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Con f de facha
En la fiesta de Blas
Jesús Ibáñez, militante de Izquierdas en el Frente de Liberación Popular y luego en el Movimiento Comunista, contaba en clase que Fuerza Nueva estaba lleno de cafres y energúmenos fascistas, pero que había conocido en persona a Blas Piñar y lejos de su imagen de “matarrojos” descubrió en las distancias cortas a una persona que, siendo un franquista irredento y sin ningún disimulo y a pesar de su fama de escupidor de veneno de aspid en la Plaza de Oriente, era un tipo que escuchaba, dialogante, educado, amable, el típico notario que nunca perdía los estribos en una discusión con un “rojo”, todo lo contrario -decía Ibáñez- a Manuel Fraga.
Blas Piñar me cae simpático por su cara de malo de película nazi, su uso intensivo del fijador de pelo, su voz y sus ademanes teatrales a lo Don Mendo y por que era, en su ideario político, mucho más franquista que Franco. Pero un tebeo y una canción malogró la seriedad del personaje.
Fórmula V, el grupo pop de la banda sonora de Cuéntame, tenía también una canción del verano que sacó en el 1974, cuyas estrofas decían “En la fiesta de Blas / en la fiesta de Blas / todo el mundo salía / con unas cuantas copas de más”, la canción, inocente y popera, tuvo problemas con la censura porque algunos entendían, luego con razón, que era una burla a Blas Piñar, entonces nada menos que un serio y admirado procurador en Cortes. Tres años después, en el 1977, se convirtió en la encarnación del personaje imaginado por Kim para el semanario El Jueves: Martínez el Facha.
Con f de facha
Carlos Arias Navarro
Estrenemos la sección "Con f de facha", el espacio en el que Ramón J. Soria Breña recupera la vida y "milagros" de las principales figuras del facherío español y extremeño de ayer y de hoy.
Florentino Martínez representaba a un franquista íntegro que cree de verdad en los valores del franquismo frente al señor Morales, que es un facha interesado al que solo le importa el franquismo como método para conseguir beneficios y mamandurrias. Junto a ellos aparecen toda una pléyade de personajes tópicos: Adolfito, Francisquito, el padre Bocquerini, cura argentino de ultra derecha, Martín, el yerno golfo de Martínez que finge ser facha para ligar, el banquero don Florián… que representan las diversas reservas espirituales del franquismo sociológico que luego podíamos ver en carne y hueso en las manifestaciones en la plaza de Oriente de aquella cosa llamada Fuerza Nueva. El pobre Martínez el Facha salió de la revista en el 2015 porque, según su directora: “los fachas era una especie rara y en peligro de extinción, aunque en la publicación se le tenía mucho cariño”.
Blas Piñar era mucho más que un personaje de El Jueves o un falso organizador de guateques alcohólicos
Pero Blas Piñar era mucho más que un personaje de El Jueves o un falso organizador de guateques alcohólicos. Sufrió junto a su padre el sitio al Alcázar de Toledo durante la guerra de España, después se hizo notario en Cieza, Murcia y Madrid, consejero nacional en las Cortes franquistas durante diecinueve años y militó en la rama más católica del franquismo. En los años cincuenta y principios de los sesenta fue también Director General del Instituto de Cultura Hispánica, chiringuito que se dedicaba a la fraternidad con las colonias del extinto imperio español, a gestionar becas de estudio y a encumbrar y mixtificar “la Hispanidad”, ese asunto exótico y controvertido que aún hoy seguimos celebrando el 12 de octubre.
Pero nuestro hombre, en un viaje en 1962 por Hispanoamérica y Filipinas, pudo ver de primera mano lo que estaban haciendo los EEUU por todos esos países: neocolonialismo bestia, mangoneo en las elecciones, robo y expolio descarado de materias primas, asesinatos, invasiones bárbaras… y Blas escribió en la tercera página del periódico ABC un artículo titulado Hipócritas criticando con claridad y sin metáforas la terrible política exterior de los Estados Unidos en esa “Hispanidad” que consideraba tan querida y tan suya. El artículo está disponible en la hemeroteca y muchas partes podría haberlas firmado el Che Guevara casi sin problemas. Dice: “(…) los que hablan de libertad de pensamiento y de libertad de Prensa, y de un modo sistemático, y con arreglo a prejuicios irreformables, ahogan ciertas noticias, las desfiguran o las inventan, y en vez de una censura inspirada, aunque cometa errores, en el bien común, crean tantas censuras solapadas y clandestinas como intereses sectarios o grupos de presión económica y política; los que presumen de anticolonialistas, y al exigir la independencia y la autodeterminación de los pueblos subdesarrollados, pretenden uncirlos al yugo de una total dependencia económica (…) los que hablan de democracia de sufragio universal y de un hombre, un voto, y después condicionan el voto al pago de un impuesto, para evitar el votó de los negros pobres, o al conocimiento del inglés, para evitar el voto de los ciudadanos de raíz cultural distinta; los que exigen el respeto a las minorías, y ahogan con hábil y paciente terquedad a las que existen dentro de las propias fronteras; los que mientras favorecen las llamadas reivindicaciones territoriales de otras naciones mantienen con orgullo colonias inútiles en países soberanos; los que hacen del pacifismo y de la no violencia adagio y norma de conducta, y usan la fuerza cuando así lo consideran oportuno (…)”.
Nuestro hombre, lejos de rebotarse y hacerse liberal, democristiano, monárquico, fachiprogre o del exilio interior, se volvió aún más franquista y más puro en su idealizado catol-fachismo
Así que los yankis, que habían roto el estatus de país fascista apestado que tenía España con la visita del presidente Eisenhower tres años antes, que enviaban leche en polvo y queso de barra y ponían bases militares para pasear bombas atómicas de acá para allá y dar miedo a los soviéticos, se enfadaron mucho y Franco echó discretamente al pobre Blas Piñar del chiringuito aquel. Pero nuestro hombre, lejos de rebotarse y hacerse liberal, democristiano, monárquico, fachiprogre o del exilio interior, se volvió aún más franquista y más puro en su idealizado catol-fachismo.
Durante la Transición se dio cuenta que “no estaba todo tan atado y bien atado”, que muchos compañeros franquistas suyos se hacían demócratas de toda la vida, corrían un tupido velo a sus pasados fachas, se olvidaban del “espíritu del 18 de julio”, dejaban de usar gomina y loción Floïd para después del afeitado, le hacían ojitos al chisgarabís de un tal Adolfo Suárez o se iban a comer gambas en gabardina con Manuel Fraga para inventar la Transición. Así que fundó la revista y el partido Fuerza Nueva y se hizo célebre por sus discursos del 20-N en la plaza de Oriente en un estilo entre La venganza de Don Mendo y Qué hecho yo para merecer esto.
En las primeras elecciones, bajo la marca Unión Nacional y él como cabeza de lista, sacó 378.964 votos y logró su escaño. Luego en las elecciones del 82, con 108.746 votos, se tuvo que ir a su casa a seguir escribiendo sobre la Hispanidad, la momia de Franco o de Santa Teresa. Pero la cosa, Fuerza Nueva, no era una broma, dio muchas veces su apoyo a atentados contra políticos de izquierdas, huelguistas, periódicos como El Jueves, sindicalistas y estudiantes progresistas. Entre los atentados terroristas imputados a militantes de Fuerza Nueva está la matanza de Atocha en el que fueron asesinados los abogados laboralistas Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo; el estudiante de derecho Serafín Holgado; y el administrativo Ángel Rodríguez Leal y resultaron gravemente heridos Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Lola González Ruiz. Una de las abogadas del bufete, nuestra alcaldesa Manuela Carmena, se libró porque no estaba en su despacho en ese momento. El tardofranquismo mató, torturó y pegó mucho.
Entre los atentados terroristas imputados a militantes de Fuerza Nueva está la matanza de Atocha en el que fueron asesinados los abogados laboralistas
Pero hoy Blas Piñar nos interesa especialmente por haber sido la necesaria figura de contrapunto, el facha público, visible y muy risible, que evitaba que se analizase dónde estaban y que hacían los otros fachas o figurones ex franquistas o a quién votaba parte de ese franquismo sociológico que había abandonado la vieja camisa azul por otra comprada en Cortefiel. El facha folklórico que invisibilizaba a los otros fachas que iban trufando un partido fundado por Manuel Fraga denominado Alianza Popular.
Mi profesor Jesús Ibáñez, militante de Izquierdas en el Frente de Liberación Popular y luego en el Movimiento Comunista, nos contaba en clase que efectivamente Fuerza Nueva estaba lleno de cafres y energúmenos fascistas, pero que había conocido en persona a Blas Piñar y lejos de su imagen de “matarrojos” descubrió en las distancias cortas a una persona que, siendo un franquista irredento y sin ningún disimulo y a pesar de su fama de escupidor de veneno de aspid en la Plaza de Oriente, era un tipo que escuchaba, dialogante, educado, amable, el típico notario que nunca perdía los estribos en una discusión con un “rojo”, todo lo contrario -decía Ibáñez- a Manuel Fraga, que en cuanto le llevabas la contraria se ponía a pegar voces, bufidos, a dar patadas a las puertas y te echaba a la calle policía mediante o por su propia mano.
Hoy Vox nos parece lo peor, El Jueves ha tenido que resucitar a la momia de Martínez el Facha, pero tal vez quien tiene las ganas y el poder de hacer demoledoras políticas neoliberales de extrema derecha de verdad sea el actual PP, y Vox sea solo el consorte necesario.
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Que conste que la loción Floïd fue inventada y comercializada por un separatista catalán, que creo recordar se llamaba Joan Baptista Cendrós, luego creador y mecenas de Omnium Cultural.
Ey, un respeto al Floïd, que va muy bien para los afeitados ;)
Esta serie promete (y divierte, sin dejar de instruir). Ganas de más!