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Guerra en Ucrania
“No quiero averiguar qué pueden hacerme para forzarme a ir a la guerra, por eso me he ido”
Dmitry Volovikov, de 30 años, llevaba siete años viviendo en San Petersburgo tras abandonar su ciudad natal en Baskortostán, cerca de la frontera con Kazajistán. Es una de las cientos de miles de personas rusas que decidieron abandonar el país antes del cierre de las fronteras. Dejó a amigos y a familiares allí para comenzar una nueva vida en España movido por el temor a ser reclutado para luchar en la guerra que Putin mantiene contra Ucrania.
¿Hace cuánto que llegaste a España?
Me fui de Rusia el 26 de septiembre y me llevó una semana llegar a España, así que estoy aquí desde principios de octubre, llevo poco más de un mes.
¿Por qué te decidiste a irte de Rusia?
Como sabes, estamos en guerra contra Ucrania. Desde el principio de la guerra, en 2014, cuando realmente empezó, mi opinión es que era una guerra ilegal, que era una agresión comenzada por Rusia, nunca apoyé la guerra, pero, como casi todo el mundo, continué con mi vida. Tampoco podíamos hacer gran cosa porque no elegimos al gobierno ruso, no nos representa. Así que traté de hacer vida normal. Pero cada vez se hacía más y más complicado porque el gobierno ruso se ha ido haciendo cada vez más férreo. Cuando invadió Ucrania y comenzó la guerra abierta, se hizo más difícil llevar una vida normal en Rusia. El ambiente en la calle se hizo más tenso, empezamos a preocuparnos por si nos obligaban a ir a la guerra. Y de hecho, yo me decidí a irme cuando comenzaron a enrolar a civiles.
Putin dijo que llamaría a ir a la guerra solo a la gente con experiencia militar, pero no es verdad, están cogiendo a todo el mundo
Con la movilización parcial de septiembre, el gobierno de Putin afirmó que solo mandaría a la guerra a hombres que han servido antes en el ejército. A principios de este mes ha llamado a 120.000 jóvenes a hacer el servicio militar obligatorio, pero supuestamente hay maneras de negarse.
Sí, sobre el papel la ley parece bastante liberal. Solo te pueden multar si te niegas, pero te amenazan. La policía puede meterte primero unos días en el calabozo y después presionarte con promesas y amenazas. Te amenazan con que vas a tener problemas en tu trabajo, con que van a hacer la vida imposible a tu familia. Van todos los días a tu casa y amenazan con seguir haciéndolo hasta que te presentes voluntariamente para alistarte. Las leyes y la Constitución rusa son muy liberales sobre el papel, pero, de hecho, terminas conociendo muchas historias de gente que ha sido llamada para ir a la guerra, incluso gente mayor, o gente que tiene problemas de salud, o con cuatro o cinco hijos a su cargo. Putin dijo que llamaría a ir a la guerra solo a la gente con experiencia militar, pero no es verdad, están cogiendo a todo el mundo. Yo no sé qué es lo que pueden llegar a hacerme para forzarme a ir a la guerra, pero no quiero averiguarlo, por eso me he ido.
En este momento, en Rusia, si dices abiertamente que no estás a favor de la guerra y que estás en total desacuerdo con el gobierno de Putin es posible que alguien haga una llamada anónima para denunciarte por haber difamado al ejército y al presidente y mandarte a la cárcel
¿En tu entorno hay casos de gente a la que hayan obligado a ir a la guerra?
Sí, un amigo mío compañero en mi anterior sitio de trabajo, por ejemplo. Ideológicamente es totalmente contrario al Kremlin, nunca le ha gustado la política de Putin y estaba totalmente en contra de la guerra. Un día me mandó un mensaje diciéndome que se iba a la guerra, y nada más. Ha desaparecido, no he podido volver a hablar con él. No contesta mis llamadas ni mis mensajes. ¿Por qué ha decidido ahora ir a la guerra? No lo sé. Yo creo que la mayoría de la gente simplemente tienen miedo a ser juzgados socialmente, por los vecinos, por sus propios amigos. En plan: “¿Qué van a pensar de nosotros como familia si decidimos escondernos de la policía como si fuéramos unos delincuentes? Mejor voy a la guerra”. Y me parece muy extraño porque por un lado tienes que ir a la guerra a matar gente o a que te maten, y por el otro tienes el ser juzgado por la sociedad. Cualquier persona diría: “Pues que piensen lo que quieran”. Pero creo que es algo mental o sociológico de la gente de la antigua Unión Soviética, no soy especialista en estas cosas. En este momento, en Rusia, si dices abiertamente que no estás a favor de la guerra y que estás en total desacuerdo con el gobierno de Putin es posible que alguien haga una llamada anónima para denunciarte por haber difamado al ejército y al presidente y mandarte a la cárcel. Conozco varios puñados de historias así. En tu trabajo también tienes que tener cuidado con lo que dices. Yo, por ejemplo, me dedicaba a vender material de fontanería, si se me ocurría decir algo del estilo a que los precios habían subido por la guerra, que es verdad, tenía que escoger muy bien las palabras para que no se interpretara que estaba criticando la guerra y me denunciaran por ello.
¿Cómo era tu vida en Rusia?
Nací en Salavat, en la República de Baskortostán, en los montes Urales, cerca de la frontera con Kazajistán, pero me fui hace siete u ocho años a vivir a San Petersburgo, que es una ciudad que me encanta, es bonita, tiene mucha vida cultural y es donde viven todos mis amigos. Trabajaba de dependiente. No tengo un trabajo especializado pero vivía bien, tenía un salario suficiente, de entre 700 y 800 euros, que es lo normal en San Petersburgo. Tenía un salario normal, un trabajo normal, una vida normal: trabajar, ir de bares con los amigos un par de veces por semana.
¿Tus amigos también han decidido abandonar Rusia o siguen allí?
Tenemos un chat en Telegram, somos un grupo de 14 amigos y la mitad nos hemos ido. Los primeros se fueron cuando empezó la guerra el 24 de febrero. Pasó muy de repente, nadie pensaba que fuera a suceder. Otra parte de mis amigos se fueron cuando empezaron las movilizaciones [reclutamiento, en septiembre]. La mayoría de ellos se han ido a Turquía, Georgia o Armenia porque el papeleo es más fácil por los acuerdos con Rusia. Siendo ruso, tengo que hacer un extra de papeleo para poder venir a la Unión Europea y no me puedo quedar aquí más tiempo que el que me permita mi visa de turista, que son 90 días. Después de esos tres meses tengo que regularizar mi situación legal. En Kazajistán, Armenia o Georgia es todo más fácil porque son países de la antigua Unión Soviética, pero los amigos que se han ido a estos países están viendo ahora como ir a Europa, Estados Unidos u otros lados.
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Tu intención es pedir el estatuto de refugiado aquí en España, ¿cómo está siendo el proceso?
Sí, es mi principal opción. Es la principal opción si no eres rico o al menos has tenido un apartamento en Rusia que poder vender y conseguir dinero suficiente para comprar una vivienda en España o algo que te permita estar aquí por más tiempo. Lo único que puedes hacer es pedir el estatuto de refugiado. Y así lo he hecho. Hace unos días tuve la cita en la Policía y me dieron los papeles. Actualmente soy un solicitante de asilo y puedo estar aquí hasta el día de la entrevista sobre mi caso, que será el año que viene. Tengo permiso legal para estar aquí, pero no tengo permiso de trabajo ni un NIE.
Así que no puedes buscar trabajo por el momento.
No. Tengo que esperar ocho o nueve meses a la entrevista, y, si la entrevista sale bien, en otros seis meses tendré permiso de trabajo. Tengo que pensar en cómo voy a poder mantenerme durante ese año, cómo pagar comida y alojamiento.
Has pedido ayuda a CEAR [Comité Español de Ayuda al Refugiado] y Cruz Roja, supongo.
Sí. Y aquí la gente es muy amable, me han ayudado mucho. El primer día que llegué a Madrid fui a un bar anarquista en Lavapiés, y conocí a una mujer que trabaja en CEAR y me recomendó encarecidamente que fuera a contar mi historia a su organización. Me han ayudado mucho para conseguir cita en la Policía para tramitar mi solicitud de asilo.
Me decías que te encanta San Petersburgo, ¿te gustaría volver?
Realmente echo de menos mi vida en San Petersburgo. Lo dejé todo allí. Pero no puedo. En cualquier caso, no puedo volver hasta que Putin muera o hasta que Rusia sea un Estado democrático, o al menos empiece el camino para serlo y se pueda vivir de forma normal. Pero ahora todo allí es cada vez más oscuro, y se hace cada día más y más oscuro. Yo tomé una decisión y tengo que aceptar el hecho de que no voy a poder volver en varios años. Así que no pienso en esa posibilidad. En lo que tengo que pensar es en comenzar aquí una nueva vida, es lo que voy a hacer en los próximos meses o años.