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Gobierno vasco
Un trámite de investidura para Pradales
El de hoy no es un día cualquiera para Euskadi. Tras 12 años de mandato de Iñigo Urkullu, su sucesor jeltzale, Imanol Pradales, será investido lehendakari tras una votación en el Parlamento Vasco donde la mayoría absoluta de PNV y PSE volverá a pasar como un rodillo sobre la oposición. A pesar de las malas condiciones en las que se encuentra Osakidetza, el descontrol en la Ertzaintza o los casos de corrupción, quienes controlan el poder en Euskadi parecen ser inamovibles. Por lo menos hasta ahora, ya que en el último año y medio —con cuatro citas electorales de por medio— el PNV ha comenzado a verle las orejas al lobo. Esa será la tarea de Pradales, recuperar a los votantes que ya no confían en la gestión neoliberal y clientelista de los jeltzales. No le será fácil.
El caso es que a Pradales no se le ha visto en las últimas semanas. Su partido lo ha protegido, o escondido. El propio Urkullu, ya de salida, ha tenido mayor protagonismo. Ayer protagonizó su último acto oficial en la colocación de la primera piedra del nuevo hospital del Alto Deba, en Arrasate, y lo hizo negando las críticas “generalizadas e injustificadas” sobre Osakidetza. Un agur sin autocrítica.
En todo caso, Pradales ha delegado las intervenciones públicas en Andoni Ortuzar, presidente del Euzkadi buru batzar, criticado en el seno de su partido por los malos resultados en las elecciones europeas del pasado 9 de junio y, sobre todo, por la incapacidad de entonar un discurso critico con la situación de su formación.
País Vasco
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El PNV iniciará la legislatura inmerso en un proceso de renovación, en el que habrá que ver si Ortuzar continúa liderando la formación y si en una hipotética salida le acompañan pesos pesados como Joseba Egibar, que ha dejado de ser el portavoz parlamentario de los jeltzales tras 25 años en el cargo. Quienes pueden pescar en estas aguas revueltas son los socialistas.
Editorial
Acuerdos abertzales La vida sigue igual
El PSE ha salido reforzado de las últimas citas electorales —impulsado por el Gobierno central de Sánchez— y haber logrado 2 parlamentarios más —12 por los 10 que tenía— parece que le valdrá para lograr una quinta consejería en el Gobierno Vasco —tuvo cuatro en la legislaturas pasada—. Su secretario general, Eneko Andueza, se citó ayer con Pradales y Ortuzar para firmar el acuerdo de gobierno y presentar un adelanto del documento programático.
PNV y PSE presentaron el acuerdo programático con 32 puntos plagados de generalidades y sin medidas concretas
Un documento que contiene hasta 32 puntos sobre diversas materias. Una de las más destacables es la del autogobierno, donde las dos formaciones señalan que le serán “leales”. Mención especial también a salud, donde se proponen “devolver el prestigio” a Osakidetza. En general, las 40 páginas de ese texto son un compendio de generalidades en el que no se detallan acciones para impulsar la industria vasca, darle una vuelta a los problemas de la Ertzaintza o abordar las cuestiones relacionadas con la vivienda. Previsiblemente, los socios de gobierno desgranaran estos puntos hoy con mayor esmero. Y no lo hicieron ayer para que EH Bildu no tuviese mayores pistas de cara al pleno de investidura.
Aquí entrará en juego el candidato a lehendakari de la izquierda independentista, Pello Otxandiano, que, aunque sabe que no tiene ninguna posibilidad de ser elegido como jefe del Ejecutivo vasco, pretende confrontar en el Parlamento Vasco con Pradales. A pesar de la mayoría absoluta que tienen PNV y PSE, Otxandiano ha dejado entrever que no quiere quedarse toda la legislatura en fuera de juego.
Por eso, ha dedicado los últimos meses a tender su mano a las dos formaciones y a ofrecer “políticas colaborativas”. El coordinador general de la formación, Arnaldo Otegi, ha llegado incluso a decir que tanto EH Bildu como el PNV deberían presentarse juntos a determinadas elecciones.
Las líneas rojas del autogobierno
La alianza abertzale cobra cada vez más fuerza en EH Bildu, mientras el PNV hace oídos sordos porque cuenta con el apoyo de los socialistas. El debate estatutario será lo que ponga a prueba si estos pilares son sólidos o no. La voluntad del presidente Pedro Sánchez para reconocer el Estado plurinacional abre una ventana de oportunidad en Euskadi y ni los jeltzales ni la coalición abertzale quieren que se les escape el tren.
Un acuerdo entre PNV y PSE parece tener líneas rojas ya fijadas, en la que no se llegaría a hablar de un nuevo sistema de garantías o de cambios que requieran una modificación de la Constitución. Y ahí es donde quiere apretar EH Bildu, que va más allá y hablar de “nuevo estatus”. Y cree que el “derecho a decidir” será fundamental para el pacto. Los socialistas ya han dicho que no van a aceptar esto.
Política
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La coalición abertzale recupera de esta forma a una de sus reivindicaciones históricas, después de vivir unos procesos electorales en los que ha desterrado completamente el discurso identitario. Y lo hace echando toda la carne al asador, ya que ha nombrado al secretario general de Sortu, Arkaitz Rodriguez, como responsable en el Parlamento Vasco de las conversaciones sobre el nuevo “estatus político”.
Todas esas cuestiones tendrán que esperar a que el nuevo lehendakari se asiente. El sábado acudirá a Gernika para jurar el cargo y después tendrá todo el verano para preparar una legislatura que con mayoría absoluta no debería causarle mayores problemas. Enfrente tendrá a un EH Bildu con 27 parlamentarios, el mismo número que los de su formación, y un socio crecido por el impulso electoral. Pradales tiene un gran reto: No ser el lehendakari que dio el gobierno a la izquierda independentista. En estos momentos, la hegemonía jeltzale pende de un hilo.