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Guinea-Bissau
La doble moral de la reserva de la biosfera: neocolonialismo enmascarado de ecoturismo
Pasaban cuarenta y cinco minutos de media noche cuando la piragua que volvía de la excursión a las Islas Canhabaque y Poilao, consiguió llegar al puerto de Bubaque. En ella viajaban Iaia Ompane, guía turístico, el marinero y dos matrimonios europeos que están de vacaciones disfrutando de la oferta ecoturística del archipiélago Bijagós.
No hay un sólo día en el que no se escuche hablar de medioambiente en la isla de Bubaque; una de las 88 islas e islotes que componen el archipiélago Bijagós declarado internacionalmente Reserva de la Biosfera por la Unesco desde 1996. Algunas de estas islas están habitadas y otras son consideradas por la población Bijagó como islas sagradas debido a sus creencias animistas, a que algunas son únicamente destinadas al cultivo del arroz y a que otras están para la protección de especies.
Ompane, de 33 años, nació en la isla de Canhabaque, y se trasladó hace 14 años a Bubaque para finalizar sus estudios preuniversitarios y compaginarlos con su trabajo en los diversos hoteles en los que está trabajando desde entonces. Los propietarios son mayoritariamente europeos por lo que para acceder a un puesto de trabajo en un hotel hay que hablar varias idiomas; Bijagós, criollo, mistura del idioma colonial portugués con lengua de las islas, francés y portugués son básicos, además de tener otras habilidades como el conocimiento del complejo sistema de las mareas, navegación, pesca, jardinería, mantenimiento y algo de cocina, ya que en ocasiones, las excursiones incluyen un picnic.
Los propietarios de los hoteles son mayoritariamente europeos por lo que para acceder a un puesto de trabajo hay que hablar varias idiomas; Bijagós, criollo, mistura del idioma colonial portugués con lengua de las islas, francés y portugués son básicos
Los días comienzan pronto, con la salida del sol. Son las siete de la mañana y Linda Campaha, de 24 años, tía de Ompane se pone manos a la obra para que los cuatro pequeños lleguen a tiempo al colegio. Ompane está separado y él es responsable de la unidad familiar con la que convive: William, Denisse, Sabine y Damian, son cuatro de sus seis hijos de 14, 12, ocho y dos años respectivamente, a los que hay que sumar tres sobrinos Salomao de 21, Abel de 20, Jose de 19. Estos tres últimos también de Canhabaque que han venido aquí a estudiar.
Pese a no tener una formación formal universitaria especializada en biología ambiental, gracias a su empeño y esfuerzo ha conseguido hacer de su pasión su profesión, con el deseo de en algún momento poder retomar los estudios en la universidad Amilcar Cabral de Bissau. Colaborador del parque nacional marino Joao Vieira, ayuda a sensibilizar a la población y a los turistas respecto al cuidado del medio ambiente y actualmente es uno de los guías turísticos que acompaña a los visitantes a dichos parques y áreas protegidas. Las jornadas de trabajo son largas, de ocho de la mañana a siete de la tarde y dependiendo de los días, si es temporada alta o época de lluvias, los trabajos discurren entre labores de mantenimiento y visitas a los parques Joao Vieira Poilao, Orango y la Isla de Canhabaque, su isla natal, perteneciente también al área de protección marina Joao Vieira Poilao.
Las Reservas de la biosfera se desarrollan bajo el programa de hombre y biosfera y se seleccionan por su interés científico, basándose principalmente en tres criterios; la conservación y protección de la biodiversidad, el desarrollo económico y humano de manera sostenible y apoyo logístico para respaldar actividades de investigación y educación. Aunque estas áreas estén declaradas por la Unesco no están regidas por ningún tratado internacional, quedando bajo la soberanía de sus respectivos países. En el caso de Guinea Bissau las áreas protegidas suponen un 15% del territorio y es el Instituto de Biodiversidad de Areas Protegidas (IBAP), creado en 2014, el que gestiona la protección de estos espacios naturales y del que Ompane es colaborador directo.
Consciente de la responsabilidad de vivir en una reserva de la biosfera y de la importancia de educación para la sensibilización medioambiental, Ompane transmite con gran delicadeza y dedicación a cada grupo de turistas sobre lo que supone pertenecer a una tierra que está en constante generación de vida y el respeto que debemos tener por la misma.
Generoso en la transmisión de su conocimiento nos cuenta el complejo sistema de marismas que se forman en el delta de las dos grandes arterias fluviales, ríos Geba y Cacheu, la riqueza de la sedimentación debida a los porcentajes de agua dulce y salada y con el mismo entusiasmo nos habla de Poilao, la isla considerada sagrada y que es la mas importante del continente africano en lo que se refiere al desove de las tortugas, nos habla del periodo de madurez de los huevos, y de como las crías instintivamente se orientan hacia el mar en su peligrosa travesía para no ser capturadas por las gaviotas.
En Guinea Bissau la huella colonial sigue presente, tanto en el trato personal como en el económico, siendo el precio de cada excursión por persona tres veces el sueldo mensual del guía turístico
Paraíso de contrastes que nos muestra al mismo tiempo la exuberante riqueza natural mientras que paradójicamente Guinea Bissau se sitúa entre los 10 países mas pobres del mundo, y donde claramente la huella colonial sigue presente, tanto en el trato personal como en el económico, siendo el precio de cada excursión por persona tres veces el sueldo mensual del guía turístico. Guinea Bissau ocupa el puesto 177 en el indice de desarrollo humano de 2021 del programa para el desarrollo de Naciones Unidas y sus variables para evaluación son tres: Esperanza de vida, tasa de mortalidad y renta per capita.
La situación económica en las islas no es fácil, apenas existen 10 pequeños hoteles abiertos para la temporada donde la población local trabaja sin descanso y donde los salarios rondan 1.500 FCFAs , 2,30 € al día, sin vacaciones ni fines de semana, es decir 45.000 FCFAs 69 €, donde ir al médico supone entre 5.000 - 10.000 FCFAs (7,69 - 15,40 €), en un país donde el saco de 50 kilos de arroz , base de la alimentación familiar viene costando 25.000 FCFA (38,46 €) y dura en casa unos quince días y donde el 90% de los niños va a la escuela sin desayunar.
La población vive junto con sus animales, gallinas, cerdos, cabras y patos, los cuales rara vez son para el consumo propio, sino para la venta a los hoteles o a los turistas. Años atrás, la economía era una economía de subsistencia y donde sólo se extraía de la naturaleza lo que se va a consumir en el día, tanto en lo que se refiere a la tierra o al mar.
A pocos metros de los hoteles, se sitúa el centro nutricional, donde cada viernes se atienden a las mujeres embarazadas, mamás, recién nacidos y niños de distintas edades que vienen de diversas aldeas donde son pesados, medidos y educados en la importancia de una dieta variada.
Ivonne Oliveira, Tino Augusto y Celestino C Macedo, encargada del área nutricional, encargado del centro y enfermero asistente, respectivamente, atienden anualmente alrededor de unos 125 niños y niñas, ademas de a sus madres. La peor época es la de lluvias. La escasez de alimentos en esta época lluviosa sumada a la imposibilidad de conservarlos debido a que hay tan solo unas cinco horas de luz diaria incrementa los casos de desnutrición, uno de los males más tratados en este centro, muchas veces agravado por paludismo, diarrea y pulmonía. Las lesiones cerebrales irreversibles son la consecuencia de los casos extremos producida por la falta de proteína.