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Con f de facha
Carlos Arias Navarro
Estrenemos la sección "Con f de facha", el espacio en el que Ramón J. Soria Breña recupera la vida y "milagros" de las principales figuras del facherío español y extremeño de ayer y de hoy.
* El enfoque de la sección será definir los perfiles políticos y humanos de determinados nombres de la historia reciente de España que han contribuido a mantener vivo, maquillar y resucitar el franquismo sociológico que ahora se ha encarnado en la derecha parlamentaria española.
No se trata de hacer una extensa semblanza biográfica, sino de apuntar solo algunas pinceladas que pueden dar muestra de la catadura moral y política de estos personajes. Y hacerlo con cierto humor, tampoco mucho porque no lo tiene.
HOMO ANTECESSOR I: CARLOS ARIAS NAVARRO
A todos nos impresionó su cara de infinita tristeza tras la muerte del canario aunque su frase, de tan solo cuatro palabras y una coma, grabada hoy a fuego en el viento de la historia, causara de inmediato tanto alcoholismo fiestero sobrevenido y se convirtiera además en la línea de salida de esa extraña yincana de trasvestismo democrático apresurado llamada "La Transición". Pero este hombrino tuvo vida antes del “¡Españoles!, Franco, ha muerto” y su itinerario personal, como la de tantas otras figuras del franquismo, tardofranquismo y democrafranquismo, son el polvo de los lodos de este presente voxiano. Entender quienes fueron los polvos, conocer los detalles de sus vidas, sus carreras políticas y su influencia en las élites del poder y el franquismo sociológico que luego ha seguido palpitando, nos parece fundamental para entender los lodos, su extensión, su crecimiento actual y futuro.
Arias Navarro fue de joven un aplicado estudiante que se doctoró en derecho, se hizo notario, fiscal y todo lo demás. Trabajó en el Ministerio de Justicia republicano a las órdenes de Manuel Azaña, no se peinaba aún para atrás y era tímidamente izquierdista y anticlerical, como tantos entonces, porque era lo moderno. Pero la “Guerra de España” le sacó todo lo que tenía dentro, se olvidó de sus pecados de juventud y de todo lo que había estudiado de Derecho comparado y en la ciudad de Málaga ejerció de fiscal de los sublevados en esos juicios exóticos en los que te condenaban a muerte por haber hecho un chiste gráfico en un periódico, tener un cuñao levemente anarquista teórico o haber explicado a los niños cómo era la lengua de las mariposas.
Lástima que los historiadores aplicados no tengan aún acceso a todas esas grabaciones, si no han sido ya destruidas por las polillas afectas, porque nos enteraríamos de muchas cositas interesantes
Participó como mamporrero en un montón de esos juicios de broma que llevaron a la muerte a 4.300 o 4.500 ciudadanos, así que la broma al final, era poca. Luego, con el tiempo, se ganaría el título de Marqués de Arias Navarro otorgado con "Orgullo y Satisfacción", pero entonces, con el humor negro que caracteriza a los del sur, le otorgaron el título de “Carnicerito de Málaga” no tanto por cortar bien las chuletas de cordero como por mandar al paredón a tanto republicano anticlerical, a tanto rojo de espíritu y a tanto pobre desgraciado que pasaba por allí y tuvo esa mala suerte.
A partir de ahí, la lista de cargos molones es mareante. Por entonces, ordenar tantas ejecuciones viste y prestigia mucho: Gobernador Civil de León, Gobernador Civil de Sta. Cruz de Tenerife, Director General de Seguridad, Consejero Nacional del Movimiento, Alcalde de Madrid durante ocho años, Ministro de la Gobernación y Presidente del gobierno, nada menos. Pero lo que no sabéis es que Carlos Arias Navarro puso un estanco a su hermana en una esquina de una calle pija de Madrid y quedó dicho en el Ministerio o la Dirección General en la que tenía mando que le comprasen a la susodicha todos los sellos, timbres y Ducados con filtro que allí se consumían. Así que imagínense el forre de la hermanísima con tantos y tantos funcionarios fumadores de negro que tenían entonces los ministerios y las toneladas de sellos y pólizas que había que poner en los certificados de penales hasta para ser verdugo de reemplazo de regional preferente.
Ya hemos dicho que Franco le hizo por una temporada alcalde de Madrid. Asombra, pero hasta los alcaldes los nombraba el general. Arias Navarro propició mucho el uso del hormigón, el asfalto y los alcorques, dejó que los amigos suyos hicieran y deshicieran la ciudad y modernearan tanto chabolismo feo de postguerra. Ahí quedó como ejemplo la construcción de una de esas torres horribles, 94 metros de altura y 27 plantas, pasándose por el arco del triunfo las leyes vigentes, que eran pocas y fácilmente burlables o el leve escándalo social. La Torre de Valencia acabó dando mala sombra a los edificios circundantes y jodiendo las vistas hacia la Puerta de Alcalá y el Retiro desde la Cibeles. Pero los viejos del lugar aún recuerdan una de sus ocurrencias sanitarias, que fue la de fumigar los autobuses y tranvías de Madrid para acabar con las plagas de pulgas, chinches y rojos que pululaban por todas partes.
Esas regulares fumigaciones las hacía con los viajeros dentro de los autobuses para asegurarse de que la gente no se llevase esas malas ideas insectívoras a sus casas y chabolas (suerte que no utilizó Ziclón B). Imaginen la distancia de este alcalde fumigador con DDT a los Reyes Magos postmodernos de Manuela Carmena y entenderán la distancia a la que viaja la velocidad de la luz sin tener que leer a Hawking. Encima, su relevo en la alcaldía, puso su nombre al famoso “Parque de Aluche”, pero como ese barrio obrero estaba lleno de progres, cucarachas resistentes y colegas de Marcelino Camacho, las gentes del lugar nunca llamaron al parque con ese oprobioso nombrecito de “Parque Carlos Arias Navarro”.
Durante la revolución portuguesa de Los Claveles se ofreció a los EEUU para entrar en guerra contra Portugal
Pero volvemos a la frase famosérrima: “Españoles, Franco ha muerto”. Los milenials creen que Arias Navarro era un locutor chungo y triste de esos tiempos de la tele en blanco y negro, pero era nada menos que el Presidente del Gobierno. Cómo sería el prenda que durante la revolución portuguesa de Los Claveles se ofreció a los EEUU para entrar en guerra contra Portugal, invadirla, reprimir el sorprendente rojerío militar y fumigar en el sentido metafórico y malagueño todo lo fumigable por allí a base de tiros en lugar de DDT, pesticida que ya estaba prohibido en yanquilandia. Antes de dimitir de su cargo fusiló un poco más, dejó abandonados a los saharauis españoles a su suerte y se dedicó a espiar y grabar sistemáticamente las conversaciones y llamadas telefónicas de todo quisqui que estaba en la pomada tansicional, incluido Juan Carlos Uno. Lástima que los historiadores aplicados no tengan aún acceso a todas esas grabaciones, si no han sido ya destruidas por las polillas afectas, porque nos enteraríamos de muchas cositas interesantes.
Pero aún hay más. En las primeras elecciones democráticas, nuestro charcutero insecticida y lector de testamentos generalísimos fue candidato al Senado por Madrid por ese partido, populista a tope (AP), inventado por el autodenominado dueño de la calle Manuel Fraga. Pero, oh, no salió elegido. Aunque ganó la posteriodad y la gloria para siempre porque ese “Españoles, Franco ha muerto” ha salido por la tele unas 2.345.207 veces y Franco sigue allí metido, en aquella cosa de Descuelgamuros.
Así que por los méritos que hemos expuesto y otros muchos que nos ha dado asco recordar nombramos a Carlos Arias Navarro homo antecesor I nato de los Vox boys. Siguiente capítulo: homo antecessor II: Blas Piñar.
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El comentario es una reproducción milimétrica de la wikipedia, majete...¡Si hasta parece que sabías algo del personaje!
Que grata sorpresa esta lectura. Quizá sobraba alguna coña, pero me gusto el tono.
Eran otros tiempos ....Yo , en 1975...cundo muriò el dictador , tenia 11 años.....Ahora .....que ha pasado ya mucho...pienso de muy diferente manera a como pensaba en aquellos tiempos....
Fabulosa narración! Ojalá enseñen esto en las escuelas y se lo restreguemos cada día a todos los herederos y beneficiarios actuales del franquismo.