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Investigación
Diez millones a dedo en cinco años: así pagaron Feijóo y Rueda la lealtad de la prensa afín con dinero público
Entre los años 2018 y 2023, los Gobiernos de la Xunta de Galicia, primero de Alberto Núñez Feijóo y, después, de Alfonso Rueda, repartieron 10,8 millones de euros en contratos sin concurso público a medios de comunicación afines y habitualmente complacientes con su gestión: fundamentalmente, con líneas editoriales de derecha o de extrema derecha. Aunque la gran parte del pastel se la lleva la prensa hegemónica en Galicia, ubicada también en esos marcos ideológicos. Por orden de lucro: La Voz de Galicia, Faro de Vigo, El Progreso, el grupo Editorial La Capital (con diarios como El Ideal Gallego, Diario de Arousa), La Región, El Correo Gallego y La Opinión de A Coruña. Estas siete cabeceras acumulan 9,1 millones de euros a través de 3.011 contratos. Es decir, más del 84% del dinero público que el Gobierno gallego reparte a discreción entre medios de comunicación.
Las 3.187 licitaciones a de... by El Salto periódico
Esta síntesis ha sido posible gracias al análisis de 1.034.964 contratos menores realizado por El Salto en el que se ha revelado que al menos 3.686 de esas licitaciones, la inmensa mayoría, han sido repartidas entre medios de comunicación, fundamentalmente, conservadores o directamente ultraderechistas.
El despliegue de argumentos que sostienen estas contrataciones es diverso. Desde suscripciones de prensa en papel a todos los centros públicos susceptibles de tenerlas —institutos, colegios, centros de mayores, sedes administrativas o cafeterías entre muchas otras— hasta reportajes sobre infraestructuras, entrevistas pagadas o inserciones publicitarias que no siguen criterios de audiencia, alcance o retorno. A fondo perdido, vaya.
¿Qué es ser un medio afín? La investidura de Feijóo, los pellets o la celulosa de Altri
Las estrategias políticas de los medios de comunicación más influyentes —o al menos de más alcance— en Galicia de cara al tratamiento informativo de todo aquel hecho noticioso que emane del Partido Popular no ha sido, históricamente, ni muy sofisticado ni mucho menos plural en la prensa gallega.
Especialmente desde que Alberto Núñez Feijóo y su mano censora Mar Sánchez Sierra llegaron a los despachos de la Xunta en la primavera de 2009. Hay ejemplos antiguos y recientes que lo atestiguan, pero sin duda se agravan en entornos electorales. En ese sentido, la muestra más reciente y reveladora de estas maniobras en las hemerotecas de estos diarios es la cobertura de la investidura que se sabía fallida de Feijóo como potencial presidente del Gobierno español. El líder del Partido Popular transformó aquella investidura que nació muerta en una moción de censura velada al presidente del Gobierno, en aquel momento en funciones, Pedro Sánchez.
Los medios que desde mucho antes recogen los millones de dinero público que los gabinetes del PP les reparten, aquel 27 de septiembre de 2023 hicieron gala de su lealtad. La Voz de Galicia: “Feijóo se presenta como una persona de fiar y alerta sobre la amnistía”. El Faro de Vigo: “Feijóo se erige como baluarte de la Constitución ante un Sánchez mudo”. O La Región de Ourense: “Feijóo se postula como el garante constitucional y Sánchez le hace el vacío”. Unas líneas editoriales indistinguibles del argumentario de la derecha en tres de los diarios con más tirada de Galicia. También, cómo no, con la vinculación falaz de altos cargos del BNG con ETA, como la campaña de acoso creada por el PP y alimentada por La Voz de Galicia y Faro de Vigo contra la eurodiputada del Bloque, Ana Miranda, en contexto electoral.
Ejemplos como este, donde se acallan las voces críticas y se sobredimensionan las afines, acontecen casi a diario en la prensa gallega. Ocurren con pequeños conflictos vecinales, con el asedio a adversarios políticos, con el caso omiso a las alternativas políticas, pero cogen una magnitud mucho mayor cuando existe una gran masa social que se enfrenta a una crisis medioambiental, ya sea no premeditada como el desastre de los pellets, o fríamente calculada por la Xunta como la apertura de una macrocelulosa diez veces más grande que Ence en el corazón geográfico de Galicia.
Las maniobras políticas y mediáticas en el caso de los pellets, que no la catástrofe, han sido similares a las acontecidas con el hundimiento del petrolero Prestige en 2002. Primero, ocultación. Cuando ya resulta imposible frenar la información del desastre, relativizan su gravedad. Cuando la gravedad es manifiesta, diseminan las responsabilidades. Y, siempre, de telón de fondo, la opinión del Gobierno gallego por encima del resto o una malograda equidistancia.
Y con los mismos mimbres, están acometiendo la cobertura sobre la celulosa que Altri quiere instalar en Palas de Rei (Lugo) con el visto bueno del Gobierno de Alfonso Rueda y el enfoque de perfil del PSOE en Galicia y en Madrid: entrevistas amables a los consejeros de las empresas vinculadas y a cargos de la Xunta; la difusión de informes de parte elaborados por la empresa, pero vendidos como objetivos; recoger promesas de la multinacional portuguesa como hechos consumados; y ofrecer un espacio mínimo para las voces críticas tanto de la organización vecinal como de perfiles técnicos y científicos de autoridad.
La Xunta reserva el 16% del presupuesto para la prensa progresista
De los 36 periódicos, radios y televisiones que ha encontrado esta redacción apenas seis podrían colocarse, ideológicamente, en el centro izquierda o en la izquierda. Eso sí, con unas partidas muy desproporcionadas en relación a su influencia y alcance: la Cadena Ser se adjudicó 50 contratos por 154.768,42 euros; el diario El País 88.657,02 euros en 62 contratos; elDiario.es se llevó nueve contratos por 65.560 euros; la empresa Sermos Galiza, editora de Nós Diario, 15 contratos por 29.413,40 euros; la revista Luzes, con ocho licitaciones por valor de 18.616,75 euros; y Galicia Confidencial, con un contrato de 810,41 euros.
Fuera de este abanico se quedan, al menos por la vía de la contratación menor, otros diarios ubicados fuera de toda duda a la izquierda del panorama mediático como Público, Infolibre, Praza, CTXT, Novas da Galiza o esta propia redacción, que no han recibido por esta vía ni un solo euro de la administración pública a pesar de cubrir con asiduidad la actualidad gallega desde diferentes prismas, tener trabajadores y trabajadoras ubicados en territorio gallego y, muchos de ellos, teniendo también como lengua vehicular de sus publicaciones el gallego.
El PP gallego no necesita a los medios de ultraderecha como en otros territorios
Como se está desgranando en la serie de reportajes de El Salto, Así se financia la desinformación, tanto el Gobierno de Castilla y León como el de Aragón, desde la entrada de Vox como socio minoritario en ambos ejecutivos, se han disparado las facturaciones públicas a medios de extrema derecha como OkDiario, el Estado de Alarma del agitador ultra Javier Negre, Periodista Digital o El Debate. Coincidiendo con la llegada de Jorge Azcón (PP) y Alejandro Nolasco (VOX) a los despachos de del Gobierno aragonés y en apenas seis meses, estos medios recibieron 104.878 euros de dinero público a pesar de las más que verificadas difusiones de bulos de estas cabeceras. Y en Castilla y León, más de lo mismo.
Desde que Alfonso Fernández Mañueco (PP) y Juan García-Gallardo (VOX) comparten bipartito, la estrategia de financiar a estas cabeceras sin atender a criterios de audiencia se ha consolidado. Hace no mucho más de dos semanas, este medio también revelaba, tras haber analizado más de 400 contratos menores adjudicados entre 2022 y 2023, que Estado de Alarma, OkDiario, The Objective, El Debate, Periodista Digital, Libertad Digital y EsRadio habían recibido en sólo dos años 1,6 millones de euros de las arcas públicas.
Investigación
Dez millóns a dedo en cinco anos: así pagaron Feijóo e Rueda a lealdade da prensa afín con diñeiro público
Entre os anos 2018 e 2023, os Gobernos da Xunta de Galiza, primeiro de Alberto Núñez Feijóo e, despois, de Alfonso Rueda, repartiron 10,8 millóns de euros en contratos sen concurso público a medios de comunicación afíns e habitualmente compracentes coa súa xestión: fundamentalmente, con liñas editoriais de dereita ou de extrema dereita. Aínda que a gran parte do pastel lévana a prensa hexemónica en Galiza, situada tamén neses marcos ideolóxicos. Por orde de lucro: La Voz de Galicia, Faro de Vigo, El Progreso, o grupo Editorial La Capital (con diarios como El Ideal Gallego, Diario de Arousa), La Región, El Correo Gallego e La Opinión de A Coruña. Este sete cabeceiras acumulan 9,1 millóns de euros a través de 3.011 contratos. É dicir, máis do 84% do diñeiro público que o Goberno galego reparte a discreción entre medios de comunicación.
Las 3.187 licitaciones a de... by El Salto periódico
Esta síntese foi posible grazas á análise de 1.034.964 contratos menores realizada polo Salto no que se revelou que polo menos 3.686 desas licitacións, a inmensa maioría, foron repartidas entre medios de comunicación, fundamentalmente, conservadores ou directamente ultradereitistas.
O despregamento de argumentos que sosteñen estas contratacións é diverso. Desde subscricións de prensa en papel a todos os centros públicos susceptibles de telas —institutos, colexios, centros de maiores, sedes administrativas ou cafetarías entre moitas outras— até reportaxes sobre infraestruturas, entrevistas pagas ou insercións publicitarias que non seguen criterios de audiencia, alcance ou retorno. A fondo perdido, vaia.
Que é ser un medio afín? A investidura de Feijóo, os pellets ou a celulosa de Altri
As estratexias políticas dos medios de comunicación máis influentes —ou polo menos de máis alcance— en Galiza de cara ao tratamento informativo de todo aquel feito noticioso que emane do Partido Popular non foi, historicamente, nin moi sofisticado nin moito menos plural na prensa galega.
Especialmente desde que Alberto Núñez Feijóo e a súa man censora Mar Sánchez Sierra chegaron aos despachos da Xunta na primavera de 2009. Hai exemplos antigos e recentes que fan de testemuño, pero sen dúbida agrávanse en datas electorais. Nese sentido, a mostra máis recente e reveladora destas manobras nas hemerotecas destes diarios é a cobertura da investidura que se sabía errada de Feijóo como potencial presidente do Goberno español. O líder do Partido Popular transformou aquela investidura que naceu morta nunha moción de censura velada ao presidente do Goberno, naquel momento en funcións, Pedro Sánchez.
Os medios que desde moito antes recollen os millóns de diñeiro público que os gabinetes do PP lles reparten, aquel 27 de setembro de 2023 fixeron gala da súa lealdade. La Voz de Galicia: “Feijóo preséntase como unha persoa de fiar e alerta sobre a amnistía”. O Faro de Vigo: “Feijóo eríxese como baluarte da Constitución ante un Sánchez mudo”. Ou La Región de Ourense: “Feijóo postúlase como o garante constitucional e Sánchez faille o baleiro”. Unhas liñas editoriais indistinguibles do argumentario da dereita en tres dos diarios con máis tirada de Galiza. Tamén, como non, coa vinculación falaz de altos cargos do BNG con ETA, como a campaña de acoso creada polo PP e alimentada por La Voz de Galicia e Faro de Vigo contra a eurodeputada do Bloque, Ana Miranda, en contexto electoral.
Exemplos como este, onde se acalan as voces críticas e se sobredimensionan as afíns, acontecen case a diario na prensa galega. Ocorren con pequenos conflitos veciñais, co asedio a adversarios políticos, co caso omiso ás alternativas políticas, pero collen unha magnitude moito maior cando existe unha gran masa social que se enfronta a unha crise ambiental, xa sexa non premeditada como o desastre dos pellets, ou friamente calculada pola Xunta como a apertura dunha macrocelulosa dez veces máis grande que Ence no corazón xeográfico do país.
As manobras políticas e mediáticas no caso dos pellets, que non a catástrofe, foron similares ás acontecidas co afundimento do petroleiro Prestige en 2002. Primeiro, ocultación. Cando xa resulta imposible frear a información do desastre, relativizan a súa gravidade. Cando a gravidade é manifesta, diseminan as responsabilidades. E, sempre, de pano de fondo, a opinión do Goberno galego por encima do resto ou unha malograda equidistancia.
E cos mesmos vimbios, están a acometer a cobertura sobre a celulosa que Altri quere instalar en Palas de Rei (Lugo) co visto e prace do Goberno de Alfonso Rueda e o enfoque de perfil do PSOE en Galiza e en Madrid: entrevistas amables aos conselleiros das empresas vinculadas e a cargos da Xunta; a difusión de informes de parte elaborados pola empresa, pero vendidos como obxectivos; recoller promesas da multinacional portuguesa como feitos consumados; e ofrecer un espazo mínimo para as voces críticas tanto da organización veciñal como de perfís técnicos e científicos de autoridade.
A Xunta reserva o 16% do orzamento para a prensa progresista
Dos 36 xornais, radios e televisións que atopou esta redacción apenas seis poderían colocarse, ideoloxicamente, no centro esquerda ou na esquerda. Iso si, cunhas partidas moi desproporcionadas en relación á súa influencia e alcance: a Cadena Ser adxudicouse 50 contratos por 154.768,42 euros; o diario El País 88.657,02 euros en 62 contratos; elDiario.es levou nove contratos por 65.560 euros; a empresa Sermos Galiza, editora de Nós Diario, 15 contratos por 29.413,40 euros; a revista Luzes, con oito licitacións por valor de 18.616,75 euros; e Galicia Confidencial, cun contrato de 810,41 euros.
Fóra deste abano quedan, polo menos pola vía da contratación menor, outros diarios situados fóra de toda dúbida á esquerda do panorama mediático como Público, Infolibre, Praza, CTXT, Novas da Galiza ou esta propia redacción, que non recibiron por esta vía nin un só euro da administración pública a pesar de cubrir con asiduidade a actualidade galega desde diferentes prismas, ter traballadores e traballadoras situados en territorio galego e, moitos deles, tendo tamén como lingua vehicular das súas publicacións o galego.
O PP galego non necesita aos medios de ultradereita como noutros territorio
Como se está debullando na serie de reportaxes do Salto, Así se financia la desinformación, tanto o Goberno de Castela e León como o de Aragón, desde a entrada de Vox como socio minoritario en ambos executivos, disparáronse as facturacións públicas a medios de extrema dereita como OkDiario, o Estado de Alarma do axitador ultra Javier Negre, Periodista Digital ou El Debate. Coincidindo coa chegada de Jorge Azcón (PP) e Alejandro Nolasco (VOX) aos despachos do Goberno aragonés e en apenas seis meses, estes medios recibiron 104.878 euros de diñeiro público a pesar das máis que verificadas difusións de bulos destas cabeceiras. E en Castela e León, máis do mesmo.
Desde que Alfonso Fernández Mañueco (PP) e Juan García-Gallardo (VOX) comparten bipartito, a estratexia de financiar a estas cabeceiras sen atender a criterios de audiencia consolidouse. Fai non moito máis de dúas semanas, esta redacción tamén revelaba, tras analizar máis de 400 contratos menores adxudicados entre 2022 e 2023, que Estado de Alarma, OkDiario, The Objective, El Debate, Periodista Digital, Libertad Digital e EsRadio recibiran en só dous anos 1,6 millóns de euros das arcas públicas.
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