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Evasión fiscal
“Estamos en una guerra financiera donde, una vez más, la información es poder”
Hervé Falciani es el informático conocido por la lista con los datos de miles de evasores fiscales —659 españoles— que extrajo del HSBC y que entregó a las autoridades hace siete años. Algunos de ellos se encuentran hoy en la cárcel por evasión fiscal.
Coordinador de la sección de economía
Hervé Falciani es el informático conocido por la lista con los datos de miles de evasores fiscales —659 españoles— que extrajo del HSBC y que entregó a las autoridades hace siete años. Algunos de ellos se encuentran hoy en la cárcel por evasión fiscal.
En la actualidad, Falciani colabora con algunos de los llamados ayuntamientos del cambio para garantizar la transparencia en lo local y luchar contra la corrupción desde lo municipal.
Han pasado siete años desde que entregaste a las autoridades el listado de clientes del HSBC. ¿Crees que ha cambiado algo desde entonces?
Por supuesto, pero no solo gracias a mí, sino a un conjunto de hechos que han ocurrido: grandes escándalos en torno a la banca, casos de evasión fiscal de personalidades conocidas, la crisis… todo ello ha hecho que ahora la gente tenga un mejor conocimiento de lo que supone para ellos la evasión fiscal, la corrupción o el entramado financiero.
Se ha conseguido dibujar mejor lo que antes era un rompecabezas donde se hacía muy difícil averiguar cuál era el origen de los problemas. Aún seguimos teniendo algunos de esos problemas y otros nuevos y potenciales, pero ahora tenemos más información para combatirlos.
Hoy un político o un empresario que se quiera aprovechar de las malas prácticas y el secreto bancario que ofrecen esos países no lo puede hacer con la misma tranquilidad con que lo hacía hace seis o siete años¿Y la relación con los paraísos fiscales?
También ha cambiado. Hoy un político o un empresario que se quiera aprovechar de las malas prácticas y el secreto bancario que ofrecen esos países no lo puede hacer con la misma tranquilidad con que lo hacía hace seis o siete años, por lo que creo que el sentimiento de impunidad ha disminuido.
Por otro lado, las personas encargadas de perseguir el fraude fiscal, los inspectores de Hacienda, se deben sentir ahora más apoyados, ya que la ciudadanía tiene ahora una mayor conciencia de su labor y de lo necesarios que son.
Recientemente han condenado a Sixto Delgado Coba admitiendo tu lista como prueba, pero hay países, y abogados de los acusados, que no la quieren admitir al ser obtenida mediante “espionaje”.
Esto puede servir como ejemplo para medir el nivel democrático y político de los países. En el caso italiano, les ha costado cinco años que su mayor instancia judicial aceptara la lista y sus datos como pruebas válidas. En Francia también ha costado mucho. Es típico, cada uno quiere defender lo suyo.
Pero, como he dicho, esto nos ayuda a medir la calidad de los países y de sus instituciones, y así calcular lo atravesados que posiblemente estén por la corrupción. Si un país declara que no va a perseguir a un evasor por no admitir un dato, creo que deja en evidencia la falta de independencia de sus instituciones.
El listado que hiciste público eran los clientes de un solo banco, los papeles de Panamá sólo de un despacho de abogados… ¿Qué pasaría si se hiciera pública toda la información de todos los paraísos fiscales?
Sería algo parecido a un terremoto. Está bien tener ejemplos, como los papeles de Panamá o de bancos como el HSBC, para poder entender cómo funcionan las dinámicas de este puzle. Pero cierto es que esas dinámicas se están repitiendo continuamente en miles de sitios a la vez en este mismo instante. Solo tenemos que multiplicar los efectos de esos dos casos por mil para hacernos una idea aproximada de lo que podría suponer.
El problema reside en que este tipo de leyes, que deciden si un producto, servicio o una entidad financiera está limpia o no, estén dictadas por las mismas élites que se aprovechan de esos productos¿Hablamos de evasión fiscal o de un sistema totalmente podrido?
Es una pregunta difícil de contestar, pero pondré un ejemplo. Las monedas existen y deben ser herramientas de nuestra economía. Puede haber monedas manipuladas, usadas para especular o falsificadas, pero eso no significa que la moneda en sí sea mala. Lo mismo pasa con muchos productos financieros y otras herramientas económicas.
No es una cuestión de que esas herramientas sean corruptas, sino que están bajo el control de unas pocas personas y el resto no tenemos posibilidad de usarlas para el bien de la sociedad. Por eso creo que debemos mejorarlas, hacerlas más democráticas y evitar que estén en manos de unos pocos.
Por ejemplo, la lucha contra el blanqueo de capitales se hace mediante legislaciones en las que la ciudadanía apenas puede opinar. El problema reside en que este tipo de leyes, que deciden si un producto, servicio o una entidad financiera está limpia o no, estén dictadas por las mismas élites que se aprovechan de esos productos. No creo que las finanzas sean el problema, sino las personas y las legislaciones que las controlan.
Ahora mismo, los ayuntamientos del cambio son la mejor herramienta local contra la corrupción¿Y cuáles serían tus propuestas para revertir esta situación?
Creo que podríamos empezar por lo local. Los ayuntamientos deberían formar una red de municipios contra la corrupción y por las buenas prácticas. Ahora mismo se están gestando proyectos en ayuntamientos de España que me parecen muy interesantes. Temas relacionados con la recaudación de impuestos locales de una manera más transparente y justa, o proyectos que permiten vigilar la contratación pública en tiempo real. En las próximas semanas me voy a ver con varios ayuntamientos, como el de Barcelona, o con la Generalitat Valenciana, para trabajar en estos sistemas de control de la contratación pública. Ahora mismo, los ayuntamientos del cambio son la mejor herramienta local contra la corrupción.
Ahora estás promoviendo y participando en proyectos relacionados con nuevos sistemas de pago.
Así es. Los sistemas de pago se encuentran ahora en un batiburrillo de opciones, clasificados como fintech (tecnología financiera), donde se encuentran tanto los buenos como los malos. Pero existen algunos, como Eurakos o la tarjeta de débito en criptomonedas FairPay que está desarrollando Enric Duran, que rompen con la lógica de poder centralizado.
Son proyectos que eliminan intermediarios financieros que hasta hoy tenían poder total en el mercado. Abriendo este mercado podemos aprovechar para llevar a cabo buenas prácticas en los sistemas que controlamos desde abajo. Podemos crear sistemas financieros más locales y descentralizados que eviten la concentración de poder, protegiendo además nuestros datos privados.
¿Y cómo se consigue que sea local, descentralizado y además privado?
Muy simple. Si usáis VISA deberíais saber que VISA Europa fue vendida a VISA América, es decir, que cada vez que pagáis algo con vuestra tarjeta, la información se queda en manos de una única empresa con sede en EE. UU. Si, por el contrario, tenemos una especie de operador local que pueda validar tus transacciones, la información no estará en manos de una sola empresa que puede hacer el uso que quiera con esos datos y que, de hecho, los aprovecha enormemente.
Un caso similar y significativo es Paypal. Su fundador, Peter Thiel, ha desarrollado el primer sistema de inteligencia económica financiado con 5.000 millones de dólares por la CIA. La población debe conocer esta información para poder actuar en consecuencia. Actualmente también estoy involucrado en proyectos de inteligencia económica con algunos municipios españoles.
¿En qué consisten?
Pongo un ejemplo sencillo que enlaza con la contratación pública municipal. Una empresa puede tener ciertas limitaciones según la Ley de Contratación Pública, como por ejemplo no poder contratar más de un cierto número de contratos o cantidades con una misma administración, pero esa empresa puede crear varias empresas en un par de días, aquí o en otros países.
Lo que podemos hacer es recoger información de esas empresas, mediante el Registro Mercantil u otras vías, para ver quiénes están detrás y buscar los vínculos entre ellas para medir el riesgo de corrupción que pueden traer dichas empresas y contratos.
Al final consiste en recabar información sobre tus oponentes económicos. Esto es una guerra financiera donde se demuestra, una vez más, que la información es poder.