “Es evidente que necesitamos tener modelos claros, y que la gente los pueda recoger. Un referente para la gente joven fue el Xabarín Club”, explica Sanmartín. “La chavalería era muy consciente de la lengua que escuchaba y la acababa reproduciendo, por eso son importantes los referentes”, añade. “A la gente lo que no le gusta es que los demás les estén corrigiendo, porque crea inseguridad. Según vas adquiriendo más inseguridades pues al final acabas diciendo, ‘pues no hablo este idioma’. Pasa lo mismo que cuando haces una oposición, si sabes que lo estás haciendo bien, disfrutas, pero si siempre tienes que estar preguntándote si lo estás haciendo bien o no, genera el efecto contrario”.
Galego
A lingua das crianzas (I): Paus nas rodas ao galego na infancia
Nos últimos anos, Feijóo, Pocoyó e os seus amigos aceleraron o proceso histórico de substitución lingüística do galego a prol do castelán. A política lingüística da Xunta e a súa inacción ante a imposición estrutural do castelán favorece unha desgaleguización que comeza coa vulneración dos dereitos lingüísticos dos nenos e nenas galegas.
Maragoto también apunta que esa inseguridad es una de las causas que contribuyen a que las personas opten por no hablar galego. “Un solo niño hablando castellano en un grupo de cinco, ya es capaz de modificar el uso lingüístico de esos cinco, y al revés no pasa. Influyen muchas otras cosas: la edad, el carisma… Pero la [falta de modelo] influye mucho. En castellano no puedes decir ‘me caí al chan’, en cambio es muy habitual decir en galego ‘caín ao suelo’. Los niños y niñas notan eso, y sienten cierta inseguridad. En castellano y português no, ahí siempre se está seguro de lo que se dice ni se le va a discutir nada”.
“Un solo niño hablando castellano en un grupo de cinco, ya es quien de modificar el uso lingüístico de los cinco, y al revés no. Influyen muchas otras cosas: la edad, el carisma… pero la [falta de modelo] influye mucho”
“Es importante sentir que aquí hay un modelo lingüístico que representa una cosmovisión”, dice Sanmartín. “Esto influye en nuestras formas de ser, de identidad, de cómo respondemos preguntas, de cómo contestamos, cómo actuamos, y eso acaba creando orgullo y dignidad, y también reconocimiento de que el nuestro es un idioma propio, diferente, y de que al final no es un criollo [mezcla de lenguas]. Y ahí yo creo que sí que hemos avanzado algo, pero no todo lo que deberíamos, todavía mucha gente hablando un gallego estupendo se disculpa: ‘No, no. Perdona que yo no hablo bien, quien habla bien es Fulanito o Menganita’”.
Para conseguir esa sensación de pertenencia y de estabilidad de la lengua es fundamental el papel de las administraciones. “Es importante que las administraciones públicas, la enseñanza o los medios de comunicación transmitan una buena calidad lingüística, ya que afianza mucho la seguridad”, añade Goretti Sanmartín, que considera que en ese sentido sería importante poder consumir contenidos y medios en portugês: “Sería un elemento fundamental para garantizar que hubiese muchísima más calidad lingüística y seguridad. Sin esa calidad yo creo que el galego no se salvaría. Siempre se dice que quienes salvaron el galego fueron las personas que lo hablaron, desde el punto de vista tradicional: campesinas, campesinos, marineros… Pero el idioma también se ha mantenido, sin ninguna duda, gracias a escritoras y a gentes que lo recuperaron para la escritura, como lengua de cultura, dotada de muchos registros, no solo el popular”.
Sanmartín señala también cierta folclorización de la lengua desde las administraciones gallegas: “Hay una política lingüística que lo que no quiere es la continuidad del galego, o que consiente un uso del español folclórico, o castellano agalegado, que tiene determinadas expresiones, pero que no quiere el uso normal del galego en todos los contextos”.
Maragoto señala cierta responsabilidad de la normativa ortográfica actual en esa falta de modelo, porque “no tiene capacidad para mantener un modelo de corrección frente al castellano, no es capaz de dar al galego un margen de seguridad. Por ejemplo, en la sintaxis se nota mucho ese cambio. Una vez que la ortografía corta ese lazo con la lusofonia e impide la comunicación entre gallegos y portugueses es casi imposible mantener ciertas estructuras como el infinitivo flexionado”, asegura.
“El hecho de que la normativa oficial considere que el galego es una lengua independiente de lo que nosotros consideramos variantes de un mismo idioma, es un paso más en ese sentido”, añade Maragoto. “Hay ciertas diferencias en relación con el mundo lusófono y semejanzas con el castellano que se quedan estabilizadas en la normativa, por esa decisión política. Por ejemplo, Galiza-Galicia. En el galego escrito existía un uso de ambos, y la forma que se elige [en la normativa oficial aprobada por la Xunta de Galicia] es la castellana. En ese sentido [la norma] funciona como estabilizador y afirmador de la castellanización”.
¿ES EL ACERCAMIENTO AL PORTUGUÉS UN MODELO A SEGUIR?
En lo que las expertas parecen estar de acuerdo, desde la administración hasta las filólogas, es que una de las soluciones pasa por el acercamiento al portugués, del que el galego y Galiza se fueron alejando en las últimas décadas.
“Es fundamental que podamos leer en portugués, por ejemplo. Todo lo mejor del galego tradicional está en el portugués”, afirma Goretti Sanmartín. “Este acercamiento refuerza y blinda el galego, haciendo que sea más auténtico. Recupera nuestro galego tradicional”. Y en el mismo sentido recuerda que “leer nuestra literatura o escuchar a las personas mayores es determinante para la recuperación de la lengua”.
La AGAL, entidad que preside Eduardo Maragoto, viene reivindicando una convivencia normativa para el galego en la que convivan la norma oficial actual con la norma galego-portuguesa o “internacional”. “Algunos filólogos que se oponen al reintegracionismo, dicen que no es necesario el portugués como modelo, pero después tienen muchos errores derivados del desconocimiento del portugués, como malos usos del infinitivo flexionado, del imperfecto del subjuntivo… Son estructuras muy emblemáticas del galego pero que dejaron de tener un uso popular frecuente; la renuncia al modelo portugués provoca la imposibilidad de recuperar esas estructuras”.
Un ejemplo es el caso del infinitivo flexionado, para mejorar su uso ayudaría eliminar las actuales “fronteras” ortográficas: “No basta con estudiar una estructura gramatical para activarla, es necesario oírla con frecuencia y en varios contextos, porque ya no tenemos suficiente input como para activarla. Lo más eficaz es relacionarse con las variantes de la lengua portuguesa y diluir lo máximo posible las fronteras ortográficas”.
Maragoto insiste además en la importancia del reintegracionismo para construir ese marco de seguridad que mantenga una cierta calidad, algo que ya demostró el movimiento reintegracionista de base: “Solo hay que comparar los textos reintegracionistas hoy en día en Galiza con los producidos en el resto del mundo que escribe en galego, y comparar esas estructuras: a lo largo de 40 años, el contacto con el portugués ya mantuvo el galego que esas personas usan en ciertos márgenes de seguridad y barreras con respecto al castellano. No es porque lo estudiasen, nadie estudió [en la escuela] galego reintegrado. Es solo por el contacto, además de la voluntad individual. Pero es un ejemplo de lo que podría pasar si esa decisión —asumir el reintegracionismo— se tomase a un nivel mucho más amplio”.
El acercamiento a la lusofonía es un camino ya iniciado y asumido por todas las partes, incluso por la Xunta, con la aprobación de la Ley Paz-Andrade en 2014. El Secretario Xeral de Política Lingüística, Valentín García, explicaba en la semana de las Letras Galegas que la doble normativa reivindicada por el movimiento reintegracionista era una de las “vías a explorar” para acercarnos a la lusofonía, al mismo tiempo que reconocía que es una opción “posible”, como pasa con la lengua noruega
EL PODER DE LOS IDIOMAS
Una de las claves ante la realidad de pérdida de calidad del galego viene dado por la convivencia entre lenguas. “Las lenguas tienen su poder, que se mide con el dominio internacional que tienen. Por ejemplo, el portugués tiene mucho poder, pero nada que ver con el castellano, y este es incomparable con el poder del inglés”, explica Eduardo Maragoto.
Para Andrés Rico, estadounidense de padres salvadoreños que reside en San Francisco y que ve como la cultura y la lengua latinas se ven sometidas por el inglés, en este caso la lengua de poder. “Por muchos años a las inmigrantes se les presionó para que asimilaran la cultura anglosajona. Muchas personas en el camino perdieron así sus costumbres, su idioma y su identidad para perseguir el concepto de ‘sueño americano’”, añade. “Y así se da el fenómeno de que muchas personas, por sufrir discriminación o por miedo a sufrirla, empiezan a negar, esconder y olvidar su cultura y su idioma”
“La lengua es el medio de comunicación pero también es una cosmovisión, una forma de relacionarnos con nuestro entorno y con el universo. Por eso hay que cambiar ese modelo utilitarista y ser capaces de ver a las lenguas de otra manera”
Al lado de este poder aparece el utilitarismo de las lenguas, que hace que la gente quiera hablar y aprender aquellas que parece que tienen ‘más futuro’. Maragoto opina que olvidar esta realidad sería ser “muy ingenuos, o utópicos. Esto tiene muchísima importancia. Por ejemplo: cuando alguien dice ‘yo hablo galego porque es mi lengua, no porque sea útil’. Esto no es verdad, las personas no usamos las lenguas si no son útiles. Cuando estudias una lengua tienes en cuenta su utilidad, y con el inglés puedes leer cincuenta mil trabajos y visitar muchas partes del mundo”.
Maragoto pone el ejemplo de otras lenguas, como el noruego o el holandés: “Son lenguas de Estados que a pesar de serlo, tienen dificultades de sobrevivir frente al inglés. Los Estados son una maquinaria impresionante para preservar una lengua, pero cuando a pesar de eso, sienten la presión aplastante de inglés… Imagínate”.
“Es un utilitarismo perverso —añade Sanmartín— porque es más bien un uso político y económico. Incluso parece que, si dices no le dediques tanto al inglés y más al portugués o al galego, que estás diciendo una barbaridad. Después, está también el problema de no ser conscientes de que cuando desaparece una lengua, desaparece también una forma de ver el mundo. Esto es un problema porque se pierde la identidad y el conocimiento que van de la mano del idioma, sobre plantas, animales, formas de vida, de pensar… La lengua es el medio de comunicación pero también es una cosmovisión, una manera de relacionarnos con nuestro entorno y con el universo. Por eso hay que cambiar ese modelo utilitarista y ser capaces de ver las lenguas de otra manera”.
Sobre el galego, Ana Moreiras termina diciendo que “si no se hace una discriminación positiva, es muy difícil recuperarlo. Es injusto decir vamos a poner las dos cosas iguales y que crezcan. Eso nunca va a crecer igual porque no son iguales”. Por eso hay que “intentar equilibrarlo y hacerlo con una cierta intención”.
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Good morning.
I see that you say that the Galician language needs to be protected (and I whole-heartedly agree with that statement) yet you write the article in Spanish. The level of brainwashing that comes from Spain is astonishing.
Kind regards from Catalunya.
Como gallego y galegofalante nativo doy todo mi apoyo al reintegracionismo. Un saludo desde Mallorca.