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Extremadura
Martín Galindo: “Un movimiento extremeñista de carácter nacionalista y popular es necesario”
Entrevistamos al histórico dirigente del Bloque Popular de Extremadura.
José Luis Martín Galindo nació en Majadas de Tiétar, Cáceres. Hijo de familia jornalera y activista desde “muchachinu”, conoció la represión franquista como preso (hasta dos veces) durante la dictadura. Fue miembro del Comité Federal del MC, secretario general del MCEx y cofundador del Bloque Popular de Extremadura. Desde 1990, ha publicado una veintena de libros y realizado trabajos divulgativos sobre las singularidades del patrimonio histórico, lingüístico y cultural de Extremadura. Se define y presenta como “estremeñu de nacência, de vivência, desentimientus i de concência”. Hablamos con él del expolio histórico de Extremadura, del “extremeñismo revolucionario” y de la actual situación de nuestra tierra en la estructura político-territorial del Estado Español.
¿De qué manera ha sido Extremadura expoliada a lo largo de la historia?
De forma resumida, Extremadura ha sido tratada y expoliada a lo largo de la historia como una colonia. Desde la conquista del reino de Badajoz que culmina en 1230 con la toma de la capital por el rey Alfonso IX de León hasta el actual “régimen del 78”, pasando por la Corona de Castilla, los diferentes reinos monárquicos absolutistas o liberales y la dictadura franquista, las tierras y gentes de la actual Extremadura han sido saqueadas y oprimidas por poderes foráneos.
¿Puedes exponer ese expolio colonial de Extremadura y sus manifestaciones políticas en algún periodo histórico concreto?
Me voy a referir a tres periodos históricos en los que considero se manifestaron con mayor claridad el expolio colonial de Extremadura.
En primer lugar, La Mesta, que supuso durante más de cuatro siglos el expolio, la imposición y la subordinación de nuestra tierra a intereses de poderes e instituciones foráneas. A finales del siglo XV, los Reyes Católicos asumen el control de las Órdenes Militares y de sus tierras. En 1480 se establece por disposición real que el presidente de la Mesta sería el miembro más antiguo del Consejo Real. Por lo que La Mesta se transformó en un oligopolio de la Corona de Castilla y los grandes ganaderos del Norte para explotación del ganado lanar y para la comercialización de la lana. Este oligopolio, Mesta/Corona, fue una organización todopoderosa ya que la lana era el producto, la mercancía, más importante que Castilla exportaba a Europa, por lo que a Extremadura la convirtieron en un enorme pastizal, en un territorio colonizado, asignándole el papel subsidiario de otras regiones y países industrializados. Ello supuso prácticamente la desaparición de la agricultura, previamente dominante. Este oligopolio, Mesta/Corona, estableció, y superpuso su legalidad y sus autoridades a las ya existentes, como, por ejemplo, todo el personal que trabajaba para este oligopolio no podía declarar ni ser juzgado por los jueces “ordinarios” de los concejos. Es decir, la Mesta estableció su propia estructura organizativa de poder frente a los alcaldes, jueces y guardas armados de los concejos y sus partidos. La Mesta tenía sus propias milicias armadas y jueces extraordinarios.
Tras varios siglos de oposición y resistencia al expolio colonial del oligopolio Mesta/Corona, en la segunda mitad del siglo XVIII en la Provincia de Estremadura cristalizó un fuerte movimiento transversal e interclasista del conjunto de la población y los estamentos del Antiguo Régimen contra el enemigo común: La Mesta. Esta gran movilización prácticamente acabó con los poderes de la Mesta en Extremadura tras la publicación del Real Decreto de 28 de abril de 1793. La lucha durante siglos frente al saqueo colonial de la Provincia de Estremadura por el oligopolio Mesta/Corona de Castilla fue la fragua donde se forjó la identidad como Pueblo como País de los extremeños. Entre los habitantes de este territorio fue tomando cuerpo la conciencia colectiva de «nosotros los estremeños; ellos los expoliadores de fuera», es decir, la identidad de una población vinculada a un territorio.
En segundo, los gobiernos liberales durante el “periodo Isabelino” (1833-1868) que asaltaron de la peor manera posible la gran transformación que pretendían del Ancien Régime, dividiendo los territorios históricos en provincias, arrebatando las tierras comunales y concejiles mediante las desamortizaciones, introduciendo sangrantes impuestos indirectos. En concreto, en Extremadura, las desamortizaciones de Mendizábal en 1836 y la de Madoz en 1855, se calcula que, de todas las tierras desamortizadas, el 35 % pertenecía a la Iglesia y Órdenes Militares, el 15% a la Beneficencia y el 50% a las propiedades comunales y municipales. Por lo cual miles de familias campesinas se vieron privadas del único medio de subsistencia que tenían ya que antes de la desamortización el usufructo de las tierras comunales era disfrutado gratuitamente por vecinos del pueblo. Igualmente, como las subastas públicas de bienes expropiados se hizo en grandes lotes, impidió a labradores pequeños y medianos entrar en las pujas, siendo compradas las tierras desamortizadas por la alta burguesía financiera y la nobleza terrateniente de otras partes del Estado español.
De esta forma, el latifundismo se apuntaló con la concentración en grandes fincas, como la forma dominante de propiedad de la tierra en Extremadura. Lo que supuso que la mayor parte del medio rural extremeño estuviera bajo el control económico y político (ayuntamientos, diputaciones e incluso la representación en las Cortes) de una oligarquía financiera-terrateniente que no era de Extremadura; también supuso la extensión de las relaciones capitalistas al campo, que se inicia con el proceso de proletarización de los pequeños campesinos que van pasando a engrosar el grupo de los asalariados agrícolas.
Por ello, las luchas populares y revolucionarias del siglo XIX en Extremadura tuvieron una fuerte carga reivindicativa por los derechos históricos y comunitarios de los concejos, de restablecer —como diría Marx— “el antiguo sistema municipal“. Y, por tanto, un contenido claramente anticentralista frente al férreo centralismo “modernizante” de los gobiernos liberales de Isabel II. Las masas campesinas abrazaron el republicanismo, entendido en el sentido que planteó Carlos Marx: ”una forma muy anárquica de gobierno federal“, que podríamos traducir en un confederalismo de “abajo-arriba”. Corrientes de pensamiento que cristalizaron desde finales del reinado de Isabel II en la propuesta política de creación de un Cantón Estremeño para luego unirse o federarse con la antigua Lusitania.
Considero que la propuesta del republicanismo confederal extremeño de un Cantón Estremeño, independiente de España y vinculado a la antigua Lusitânia, fue un fenómeno social, político y cultural de gran transcendencia, que no puede considerarse como un hecho anecdótico según dicen la mayor parte de los historiadores. Era un movimiento político que editó el periódico El Cantón Estremeño, desde 1869 en Plasencia; que había constituido juntas revolucionarias en numerosos pueblos de Extremadura; que tenía diputados en Madrid, y que desde los últimos años del reinado de Isabel II hasta el aplastamiento militar de la revolución cantonalista en 1874 mantuvieron partidas armadas de paisanos, algunas de ellas, como la liderada por Brígido Juanes, tenían sus bases en territorio portugués y hacían incursiones armadas por toda la zona norte de Extremadura.
Y durante la Dictadura franquista, que mediante el autoritarismo y la represión se acrecienta de forma brutal el saqueo y la marginación de nuestra tierra, que se manifiesta en reducir la actividad económica de Extremadura al sector primario, a ser productora de materias primas para ser elaboradas y transformadas industrialmente fuera de nuestra tierra. Por ejemplo, el porcentaje de empleo en el sector primario en 1960 era en Extremadura el 64’04%, mientras que en Madrid era el 6’24%, en el País Vasco el 15’88% y en Cataluña el 17’06%. Lo que es indicativo, además de subdesarrollo económico y social, de explotación colonial. Un ejemplo fue el cultivo de algodón ya que es el más representativo del expolio colonial de nuestra tierra durante el franquismo. Su expansión estuvo estrechamente ligada a los tan cacareados Planes de Colonización franquistas, las puestas en riego de tierras y la construcción de pantanos en las décadas de los cincuenta y de los sesenta. En Extremadura llegaron a cultivarse 61.450 ha. de regadío y 15.000 ha. de secano en 1962. Y ello fue debido a la falta de disponibilidad de divisas suficientes para atender a las necesidades de importación de la economía española, entre las que la fibra de algodón era una de las partidas más importantes por la floreciente industria textil fundamentalmente de Cataluña. También se manifiesta en la planificación económica del Estado, donde la dictadura asignó a Extremadura el papel de abastecedora de mano de obra barata a las zonas más industrializadas del Estado español y a la reconstrucción de Europa tras la 2ª guerra mundial, como los prueban los datos: más de 700.000 extremeños y extremeñas habían sido forzadas a la emigración hasta la muerte del dictador, contando Extremadura a finales de diciembre de 1975 con una población de 1.120.000 habitantes.
Tras la muerte del dictador, Extremadura conoció el crecimiento de un fuerte movimiento popular contra el saqueo de esta tierra (recordemos el libro EXTREMADURA SAQUEADA, un icono de la letra impresa durante la Transición en nuestra tierra). En este período se produjo un fenómeno político similar al ocurrido en las tres primeras décadas del s. XX, por un lado, surgió el regionalismo de los liberales regeneracionistas, y por otro el extremeñismo social y reivindicativo que proponía Antonio Elviro Berdeguer. El nacimiento organización política de carácter “regionalista-españolista” de centroderecha como Acción Regional Extremeña, AREX, fundada por Enrique Sánchez de León, procurador en las Cortes franquistas que se integró en UCD al inicio de la Transición; posteriormente Pedro Cañada Castillo, que también había sido cofundador de AREX, al desaparecer ésta fundó Extremadura Unida en 1980 cuando dejó de ser senador por UCD un año antes… Pero junto al “regionalismo conservador” surgió por primera vez en la historia de Extremadura una corriente o movimiento extremeñista de izquierda y revolucionario cuya expresión organizada fue el Bloque Popular de Extremadura, BPEx, que luego se refundó como Bloque Extremeñista Revolucionario, BER.
¿Existe algún rasgo más de la colonización de Extremadura?
Además del rasgo fundamental que caracteriza la colonización de un territorio, el expolio de los recursos naturales (agrícolas, forestales, hídricos o mineros, por ejemplo) de forma indiscriminada y sin prever su renovación como garantía de su supervivencia en el futuro por parte de poderes económicos externos o del propio Estado al que pertenece el territorio, también tiene otros mecanismos de colonización como la elaboración de un sistema ideológico de justificación de la situación impuesta. El colonizador autojustifica su dominación e induce a la aceptación de ésta en forma voluntaria por la población. El trato del colonizador en relación con la población colonizada se basa en una mezcla de paternalismo y menosprecio... Y en Extremadura el imperio castellano-español a lo largo de la historia no sólo nos ha desposeído de la tierra donde nacimos y pisamos de prestado a lo largo de nuestra vida, nos robado también el alma, nuestros orígenes como pueblo, nuestra lengua y nuestra cultura...
Por ello cuando me presento me sale del alma decir que “Soi estremeñu de nacência, de vivência, de sentimientus i de concência”.
Y es que desde afuera nos han impuesto un relato histórico que oculta y tergiversa nuestra Historia, como por ejemplo que el país de las gentes extremeñas, es primigenio de la antigua Lusitania/Lusitânia de la que fuimos parte; luego los extremeños y extremeñas encontramos nuestros ancestros y raíces culturales e identitarias en los pueblos lusitanos, a los que prácticamente estuvimos unidos hasta la conquista del Reino de Badajoz por el rey Alfonso IX de León y D. Afonso Henriques del Condado Portucalense entre los siglos XII y XIII. Que durante el período de transición entre la Baja Edad Media y los inicios de la Edad Moderna, Extremadura destacó por ser un territorio claramente definido territorialmente y diferenciado lingüística y culturalmente, como lo plantea, entre otros, el historiador Miguel Ángel Ladero Quesada «el pleno reconocimiento de la actual Extremadura como realidad bien definida desde la Baja Edad Media» en su obra ‘Las regiones históricas y su articulación política en la Corona de Castilla durante la Baja Edad Media’. Igualmente, los colonizadores impusieron su lengua, el castellano, en la Provincia de Estremadura que se distinguía por el hecho diferencial de hablar una lengua propia, el estremeñu, documentada su existencia ya en la Baja Edad Media, como lo constata en el siglo XVI el poeta y dramaturgo Diego Sánchez de Badajoz escribiendo parte de su obra en estremeñu.
Por lo expuesto, considero que objetivamente Extremadura puede ser considerada como una colonia de España…Esta afirmación, o definición, puede escandalizar a muchos/as y considerarla como un dislate, pero si serena y objetivamente analizamos cómo ha sido, y es, saqueada y tratada por la “potencia administradora”, es decir España, veremos que existen bastantes coincidencias a como lo hizo por ejemplo en el Sahara Occidental o en Cuba…
Pero quiero recordar que un servidor no ha sido el primero en afirmar que “Extremadura es una colonia de España”, aunque parezca mentira fue el populista y demagogo de Juan Carlos Rodríguez Ibarra quien lo dijo. Siendo secretario de organización de la Federación Provincial de Badajoz del PSOE, en una entrevista concedida al diario HOY, en enero de 1977, así respondía a la pregunta del periodista José Carlos Duque: ¿Cuál es tú definición de Extremadura? —“Voy a ser duro en mi respuesta y tal vez pienses que exagero, pero esta es la triste realidad: -suministradora humana a Europa y la última colonia de España”.
¿Crees que existen las condiciones objetivas y subjetivas para que se desarrollen organizaciones políticas de ámbito territorial exclusivamente extremeño?
Sí, considero que en Extremadura han existido y existen las «condiciones objetivas» para el desarrollo de movimientos políticos y sociales de ámbito exclusivamente extremeño, como País y como pueblo saqueado y colonizado económica, lingüística, cultural y políticamente; también hay razones para un proyecto político de, y para, Extremadura que reivindique un autogobierno libre y soberano, como único medio de ir acabando con el saqueo colonial y de que sea el pueblo extremeño quién decida y construya su futuro. Pero una cosa son las condiciones objetivas y otra son las «condiciones subjetivas», es decir, la conciencia del hecho diferencial y de la necesidad de este proyecto político soberanista... Pues ocurre lo mismo que con clase obrera que existiendo condiciones objetivas de la explotación capitalista, la inmensa mayoría no tiene conciencia de clase y no se organiza como tal para hacer la revolución socialista; sólo es una minoría, una vanguardia, la que actúa políticamente por crear las condiciones subjetivas que haga posible dicha revolución.
¿Qué es el extremeñismo y qué diferencias existen entre ese término y los conceptos regionalismo/nacionalismo extremeño?
Como es sabido, el regionalismo político, es la doctrina y tendencia política que, aceptando la existencia de una comunidad política superior como la Nación, pretende la defensa específica de una de sus partes, una región, que se distingue por su homogeneidad en lo físico, lo económico y lo cultural. Surge a principios del siglo XX como reacción al férreo centralismo de los gobiernos de Alfonso XIII, por lo que su contenido político fundamental es la descentralización del Estado con la consecución de cierto grado de autonomía regional, pero defendiendo la unidad de España. Y el nacionalismo es una concepción y doctrina que considera que en toda nación existen unos vínculos permanentes y substanciales (étnico-culturales, territoriales, históricos y lingüísticos), que en caso de las ‘naciones-sin-Estado’, como podría ser Cataluña o Euskadi, propugnan la separación del Estado administrador y crear su propio Estado nacional; aunque en la lucha por la independencia conviven diferentes doctrinas y movimientos políticos, es decir, nacionalistas de izquierda y nacionalistas de derecha.
Entonces el extremeñismo es…
En buena medida, el folleto La cuestión Extremeña (publicado por el Bloque Extremeñista Revolucionario, BER, 1983), ofrece una adecuada definición: “Cuando hablamos de extremeñismo hablamos de la defensa de nuestra historia y nuestra cultura; hablamos de luchar por todos los medios –legales e ilegales- por el autogobierno soberano de nuestro pueblo. Igualmente, al hablar de extremeñismo, hablamos del derecho del País Extremeño a decidir libremente el tipo de relaciones que desea mantener con los otros pueblos del Estado español; reivindicamos el derecho a la autodeterminación [...] Al BER le corresponde una importante contribución al desarrollo de la conciencia extremeñista de nuestro pueblo, a que vaya actuando políticamente con tal; así como a ir promoviendo un extremeñismo, un nacionalismo extremeño, como movimiento liberador de la opresión capitalista, esencialmente centralizadora y centralista”.
Por ello considero que el extremeñismo debe ser un “nacionalismo popular extremeño” en contraposición al “nacionalismo-oligárquico-español” que a lo largo de la historia estableció, como dije anteriormente, mecanismos de colonización ideológica y cultural para la aceptación de la situación impuesta de saqueo de nuestra tierra por parte de España y otros poderes foráneos. Deber ser un extremeñismo pan-lusitano por razones geográficas e históricas, somos un territorio raiano y primigenio de la antigua Lusitania. Igualmente, el extremeñismo debe tener un fuerte componente de nacionalismo económico anticolonial al ser Extremadura un país económicamente saqueado y subdesarrollado. Y, por último, el grito desesperado y de rebeldía de Antonio Elviro en 1920: «EXTREMADURA PARA LOS EXTREMEÑOS», con toda la carga de radicalidad y profundidad revolucionaria, es la expresión ideológica y política del extremeñismo revolucionario o nacionalismo popular extremeño que mejor le define.
Y ahí, en ese anhelo de abanderar políticamente el extremeñismo revolucionario, surge el Bloque.
Creo conveniente señalar que en el Bloque, como era conocido públicamente, hubo dos períodos claramente diferenciados tanto política e ideológicamente como en las formas organizativas: el período del Bloque Popular de Extremadura, BPEx, y el del Bloque Extremeñista Revolucionario, BER.
Háblanos del Bloque Popular de Extremadura. ¿Dónde, porqué y de qué forma se constituye?
El BPEx se constituyó a principios de enero de 1981 en Calamonte por el Movimiento Comunista de Extremadura, PCE (VIII y IX Congreso) y activistas antinucleares, ecologistas, antimilitaristas. Posteriormente un grupo de ex-militantes de la ORT se incorporaron en Mérida y otro de la LCR en Cáceres. «El Bloque Popular de Extremadura es el extremeñismo revolucionario, es un lugar de unión de todos los hombres y mujeres de esta tierra que creen en la revolución», así se definía en un manifiesto y manifestaba que «Luchamos por una Extremadura libre y socialista» o «Recogemos la herencia revolucionaria de aquellos campesinos y jornaleros extremeños durante la II República» [...] «tenemos en común una voluntad decidida de cambiar realmente las injusticias y el caciquismo que sufre Extremadura». Lo anterior estaba muy bien y las organizaciones políticas, ex-militantes de la ORT y LCR, activistas de movimientos sociales e independientes coincidíamos; pero para la mayor parte de los militantes del MCEx y de los emigrantes retornados que estaban en el Bloque era insuficiente y a éste había que dotarle de contenido ideológico y político carácter «nacionalista».
El PCE (VIII y IX Congreso), ex-militantes de la ORT y ex-militantes de la LCR entendían que el BPEx era o debía ser una “plataforma de lucha” o un “frente de izquierdas” según la praxis y experiencia histórica de las diferentes corrientes del pensamiento comunista. Para ellos el «extremeñismo revolucionario» era una simple etiqueta o un lema de combate, no lo entendían como un movimiento ideológico y político para la liberación del País Extremeño.
También hay que decirlo, hay que ser claros, la aportación e implicación de estas tres “familias” comunistas con el BPEx fue poca o nula... El PCE (VIII y IX Congreso) desde la constitución del Bloque, asistió a un par de reuniones y a un acto en Cáceres, esa fue su relación; no creando ningún grupo del BPEx en la Serena donde decían que tenían fuerte implantación como partido, tampoco participaron en ninguna de las campañas que se promovieron. Los ex-militantes de la ORT, funcionaron durante unos meses como un grupo del BPEx y luego se afiliaron a Los Verdes Extremadura; lo mismo podemos decir de los ex-militantes de la LCR en Cáceres cuya identificación y compromiso con el BPEx fue muy floja tal vez porque no coincidían con las posiciones ideológicas y políticas dominantes en el grupo del Bloque cacereño... Lo cual se explica porque estos compañeros y compañeras compartían el universo ideológico y político propio de la ‘izquierda española tradicional’: el “obrerismo internacionalista”, la referencia histórica con el movimiento jornalero de la II República y la sobrevaloración de la participación y resultados electorales... Algo muy alejado del “alma” y los sentimientos de quienes intentábamos construir un movimiento nuevo social, político y cultural en Extremadura y para Extremadura, que teníamos como referente el republicanismo confederal del siglo XIX que Marx definió ”una forma muy anárquica de gobierno federal“.
Por ello se puede decir con toda objetividad que el BPEx nació fundamentalmente por impulso e iniciativa del MCEx, destacando que cesó su actividad pública como partido una vez constituido el Bloque, ya que a la mayoría de sus militantes les animaba, además de motivaciones ideológicas y políticas, la conciencia y sentimientos de acabar con el expolio colonial que ha sido víctima nuestra tierra a lo largo de la historia y para ello veían necesario, imprescindible, la construcción de un movimiento social y político de carácter nacionalista y popular. Por impulso de los y las militantes del MCE, el BPEx se extendió por numerosos pueblos del medio rural y varias ciudades, realizando importantes movilizaciones.
¿Fueron las elecciones del 83 las que dieron paso al cambio de etapa con la conformación del Bloque Extremeñista Revolucionario? ¿Qué ocurrió?
Tras las elecciones de mayo de 1983, se abre un proceso de debate en el BPEx sobre el «extremeñismo revolucionario»: sus bases ideológicas y políticas, estructura organizativa y política de alianzas, entre otras. Durante el verano hubo debates y se recogieron propuestas que fueron aprobadas en un Pleno General celebrado en Cáceres el 18 de septiembre de 1983, con el cambio de nombre por el Bloque Extremeñista Revolucionario, BER, para significar públicamente el comienzo de un nuevo movimiento extremeñista/nacionalista político, social y cultural.
El BER desde el punto de vista político e ideológico profundizó teóricamente en el extremeñismo revolucionario entendido como “nacionalismo popular extremeño”: «La ideología del movimiento extremeñista revolucionario se fundamenta en el nacionalismo, la lucha de clases y la solidaridad internacionalista». Y reivindicaba un relato histórico, contrario al nacional-españolista, basado en la lucha del pueblo extremeño por la libertad e independencia: ”desde la época de la dominación romana a la que nuestros antepasados, los lusitanos, presentaron una heroica resistencia“ o ”el Reino de Badajoz que luchó por su independencia tanto contra el califato de Córdoba como contra los reinos cristianos“...
Sobre las relaciones y alianzas políticas, el BER estableció el siguiente criterio: «Uno de nuestros objetivos es la creación de una corriente de opinión pública contraria a los partidos políticos de ámbito estatal por considerarlos un obstáculo para el desarrollo conciencia extremeñista/nacionalista del pueblo extremeño y porque son instrumentos no válidos para la defensa del País Extremeño. Por ello nuestras alianzas y relaciones políticas deben establecerse en función de este objetivo». Estableció que el colectivo y la asamblea era la base organizativa del BER. Que las personas afiliadas a organizaciones o partidos políticos no podrían ser miembros de los colectivos. Aunque se contemplaba que «El desarrollo de fórmulas organizativas más precisas se irá haciendo al calor de la práctica y experiencia cotidiana».
Y por último, si me lo permites, termino con unos párrafos del ensayo sobre el nacionalismo extremeño de Pablo Ortiz Barquero que publicó en la Revista Extremeña de Ciencias Sociales ”ALMENARA“ nº 10, 2018: «El extremeñismo revolucionario encarnado en el BER encuentra su razón de ser en la concepción de Extremadura (que pasa a ser el ‘País Extremeño’) como pueblo oprimido, un pueblo que además posee inequívocamente unas señas de identidad propias: unas determinadas características socio-económicas, lingüísticas, culturales, territoriales e históricas. Cabe señalar que se maneja un concepto de ‘nación’ abierto, rechazando la idea estática y esencialista de la misma, y entendiendo la nación como un objeto dinámico sujeto a los procesos socio-históricos (y en última instancia a la voluntad política)» [...] «El subdesarrollo económico sufrido por Extremadura vendría explicado por su situación de dependencia de los grandes centros industriales y urbanos; sometida al colonialismo económico, Extremadura es la periferia desde la cual los poderes centrales llevan a cabo el expolio de los recursos económicos. De este enfoque, crítico y transgresor, se desprenden influencias más que evidentes del pensamiento marxista. Pero el planteamiento del BER va incluso más allá: en su análisis se muestra más que palpable la influencia del pensamiento crítico: las Teorías estructurales de la dependencia, las Teorías del centro-periferia, las perspectivas críticas sobre la modernización, el pensamiento neomarxista, etc.» [...] «Además el BER, asumiendo el derecho de todos los pueblos a autogobernarse, entiende que una confederación de repúblicas podría ser el marco más adecuado para el establecimiento de unas relaciones libres y solidarias entre los pueblos de la península ibérica».
En la década de los 80 Belarmino Martín Galindo, tu hermano, militante del MCEx y posteriormente del Bloque, consiguió la alcaldía de Majadas de Tiétar en varias ocasiones. Ahora, con perspectiva, ¿cómo valoras aquella experiencia? ¿Qué fue lo mejor y lo peor de aquella etapa?
Sí, Belarmino presidió el Ayuntamiento de Majadas de Tiétar durante doce años consecutivos, desde 1979 hasta 1991. Después de la muerte del dictador, en las primeras elecciones municipales de 1979 fue elegido alcalde tras ganar por mayoría absoluta la lista del MCEx ya que consiguió 5 concejales, una candidatura independiente 3 y UCD 1. En las municipales de 1983 encabezó la candidatura del Bloque Popular de Extremadura, BPEx, y al no presentarse ninguna otra, los 9 concejales de la Corporación fueron todos del Bloque. Y en las elecciones municipales de 1987, el BER al no estar inscrito legalmente en el Registro del Ministerio del Interior, presentó una lista con el nombre de “Unidad Extremeñista de Trabajadores”, también encabezada por Belarmino, sacando 7 concejales y 2 el PSOE. Cuando termina este mandato al frente de la alcaldía en 1991, Belarmino no se presenta a las elecciones, entre otras razones, debido a que el Bloque estaba dando las últimas “boqueás”... Y es que si desde el periodo de la preautonomía en Extremadura, el Bloque estuvo en el punto de mira de todas las fuerzas políticas, instituciones, medios de comunicación y cuerpos policiales; tras las elecciones europeas del 10 de junio de 1987 en las que apoyamos y organizamos la campaña de HB en la provincia de Cáceres, la presión fue tan brutal que nos asfixiaron... Un ejemplo, Ibarra convocando públicamente por los medios de comunicación a boicotear y desbaratar un acto electoral, que había autorizado por la Junta Electoral, que habíamos organizado en Cáceres con la participación de miembros de HB, siendo asaltado el local por una turba de guardias civiles y policías de paisano, gentuza del PSOE y de extrema derecha... A modo de ilustración los resultados en Majadas fueron HB 77 votos, IU 28 y AP 89.
Durante los 12 años que Belarmino fue alcalde de Majadas, este Ayuntamiento fue la “oveja negra” para el statu quo del municipalismo extremeño y de las instituciones pre-autonómicas y autonómicas de Extremadura, destacándose por su antifranquismo y extremeñismo radical, por una gestión municipal con la participación de los vecinos (el Ayuntamiento era de puertas abiertas, los plenos municipales eran en la práctica una asamblea del vecindario donde podían hablar y hacer propuestas, el 15% del censo electoral podía pedir la celebración de referéndums, etc.) y a favor de los sectores más desfavorecidos del pueblo, por ser el referente de la lucha por el cierre de la central nuclear de Almaraz, por impulsar la organización y movilización de los “medieros” y pequeños campesinos de las Vegas del Tiétar contra la explotación de los terratenientes, por favorecer la solidaridad con los pueblos del Estado español que luchan por su soberanía, etc.
Así nada más conocerse los resultados electorales en la noche del 3 de abril de 1979, y sin esperar a la constitución del Ayuntamiento, grupos de vecinos empiezan una limpieza general en el pueblo de símbolos y rastros de la dictadura franquista: nombres de vías públicas, la “cruz de los caídos” es derribada y sacada de la plaza, la placa dedicada a “Los caídos por Dios y por España” fijada en la fachada de la iglesia es arrancada... En el primer pleno municipal se aprueban los nuevos nombres de las calles y la principal avenida de la localidad se dedica al último alcalde republicano, fusilado por los franquistas en 1936: Alcalde Victoriano Martín. Igualmente quiero resaltar que el Ayuntamiento de Majadas, durante los años de gobierno extremeñista-revolucionario fue el único de Extremadura donde no ondeó la “estanquera”...
El Ayuntamiento como institución local se puso a la cabeza de la oposición a la central nuclear de Almaraz apoyando todas las convocatorias por su cierre y ofreciendo locales para encuentros de debate o para pernoctar las personas que se desplazaban a las movilizaciones contra la nuclear de otras partes. Cuando hacía poco más de un mes de haber sido elegido alcalde Belarmino, el 29 de mayo de 1979, publicó una “Carta abierta a los alcaldes y concejales extremeños” donde planteaba: “Me dirijo a todos los alcaldes y concejales de los municipios extremeños, vosotros que como yo hemos sido elegidos por nuestros convecinos con la esperanza de que la vida en los pueblos y ciudades de nuestra tierra fuera cambiando y haciéndose cada vez más solidaria y democrática, más justa y habitable; nosotros que hemos contraído el compromiso de velar y defender los intereses del pueblo, creo que no podemos quedarlos callados ante uno de los problemas que nos afecta directamente a todos los que vivimos en Extremadura: el de las instalaciones nucleares” [...] “De nuestra Región de la que nunca se acuerda el Gobierno de UCD y los capitalistas a la hora de montar fábricas e industrias, si se han acordado en cambio para traernos instalaciones nucleares: la de Almaraz que pronto entrará en funcionamiento si no lo impedimos, la de Valdecaballeros y el cementerio nuclear de La Haba... Siendo Extremadura gran productora y exportadora de energía eléctrica ¿por qué tiene que estar expuesta a la contaminación radioactiva en caso de funcionamiento normal o sufrir las terribles de un posible accidente nuclear y otros daños colaterales que afecten a nuestra agricultura” [...] “Por ello os pido que propongáis en los Ayuntamientos el debate sobre las nucleares y aprobéis Resoluciones exigiendo la paralización de la de Almaraz y la anulación del proyecto de Valdecaballeros, así como la exigencia de un referéndum regional sobre las nucleares en nuestra tierra” [...] “Para impedir la nuclearización de Extremadura, hay que desarrollar un fuerte movimiento de oposición ciudadana y popular, tanto en los ayuntamientos y otras instituciones democráticas, como con la movilización en la calle. Por ello os pido que apoyéis, como ha hecho el Ayuntamiento de Majadas de Tiétar, las manifestaciones del 3 de junio en Almaraz y Valdecaballeros”.
Igualmente, el Ayuntamiento de Majadas impulsó y apoyó todas las movilizaciones campesinas y populares de las Vegas del Tiétar y Campo Arañuelo, pero se implicó especialmente en las luchas de los “medieros” ya que una parte importante de los vecinos eran familias “medieras” y se ganaban la vida trabajando la tierra de los terratenientes a “medias” con el cultivo del tabaco y el pimiento destinado a la molienda. Además de las condiciones leoninas de explotación en que se encontraban, la reconversión del cultivo de tabaco, sustituir el tradicional tabaco negro (“Burley”) por el rubio (“Virginia”) que amenazaba su existencia ya que el proceso de recolección y secado del tabaco rubio era distinto y al terrateniente le era más rentable hacerlo con trabajadores asalariados que con “medieros”...
El BER realizó una campaña informativa por las Vegas del Tiétar que culminó en la primera Asamblea de Medieros de las Vegas del Tiétar, celebrada en Majadas de Tiétar el 13 de abril de 1984, con la asistencia de más de 100 medieros en representación de las fincas y pueblos de La Vera y Campo Arañuelo. En dicha Asamblea se aprobó una plataforma reivindicativa de tres puntos y la constitución de la asociación Unión de Medieros Extremeños, UMEx, fijar provisionalmente la sede de la UMEx en las dependencias del Ayuntamiento de Majadas y nombrar a Belarmino asesor de la UMEx.
La experiencia del Ayuntamiento de Majadas creo que fue muy positiva y es un referente para futuros ayuntamientos de carácter extremeñista y revolucionario ya que acertó combinar el gobierno local de participación directa del vecindario y la gestión en defensa de los intereses populares, junto con involucrar institucionalmente al Ayuntamiento en las movilizaciones populares de la comarca y de toda Extremadura y también manifestarse públicamente en defensa de los pueblos que luchan por su libertad y soberanía tanto en el Estado español como a en todo el mundo.
Pero al mismo tiempo, haciendo una mirada retrospectiva y autocrítica, considero que el Bloque, y por tanto el Ayuntamiento de Majadas, cometió un error al externalizar pública y exageradamente la solidaridad y las relaciones con movimientos revolucionarios nacionalistas del Estado español, particularmente el vasco... Por ejemplo, creo que fue un error político apoyar y organizar la campaña de HB a las elecciones europeas de 1987 en Extremadura ya que no preveíamos las hostias que recibiríamos y la utilización de esta acción por parte de los triunfadores del “régimen del 78” en nuestra tierra para llevar una campaña de acoso y derribo contra el Bloque y sus dirigentes...
Cegados por el voluntarismo revolucionario no entendimos que la situación política a finales de 1980 era totalmente diferente a la de finales de 1970... Felipe González y su gobierno “socialista” consiguieron en unos pocos años lo que no consiguió la dictadura franquista durante 40 años: la desorganización y desmovilización popular, el desmantelamiento de la izquierda revolucionaria y la domesticación de los sindicatos... Ibarra en Extremadura, con su populismo facistoide y limosnero convirtió al mundo rural con cuatro miserables subsidios en una “reserva de indios”, en un cuerpo social inerte...
Por ello, aunque lo de las elecciones de HB fue un error político, también considero que dado el contexto político existente en la década de 1990 tanto a nivel de Extremadura, como del Estado español e internacional, la continuidad del Bloque como organización era inviable.
Ahora que considero que las condiciones políticas están cambiando en el siglo XXI, quiero lanzar un aviso a navegantes, a las/os extremeñistas dispersos por todo el territorio de nuestro País Extremeño: Que llegado el momento de ponerse manos a la obra de construir un movimiento extremeñista, éste ha de ser pan-lusitano o no será...
Y para terminar, te paso un ejemplo, por si tienes a bien incorporarlo en la entrevista, de cómo reescriben la historia del Bloque del Ayuntamiento de Majadas algunos intelectualillos “progres y socialeros” como Domingo Quijada González, Cronista Oficial de Navalmoral de la Mata, para tratar de desprestigiar y borrar de la memoria del pueblo una significativa experiencia de lucha política extremeñista y revolucionaria.
Justo ahora, tanto tiempo después de la actividad del Bloque, el “problema territorial” marca significativamente la política estatal. Las identidades y los nacionalismos son objeto de debate permanente. ¿Qué piensas sobre ello?
Empezaré señalando que a nivel general la lucha y movimientos sociales y políticos por la reorganización territorial del Estado español tiene su mayor auge y antecedentes en el siglo XIX, donde puntualmente adquiere un carácter de lucha de masas, intentos federalistas, de repúblicas federadas, de confederación, de cantonalismos... En cambio, el siglo XX es la historia de negación, de imposición del unionismo españolista y la represión centralista. Pero el problema de la reorganización territorial del Estado español sigue vivo en el siglo XXI, ya que el parche del “Estado de las Autonomías” del “régimen del 78” no ha resuelto el problema, no ha logrado la inclusión de sus “comunidades nacionales y regionales” en una verdadera convivencia entre los pueblos ibéricos...
Por ello considero necesaria una profunda reflexión política en cada uno de los pueblos del actual Estado español para orientar la actividad política sobre un tema que está, y estará, en primera línea del debate y de la lucha política en los próximos años; también para repensar las formas organizativas tanto de partidos políticos como de movimientos sociales, que a mi entender deberían ser autónomos y soberanos y de ámbito territorial de cada pueblo.
Igualmente pienso que reivindicar ante la monarquía borbónica la alternativa la República de España, es decir, una “república unitaria” y constituida de “arriba-abajo”, como plantea la izquierda española, es dar un paso atrás, volver a la “imposición del unionismo” del siglo XX, y no es la solución al problema de la reorganización territorial del Estado español al ser éste multinacional y multiregional. Al respecto, Pi i Margall, que era federalista moderado y no confederalista, escribía: “Una república unitària no és una verdadera república, sinó una monarquia amb gorra frígia” [...] “Negar la autonomía a los municipios solo porque formen parte de una región, y a las regiones solo porque la formen de España, es, a nuestros ojos, constituir, no una jerarquía, sino la más insoportable de las autocracias”.
Entiendo que la alternativa a la monarquía impuesta por Franco y al “régimen del 78” debía beber en las fuentes del confederalismo del siglo XIX, abriendo un proceso constituyente en cada uno de los pueblos ibéricos y proclamando su República. Posteriormente cada República decidiría soberanamente si se confedera o no con otras, formando una Confederación, o decide su futuro de forma independiente.
Uno de los primeros en reivindicar ese “proceso constituyente” en Extremadura fue Elviro Berdeguer. ¿Fueron sus aportaciones, como dicen algunos historiadores, expresiones pequeño-burguesas?
Como señalé al principio de la entrevista, los antecedentes históricos que determinaron que el republicanismo extremeño del siglo XIX tuviera rasgos y peculiaridades propias. Antecedentes históricos como que Extremadura sea un territorio, un pueblo, primigenio de la antigua Lusitania, y tras la derrota de las tribus lusitanas a finales del siglo I a. C., Roma crea la Provincia de Lusitania cuya capital era Augusta Emérita hasta la caída del Imperio romano de Occidente, entre los siglos V y VI d. C.; el Reino de Badajoz que comienza en el año 875 cuando Ibn Marwan tras una rebelión popular en Mérida se enfrenta a las tropas del emirato de Córdoba y se establece en Baṭalyws (Badajoz), reino que se extiende por todo el territorio de la Lusitania, el actual Portugal desde el sur del Duero y la actual Extremadura, por lo que desde tiempos prerromanos hasta el siglo XIII nuestra tierra extremeña estuvo unida y vinculada con las actuales tierras portuguesas situadas al Sur del Duero; el oligopolio Mesta/Corona de Castilla que durante más de cuatro siglos sometió a Extremadura a un expolio colonial sin límites; y las desamortizaciones de los gobiernos liberales durante el reinado de Isabel II que acabaron con las propiedades comunales y municipales y miles de familias campesinas se vieron privadas del único medio de subsistencia que tenían.
Y consecuencia de estos antecedentes históricos, las revueltas y motines, así como el republicanismo, tuvieron unos rasgos muy propios y específicos en Extremadura durante el siglo XIX, ya que surgieron en torno a las comunidades locales en un universo ruralizado (el censo de 1860 muestra que el 79,30% de la población activa extremeña pertenecía al sector primario) y basadas en ancestrales formas de vida de apoyo mutuo y trabajo comunitario que el desarrollo de las relaciones capitalistas en el campo habían ido desplazando. Por tanto, un republicanismo muy de base, anticentralista y por ello confederal. Y la propuesta del Cantón Estremeño fue la expresión política del carácter autóctono del republicanismo extremeño, ya que fue la manifestación del alma común lusitana que históricamente ha enlazado fraternalmente a las gentes extremeñas con los otros pueblos lusitanos... Por primera vez, desde la rebelión de Ibn Marwan contra el emirato de Córdoba, se plantea la independencia de Extremadura para luego unirse o federarse a la antigua Lusitânia.
Durante el siglo XX, el regionalismo regeneracionista de principios del siglo y las tres iniciativas de las dos diputaciones extremeñas de 1918, 1931 y 1936 que pretendían ”llegar a la descentralización del poder central formando la Región Extremeña con su propio estatuto de autonomía“, fueron la negación histórica del confederalismo popular de “abajo-arriba” del siglo XIX y la aceptación, por encima de todo, del unionismo españolista. En el siglo XX, en nuestra tierra, sólo encontramos que el pensamiento político de Antonio Elviro Berdeguer enlaza en alguna medida con la tradición republicana confederal del siglo anterior; también en el Bloque Extremeñista Revolucionario, BER, durante la Transición.
Por ejemplo, cuando Antonio Elviro criticaba la propuesta de Estatuto de las diputaciones, además de porque consideraba que estas eran “un caserón de intereses creados” y no representaban al pueblo, argumentaba políticamente que el extremeñismo o regionalismo se construía en libertad y desde abajo, que “Debía de partir de la libertad del individuo para federarse y de esa forma llegar a una federación de municipios, que constituirían la Región, y posteriormente la federación de Regiones”, lo que es una posición clara, y uno de los principios políticos, del republicanismo confederal del XIX. Igualmente, Elviro criticaba la forma en que se llevó a cabo la “Reforma Agraria Liberal” del siglo XIX a través de: “la disolución de Régimen Señorial y las desamortizaciones concejiles”. Pues estos dos procesos eran para él, los responsables del establecimiento del latifundismo como la forma dominante de propiedad de la tierra en Extremadura. Análisis político de Elviro que algunos autores de orientación marxista la han considerado como propia de la tradición pequeño-burguesa igual que el cantonalismo... Lo cual desde mi punto de vista es un error, y yo me considero marxista, pero entiendo que no se debe interpretar el materialismo histórico de forma “mecanicista” o “estructuralista”, la teoría marxista ha de aplicarse de forma dialéctica, como planteaba Lenin, «partiendo del análisis concreto de la realidad concreta».
Y al respecto conviene recordar que la oposición a la desamortización de los bienes concejiles y comunales en Extremadura fue generalizada en la sociedad extremeña... Así el diputado cacereño Carlos Godínez de Paz (natural de Villasbuenas de Gata), en marzo de 1855, durante el debate parlamentario de la Ley de Desamortización de Madoz, exponía: “Los campesinos extremeños tendrán que sufrir la ley del propietario y la sufrirán con fuerza, un año venderán una mula y otro un buey, hasta quedar reducidos a la triste condición de jornalero”. Y se preguntaba: “¿Vendrán a labrar sus tierras los absentistas-capitalistas?”. Igualmente, el diputado por Badajoz Juan Andrés Bueno Prado (natural de Usagre), en la sesión de las Cortes celebrada el 27 de marzo decía: “Que alguien debía ser sacrificado por las circunstancias económicas en que se encuentra el Estado y este sacrificio por lo visto le toca a Extremadura”. Y exponía: “He recibido representaciones de 120 pueblos, y la mayoría de esas representaciones me decía: Que la venta de dichos bienes, obligaría a todos los vecinos a emigrar en busca de un trozo de pan”. Y estando ya a punto de finalizar los debates parlamentarios, intervino por última vez el diputado cacereño Montemar, preguntándose: “¿Pero qué va a suceder en los pueblos, si se venden los bienes de propios? ¿Quién los va a comprar? ¿Los pobres extremeños? Los pobres no, porque no se pueden presentar a las subastas, ya que nada tienen”. Y concluía diciendo: “Los diputados por Extremadura hemos cumplido con nuestro deber apoyando las reclamaciones de los pueblos, que para eso nos han nombrado sus representantes. Pero a pesar de ello, muy mal librada ha salido Extremadura una vez más, en beneficio de otros”.
Por lo expuesto, considero erradas las “observaciones” que algunos historiadores y politólogos de la izquierda española hacen a Elviro Berdeguer, aseverando de que el carácter del cuerpo ideológico- político de la doctrina extremeñista que plantea es pequeño burgués... Estos señores me parece que analizan la historia y los procesos políticos-sociales de forma lineal, cuando en Extremadura cualquier proceso social o político es muy complejo y para entenderlo –como decimos en nuestra tierra- hay que dar muchas requigüeltas...
Hablemos del hoy y del mañana de la política extremeña. ¿Crees que el futuro de la izquierda política en Extremadura pasa por volver a ese extremeñismo revolucionario y a la reivindicación de nuestra tierra como País?
Me preguntas si es posible en el siglo XXI el extremeñismo revolucionario o nacionalismo popular extremeño, más en concreto: “¿Crees que el futuro de la izquierda política en Extremadura pasa por volver a ese extremeñismo revolucionario?”.
En primer lugar, considero que al hacer la pregunta has utilizado acertadamente la preposición /en/ en lugar de la preposición /de/, ya que entiendo que si hubieras utilizado la segunda, “la izquierda política de Extremadura”, te referirías a unas organizaciones políticas de izquierda nacidas en esta tierra y de ámbito territorial exclusivamente el extremeño y que yo sepa no existe ninguna en la actualidad; entiendo que “la izquierda política en Extremadura”, las situadas a la izquierda del PSOE, como IU, Podemos, PCE, Anticapitalistas, PCPE, y no sé si queda alguna sigla más por ahí, no son extremeñas, son españolas...Son “sucursales” en Extremadura del «partido matriz español» de ámbito estatal. Y en segundo lugar, creo que como mucho se podría aspirar a una “plataforma” “frente” o “convergencia” de partidos de izquierda en Extremadura... Y supongo que a lo largo de la entrevista habrás podido comprobar que mi pensamiento político está muy alejado de dicha pretensión...
Si me preguntaras ¿es posible el extremeñismo revolucionario o nacionalismo popular extremeño en el siglo XXI? Te respondería que no sé si es posible o no, lo que si te respondería afirmativamente es que una organización o movimiento político, social y cultural de carácter nacionalista es necesario en nuestra tierra. Mi pensamiento político sobre el nacionalismo popular extremeño creo ha quedado bastante explícito en la entrevista, pero resumiré a continuación algunos rasgos y tendencias por los que creo debería transcurrir.
Un nacionalismo popular contra el expolio y saqueo colonial de nuestra tierra y que defienda «Extremadura para los extremeños», lema de Antonio Elviro que, con toda su carga de radicalidad y profundidad revolucionaria, es la expresión ideológica y política del extremeñismo revolucionario o nacionalismo popular extremeño.
Un extremeñismo que reivindique que somos un “territorio histórico”, que nuestros ancestros y raíces culturales e identitarias las encontramos en la antigua Lusitania; que defienda y fomente la recuperación de la cultura y lenguas extremeñas, que promueva un nuevo “relato histórico” del país de las tierras y gentes extremeñas frente al relato “nacional-españolista” impuesto tras siglos de dominación y opresión centralista.
Un extremeñismo pan-lusitano que aspire al reencuentro de los pueblos primigenios de la antigua Lusitania y propugne el acercamiento y la vinculación económica, política, social, lingüística y cultural con Portugal, ya que si nuestra tierra no avanza en dicha dirección no tiene futuro y seguiremos siendo la “sirvienta” de España...
Y en la actualidad los datos indican que se ha empezado a caminar en dicha dirección. Por un lado, el país vecino, por derecho propio (lazos históricos y proximidad geográfica) es el principal destino exportador extremeño. Las exportaciones de Extremadura a Portugal son de un promedio que oscila entre el 35 y el 40% de total; siendo el sector agrario y agroalimentario el gran protagonista del comercio bilateral entre Extremadura y Portugal con más un 46% del total. Y por otro, tres de cada cuatro personas que estudian portugués en el Estado español lo hacen en Extremadura, lo que la sitúa a la cabeza en el aprendizaje del idioma y la cultura portuguesa. Así como tener una zona rayana/raiana con Portugal de 428 Km. de longitud, donde se hablan diferentes variantes dialectales del portugués, como en Olivenza, La Codosera, Campiña de Valencia de Alcántara, Cedillo, Herrera de Alcántara, Valderde, Eljas y San Martín de Trevejo.
Igualmente, la euroACE, Eurorregião/Eurorregión Alentejo-Região Centro-Extremadura, es la primera eurorregión de naturaleza tripartita en la frontera hispano portuguesa. Estas tres regiones que son primigenias de la antigua Lusitania y también estuvieron unidas en el reino de Badajoz, desde el siglo IX hasta el siglo XIII, y en la actualidad, desde el 21 de septiembre de 2009, lo están en euroACE. Se ha puesto en marcha una esperanzadora iniciativa que puede ser el germen de un futuro en común de los pueblos de la Lusitania.
Un movimiento nacionalista que impulse la creación de un bloque social contra el expolio colonial de nuestra tierra, que aglutine a la juventud, la mujer, intelectualidad progresista, trabajadores asalariados de la ciudad y el campo, pequeños y medianos empresarios agrarios, industriales, comercio u hostelería.
Un movimiento político, social y cultural que trabaje con objetivos a medio y largo plazo, sin prisas, ni pretensiones electorales... Actuando políticamente en torno a tres ejes: 1) Organización y movilización popular; 2) Crear identidad como pueblo y conciencia extremeñista, y 3) Arrancar al sistema parcelas de «poder popular»: cooperativas autogestionadas agrícola-ganaderas, de artistas y escritores extremeñistas, etc.
¿Y crees que la actual situación de Extremadura en la estructura político-territorial del Estado podría llevarnos a ese movimiento “que impulse la creación de un bloque social contra el expolio colonial de nuestra tierra”?
Considero que sí existen las «condiciones objetivas» para que pudiera desarrollarse un proyecto político extremeñista cuyos rasgos y ejes he tratado de exponer, pero al mismo tiempo un análisis social, político e ideológico de la realidad extremeña me hace ver que las «condiciones subjetivas», en estos momentos, están a un nivel bajo...
Por un lado, se ha extendido a la influencia y el mensaje ideológico del “nacional-españolismo” entre sectores significativos de la sociedad extremeña; la desvertebración de la clase trabajadora es grande debido a las altas cifras de paro y al trabajo precario, teniendo alrededor de un 30% de la población que subsiste de las ayudas sociales que reciben de la Junta o el Estado y de las que han hecho una “forma de vida” mendicante y alienante...
Y por otro, el mundo rural que históricamente había sido la vanguardia en la lucha contra la explotación y la opresión en esta tierra, en la actualidad, además de la despoblación y envejecimiento que conoce, los gobiernos del “régimen del 78” lo han convertido con cuatro subsidios en una gran «reserva india», al estilo de los yanquis.
Desde luego que las condiciones subjetivas, en este momento, no son muy favorables para ponerse manos a la obra para construir el edificio del nacionalismo popular extremeño, pero considero que es necesario... Y es necesario porque las contradicciones existentes en el Estado español y a nivel internacional pueden empujar el desarrollo del nacionalismo popular extremeño de forma positiva.
La situación política en el Estado español se encuentra en un impasse, y no sé por cuánto tiempo, polarizada en torno al procés català y a la ofensiva de la derecha unionista-españolista y fascista al grito de “España única e indivisible”... Pienso que si el procés català es derrotado, bien por el aplastamiento de Estado español o bien por agotamiento interno, de momento tendría unas consecuencias muy negativas para la libertad de los pueblos ibéricos y las libertades democráticas. Pero a medio plazo, al ser España “un Estado fallido”, creo que sería inviable la existencia de una España más centralista y autoritaria. En cambio, el triunfo del procés català abriría sin lugar a dudas el camino para abordar la solución del problema de la reorganización territorial del Estado español. Se pondría en valor la vieja reivindicación del siglo XIX de la Confederación de Repúblicas libres y con ello posiblemente el auge del nacionalismo en nuestra tierra.
La actual situación política del Estado español está condicionada por los dos hechos anteriormente señalados, pero también influyen en ella otros factores externos como las tensas y explosivas contradicciones a nivel internacional entre los dos bloques encabezados por Estados Unidos y China-Rusia. A lo que habría que añadir los efectos colaterales de la “pandemia” que nos azota en el orden económico, social y político de la Unión Europea y del bloque Occidental en el que estamos insertos. Todo ello aboca a una salida impredecible...
Por ello, pienso que la puesta en marcha de un movimiento extremeñista de carácter nacionalista y popular es necesario, aunque en sus inicios contara con escasa influencia en el cuerpo social. Pues la contradicción que existe entre un pueblo colonizado y oprimido y la falta de conciencia de ello como existe en Extremadura, está ahí. Y esta contradicción, en caso de crisis y desestabilización de un Estado o de graves conflictos a nivel internacional, puede estallar con toda virulencia...
Extremadura
El Bloque Popular de Extremadura, una experiencia desde el extremeñismo revolucionario
Desde aquel “Extremadura para los extremeños”, considerado hito inaugural del extremeñismo político, muchos han sido los intentos de articular políticamente -a través de la consideración de los rasgos identitarios y de la crítica de la subordinación socioeconómica-, la defensa de una comunidad históricamente postergada en una organización de carácter regionalista/nacionalista.
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Me parece bien que haya un partido que defienda los intereses de Extremadura, pero esto... “País extremeño”, hay que jod**** (fastidiarse). Menudo parraque me ha dado leyéndolo
Respetaré siempre a Pepelu por su lucha y la represión que sufrió en el franquismo, la transición y la democracia.
Grandes momentos, de gran voluntarismo, vividos en el BPEX Cáceres. Seguidos de cerca por el policía secreta apodado "Mandíbula" y toda clase de impedimentos y zancadillas de los caciques locales para pvtearnos. Estuvo bien el BPEX, pero fue una plataforma troyana del MCEX. Normal que acabara con desbandada general. En cualquier caso mis respetos a Pepelu.
Y Murcia no ha sido saqueada? O salamanca o incluso madriz?
Aquí no hay una cuestión identitaria decimonónica, aquí hay una lucha contra una cosmovisión (capitalista, expoliadora y sometedora) que nos atraviesa a tod@s, y ha permeado en buena parte de nuestros conciudadanos estemos en Sudán, Tirdikistan o extremadura
cuanta pseudohistoria, es penoso el víctimismo de la izquierda nacionalista echando siempre la culpa al colonialista opresor para no atacar a las élites y abordar los problemas internos y asimismo no hacer autocrítica y delirante el falseamiento de la historia, a este ritmo se seguirá los pasos del Institut Nova Història catalán
Hay un "internacionalismo" que se explaya en sus ataques a los nacionalismos periféricos y que sospechosamente calla ante el nacionalismo centrípeto españolista, el nacionalismo que con sus patologías borbónicas, católicas, militaristas, colonialistas y fascistas ha cubierto de sangre y oprobio a los pueblos de la piel de toro, a los del norte de África y América Latina, pero esa izquierda internacionalista a ratos quiere reinterpretar la historia en una especie de revisionismo colonialista y racista que confluye con el revisionismo más derechista.
comentarios como éste me refuerza en la idea de la irracionalidad de todos los nacionalismos
Vaya cacao mental, lo que hace falta, si no divide ya suficientemente la cuestión nacionalista, que lo tengamos ahora en Extremadura. Pero vamos, el nacionalista extremeño ha sido siempre algo anecdótico y digamos flolklórico, y afortunadamente lo seguirá siendo
El nacionalismo español que se os olvida siempre nombrar (bien por inconsciencia, o bien por complicidad) es el que verdaderamente divide, mata, extorsiona, manipula y produce monstruos. Quitáos la venda colonialista de lo ojos y a lo mejor comprendéis un poco mejor la realidad.
tan peligroso y absurdo me parece el nacionalismo español como los periféricos, pura irracionalidad